"En los últimos años, aunque se sigue desarrollando la mayor parte de la atención en los recursos asistenciales comunitarios, el modelo de intervención es a diferencia de las décadas anteriores un modelo cada vez más médico-biológico que a mi entender se está convirtiendo en actuaciones cada vez más compartimentadas de los profesionales. Esta posición está teniendo como efecto la ausencia de debates teóricos y de discusión dentro de los equipos. Se están generando situaciones de incertidumbre que tienen un efecto de ambigüedad e imprecisión, cuando no de contradicción" (Raquel García López, 2005)

 


“Los elementos para un debate que quiero plantear vienen de una percepción por supuesto subjetiva, pero también compartida por muchos otros profesionales de la Salud Mental. Esa percepción es que cada vez más disminuye el trabajo que se hace desde una perspectiva interdisciplinar. Los equipos siguen siendo multidisciplinares, pero el método, el modelo de trabajo interdisciplinar es más una denominación sin contenido, un deseo o una ilusión que una realidad. Hoy los equipos se entienden como un grupo de profesionales, ligados por el tiempo y el espacio, cuyo propósito es desarrollar una tarea común, definida de forma más o menos explícita por un marco institucional.

Los equipos están sujetos a sus propios cambios, procedentes tanto de los individuos, (formación, personalidad, intereses, experiencia) como de la institución (plantillas, programas, recursos) (Vega S., 1997). En los últimos años, aunque se sigue desarrollando la mayor parte de la atención en los recursos asistenciales comunitarios, el modelo de intervención es a diferencia de las décadas anteriores un modelo cada vez más médico-biológico que a mi entender se está convirtiendo en actuaciones cada vez más compartimentadas de los profesionales.

Esta posición está teniendo como efecto la ausencia de debates teóricos y de discusión dentro de los equipos. Se están generando situaciones de incertidumbre que tienen un efecto de ambigüedad e imprecisión, cuando no de contradicción. En este momento, el mayor número de las demandas que se hacen al sistema de salud mental comunitaria tienen un carácter psicosocial. Demandas que requieren el reto de la colaboración entre profesionales y entre equipos y de la creación de espacios interdisciplinares, cuya jerarquía se establecerá en función de la habilidad necesaria para esa intervención y no dando respuestas rígidas ni corporativas.

Sin embargo, los espacios comunes que faciliten el análisis y la intervención son cada vez menores y la sensación es que se tiende cada vez más a dar respuestas no psicosociales si no médico-biológicas. Las distintas razones de por qué está ocurriendo esto, no son para analizarlas aquí, pero hay un aspecto a tener en cuenta, la identidad profesional viene dada también por los mandatos y las exigencias institucionales y habría que preguntarse cuáles son en este momento las de la salud mental”.

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García López, R. (2005). Salud mental comunitaria ¿Una tarea interdisciplinar? Cuadernos De Trabajo Social. Recuperado el 05 de julio de 2021, dehttps://revistas.ucm.es/index.php/CUTS/article/view/CUTS0404110273A

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