Los encargos de la sociedad a la Psiquiatría
Sobre el libro LOCURA DE LA PSIQUIATRIA:
Sobre el Autor: Alberto Fernández Liria
Alberto Fernández Liria, trabajó en el Hospital Príncipe de Asturias, en el que es director del Área de Gestión Clínica de Psiquiatría y Salud Mental y en la Universidad de Alcalá en la que fue profesor asociado y dirigió, junto con Beatriz Rodríguez Vega un máster en psicoterapia.
Ha estado involucrado en los movimientos de transformación de la asistencia psiquiátrica desde 1980, orientando a ello su actividad en los servicios públicos de salud mental primero en Leganés y luego en Alcalá de Henares (Madrid) y la desarrollada desde asociaciones profesionales como la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN), o institucionales como el Comité Técnico de la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud o la Comisión Nacional de la Espècialidad de Psiquiatría. Ha participado en la trasformación del Hospital Psiquiátrico de Leganés en una red de servicios comunitarios y en la articulación de la red de servicios de salud mental de Alcalá de Henares (Madrid).
Se ha interesado especialmente en el campo de la psicoterapia y otras intervenciones psicosociales en el que ha desarrollado una labor clínica docente y de investigación.
Ha contribuido al desarrollo de programas psicosociales y de protección de los derechos humanos de las personas diagnosticadas de trastornos mentales en distintos países y en diversas situaciones de violencia o conflicto armado.
Ha realizado una cantidad de publicaciones que están en buena medida disponibles en la página http://afliria.info/
Trabajo del Curso durante la quincena del 03 al 14 de Agosto, día en que se cerrará la recepción de Reacciones (Comentarios) a las 23:00 hrs.
- Lea el libro LA LOCURA DE LA PSIQUIATRIA de Alberto Fernández Liria.
- Vea el Video: Funciones sociales de la Psiquiatría y la Salud Mental
- Participe en los Comentarios del Blog hasta el sábado 14 de agosto
- Participe en la discusión sincrónica del Lunes 16 de agosto
Fernández comienza desarrollando los puntos centrales sobre los que se construirán sus argumentos. Primero, la psiquiatría como una respuesta tecnológica (y no científica) a lo que requiere la sociedad en un momento dado, ya sean el encierro de la locura o el mantenimiento de fuerzas laborales funcionales. De esta manera entonces, la psiquiatría nace en el siglo XVIII como un subproducto de la existencia de los manicomios. Posteriormente, la cúspide de la psicopatología como un instrumento que permitía justificar el actuar del psiquiatra ante los encargos impuestos por la sociedad. Luego, el empobrecimiento de esta (a manos de alternativas como el DSM), sería entonces una respuesta a la necesidad de actuar como farmacólogos debido a lo que exigido por el negocio de los medicamentos.
ResponderEliminarEn lo personal, me hacen sentido ciertos esquemas nosológicos rastreables a la época de Kraepelin: hablar de esquizofrenia, de trastorno bipolar (antes maniacodepresivo), de depresión y ansiedad, y posteriormente de distintas personalidades. Pero de ahí a estar cien por cien seguros de que todos los enlistados son “enfermedades” como los plantea el esquema biomédico, o clusters como se buscan hoy en día, y que cada uno tiene su medicamento particular, creo que hay un salto estratosférico que no estamos considerando. Creo que en gran parte el hecho de que persona con la que uno se cruce en una consulta regular o de urgencias psiquiátricas haya sido usuario de sertralina en algún momento dado (o por muchos años, sin justificación por ningún estudio financiado o no por farmacéuticas), nos habla de lo fácil que es hacer unas cuantas preguntas referidas a un cuestionario del ánimo e indicar el medicamento a la rápida. Esa práctica es quedarnos en la idea de la existencia de las “enfermedades mentales” como entidades incuestionables, sin pensar en el contexto del malestar, si se trata de una forma particular del individuo de procesar las emociones, o de un enfermar individual, o de una forma específica de reaccionar al ver sus mecanismos de defensa sobrepasados. Por lo mismo me parece tragicómica la favorable imagen de los fármacos que tienen las personas y la sociedad, evidenciada en el enorme esfuerzo que hay que llevar a cabo para transmitir al usuario de que su sufrimiento pudiese explicarse desde lo social-contextual, desde lo personal-(des)adaptativo, y la posterior necesidad de enfrentarlo desde lo social, o desde lo psicoterapéutico en algunos casos, y sin pastillas. Y creo que tampoco podemos olvidarnos de que, incluso cuando logremos psicoeducar respecto a lo mencionado, la derivación posterior en la red pública, hacia una atención psicológica coja, distará de una psicoterapia formal (tanto en términos de formación, de frecuencia de atenciones, como de el acto mismo que se termina llevando a cabo). Desde aquí, me produjo real envidia la iniciativa de formar 10,000 psicoterapeutas ingleses, a pesar de que el trasfondo no haya sido la “recuperación del bienestar psicológico” sino la tan industrial tarea de disminuir la cantidad de días de ausentismo laboral. Muy útil sería para los sufrientes de psíquicos que requieran herramientas para reconocer y regular sus emociones, o para ese -en mi opinión, mucho menor, en comparación a lo planteado por las estadísticas- porcentaje de población “efectivamente deprimido”. Pero ¿No necesitaremos también 10,000 formas de mejorar las situaciones diarias del vivir de nuestros ciudadanos, las condiciones de vida, laborales, de transporte, de educación y de acceso a estilos saludables de vivir y convivir?
EliminarNo puede dejar de parecernos sospechoso -o al menos conveniente- el hecho de que la progresión de la psiquiatría (o su transformación hacia la psiquiatría y salud mental) haya significado constantemente un incremento de quienes consideramos enfermos, y que al mismo tiempo vayan apareciendo nuevas indicaciones para cada uno de los fármacos que la industria nos entrega. Y digo “no puede dejar de parecernos”, porque me parece que el momento en que esto sucede, es el momento en que perdemos nuestro norte y los ideales que deberían guiar nuestra práctica. Creo que la búsqueda de soluciones para todos los problemas planteados (solo algunos de los que menciona Fernández, y otros que son característicos de nuestro sistema de atención) es fundamental, y el primer paso lo estamos llevando a cabo aquí: acostumbrándonos a cuestionar, no olvidándonos de la poco glamorosa historia de nuestro quehacer, y reservando un espacio (grande y siempre abierto) en nuestras mentes para estas críticas. El sufriente de salud mental de vuelta de manera activa (y no porque trabaje y reciba sueldo, sino porque pueda disfrutar de su existencia) en la comunidad, siendo atendido lo más lejos de la institucionalización, que cuando ocurra la hospitalización sea lo más breve posible y centrada en la rehabilitación desde enfoques ojalá afines al recovery, lejos también de ser estigmatizado por sus diferencias, y el manejo y trato dignos (y lejanos de los intereses de las farmacéuticas), me parecen ideales a esgrimir por cuanto tiempo nos encontremos ejerciendo. En el futuro veremos cuan “loco” será considerado lo que hoy en día hacemos, tanto los diagnósticos como los tratamientos que realizamos e indicamos, pero con los objetivos mencionados creo que nos mantendremos por mucho tiempo en el canal correcto del quehacer en salud mental. Porque no podemos olvidar que, como dice Fernández, la psiquiatría es peligrosa, y va a seguir siéndolo sin estas consideraciones.
Me parece muy importante el punto de Felipe, cuando dice que debemos tener "reservando un espacio (grande y siempre abierto) en nuestras mentes para estas críticas". Leyendo el libro de Alberto Fernández Liria y oyendo su video parece sumamente relevante que en nuestra formación como profesionales de la salud mental mantengamos en continua actualización (construcción y deconstrucción) nuestra mirada crítica, científica en el verdadero sentido de la palabra (buscar explicaciones a nuestro actuar y buscar actuar según las explicaciones de la evidencia), a lo cual agregaría también una actitud de humilde aprendizaje, desde la horizontalidad con la persona con la cual interactuamos en contexto clínico.
EliminarDesde este encuentro horizontal y genuino entre dos personas (meta a la cual considero debiese aspirar la interacción clínica), concuerdo con lo planteado por Felipe de explorar los significados personales del ‘síntoma’, y por ello considero importante que como residentes de Psiquiatría (ya sea adulto o Infantojuvenil, como es en mi caso) podamos conocer las corrientes psicoanalíticas y fenomenológicas que privilegian el significado íntimo e individual de la vivencia, más allá del "cluster" de etiquetado al que pertenece según el CIE o DSM.
que "locura" seria formar 10 mil terapeutas para reducir el ausentismo, la misma "locura" que pensar que los 10 mil terapeutas por si solos podrían mejorar la salud mental de una nación. El día que comprendamos la globalidad del bienestar, el impacto de una crianza respetuosa y todo lo que significa vivir como seres integrados sin dañar al otro, podremos ser mas felices.
EliminarExactamente, si como sociedad reducimos el problema solo a una cuestión de números (que claramente es parte del problema), no lograremos el resultado esperado.
EliminarLa forma en que Fernández Liria desarrolla su libro permite sumergirse rápidamente en sus planteamientos. El contextualizar históricamente nos permite mirar y entender los cambios en el funcionamiento de la psiquiatría, desde sus inicios, como una respuesta a las distintas exigencias o encargos sociales a través de la historia, y también poder cuestionarnos el por qué y el cómo está funcionando la psiquiatría de una u otra forma actualmente.
EliminarConcuerdo totalmente con Felipe en que “no puede dejar de parecernos sospechoso” el hecho de que el avance histórico de la salud mental esté asociado a un incremento constante de quienes consideramos enfermos y, que al mismo tiempo se siga potenciando cada vez más la industria farmacéutica para el manejo de las distintas “enfermedades mentales”.
En este sentido creo que es fundamental cuestionarnos y ser autocríticos, reflexionar sobre cómo y por qué hacemos o no ciertas cosas, y pensar en quiénes están siendo los reales beneficiados con lo que hacemos y en cómo podríamos ayudar de mejor forma a la persona que busca ayuda.
Al igual que Desviat y su reforma psiquiátrica, Fernández Liria y Locura de la psiquiatría, nos sacan de nuestra zona de confort y nos invitan a reflexionar sobre el objetivo de la psiquiatría, haciendo una crítica histórica. En este caso más que hablar de una historia de la psiquiatría, hablaremos de un devenir, ya que el autor propone que no existe una relación lineal ni un acumulo de conocimientos que se estén aplicando en la actualidad, sino más bien un ensayo y error constante. Tampoco existen hechos puntuales demarcantes de las 4 etapas que se plantean en el libro, como si los han consensuado por ejemplo en la historia universal.
ResponderEliminarEn su conferencia incluso, llama a nuestra disciplina como peligrosa, ya que es muy fácil hacer daño, si no comprendemos bien el contexto y no definimos bien nuestro quehacer. Uno de los principales postulados es afirmar que la psiquiatría no es una ciencia, porque no hemos tenido como objetivo producir conocimiento, sino un bien social. En mi opinión, creo que si se cumplen algunos objetivos del concepto de ciencia, solo que no de la misma forma ortodoxa de otras disciplinas.
También hay mención a Foucault, que habla de cómo el factor urbano, influye en el crecimiento de la hospitalización de los trastornos mentales en Europa y la influencia de las instituciones religiosas en estas. También se refiere a cómo Pinel debe encontrarle una explicación a los padecimientos de los integrantes de los manicomios y como la observación y descripción cumple un importante rol en nuestro campo. La clasificación que realiza Pinel en el Hospital General de París (Idiotas, dementes, maníacos y melancólicos) es rudimentaria pero útil para el entendimiento de los trastornos mentales en su época.
Del concepto de salud de Freud como una capacidad de amar y trabajar al actual, hay mucho en común en la actualidad, la necesidad de tener seres funcionales en la sociedad, sigue siendo una explicación a nuestra práctica. Pero, ¿cuánto del tratamiento teórico que debemos ofrecer cumplimos?. Actualmente gran parte de la población tiene acceso a fármacos, pero no a la terapia conductiva conductual o otras terapias descritas.
El llamado que me deja la lectura, es a construir nuestros propios conocimientos, así como hacemos nuestro propio concepto de esquizofrenia, leyendo las teorías de los autores clásicos, sin dejar de lado lo que formalmente debemos manejar por reglamento como los criterios DSM V o la Guía GES.
´´La atención de la salud mental, es una tarea apasionante, pero difícil´´.
Estoy de acuerdo con considerar el planteamiento de Fernandez Lira como una mirada critica y desafiante ante las ideas tradicionales estudiadas y conocidas sobre "la historia de la psiquiatría" considerandolo más bien como adaptaciones del constructo de psiquiatría/salud mental a las distintas necesidades en relación a los cambios que se han ido generando a través del tiempo y las demandas sociales. Me parece además desafiante el considerar la psiquiatría e incluso la medicina en general como una tecnología mas que una ciencia, sin embargo y de acuerdo con mi compañero Cristian, me parece que si configura una ciencia como tal, sacando el concepto de simplemente brindar un servicio para una sociedad, sino más bien buscar el conocimiento de la mente y entender de esta forma todo lo que esta conlleva, incluyendo así el devolver a su estado de salud, más allá de ver a la psiquiatría como una herramienta de recuperar personas como mano de obra para la sociedad, como plantea en su conferencia, que por supuesto mirado de esa forma suena "peligroso" incluso con una mirada de "negocio", donde se pierde el fin último de la psiquiatría como entender la mente humana y buscar su estado de bienestar, pensando en la persona como ser integral que puede estar siendo perturbado en ello.
EliminarMe parece sumamente interesante y a la vez llama al cuestionamiento actual del realce que se le ha dado a la salud mental sobre todo en los últimos tiempos donde la sociedad tiene nuevos y distintos requerimientos y exigencias, y donde fácilmente se puede caer en brindar "servicios tecnológicos" olvidando el arte de la medicina como tal. De esta forma tener una mirada más amplia y crítica de la historia de la psiquiatría, la evolución de sus conceptos y cómo en la actualidad después de varios siglos de cambios, mucho de la práctica actual aún es cuestionable.
Tras leer "La locura de la psiquiatría" de Fernández Lira, no puedo evitar sentir que ahora veo la psiquiatría y la salud mental de otra forma, una forma mas interesada y ganancial. Si bien es cierto que ya tenía la noción de que la salud en general se mueven en importante medida por los designios de interés económicos y políticos del momento, Fernández lo explica de forma sencilla, razonable y cronológica.
ResponderEliminarA pesar de lo antes dicho, creo que su libro, así como la locura de la psiquiatría que relata, también podría estar loco. Lo veo como una herramienta de educación y reflexión sobre la salud mental, y también de propaganda, tal vez anti neoliberalista o mercantilista... ya ratos me parece que este último es el propósito final del libro. pues deliberadamente aborda los detalles que apoyan la innegable relación entre salud mental y mercado, pero cuando aparecen argumentos en el mismo libro, como que esta aparato orquestado y estructurado de manipulación de la salud mental, consigue que "actualmente el 28 % de los años de vida perdidos en promedio ajustados por discapacidad (DALYs) debido a enfermedades "no comunicables", de las cuales las enfermedades mentales lideran el podio" se queden sin análisis alguno, disponiendo de infinitas hojas para poder detallarlo, si así lo hubiese querido, a lo menos extraño considerando que es un resultado completamente opuesto a lo que el neoliberalismo querría.
Aún así me quedo con muchas reflexiones valiosas, y probablemente dado mi reciente inició de formación en la salud mental me quedo con cosas simples, como la descripción de enfermedades mentales y del rol de un enfermo.
"Las construcciones psicopatológicas no derivan unas de otras ni son el motor de los cambios que se han producido en el modo de actuar de los psiquiatras.
La enfermedad permite adoptar el rol de enfermo:
- Eximir de ciertas obligaciones
- Eximir de responsabilidades
- Ser considerado como un estado no deseable
- Ser considerado con necesidad de ayuda
Desconozco como fueron formados en psiquiatría los médicos hace 20 o 30 años atrás, pero al menos en mis tiempos nadie me formó para recetar medicamentos y tratar las emociones o adversidades de la vida o para restituir la capacidad laboral de una persona, si no para aliviar el malestar "siempre subjetivo" de un paciente y de sus seres queridos, quizás ya estamos en un quinto momento o encargo a la psiquiatría, adaptarse a las nuevas demandas de una sociedad que busca el bienestar y rechaza opresión.
Efectivamente, la lectura de Fernández Liria, nos invita abiertamente a reflexionar en torno a la Psiquiatría y, por supuesto, de las enfermedades catalogadas como mentales. El autor pone en manifiesto que la evolución del pensamiento psiquiátrico está pautado por las necesidades que tiene la sociedad en una determinada época; explicando que el inicio de esta especialidad médica surge como una respuesta para justificar la exclusión de los pacientes en los manicomios. Nuestro conocimiento en psiquiatría partiría con la atención de los pacientes marginados pero, simultáneamente, se va agregando el compromiso de poder dar alivio a este sufrimiento. La psiquiatría no tiene el encargo de responder a los intereses políticos y económicos de una determinada era, sino de recobrar la salud de una población crónicamente enferma: una población dañada por las exigencias la sociedad que lucha continuamente contra la opresión.
EliminarPuede ser que hayamos caído en el error de sobre diagnosticar patologías mentales y de sobre prescribir medicamentos con la finalidad de aliviar el sufrimiento de las personas. Sin embargo, tampoco podemos ser etiquetados como marionetas de las industrias farmacéuticas ni del capitalismo, sino como personas que buscan empatizar con el dolor del prójimo y utilizan los medios que hay disponibles para calmar sus padecimientos. Pese a que pudimos equivocarnos a lo largo de la historia y no visualizar el trasfondo del verdadero problema, creo ciegamente que nuestra misión como profesionales de la salud mental sigue igual de firme como en un inicio.
Me sumo al comentario de mi compañero al señalar que los lineamientos actuales en la salud mental están organizados en torno al empoderamiento de la personas en su proceso de salud. Ahora, más que prescribir, buscamos la solidaridad de la sociedad en el autocuidado de las personas….o tal como dice mi compañero “quizás ya estamos en un quinto momento o encargo a la psiquiatría, adaptarse a las nuevas demandas de una sociedad que busca el bienestar y rechaza opresión”
creo que tienes un punto al plantear que no fuimos formados para prescribir muchas veces lo que no entendemos y al menos los que tuvimos una formación médica principalmente en hospital, nos alejaba más de la acción comunitaria, ya que las sub especialidades al menos en el HHHA, funcionaban totalmente aisladas, desconectadas del CESFAM o de otros equipos multidisciplinarios, es más creo que mi formación más comunitaria pasaba por una rotación en un CESFAM en medicina general mas que en la especialidad propiamente tal.
Eliminarsaludos
EliminarComplementando a tu reflexión, quisiera agregar, que actualmente también tenemos que lidiar con la presión social de la medicina ´´pildorodependiente´´, ya que la influencia de la industria farmacéutica también ha calado hondo en la visión que tienen los usuarios de una buena atención y también incluyen como parámetro de esta, que le prescriban ´´un buen fármaco´´ y algunos reaccionan atónitos cuando se van sin un fármaco prescrito.-
Sobre lo referido a adoptar el rol de enfermo, lo lógico seria pensar que nadie quiere serlo, pero seria interesante averiguar como fenómeno social, como algunas personas se sienten cómodas adoptando este rol y las consecuencias que esto tiene.
Estoy muy de acuerdo con la reflexión que haces Cristian cuándo mencionas la "presión social de la medicina pildorodependiente", es muchas ocasiones en la atención clínica la virtud de ser un buen profesional radica en la prescripción farmacológica. Y es por eso que veo tan potente el mensaje que nos deja el Dr Fernandez, sobre todo la conveniencia actual de medicalizar cualquier "situación" o "respuestas emocionales", es realmente en beneficio del paciente? qué tanto tiene que ver con las ganancias de las industrias farmacéuticas que mueven el mercado actual de salud.
EliminarDe manera provocadora, Fernández inicia su texto exponiendo algunos supuestos que deben ser entendidos mínimos dentro de su obra, entre los cuales enuncia que la psiquiatría, no es una ciencia, catalogándola como una “tecnología”. Y lo hace en el entendido que la generación de conocimiento no es su final propósito: tal como su rama madre, la medicina, se dedica a brindar Salud, es decir, un bien social, para desarrollar más adelante que este propósito no es autodeterminado, sino más bien, responde a una utilidad en un sistema mayor. ¿A quién pertenecen estas necesidades? ¿Para quién trabaja la psiquiatría?
ResponderEliminarEsta interrogante no es única a nuestro oficio, pues otra de las técnologías nombradas en este apartado, la arquitectura, se plantea la misma pregunta. La vivienda, el bien social que proporciona esta disciplina, organiza el espacio como un encargo de muchos mandamases, en los que colisionan el mundo personal (la distribución espacial propia del individuo, y que responde a sus necesidades), el mundo público (donde los intereses individuales se pierden por el bien colectivo) y el mundo científico (como “de verdad” se requiere administrar el espacio). Este diseño tripartito, expuesto por Norberg-Schulz, puede ser perfectamente aplicado a nuestro quehacer “curativo”. Es así como el mundo científico de la psiquiatría, se encuentra abrumado por el infinito estudio del ser, buscando una disección de su conocimiento para poder lograr la exploración de este aun virgen campo, mientras que el mundo personal de nuestros pacientes, parece diluirse entre los manuales diagnósticos, dejando en la cancha abierta para la irrupción del mundo público.
Es este mundo público, quien hace los cuatro encargos a la psiquiatría. Los dos primeros, son reconocidos en nuestro quehacer, incluso abrazados legítimamente por sus practicantes, y cuentan con movimientos robustos en su defensa. Pero es el tercer y cuarto encargos, los que generan más ruido al develarse, por su sutil manera de recordarnos nuestra ignorancia, la soberbia de creer que nuestras inocentes intenciones, no responden más que al bien de quienes juramos (no solo en su acepción académica) proteger. Fernández nos enrostra el rol primordial que tenemos como especialistas en la creación de discapacitados emocionales, que permita una mayor rentabilidad de las muletas psíquicas dispuestas en el mercado. Si el rol de las farmacéuticas es abiertamente maleficente, la más sutil venta de psicoterapias cada vez más especializadas, que por 2 sesiones semanales y 3 sueldos mínimos mensuales, prometen aliviar abusos sexuales, personalidades anómalas y estrés laboral, se vuelve un articulo básico en la canasta familiar. La cultura de la salud mental como bien de consumo y de los psiquiatras (en el amplio entendido de profesionales del área) como sus mayores promotores, en estados que promueven programas de contención del malestar, agentes de orden, aseo y ornato.
Cuando se devela al capital en las relaciones humanas, esta acida mirada de nuestro rol en la sociedad puede resultar angustiante, pero es necesario para vivir el duelo de la inocencia del oficio. Si hasta ahora, todos los movimientos “contraculturales” en psiquiatría, han sido capitalizados por las fuerzas de orden, es nuestro deber retomar el camino una vez más, y construir una especialidad que no aspire a la autonomía en el conocimiento, si no a la integración de los mundos personales, públicos y científicos: encontrar por quien y para quien estamos dispuestos a trabajar.
Concuerdo completamente con Álvaro. Si bien es cierto que en una primera impresión la lectura crítica de Fernández Liria puede ser, como él señala, "angustiante" e incluso chocante (como parece serlo para Gonzalo, en su comentario de más arriba), creo que es verdaderamente ingenuo continuar negando la obvia realidad que este texto nos presenta. La psiquiatría no ha sido definida, efectivamente, en sus propios términos, sino necesariamente en los encargos que la sociedad les ha dado. Esto es así tanto nos guste o no, es la realidad. Efectivamente, si recordamos las palabras de Berríos en el video que vimos durante la quincena pasada, en 200 ó 500 años más quien sabe qué trataran los psiquiatras (si es que estos aún existen), pues lo que tratan los psiquiatras no lo determinan ellos mismos, lo determina la sociedad. La sociedad dicta quién está loco, quién está enfermo, quién debe ser hospitalizado, quién debe recibir o no un tratamiento. Y la sociedad está, como su nombre lo dice, inserta e incubada en la historia social y los determinantes sociales de una cultura, geografía e ideología determinada. Por lo tanto la psiquiatría del 2021 en Chile no puede verse escindida del modelo social actual en Occidente, tanto así como los alienistas de siglos pasados no podían sacudirse las nociones de sano/insano que imperaban en esa época.
EliminarNo lo había pensado de esta forma, pero me hace sentido tu frase de un ´´duelo de la inocencia del oficio´´. Ahora bien, siendo parte del modelo, nos hace responsables, pero ¿hasta que punto.?
EliminarLo lindo de “La locura de la psiquiatría”.
ResponderEliminarEl autor nos presenta desde un inicio la contradicción de aportar, descubrir, ejercer y repensar la psiquiatría. Para comenzar destaco una frase que parece dura, pero que sirve para esclarecer la intencionalidad desde lo bueno y malo del ser humano, y también desde lo positivo y negativo de las sociedades al intentar hacerse cargo del sufridor psíquico que expresa el interés o más bien expuesto como “la pretensión de comprender, apoyar y proteger al diferente y la de controlarlo”, poniendo en perspectiva la visión del paciente más aún hace algunos tiempos atrás donde vivir con una enfermedad mental tenía limitadas opciones que oscilaban entre ser “acogido” en un asilo o linchado en las calles, haciéndonos recorrer la historia entre leyendas y hechos históricos ejemplificando con personajes y hombres notables (desde la hospitalidad del padre Jofré hasta la liberación de los grilletes por Pinel).
Avanza en querer exponer sobre la evolución de las concepciones de la psiquiatría respecto a concebir la perdida de salud mental y su evolución a querer comprender el papel de la perdida y la recuperación de salud mental en la sociedad en cada momento histórico. Continua entregando algunos ejemplos que nos permitan precisar un poco la definición (o redefinición) y función de la psiquiatría (descrita por el autor como tarea una interprofesional que es vivenciada por todos en el día a día de trabajo), ha estado llena a lo largo del tiempo del cambio de tesis y objetivos, adaptado al vivenciar de los tiempos respondiendo a los “encargos” que la sociedad le ha entregado que muchas veces la ha hecho adoptar visiones y conductas que respondan a las demandas de otras instancias de la sociedad más que estar preocupadas de proveer a las sociedades de una visión integradora levantada desde la misma siquiatría. Así también me parece muy interesante la distinción que realiza respecto a que no sería una ciencia (“sería” ya que la investigación en psiquiatría a mi parecer también busca el conocimiento y crea información para aquellos que toman el camino de la investigación) produciendo servicios o bienes sociales dándole el carácter de tecnología.
Continuo.....
EliminarEs revelador el esfuerzo que realiza al intentar resumir las grandes problemáticas históricas que se le han encargado resolver a la psiquiatría, en donde vuelvo a retomar como el contexto social e histórico imponen los desafíos a esta tecnología en continua evolución intentado adaptarse rápidamente a las necesidad de los encargos, recorriendo la responsabilidad de los asilos en el medioevo, la necesidad de recuperar al obrero traccionado por la necesidades de productividad del sistema económico (revolución industrial) y por los primeros esbozos de nociones de derechos laborales y preocupación por el bienestar y la salud del individuo frente a las carentes condiciones de los trabajadores del siglo XIX y principios del XX, ya en el tercer encargo situado en el siglo XX respecto al sistema económico (capitalismo), donde la necesidad ya no pasa por tener a un trabajador en productividad, sino como a partir de las enfermedades producidas por el sistema productivo en el cual se encuentra inmerso el trabajador, el mercado es capaz de encontrar un nicho económico de desarrollo a partir de tratamientos farmacológicos (boom de la industria farmacéutica), incipientes esfuerzos por derribar a los estados interviniendo en la salud de la población con sistemas privados de salud explotables económicamente y dejando la capacidad de gestionar el padecer de la población con sistemas de intervención en salud menos artificiales restituyendo los medios de atención basados en una asistencia más humana inserta en el ambiente social en que se desenvuelve el individuo. Finalmente, el cuarto encargo una vez derribado (o al menos puesto de rodillas), los estados de bienestar y el acceso universal a la salud pública usando la psiquiatría como dique de contención para todo aquello que el mercado no puede resolver en las poblaciones que no tienen capacidad de tener acceso a esos mercados.
La invitación final
Frente a cada nuevo encargo, que no puede provocar olvido de los anteriores, sino teniendo presente que se suman en el tiempo. Dando por entendido que, aunque sean contradictorios dentro de las peticiones e incluso entre los mismos encargos, queda en manos de la psiquiatría dar respuesta a estas necesidades sociales, a nosotros como equipos transdiciplinarios. La invitación del autor pasa por replantearse las fórmulas, estar abierto a nuevas teorías, a la adquisición de nuevas tecnologías e instrumentos, a abrir las preguntas para encontrar las respuestas en conjuntos incluidos con el que sufre el pesar de la enfermedad ya sea antes, durante o posterior a padecerla, a sobrepasar la misma barrera de decisión del encasillamiento de la psiquiatría como tecnología, finalmente a entender que lo lindo pasa por entenderlo como un desafío que para enfrentarlo se necesita una cuota de locura.
Saludos cordiales.
Eduardo Peirano O.
Al ver el video en donde el autor expone en una Universidad Chilena, me llama la atención que relata hechos importantes que menciona en su libro. Para comenzar cómo en vez de hablar de médicos habla de funcionarios de la salud mental, logrando abarcar a todos los pilares que participan en el colaborativo ejercicio que realizamos . Nos da a entender que si bien no somos científicos, usamos la ciencia y tenemos como parte de nuestra formación, formación científica. Es aquí donde relaciono los textos pasados, en donde el algún momento se menciona que trabajar en salud mental ( más específicamente en salud mental y psiquiatria), debemos ser médicos, antropólogos, sociólogos, científicos. Largo camino de nutridos y variados conocimientos.
ResponderEliminarLuego el autor menciona cómo las sociedades “exigen” las distintas acciones de los especialistas, profesionales. Cómo un arquitecto pasa de realizar catedrales a rascacielos, cómo un médico psiquiatra realiza sus funciones en manicomios y luego en centros comunitarios, en el fondo como la sociedad va exigiendo nuestra mutación y cambio y como articulamos estas exigencias con lo que creemos correcto.
Fernandez Liria nos invita a repasar la historia de la salud mental de una manera amigable y dando ejemplos que nos permiten entender el accionar de las sociedades: del “gran encierro” y “el padre jofré”, cómo ingresa Pinel a observar y clasificar , cómo Kraeplin en Alemania habla de este filtro de la idea de lo que se puede tener. Interesantemente nos muestra como la psiquiatría justificó y gestionó espacios de exclusión para aquellos que “entorpecían la convivencia de las ciudades “y justificó la existencia de estas “ instituciones de caridad” , constituyéndose finalmente cuando se reconoce que los compotamientos de estos “ locos” son consecuencia de enfermedades y que el se deben curar en el hospital. Además nos cuenta el cómo se amplió el campo de beneficiarios de atención de salud mental a aquellos que no podían desempeñarse de forma satisfactoria laboral y familiarmente, agregando el psicoanálisis como nuevo arsenal ideológico, redefiniendo la salud como capacidad de amar y trabajar. Comienza la desinstitucionalización y se pasa a un sistema comunitario, originando programas de rehabilitación psicosocial. A esto se agrega, el surgimiento del sistema capitalista de mercado, el cual exige el intercambio de mercancías industrialmente producidas, involucrando a la psiquiatría a justificar el uso de mercancías o servicios capaces de funcionar como alternativas a lo anterior establecido, utilización de psicofármacos por ej. , DSM, etc… Y más recientemente , la eliminación de mecanismos solidarios colectivos de protección de salud por el sistema neoliberal . Con la progresiva desaparición del Estado como garante, el sujeto se vuelve en el único responsable de su destino, en un empresario de sí mismo y de su salud, ajeno a cualquier determinante social.
Las teorías en las que se ha basado la Psiquiatría a lo largo de los dos últimos siglos no se corresponden con un “avance científico” sino que son resultado de la justificación de prácticas que responden a los sucesivos encargos sociales
Complejos obstáculos por los cuales la psiquiatría se ha visto perturbada y ha consolidado adaptarse para cumplir estos encargos
Me pregunto: ¿ qué nos espera a nosotros? ¿Seremos partícipes de nuevos obstáculos? Lo estamos siendo? ¿Lograremos ser partícipes del bien social liberándonos de sus exigencias?
Reflexionar acerca del video de Alberto Fernández Liria y del libro “La locura de la Psiquiatría” nos lleva a analizar todo lo que hemos conversado en los foros anteriores.
ResponderEliminarQue interesante es poder escuchar de manera tan clara y con tanta sabiduría acerca de la historia de la psiquiatría, las problemáticas y desafíos a las que ha estado expuesta la psiquiatría en si desde sus inicios.
Me pareció tan interesante comprender el cambio drástico que ha habido en el último tiempo con respecto a los hospitales y como surgen estos a principios del año 1400.
Lo explica de una manera tan didáctica y clara que deja para pensar en muchas cosas.
Haciendo un recorrido de la historia de la psiquiatría nos encontramos con que al principio nacen los hospitales gracias a la acción del “Padre Jofré” quien dedica su vida a la atención de las personas que en ese entonces “eran distintos a las personas normales” o eran “personas débiles” luego de ver como maltrataban a un “loco” en la calle, creando así servicios de hospitalidad y alejándolos de la sociedad que le producía daño.
Interesante es analizar que al principio y por mucho tiempo estos “hospitales” no contaban con médicos, no eran instituciones sanitarias, eran instituciones de caridad y que se relacionaban más que nada con el orden público. Aquí es donde se ve la presencia de Philippe Pinel, médico francés dedicado a el estudio de enfermedades mentales. Conocido por su método en establecer la primera clasificación de las enfermedades mentales y su trato a los pacientes. Llamaba la atención en ese entonces por su primera medida contra los pacientes de eliminar su encadenamiento a las paredes.
Fernández Liria nos hace una invitación a conocer la historia y como ha ido variando con el paso del tiempo. Hay algo que hace reflexionar y es cuando habla acerca del trabajo que tenemos los trabajadores de la salud que es restituir la capacidad de amar y de trabajar.
Se ha dedicado mucho a lo ultimo y poco a lo primero. Estamos envueltos en una sociedad donde el trabajo parece ser lo más importante y dejamos de lado lo esencial en la profesión. Como muy bien dice Fernández Liria los profesionales de la salud mental no solo son los Psiquiatras. Es fundamental la acción de los trabajadores sociales, enfermeros, psicólogos, terapeutas, con un trabajo interdisciplinario.
Con esta unión entre el trabajo de cada profesional de la salud se ha visto una mejora considerable en el tratamiento del paciente. No hay un beneficio mayor solo con el uso de un medicamento, pero si lo hay con la ayuda de una terapia cognitivo conductual y educación por parte de enfermera(o) o trabajador social. Ahí es donde nos hace reflexionar y continuar con la tarea de ver a un paciente como a un todo.
Saludos.
El texto la Locura de la Psiquiatria , contribuye a la discusión que esta teniendo lugar en una situación de crisis profunda de las ideas y las prácticas de la salud mental de las que el autor espera nuevos paradigmas .
EliminarEl texto nos muestra que han habido distintas crisis a lo largo de esta historia de cambios y las ideas ,las prácticas han sido totalmente distintas ,cuando la atención a los problemas de salud mental ha estado centrada en el hospital psiquiátrico ,dispositivos comunitarios, cuando han aparecido los tratamientos farmacológicos ,cuando ha predominado la visón psicosocial , han habido grandes cambios .
Para explicar estos grandes cambios Alberto Fernandez propone que más que escuchar lo que los profesionales de la salud mental han dicho sobre lo que creían estar haciendo, conviene mirar cuál es el encargo social al que ha estado respondiendo su trabajo.
Encargos que han sido de muy diferentes tipos, desde excluir a determinados sectores de la población ,justificando esta exclusión a conseguir que las personas se adapten a determinados entornos sociales, pasando por convencer a la población de que el malestar es evitable y para evitarlo hay que recurrir a expertos que nos van a recomendar el consumo de servicios o cuestionar desde las ideas del individuo a los sistemas de previsión del infortunio y de solidaridad que todavía permanecen en los países enriquecidos .
Pienso que "la locura de la psiquiatría " es un texto optimista ,pretende localizar obstáculos para poder facilitar que se articule una práctica que sea liberadora , que conduzca a la plena capacidad de los individuos y no al sometimiento de éstos al dictamen de los expertos para manejar sus propio problemas internos ,buscando entender en este momento de crisis de la psiquiatría y la atención a salud mental cuáles han sido los factores que han hecho que esto haya cambiado a lo largo de los tiempos.
Estando muy de acuerdo y Tomando las palabras de la Dra Carolina Vergara sobre la invitación que nos hace el Autor a conocer la historia y como ha ido variando con el tiempo me gustaria referirme al cuarto encargo , que Alberto Fernandez menciona en su libro , sobre como el neoliberalismo propone la eliminación de mecanismos de solidaridad gestionados por el estado , la psiquiatria se ha visto obligada a redefinir sus conceptos , Sin ir más lejos , Chile ,epaís pionero en la instauración del modelo neoliberal en el contexto de las dictaduras militares en América Latina .
En los últimos años, la salud mental ha sido motivo de alta demanda pública, existe mucha más información sobre la importancia en la vida de las personas. Dentro de esta información encontramos lamentables cifras, las que dan cuenta de un aumento creciente de las problemáticas de salud mental en nuestra población. La OMS ubica a Chile muy por sobre el promedio mundial en problemas de salud mental, estando entre los países con mayor carga de morbilidad por enfermedades psiquiátricas en el mundo (23,2%). Casi un tercio de la población mayor de 15 años ha sufrido un trastorno psiquiátrico en su lapso de vida, siendo la ansiedad la más prevalente, seguida de depresión mayor y trastornos por consumo de alcohol. En niños y adolescentes, la prevalencia de un trastorno psiquiátrico es de 22,5%. Asimismo, de acuerdo a este organismo, Chile cuenta con las mayores tasas de suicidio en adolescentes (Vicente, Saldivia, Pihán, 2016).
Eliminar¿Por qué en Chile existe tanta prevalencia de problemas en la salud mental?
En términos generales, podríamos decir que bajo el modelo neoliberal , la persona adquiere valor por su capacidad de producir y consumir, transformándose en capital humano y siendo medido por lo que obtiene y por lo que gasta, direccionado por el individualismo y la competitividad.
Promoviendo la cultura del exitismo, del mérito propio, de la competencia por sobre la colaboración. En esta cultura de competencia el otro es un obstáculo de lo propio, “viene a quitarme algo” o bien es un otro que viene a mostrar todo lo que el sujeto por sí mismo no ha podido conseguir a pesar de su esfuerzo. Entonces el problema es del otro, pero se vuelve mío cuando afecta mi individualidad, lo que promueve el resquebrajamiento de lo interpersonal.
Tenemos entonces por un lado una persona exigida para cumplir con los ideales de este modelo ;y por el otro lado, un sujeto más aislado, en tanto que el otro pasa a ser un competidor, lo que promueve el debilitamiento de los lazos sociales, generando altos niveles de malestar subjetivo. Por lo tanto este modelo tiende a descuidar la calidad de vida de las personas, en lo diario y cotidiano .En efecto, la desigualdad e inequidad social, sin duda, van a afectar la salud mental.
En este sentido, más que pensar la salud mental como una herramienta que apela a trastornos individuales, es necesario pensar que el malestar y el sufrimiento de las personas en el contexto de una sociedad determinada, entendiendo entonces que nuestro modelo económico, político y social tiene un efecto directo sobre las personas.
En este sentido, se hace importante estudiar cómo se ha ido conformando el malestar subjetivo, así como el abordaje de la salud mental en general es una tarea que queda pendiente de profundizar desde nuestro contexto . Y entender, como eje fundamental, que lo psicológico también es político, y es muy probable que una posible solución a los problemas mentales no sea de carácter individual y médico, sino colectivo y social.
Saludos .
Me parece sumamente relevante lo que plantea Constanza, acerca de las creencias compartidas en una sociedad neoliberal que fomentan una vivencia de malestar intrapsíquico:
EliminarPor ejemplo, el gran encierro, o la invisibilización de personas con rasgos indeseables para una sociedad, que ocurría antes, se mantiene plenamente vigente hoy por hoy: por ejemplo, la prohibición del comité olímpico de la utilización del soul cap en nadadores afrodescendientes, siendo el soul cap un gorro de piscina diseñado especialmente para cabellos más voluminosos de personas afrodescendientes. El comité olímpico denegó su uso aduciendo que "el soul cap no tiene una forma compatible con el cráneo humano". ¿Significa eso que no importa si las personas afrodescendientes que nadan tienen problemas para guardar su pelo en las ajustadas gorras hechas para blancos? O sea importa, pero no para los blancos. Se invisibiliza en el 2021 al indeseado o diferente exactamente igual como se invisibilizaba en los tiempos del padre Jofré. Hay diferencias, es cierto, pero el principio que opera en la marginación de la diferencia continúa intacto.
Además, en una sociedad industrializada y urbanizada, neoliberal y mercantilista como la nuestra, se desconoce el rol de la comunidad misma como fuente de salud. Como señala Fernández Liria, al perderse parte de la trama y tejido social que nos conectaba los unos a los otros (familia extensa, vecinos, comunidad, identidad territorial, creencias compartidas), también se han perdido instrumentos que nuestros ancestros utilizaban para lidiar la adversidad, y ahora, en ausencia de aquellos instrumentos debemos buscar las soluciones a esos problemas en un mercado creado especialmente para ello. No basta entonces que como profesionales de la salud mental fomentemos el autocuidado, los estilos de vida saludable o el mindfulness, por nombrar algunos ejemplos. Debemos fomentar también los mecanismos comunitarios de solidaridad, apoyo mutuo y reciprocidad en redes.
“Locura de la Psiquiatría”, cuando leí el titulo me provocó curiosidad y algo de morbo el leer el libro, mas que por lo que pudiese sentir ahora como residente era mas bien mi visión como “gente” de como la psiquiatría podría tener una locura.
ResponderEliminarCon el pasar de las hojas me di cuenta que era mas bien una reflexión un viaje bajo una mirada crítica de la evolución que ha tenido esta especialidad, que al igual que la charla de medichi comienza señalando que la psiquiatría no es una ciencia la cual busca producir conocimiento; la psiquiatría tiene por objetivo producir un bien social y salud.
Es interesante el planteamiento que habla sobre “el gran encierro”, como un esquizofrénico podría funcionar mejor en el campo que en la ciudad por el contexto… y a su vez como estos centros psiquiátricos van supliendo carencias sociales, como entra el médico a esta especie de hogar u hospicio no para tratar a estos pacientes sino para justificar el mantenimiento de una institución.
Como saltamos al acomodamiento por así decirlo de la salud mental para amoldarse a una ciencia, tal como se piensa que es el DSM, otro punto que me llamo la atención es la parte donde se menciona a la industria farmacéutica y como se trató de comercializar el prozac como medicamento de la felicidad.
Con lo que me planteo al igual que mis compañeros… ¿Será una sociedad mas “enferma” la actual?, o estamos en una curva por el conocimiento humano y aún tendemos a clasificar lo que no entendemos como enfermedad. Ahora, ¿si la salud mental depende de nuestro punto del tiempo, a futuro seremos capaces de tratarlo?, lo que si tenemos claro es que la sociedad puede influir en esto de muchas maneras y en el ultimo tiempo es que si trabajamos como equipos interdisciplinarios podremos brindar una mejor calidad de vida a lo que ahora llamamos usuarios, una palabra fría que se contrapone con todo el concepto de salud comunitaria.
Interesante el punto de cómo Fernández Liria expone que existen mejores resultados en pacientes con psicopatología en zonas rurales vs urbana. Un claro ejemplo de que no todo es manejo médico y farmacológico, de lo importante del rol social y el contexto donde se desenvuelve el paciente. Y con respecto a lo último, ¿qué es lo que nos está enfermando? ¿son los profesionales de la salud mental los llamados a devolver la salud a manos de la comunidad? ¿qué pasa con la sociedad y el rol del modelo? ¿quién se atreverá al fin a realizar los cambios reales que la sociedad necesita? Es complejo, sin duda, pero agradezco la oportunidad de discutirlo y cuestionarlo
EliminarSiguiendo la premisa de la estrecha conexión que tiene la sociedad, cultura y contexto histórico con la salud y trastornos mentales llega Fernández Liria a plantearnos una incómoda verdad: La psiquiatría no es una ciencia, sino una tecnología que busca brindar “un bien o utilidad social”. Como dispositivo tecnológico le ha otorgado a la sociedad lo que ésta requiere en distintos momentos históricos y culturales independiente del carácter ético o valórico que estas demandas tengan, dando teorías posteriores que validen las conductas y prácticas que se tomaron para cumplir tales demandas.
ResponderEliminarCon ésta modalidad se ha justificado y gestionado espacios dedicados a la exclusión y aislamiento de personas que no logran integrarse ni ser funcionales en urbes en formación; se han tratado a personas con trastornos mentales menores restaurando su “capacidad de amar y trabajar ” para brindar más y mejor mano de obra a una sociedad capitalista creciente; se ha promovido la extensión de este mismo capitalismo creando nuevas necesidades: “expertos” en emociones de la vida cotidiana como la ansiedad, la tristeza y otros sufrimientos psíquicos, necesidades que anteriormente estaban cubiertas por las propias redes de un individuo como la familia, las amistades o la misma comunidad donde está inserto. Junto con el aumento de estos profesionales de salud mental se vio incrementado el número de trastornos mentales, prescripción de psicofármacos y psicoterapias de distintas índoles. En la actualidad, en pos de cumplir con el cuarto encargo se está fomentando prácticas privatizadoras e individualistas, bajo el alero de promoción de la autonomía y libertad de las personas. Así el enfermo es el gestor de su propia salud, quitándole responsabilidad al estado como garante de servicios sociales básicos y restando el valor que tiene la comunidad, la colaboración y el cuidado del otro.
Tras el detallado análisis del devenir histórico de la psiquiatría (que francamente no resulta tan optimista), surgen propuestas concretas de líneas de acción a seguir, fomentando al profesional de salud mental a ejercer un actuar crítico, consciente y reflexivo de estos cuatro encargos. Me parece inspiradora esta invitación a enfrentar la verdad incómoda, aprender de los errores del pasado (y del presente) y trabajar para que este dispositivo tecnológico que es la psiquiatría logre ser un verdadero promotor de cambio y mejora de la salud y enfermedad mental, y siendo más ambiciosa, de la sociedad de la que somos parte.
El Dr. Alberto Fernández Liria nos plantea al inicio del libro La Locura de la Psiquiatría y también al iniciar su brillante exposición una atrevida afirmación: “la Psiquiatría no es una ciencia” y justifica y argumenta su planteamiento en que la Psiquiatría al igual que la Medicina tienen por objetivo producir un bien social, generar tratamientos efectivos y no crear conocimiento. Esto hace que desde el inicio la lectura y la exposición sean muy entretenidas porque inmediatamente nos invita a una reflexión, nos hace cambiar una idea concebida y arraigada hace años. Sin duda la Medicina y la Psiquiatría ocupan un conocimiento biológico, químico, científico y en base a éste conocimiento sumado al enorme aporte de las ciencias sociales como la antropología, la filosofía, la sociología se logra generar análisis y proponer tratamiento para las distintas patologías y/o situaciones, sin embargo en estos tratamientos también se utilizan metodologías típicas de la ciencia como la razón, la observación y la comprobación experimental.
ResponderEliminarLa Psiquiatría no tiene una historia propia, se enmarca en un contexto histórico, se organiza en función de lo que la sociedad le pide y/o espera de ella. Es la sociedad la que le encomienda una tarea, una solución a un problema y la Psiquiatría actúa en base a ello. Lo mismo ocurre con distintas disciplinas como por ejemplo la arquitectura, que fue capaz de construir enormes y preciosas catedrales y monumentos y hoy como sociedad le pedimos a gritos construir ciudades más integradas, viviendas cercanas a servicios y áreas verdes y espacios de esparcimiento y distracción.
En base a estas preguntas el profesor Fernández Liria nos plantea 4 encargos de la ciudadanía a la Psiquiatría, cada uno de ellos en un contexto histórico distinto y que no se contraponen unos con otros. El primer encargo surge con lo que se podría denominar el nacimiento de la Psiquiatría y se relaciona con el nacimiento de las ciudades, con la migración campo ciudad y el cómo algunos individuos que la naciente ciudad observó como “desadaptados” por su comportamiento extraño y fuera de la norma estadística. Me impresiona que la ciudadanía tuvo temor de estos individuos y quiso mantenerlos lejos, no relacionarse con ellos y es la Iglesia quién crea instituciones de caridad para que estos individuos que actúan fuera de las normas aceptables no sufran. Si bien este planteamiento es lo que se expone mayormente en la literatura también se plantea que estas instituciones fueron creadas para enviar a quienes podían causar daño, a través de sus acciones, en las ciudades. Yo me inclino más por lo segundo.
Éste encargo se mantuvo durante cuatro décadas en una etapa global en que predominaba las explicaciones religiosas y existía poca o nula ciencia y estudios. El inicio de la sociedad de la razón, una sociedad impregnada con las ideas de la revolución francesa y la revolución industrial nos da origen al segundo encargo. Es un mundo con trabajadores cualificados, el encargo es recuperar a estos trabajadores afectados por alguna patología psiquiátrica, lamentablemente no hay preocupación por el ser humano, por la persona, sino sólo por el trabajador y sólo se quiere que éstos trabajadores se recuperen para que sigan produciendo. Al analizar esta situación hoy día me parece lamentable, muy deshumanizado, triste. Me pregunto qué ocurría con los pacientes que no trabajaban, mujeres, niños y ancianos y su salud mental, quién se preocupaba si ellos enfermaban.
Continúa......
El tercer encargo tiene alrededor de un siglo y me parece tan lamentable como el anterior, en una sociedad naciente de producción, en que todo es números y análisis de producción, flujos de entrada y salida, activos y pasivos, las relaciones con objetos se encuentran mediadas por mercancías y algo similar ocurre en Salud Mental con el inicio de la farmacología. Comienza un afán por consumir productos farmacológicos, se agrupan las enfermedades y los síntomas sólo pensando en qué fármaco podrá solucionarlo sin mirar al individuo en forma global.
ResponderEliminarEn los tiempos actuales, es decir las últimas décadas se plantea la autonomía de los pacientes, en realidad se plantea la autonomía en general asociado a la libertad, se plantea que las personas somos libres de hacer lo que queramos mientras no intervengamos en la vida de los demás. El gran problema de la libertad absoluta es que esto se puede transformar en individualismo y podemos hacer en la idea que cada uno debe arreglarse su vida y su salud por sí mismo, perdemos la idea y noción de sociedad y colaboración como humanidad. En este contexto y sumado al gran respeto y apego a los derechos a los derechos humanos que surge posterior a las dos guerras mundiales es que se promueve la Psiquiatría Comunitaria, el ver y tratar al individuo como una persona inserto y partícipe de una sociedad. Y este es un gran desafío que tenemos como trabajadores de la Salud y específicamente de la Salud Mental de trabajar como equipos transdisciplinarios siempre teniendo presente que lo más importante son las personas y enfocarnos en ellas para lograr su mayor bienestar.
Diego González Castro
Sumándome a los comentarios de los compañeros, hay algunas ideas que me parece importante destacar de la lectura del libro de Fernández Liria, pues creo significativo tenerlas en cuenta en todo momento a la hora de conformarnos y trabajar en psiquiatría y salud mental:
ResponderEliminar1. La invitación de considerar la Postpsiquiatría o Psiquiatría crítica como verdadera punta de lanza en el cuestionamiento de dogmas generales aceptados por la Medicina (ejemplo, el dogma biomédico que si bien logra dar cuenta de algunas explicaciones no engloba la vivencia total humana). Esto es cierto no solamente para la Psiquiatría, sino que lo considero importante para todas las ramas de la medicina y la salud.
2. “La vida urbana tolera la diferencia peor que la rural” ¿Por qué ocurre esto? ¿Cuáles son las implicancias? ¿Será que la forma en que las ciudades son construidas y construyen a sus habitantes, no son formas de vida compatibles con nuestra evolución? Tal como decía Fernández Liria, las emociones como rabia, ansiedad o miedo tenían que ver con protegernos de estresores ambientales que podían quitarnos la vida o separarnos de nuestra tribu. Pero cuando estos estresores son: contaminantes ambientales (incluida la contaminación sonora y lumínica), altos tiempos de traslado entre trabajo y vivienda, viviendas precarias, trabajos precarios, sueldos precarios, escasa percepción de autoeficacia y calidad de vida, etc. etc (la lista podría ser interminable), parece lógico que nuestros cuerpos respondan como respondían ancestralmente a otros factores de estrés. El problema es que el estrés anterior era episódico; el nuestro, es sostenido.
3. El DSM se propone como ‘ateórico’. ¿Puede algún campo del saber ser, verdaderamente, ateórico? ¿Somos ateóricos nosotros mismos cuando nos enfrentamos al paciente en la clínica? ¿Buscamos ser ateóricos cuando nos enfrentamos a nuestro paciente? ¿Nos beneficia serlo? Hacia el final de su texto Fernández Liria nos propone un trabajo horizontal con la persona que consulta, un trabajo horizontal entre dos personas en igualdad de derechos y condiciones. Desde esa perspectiva, ¿tendría algún sentido obligarnos a la "asepsia" de la no-teoría? Pienso que no, es más, pienso que todos los clínicos del mundo traen al box sus propias experiencias humanas, biográficas y vivenciales, sus propias ideologías (políticas, económicas, culturales), y que esto no necesariamente es negativo, mientras no interpele a la otra persona desde una perspectiva asimétrica. Además, el estar conscientes de dichas preconcepciones incrustadas en nosotros puede ayudarnos a iluminarlas, analizarlas, criticarlas y decidir erradicarlas, modificarlas o mantenerlas según las conclusiones que saquemos.
4. Fernández Liria señala la relevancia de "No perder de vista que la adaptación al medio laboral, social o familiar puede no ser un objetivo deseable si dicho medio no es uno mínimamente sano, y que la falta de adaptación puede estar diciendo algo no sobre la persona que enferma, sino sobre el medio que la hace enfermar". Me parece que esto es tremendamente significativo, por ejemplo cuando una persona consulta al psiquiatra por burnout debido a malas condiciones laborales (producto a su vez del sistema capitalista que el autor describe de manera excelente), y la respuesta del psiquiatra es "tú no puedes cambiar al sistema, vas a tener que adaptarte nomás".
Sheida, estoy muy de acuerdo con lo propones y mencionas, especialmente en lo que respecta al DSM. Realmente es muy difícil ser ateoricos y como dices, ¿esto es lo que buscamos?. Me hace sentido que cada persona que trabaje en salud mental tenga su estilo, su visión de vida y de psiquiatría, ya que la diversidad de personas que existen en el planeta, en América, en Chile es tremenda y eso es maravilloso, por lo cual creo que es sano que también exista diversidad desde los terapeutas. Esto no significa que a la base no nos una un sentir común de búsqueda de bienestar para las personas, en un posicionamiento simétrico para con ellas, con humildad entendiendo el gran privilegio que tenemos de poder entrar en la intimidad de su existencia y la responsabilidad que esto conlleva.
EliminarSheida, coincido contigo en todos tus planteamientos, en el punto 4, donde haces referencia me hace mucho sentido y es algo que vemos habitualmente también en el área infantil, donde los docentes y padres solicitan a los estudiantes adaptarse a salas donde hay mas de 40niños, profesores sobrepasados, ademas de miles de dificultades a nivel psicosocial, en ese contexto no podemos pedir que un psicoestimulante cure las manifestaciones que obedecen mas que simplemente a un teórico desbalance dopaminergico.
EliminarSheida, también me llama mucho la atención lo que planteas en el punto 2. Donde nací y crecí (al menos durante 20 años), es una zona rural en la que vivían personas con discapacidad intelectual, esquizofrenia, etc y eran incluidos en las actividades del barrio, eran respetados, eran cuidados y se nos enseñaba a respetarlos y ayudarlos. Claramente en ciudad es difícil ver una dinámica así, generalmente se marginan, se les trata de manera despectiva. Estamos al debe como sociedad, pero no pierdo la esperanza en nosotros y las nuevas generaciones donde cada vez estos temas son más visibles, se respeta y no se discrimina al que sufre psíquicamente.
EliminarYeaninne Hernández
Muy de acuerdo. Sobre el punto 1, nada más comentar cuán relevante es tomar el pensamiento crítico y razonable en la mayoría de nuestro quehacer médico, y cuán relevante sería si efectivamente otras especialidades también lo incorporaran. Ya notamos desde nuestra formación como estudiantes e internos, cómo los especialistas de distintas áreas de la medicina tienden a tener "su propio mundo", sus propios paradigmas y su propia técnica, con justa razón. Pero cómo ello mismo a veces puede dejar de lado otras situaciones importantes, sobre todo considerando que se trata con personas, como lo es el confiar plenamente o casi ciegamente en la "medicina basada en evidencia". Particularmente, cuán fácil es (o qué tan difícil es para nosotros notar) conclusiones apresuradas en base a sesgos metodológicos, estadísticos, aleatorios, etc., cuánto de la realidad se esconde tras el "chi cuadrado", la "t de student", el "resultado no significativo", etc., cuánto de ello es tomado como ventaja por algunas industrias interesadas en mejorar sus ganancias (farmacias, instrumentos médicos, implementos desechables, etc.). Pero por sobre todo, cuánto de esto le cuesta a las mismas personas que hacen usufructo del servicio de salud.
EliminarYeaninne tengo la misma experiencia con respecto a como eran tratados las personas con discapacidad intelectual u enfermedades mentales en zonas rurales, mi familia paterna son originarios de un pueblo llamado Albarico- Vzla y todos se conocían y se cuidaban entre sí, sobre todo a los mas vulnerables, al menos así era antes. Actualmente eso ha cambiado, ya el pueblo dejo de ser rural y ahora cada quién tiene una visión más individualizada, centrada en sí mismo y la ayuda a el otro esta menoscabada. Como tú tampoco pierdo la esperanza en las nuevas generaciones y que estás puedan tener una visión mas respetuosa de un otro y de nuestro planeta.
EliminarLo que más me resuena, de los comentarios de las y los compañeros, del libro y del video, es que desde un inicio se hace un llamado a tener conciencia de la responsabilidad y del poder de lo que la disciplina hace y de cómo se ha ido revistiendo de poder en el tiempo, de sus orígenes, de la estrecha relación con la sociedades y lo que ellas demandan o encargan y de la vinculación con lo que la funcionalidad de las técnicas ofrece.
ResponderEliminarUn llamado como comentaba Sheida o Álvaro, a no ser ingenuo y a pensar en que hacer ante esto. El libro propone unas líneas de acción, que más que una receta de cocina, invitan a reconocer, evidenciar y responder desde una mirada compleja y propositiva, a ir haciéndose cargo de las contradicciones que esto implica, por ejemplo, algo también esbozado por otros compañeras/os ¿se puede hacer salud comunitaria en un hospital? ¿Es una intervención comunitaria la que hago en un box?
En esos cambios históricos se da cuenta de la dialéctica que se ha empleado en cada uno de los cuatro encargos, de como el proceso no nos deja afuera y de estar atentos a como reaccionar ante las exigencias actuales, no menos difícil, teniendo en cuenta el vértigo al cual nosotros mismos como actores en salud y siendo parte de la sociedad misma, estamos expuestos, cosa no banal de pensar, creo yo, porque determina todo nuestro accionar y así lo demuestra también el libro.
En lo personal, el contenido de este módulo, me volvió a permitir repensar de manera crítica a la musicoterapia, viéndola como una técnica que corre el riesgo también de pretender “adueñarse” de un ámbito vital como lo es el sonido. De cómo surge también como respuesta a necesidades de la sociedad, dentro y fuera de otras opciones terapéuticas. Si bien, sigue siendo incipiente su desarrollo y su ejercicio en Chile, es cada vez más frecuente que aparezcan notas de matinales o fragmentos de noticieros, relatando experiencias relacionadas al uso de la música como terapia, así como menciones a otras terapias artísticas en manuales o guías, a su mercantilización o ejercicio poco escrupuloso. Por esto resueno con lo enunciado por Sheila, de que pareciera que la mirada desde el prisma de lo “crítico” nos invita a “no masticar entero” a socializarlo a que la vivencia sea experimentada a estar abiertos al cuestionamiento.
Por esto… ¿Será responder a la espiritualidad parte del nuevo encargo? ¿Que se vendrá hacia adelante? El actual tambaleo del sistema capitalista y neo liberal nos pone de frente a un cambio innegable, como postula Constanza, los malestares como resultado del individualismo en donde el cambio posiblemente no será ni lo rápido ni lo radical que quisiéramos, pero si pareciera que, se esta dando ya y que, en parte, la respuesta podría estar en esos micro encuentros que nos resignifican con el otro y que nos permiten resignificar a otro, pareciera también, que en decir ya basta!!! No hidroeléctricas, no AFP, hay una mirada que incluye a la salud y que con el complemento de la técnica puede ser puesta como una herramienta más para acompañarnos y acompañar a los otros.
PD
La Higüera que está de luto
Y los pingüinos también
Ven un torcido desdén
Que no tiene sustituto
Delano que es un GRAN bruto (versión descafeinada)
Vendiendo el alma al dinero
Quiere destruirlo entero
Con la dignidad malversa
Recalca chile con fuerza
¡¡¡¡Dominga yo no te quiero!!!
Ha sido muy interesante profundizar en los planteamientos de Alberto Fernández, lo que de algún modo, en esbozos, habíamos conversado con nuestras/os profesores desde el año pasado hoy confluye en este libro que nos lleva también a entender las bases de lo que ocurre en la actualidad con la salud mental y sus orígenes en la historia.
ResponderEliminarEn Base a lo que se nos muestra en el libro pienso en lo interesante y compleja que es la psiquiatría, pudiendo en algunos casos de la historia, causar más daño que beneficio, no obstante, quiero creer con esperanza, que esto cada vez en proporción es más hacia el beneficio que el daño. Las nuevas generaciones ya no aceptan el conocimiento sin cuestionamientos y esto nos ha llevado a replantearnos incluso la beneficencia de la industria farmacéutica (sin un afán de demonizarla), pero como también se menciona en el libro hay fármacos que prometen ser la bala de oro y terminan siendo una lluvia de perdigones, esto no puede dejar de llamarnos la atención. Los intereses económicos e incluso políticos que hay tras la industria farmacéutica, es un hecho que en la actualidad ya no puede negarse, pero nos queda la semilla que plantaron nuestros ancestros, esos que por medio de la curiosidad y el cuestionamiento, fueron descubriendo el fuego, la cocina, el cobre, para mi todos esos saberes no fueron accidentales y sin duda esa semilla cuestionadora se transmite transgeneracionalmente hasta la actualidad.
Agregar también que me gusta el planteamiento de que la Psiquiatría más que ser una ciencia es una disciplina, me hace mucho sentido el trasfondo de eso, la búsqueda de producir bienestar social por sobre la producción de conocimiento nuevo. De igual manera, creo que pudiesen estar asociadas, más que ser términos opuestos, ya que creo que en la búsqueda de producir un bienestar social se puede desprender conocimiento nuevo, siento que los objetivos primarios son distintos, pero en el camino se pueden encontrar y armonizar.
Para finalizar mi comentario, quiero hablar sobre los hospitales manicomnios, cada vez más extintos en nuestra actualidad.
Primero que todo mencionar, que es muy llamativo cómo en sus orígenes estas instituciones más que obedecer a una necesidad sanitaria respondían a una necesidad social, que habitualmente iba cambiando y que muchas veces se asoció a periodos de hambruna. Considero lamentable que tantas personas hayan tenido que pasar por esa experiencia: personas que no tenían psicopatología tener que estar hospitalizadas por criterios sociales, personas que si tenían psicopatología ser alejados de la sociedad, llevados a la periferia de la ciudad para no ser vistos, atendidos por personas con formación religiosa más que con formación médica y en las condiciones ambientales que sabemos rodeaban esos espacios.
Javiera, comparto mucho contigo esta frase: quiero creer con esperanza, que esto cada vez en proporción es más hacia el beneficio que el daño.
EliminarMe agrada mucho y veo con esa misma esperanza, que seguimos avanzando por el bien de quien sufre de alguna manera y no siempre hacia un mercado consumista.
Javiera, coincido plenamente contigo en que se debe compatibilizar el alcanzar el bienestar social, con utilizar en beneficio de este los nuevos conocimientos, y que estos realmente surjan a favor de nuestros pacientes y no sean utilizados a favor del mercado, y que finalmente aquellos que sufren sean desplazados y no se cumpla el objetivo de lograr el tan anhelado bienestar social.
EliminarEstoy de acuerdo contigo y también me hace mucho sentido lo mismo que menciona Jorge Tatini con respecto a que a pesar del momento histórico en el que estamos hoy en día, tengo la esperanza que cada actuar de nosotros (y de todo el equipo de salud) está enfocado más al beneficio que al daño del paciente. Es por ello que se hace necesario seguir visibilizando que el sufrimiento psíquico no es algo por lo que debemos avergonzarnos, ni permitir que nos excluya del entorno y comunidad, sino más bien psicoeducar y promover una sociedad inclusiva donde se respete, acepte y volvamos a preocuparnos por el que está a nuestro lado dejando de lado la individualidad y competencia.
EliminarYeaninne Hernández
Muy lindas y sabias palabras. Nada más comentar que también creo que, en la medida que seamos críticos de las condiciones en que viven las personas, las veamos con una mirada reflexiva, sincera y a la altura de miras que requiere el caso a caso, pudiendo incidir en políticas públicas cada vez más adecuadas, existe la esperanza de que nuestro quehacer va siendo cada vez más en beneficio que en daño de las personas que atendemos.
EliminarLuego de realizar la lectura y ver el video nuevamente me sorprendo de otro tópico que aún no me había cuestionado, y es sobre el rol que ha tenido el psiquiatra a través de los tiempos. ¿A quiénes servimos realmente? Es la primera pregunta que me resuena. Reconozco que me parece desafiante y por qué no decir, incómoda.
ResponderEliminarPrimero reconocernos, tal como menciona Fernandez Lira, como una tecnología, no como buscadores de la verdad, sino como profesionales que tenemos un fin utilitario. Y a eso hemos respondido, el cómo ser útiles y aportar a nuestra sociedad desde nuestra vereda. Con esta mirada me hace mucho sentido el cómo la sociedad le ha pedido distintos encargos a la psiquiatría dependiendo del contexto histórico en el que se encuentre. De los 4 encargos, si bien pareciera que de los dos primeros ya pasó un tiempo y no nos tocó vivir ni trabajar en esa época, destaco lo que menciona el Dr. Fernández cuando habla que dentro del segundo encargo aún se mantiene vigente nuestra tarea de ayudar a los pacientes en mantener su capacidad de amar y TRABAJAR. Así, ésta última con mayúscula. Qué importante ha sido siempre para el hombre trabajar para mantener su sustento y para mantener esta fuerza de trabajo a través de su descendencia. A partir de esto también cobran sentido los dos encargos posteriores, que tienen que ver con nuestra época más actual, la irrupción y expansión del capitalismo, que ha provocado que prácticamente todas nuestras interacciones en el día a día están mediadas por intercambios dadas por un valor monetario. Entonces aparecen los diversos expertos de distintas áreas Y en ese sentido nos interpela. ¿Cómo respondemos ahora a este encargo de la sociedad? Este modelo que finalmente expropió los recursos de los propios usuarios, sus propios instrumentos para gestionar emociones. Nos han formado y nos han hecho parecer como los “expertos”. Nos hemos especializado y estudiado al punto de intentar crear la “bala mágica”, medicamentos específicos para una alteración de ciertos neurotransmisores que se manifiestan clínicamente con el sufrimiento psíquico. Supuestos avances y demostraciones científicas de lo que sirve para estos fines, formación en psicoterapia y diversos métodos de meditación. Pero, la gran pregunta es ¿finalmente qué ha cambiado? Y la verdad es que nada. E incluso la situación ha empeorado.
Entonces, ¿qué tanto somos responsables de no responder a este encargo obteniendo resultados más favorables?, ¿Es acaso el sistema en el que vivimos?
¿Es el modelo en el cual nos insertamos y aprendimos a vivir?. Todos nosotros nacimos cuando ya esto estaba instalado, hemos aprendido que para todo debemos realizar este intercambio de mercancías, y a la vez hemos sido beneficiados por ser privilegiados dentro de este sistema. Por eso creo que es tan incómodo mirarnos como parte del problema.
Incomodidad ya que somos parte del sistema, muchos trabajamos para tener nuestras mercancías, y no sólo para subsistir simplemente. A muchos nos mueve el sistema público pero también hemos pensado en complementar con el privado, ser parte de esa mercantilización de la salud. Otros muchos se alinean con farmacéuticas para cubrir congresos, patrocinios, o simplemente muchos recibimos “desayunos” corporativos, quizá de forma inocente, pero de alguna manera nos hacen parte sin mucha reflexión. El tema es que siempre hemos estado en este sistema y por supuesto que es incómodo pensarnos fuera de ahí.
Finalmente me quedo con las palabras del Dr. Fernández que tienen que ver que la Psiquiatría es una profesión muy peligrosa, debemos movernos con mucha mesura, ya que cada cosa que decimos y hacemos lleva un riesgo, podemos hacer mucho daño, incluso de forma indirecta o sin intención, como efecto luego de buscar un beneficio para nuestros pacientes.
Natalia Solís Guzmán - Residente Psiquiatría Infantojuvenil USACH - HEGC
Concuerdo con su reflexión, a favor de quien trabajamos , si bien nos gustaría decir que lo hacemos en pro al usuari@, no podemos desconectar nuestra practica del sistema en el cual estamos inmersos, es incomodo como bien dice el analizar nuestra critica a la practica y la practica en si, desencadenando en una reinserción social a través de una producción laboral, en donde ocasionalmente hay usuarios que no visualizan el tener trabajo como una mejoría en su condición, inclusive como una amenaza, creando esa ambivalencia entre ser un ser activo en la sociedad y la salud mental subjetiva.
EliminarConcuerdo con mi compañera, el cuestionamiento que debemos hacernos respecto al rol que tenemos como actores de salud mental con un objetivo impuesto por la sociedad en un periodo de tiempo en específico. A que estamos contribuyendo, muchas veces patologizando conductas que quizás en otras culturas o tiempos se consideraban normales? o quizás quitándole el empoderamiento o las herramientas a las personas que tienen para que ellas mismas logren lidiar con los factores estresores a los cuales se enfrentan? O también quizás individualizando cada síntoma manifestado para lograr encasillar al usuario dentro de un cuadro psicopatológico especifico que se trata con un medicamento ultraespecifico? Son muchos cuestionamientos que surgen a partir del material analizado y que nos permite cuestionarnos a cada uno nuestro rol y meta cuando nos enfrentamos a alguien que solicita ayuda. Debemos reconocer al sufriente como el centro, inicio y final de nuestras acciones; somos las herramientas que la sociedad definió, pero la meta superior es el bienestar de los usuarios a pesar de que quizás vaya en contra de los que se nos impone como objetivos.
EliminarComparto las ideas mencionadas por mis compañeros. Me parece muy relevante el considerar el momento histórico donde nos situamos y cómo desde ahí se van haciendo demandas y se va definiendo el rol que se espera que cumplan quienes trabajan en el área de salud mental. Esto se relaciona con la idea de que la psiquiatría se puede considerar como una tecnología, una herramienta, que no se basa en un criterio de verdad, sino que en un criterio utilitario en el sentido de cuánto es útil para las demandas de las personas de una determinada sociedad. Relacionado a esto, es importante que el objetivo es producir un bien social, producir salud, y debemos reconocer y preguntarnos cómo estamos intentando llegar a ese objetivo, ya que en nuestro quehacer existen, han existido y probablemente existirán, ciertas prácticas que terminan haciendo más daño que un bien a las personas. En este sentido cabe cuestionarnos las prácticas pasadas, como por ejemplo cuando terminaban aislando a personas en manicomios, pero también las actuales. Acá podemos cuestionarnos diversas prácticas. Por ejemplo, podemos ver la tendencia a sobremedicar a la población, intentando apuntar con cada fármaco algún síntoma específico, sin llevar a la par un trabajo psicosocial donde se busque que las personas y comunidades encuentren nuevamente sus propias herramientas para poder encontrarle sentido a sus vidas y poder enfrentarse a los estresores de su vida en el tipo de sociedad en la que vivimos. También está la tendencia a la etiqueta diagnóstica, que habitualmente termina dejando de lado todos los aspectos más individuales y la historia personal de cada uno, al basarse en un listado de síntomas que la persona debe cumplir para tener o no alguna etiqueta, la cual, por lo demás, está continuamente cambiando; cambian los criterios, se eliminan algunos trastornos, se agregan otros nuevos, etc., con el riesgo de patologizar, y eventualmente sobremedicar, ciertas conductas que en otras épocas no se habrían mirado con los ojos que se están viendo ahora. Por esto me parece importante que estemos conscientes de que nuestro quehacer está definido por las demandas de la sociedad actual, pero sin olvidar que el objetivo es producir un bien y producir salud, y para esto es relevante ir conociendo a quienes nos consultan y atendamos para también poder ir conociendo sus demandas individuales.
EliminarValentina Coria
Mi primera experiencia con la Psiquiatría fue en primer año de Medicina, un compañero tuvo un gesto suicida y un profesor de la universidad lo cito al psiquiátrico para poder controlarlo. El hospital quedaba a las afueras de la ciudad, después de bajar de la micro, caminamos por unos 45 minutos para poder llegar recién al hospital. Hasta ese momento de mi vida, jamás había visto un loco y en tan solo unos metros desde la reja hasta la entrada al hospital, fuimos abordado por "sujetos atemorizantes". Al entrar al clásico manicomio, nos dividimos para buscar el lugar al cual nos habían citado. Era una construcción antigua, con paredes de unos 3 metros o mas de alto, lúgubre, tenebroso, estaba aterrado en ese lugar. Después de subir y bajar unas escaleras, en un solitario pasillo, me encontré con 3 pacientes que me abordaron pidiendo cigarrillos, en mi temor, solo me di la vuelta y corrí a buscar a mi amigo XD. Hoy entiendo que probablemente eran pacientes defectuados y que estaban esperando hasta su muerte en ese lugar. Por mucho tiempo no tuve la mínima intención de acercarme a la psiquiatría, pero afortunadamente esa idea cambio.
ResponderEliminarLes cuento esta historia porque pude ver, parcialmente, como funcionaba ese hospital, con la consigna de estar lejos de la ciudad, el repudio social que yo mismo tenía, las malas condiciones que existían y muchas cosas más, pero durante mi formación ver como se fueron logrando cambios significativos que incluyeron la psiquiatría comunitaria.
No puedo ignorar los aportes de Kraepelin con sus clasificaciones o el spaltung de Bleuler con el concepto de esquizofrenia, ellas me han aportado mucho en mi formación como especialista. Pero tan importantes como ellas, ha sido el poder comprender y ver en la práctica, como lo social y lo cultural van haciendo modificaciones en como se siente nuestro paciente. La sociedad, la cultura, las redes sociales con sus likes, han dado patrones de ser, de belleza, de "bienestar" y la adaptaciones a estos cánones, puede hacer que muchos "enfermen" o se adapten o desadapten y tengan que ser derivados al especialista para que les ayude a ser adaptados a lo socialmente aceptado o normado.
Actualmente, uno de mis pacientes en corta estadía es un EQZ paranoide, al llegar a la unidad, se defendió vehementemente de quienes pensaban que lo podían agredir, él realmente lo creía, estaba seguro que así ocurriría, ¿no es un acto comprensible desde su mundo? si, ¿ y desde el nuestro?.
En mi formación, puedo ver a docentes que buscan la molécula, el invisible neurotransmisor y el gen involucrado con el objetivo de mejorar el tratamiento y pareciera que nada mas existiera. Creo firmemente que podemos sacar lo mejor de cada área para ayudar a quienes confían en nosotros, sin tener que ser totalmente directivos hacia ellos, los catalogados como enfermos.
No puedo no mencionar a las farmacéuticas y su negocio, ¿han conocido a un visitador médico que sean desagradable o mal educado? parecen las personas mas bellas y amables del planeta tierra. De ninguna manera mi crítica es hacia la persona, sino al modelo que representan. Claramente he sido victima de esa buena onda, pero hoy, con una visión mas amplia, puedo ver las cosas desde un prisma diferente.
La psiquiatría no será ciencia como la entendemos hoy, pero si la vemos como esta tecnología que plantea Fernández, puede ser una ayuda significativa a contribuir al bienestar de algunos que estén a nuestro alcance.
Jorge me quiero tomar de tu comentario para señalar lo valioso que resulta tener esta instancia de diálogo participativo, en donde podemos a través de la experiencia clínica de cada uno y con lecturas tan valiosas como lo es "Locura de la Psiquiatría", ser parte de una mirada más crítica que permita contribuir a formarnos como psiquiatras más humanos, que no olvidemos el contexto histórico en el que estamos creciendo como profesionales, y que esto permita crear realidades “los más cercanas posibles” a la de nuestros pacientes.
EliminarLa “Locura de la Psiquiatría” nos hace un recorrido histórico valioso, basado en que “el objeto de la Psiquiatría viene definido por la sociedad en cada momento histórico”. Y que es necesario tener este conocimiento a la base para producir cambios en nuestra práctica clínica.
En primer lugar, resulta muy duro recordar épocas donde “nuestros mismos pacientes actuales” eran encerrados y separados de la sociedad, sin alguna oportunidad mayor que la de morir en un asilo. Posteriormente surge la necesidad de restituir la capacidad de amar y por sobre todo trabajar, donde nuevamente las “personas enfermas” son consideradas un instrumento para mejorar las condiciones de la sociedad sin enfocarse en sus necesidades y capacidades individuales. Esto se fue ampliando cada vez más ya en el siglo XX, donde basado en el modo de producción capitalista, con la creciente aparición del uso de medicamentos, y de tecnologías producidas industrialmente, que se impusieron sobre otros mecanismos de apoyo social, se plantea como objetivo el destruir la capacidad de gestionar el malestar para generar un mercado. Sumando a lo anterior y fundado en acuerdos por “especialistas” surgen manuales diagnósticos, tal como lo es el DSM, que a mi parecer no fue más que una manera de llegar a consensos más objetivos que justifiquen la práctica clínica: definir quien cae en cierta categoría diagnóstica y por consiguiente justifique la indicación farmacológica.
A raíz de los difícil que resulta darse cuenta de lo que ha sucedido históricamente en torno a la “Psiquiatría y la Salud Mental”, hoy creo firmemente que es posible articular sistemas de ayuda para quienes sufren como consecuencia de las alteraciones psíquicas y que hay que desarrollar nuevas formas de actuar y dotarse de instrumentos, también teóricos, para entender y guiar la intervención en salud mental.
Me gustaría destacar que estas críticas de Fernández Liria han permitido contribuir al desarrollo de la Psiquiatría Comunitaria, aunque como él bien dice estamos lejos de poder hacer una propuesta estructurada, pero sí al menos generar un plan de acción en pro del bienestar de las personas que sufren.
Creo que nuestra labor hoy en día debiese estar centrada en fomentar unidades de atención que intenten devolver a las personas que ha perdido la “salud mental”, el control de sus vidas y la capacidad de vivir en sociedad, otorgando medios para facilitar su recuperación, potenciando su autonomía y basándonos en un sistema solidario que respete a cada individuo.
Según esto último, quiero destacar a modo de ejemplo el surgimiento de unidades como el “Hospital de Día”; una estrategia dirigida a mejorar la calidad de vida de pacientes con enfermedad de salud mental, que promueve (muy por el contrario a los inicios de la Psiquiatría) la inclusión social mediante un apoyo integral por parte de diferentes profesionales del área, y que permiten lograr un mayor nivel de funcionalidad, revirtiendo de este modo el estigma, la falta de oportunidades y los efectos negativos que traen por sí mismos ciertas enfermedades mentales.
Estimada Nataly, concuerdo fuertemente contigo al resaltar lo valioso de esta instancia de diálogo y participación. Estamos creando una comunidad y en ella vamos forjando conocimientos a través de nuestras experiencias. Al igual que tú también destaco el Hospital de Día como institución creada con el fin de integración social de los pacientes y en donde remarca la actuación de integrativa interprofesional como lo destaca Fernandez.
EliminarAl leer los comentarios de Jorge y Nataly, no puedo estar más de acuerdo con ambos. Concuerdo en que las criticas de Fernández permiten ampliar la mirada y salirnos del modelo social y de formación medica y de la psiquiatría que tenemos vigentemente, realizar la misión dada, utilizándola como un medio para un fin que otro impone. De estas criticas uno puede ampliar su forma de ver las cosas y detenerse y observar, para que hago lo que hago. Como puede mi actuar influir en el otro.
EliminarUna funcion actual debe ser el poder educar a la población y seguir combatiendo contra el estigma social de la enfermedad mental, que si bien, aunque muchos desean que los "psiquiatricos" esten encerrados en una hospital o similar, estas personas siguen sin formar parte de la sociedad. Con DOLOR hemos visto en nuestra experiencia clínica como familiares incluso directo nos han solicitado prolongar estadías o ayudar en institucionalizaciones de los pacientes. También hemos visto como el problema de Salud Mental de nuestros pacientes, tiene repercusiones en la Salud Mental de su entorno cercano y nos hemos visto sin las herramientas para abordar toda la situación.
Lo otro que me hizo ruido fue esto que planteo Fernandez de "Mantener la fuerza de trabajo calificada" y actualmente tenemos 2 problemas asociados eso. Muchos de los pacientes que consultan en los dispositivos ambulatorios, están enfermos por el sistema laboral y social actual, con largas horas de trabajo presencial, tiempos de traslado prolongados y la costumbre de llevar parte del trabajo para la casa, con el propósito de tener una mejor condición social y económica. Y otro grupo no menor, ve a los psiquiatras como aquellos entes del sistema de salud que lo pueden sacar de la fuerza laboral por tiempo prolongado por medio de una licencia medica. Entonces también hay que preguntarse, para que trato a una persona, cual debe ser mi propósito de tratamiento.
A mi forma de ver, debe ser como mencionaban otros compañeros en sus textos, para disminuir y aliviar su dolor, y eso no es necesariamente con fármacos. Al escuchar al paciente podemos conocer cual es su motivación de tratamiento. Pero también debemos tener la inquietud de plantear objetivos de tratamiento mas amplios, a modo de educar, evitar complicaciones posteriores y reincidencias de la afectación del cuadro psiquiátrico.
Además hay que tener la inquietud de criticarnos, evaluarnos y ver si la forma de atender es la que más satisface el porque hago psiquiatría y si el modelo del sistema es modificable para disminuir la incidencia de la enfermedad mental.
Tenemos harta pega por delante, no solo pacientes, sino una pega personal y una pega para modificar el modelo de atención de pacientes.
Claudio Uribe
Residente 2° U Chile, sede Sur
Al leer el libro “Locura de la Psiquiatría” y ver el video del Dr. Fernández Lira es inevitable complementarlos con las lecturas anteriores, generando un coordinado continuo sobre los conceptos e historia de la Psiquiatría, iniciado con La Revolución psiquiátrica de Manual Desviat.
ResponderEliminarNos muestra el autor la obstaculizada historia de esta especialidad, donde los cambios y necesidades de la sociedad han sido un actor importante en el desarrollo de esta. Moldeando su protagonismo en los distintos hitos, como el gran encierro definido por Michael Foucault como un proceso de hacer desaparecer de la vista de los habitantes de las ciudades a individuos molestos. Contrastado por la mirada del Padre Jofre (1400), sobre crear una institución para proteger y dar hospitalidad. Un requerimiento con distintas miradas tanto hacia el paciente como al proceso en sí. Es así como podemos entender que el objetivo de la psiquiatría viene definido por la sociedad en cada momento histórico.
Importante a destacar, y que es resaltado por el Dr. Fernández Lira, es la afirmación que la psiquiatría es una tarea eminentemente interprofesional, no podría existir sin todos los intervinientes. Esto lo podemos ver y evidenciar desde el nivel primario de atención de salud hasta en los centros más especializados, donde el vínculo generado entre el equipo y el paciente llega a ser primordial. Me parece clave recalcar este punto, a veces, hasta en los propios equipos tendemos a ver en la cabeza de esto al médico ( especialista o no), incluso teniendo interiorizado que el gran factor de los sufrimientos mentales de la población recae en el componente social. Lo que nos lleva a reafirmar lo planteado por el doctor al hablar sobre la psiquiatría como una tecnología que busca producir un bien social.
Otro punto revisado en este libro es el protagonismo que tomó la industria farmacéutica con la bala mágica ( antidepresivos, ISRS), implicando a la psiquiatría en el mito que la depresión era “sencillamente” resultado de desequilibrios de los neurotransmisores que prometían ser corregidos con la administración de unos fármacos, fortaleciendo de esta forma el sistema capitalista de mercado emergente. Así como se menciona que los niveles de presión arterial cada vez son menores para definir una hipertensión arterial y medicar… ¿hasta donde se delimitará la definición de enfermedad mental? ¿Cuantos criterios más o menos deberá incluir el DSM? ¿Como sociedad ya realizamos nuestro encargo? Como bien se aclara en el libro, la atención en la salud mental es una tarea apasionante pero difícil. Sí podemos afirmar, como también pudimos concretar en las lecturas anteriores, es una especialidad dinámica, a los pies del requerimiento social, que podremos enfrentar de forma interprofesional.
Por último me gustaría enfatizar un párrafo del autor: “el derecho a la atención sanitaria no es incompatible con el derecho a rechazar el tratamiento ni con el derecho a estar loco”. Al analizar una idea similar con colegas durante mi trabajo en la atención primaria de salud, nos preguntamos: ¿En el paciente con Diabetes nos cuestionamos su derecho a rechazar el tratamiento? , ¿Porqué si lo hacemos con el paciente con patología mental? ¿Lo diferente sigue siendo incompatible con esta sociedad?. Es un tema que nos llevó a cuestionamientos y a replantearnos también los derechos y deberes del paciente.
En la lectura del libro del doctor Alberto Fernández, que es similar a lo expuesto en el video y que tuve el privilegio de estar presente en esa conferencia, en el taller internacional realizado el año 2016, en el marco del diplomado de psiquiatría comunitaria. Me parece muy ordenada la forma en que va mostrando la historia de forma cronológica, además con los encargos y con sus periodos de luces y sombras de salud mental y psiquiatría.
ResponderEliminarLlamativo como en el inicio de los hospitales psiquiátricos, que si bien debían ser lugares en donde se brinde hospitalidad, el objetivo fue aislar a los pacientes de enfermedades mentales. Dentro de las cosas interesantes que dijo el Doctor Fernández fue como se planteó en Inglaterra por medio de estudios de licencias médicas asociadas a salud mental, reducir la cantidad de estás, aumentado el recurso humano que se dedica a salud mental, si bien esto tiene un objetivo muchas veces económicos, el real beneficio se lo llevan los pacientes. Me parece increíble que se realicen medidas en pro de la salud mental, pensando en un punto de vista económico y no del paciente.
Según la explicación que da el Doctor dentro en su libro de pasar de llamarse psiquiatría a salud mental, que en la salud mental tienen un enfoque de salud pública y además es multiprofesional me parece muy acertada debido a que hoy en día es casi imposible que sea solo el psiquiatra el que pueda brindar una intervención con avances significativos para el paciente sino es con los demás profesionales.
Hannibal Bilz Cona, residente de psiquiatría infantojuvenil
En visualización y la lectura del video del DR, Alberto F. L. rescato los cambios de la psiquiatría a lo largo de la historia, lo cual fue expuesto de una manera bastante clara, lo que invita a reflexionar sobre cual es la base fundamental de la salud mental, como lo expone el autor los requerimientos o "encargos" que nos da la sociedad en esta área son variables a través de la historia y del contexto cultural, llegando al sistema neoliberalista donde la producción va de la mando de la calidad de vida y por ende de una mayor tranquilidad en la salud mental de la persona que asiste a consulta.
ResponderEliminarEs por esto que al momento de analizar esta información, se me vienen a la mente varias usuarias dentro de mi área laboral, las cuales sufren de determinadas afectaciones en su salud mental, destacando en un gran porcentaje el afecto y regulación de emociones, pero de igual manera se crea este versus y ambivalencia de ser un ente activo laboralmente - lo cual plantean las usuarias como un escape a sus problemas apelando a la calidad de vida- y estar en un estado de bienestar subjetivo - que en varias ocasiones resulta en la no realización de una actividad laboral-, esto me hace ruido debido a que como bien lo dice el texto y el video, las tecnologías dentro de las cuales estaría la "salud mental" , sufren modificaciones en pro a las demandas, teniendo saltos marcados en el desarrollo de las mismas no puedo evitar visualizar que la salud mental aun mantiene ciertos rasgos de antaño, como la invisibilizacion y el fomentar la actividades en pro al contexto social/económico/político, mas que lo significativo para el usuari@ dejando de lado la importancia del vinculo lo que para mi es el el primer paso de la empatía.
si bien el texto va de una mirada critica y por ende los comentarios van de la mano con esta ideología, que existan estos espacios de conversación y difusión de la información nos ayuda a entender que es un área en constante desarrollo, como lo expresaba en el video sobre el fármaco que se dirigía al animo depresivo, termino siendo utilizado en varios trastornos, como también el tema de la discriminación, lo que en lo personal en ciudades urbanizadas con mucha gente se potencia y de igual manera disminuye en ciudades rurales en donde se ve un actuar distinto de las personas en comunidades mas pequeñas de la mano con la hermandad y solidaridad.
Evidencia del conocimiento de esto por parte de los profesionales pero complejizado por los "encargos" asociados a la actividad productiva y económica, ya que en general la búsqueda es la reinserción social.
para finalizar rescato las palabras del DR Fernández, el cual menciona lo peligroso que es la psiquiatría, donde aun sin querer, se puede causar daño de manera directa o indirecta, todo con un riesgo exponencial aun cuando uno busca beneficios. (clave el que el tratamiento sea desde un equipo para ver los posibles pros y contras de cada area)
Felipe Coña M. Terapeuta Ocupacional.
Resulta verdaderamente interesante adentrarse en el texto del Doctor Fernández, comprender el sentido de lo que plantea y darnos cuenta de que sin notarlo realmente hemos muchas sido muchas veces simplemente respondedores de encargos históricos, mas que ser dadores de bienestar.
ResponderEliminarSin lugar a duda la psiquiatría ha cambiado a lo largo de la historia, tristemente en algunos momentos contribuyendo a la segregación y negando oportunidades, muchas otras veces estigmatizando a aquellos que padecen condiciones de salud mental, asignándoles conductas indeseables o impensables para los “normales”, generando así un nicho para lo no aceptable socialmente, nicho que lamentablemente persiste en la actualidad.
En este contexto surgen muchas dudas, respecto de como alejarnos de estos sesgos, para que podamos ver a nuestros pacientes como personas dignas, plenas, y con derechos, como eliminamos el estigma que en cierto modo hemos ayudado a crear y sostener. Dentro es este escenario me llena de esperanzas el saber que actualmente nos encontramos en un proceso de cambio, viviendo una crisis tanto a nivel social como sanitaria, donde por su puesto cobra relevancia la salud mental. Siendo la sociedad la cual esta exigiendo y comprendiendo la importancia de preservar la salud mental, comenzando a comprender su implicancia tanto en el desarrollo personal, interpersonal y de los pueblos.
Los profesionales de salud mental como bien menciona el libro debemos trabajar y velar por el empoderamiento de aquellos que padecen sufrimiento psíquico, debiendo en el proceso también considerar e incluir aspectos esenciales como los determinantes sociales de la salud mental, debemos confrontar el reduccionismo biomédico actualmente vigente y dominante.
También me parece importante hacer referencia al cuarto encargo, ya que, es posible ver en nuestra sociedad, como bajo el argumento de la libertad y autonomía, se han destruido los mecanismos de solidaridad social, privando a muchos del acceso a prestaciones de salud mental, teniendo así en nuestra sociedad netamente neoliberal algunos mas derechos que otros en la medida de que puedan pagar por salud, y bienestar. Pasando a un segundo plano aquellos que sufren y que carecen de los recursos de acceso, suponiendo esto una ruptura de los mecanismos de solidaridad.
Considerando lo previamente mencionado, me es esperanzador considerar que en nuestro proceso formativo, hemos sido instruidos en ampliar la mirada, evaluar de forma integral considerando el área psicosocial y biomédica en su justa medida, para de esta forma evitar enlistar, encasillar o estigmatizar, si no mostrando una mirada abierta comprendiendo que un fármaco no es la solución dogmática al sufrimiento psíquico de las personas, que mi finalidad como tratante nos es disminuir los días de ausentismo laboral, si no contribuir con una mirada abierta e integral, en una relación horizontal a la restauración de su bienestar y recuperación.
Concuerdo plenamente contigo y por sobretodo en lo último que planteas con respecto a lo esperanzador que es tener este espacio de formación donde se nos entregan conceptos que amplían nuestra mirada y nos hacen ver la psiquiatría de una forma más integral evitando caer en el reduccionismo de saber que medicamento sirve para tal cosa y si cumple o no criterios para tal diagnóstico y actuar de acuerdo a la recuperación del bienestar del paciente en todas sus esferas y su integración en la comunidad.
EliminarYeaninne Hernández
Muy de acuerdo. Me llama la atención y me agrada precisamente cómo en nuestra formación se hace énfasis en lo reflexivo y crítico de las prácticas históricas y actuales. Particularmente, cómo desde otras áreas, quizá también de salud mental incluso, se miran las clasificaciones diagnósticas casi como dogmas, siendo que históricamente ya van incorporando muchos conflictos en su desarrollo, que persisten al día de hoy. Y lo más importante, cómo esto va a impactar finalmente en las personas a quienes se les entrega no solo un "diagnóstico", sino que una "etiqueta" que va a impactar en su propia identidad.
EliminarEl principal rol de la psiquiatría en sus inicios era sacar a los ciudadanos "molestos" de las calles, rol que como vemos en el libro y conferencia de Fernández Liria, nace desde una necesidad de las ciudades urbanas de mantener a los "locos" aislados y agrupados en manicomios de manera que no signifiquen una amenaza para las personas "normales". Posteriormente el capitalismo va a influir de forma persistente en la historia de la psiquiatría atribuyéndoles múltiples roles asociados a beneficiar el sistema económico.
ResponderEliminarMe parece importante resaltar, según el autor, que no es la propia psiquiatría la que va a determinar sus roles o funciones en relación a las personas, sino que todos estos han sido encargados por la sociedad a lo largo de la historia, y es la misma psiquiatría quien debe "justificar" lo que hace para cumplir estos encargos.
La lectura del texto me queda deja con algunas interrogantes como ¿ a quién realmente estamos sirviendo? ¿será a nuestros usuarios o a un sistema económico? ¿Cuál debe ser nuestra postura frente a estos "encargos", que la sociedad va atribuyendo a la psiquiatría?
Loreto Campos Residente Psiq. Infantil y de la Adolescencia USACH
EliminarLa psiquiatría es una tarea multidisciplinaria y el autor nos hace debatir acerca de los objetivos, ideas y practicas de la psiquiatría o salud mental(entendiéndolo como las instituciones y las diversas profesiones que se desempeñan) han ido cambiando a lo largo del tiempo, tratando de responder a las necesidades de las distintas sociedades a lo largo de la historia. Alberto Fernandez menciona que el objetivo de la psiquiatría no es producir conocimientos, si no mas bien es entregar un bien social. El autor profundiza en esta temática mostrándonos que el sistema sociocultural de un determinado momento histórico es el que realiza encargos a la psiquiatría.
ResponderEliminarSe ha manejado de diversas formas las crisis que ha presentado la psiquiatría a lo largo de su historia, las que han generado distintos resultados evolutivos. Realiza un análisis de las practicas implementadas y los cambios generados cuando la atención a los problemas de salud mental ha estado centrada en diversas instituciones a lo largo de su historia, como por ejemplo el hospital psiquiátrico, en los dispositivos comunitarios, o fuera de las instituciones como cuando pone el foco en la farmacopsiquiatría o los aspectos psicosociales.
Para explicarlos se necesita mirar cuál es el encargo social al cual hemos estado respondiendo con nuestro trabajo como profesionales de la psiquiatría. Encargos que han sido de distinto tipo desde excluir a determinados sectores de la población tratando de ocultar un problema social e interpersonal para que no interfiera con las personas “adaptadas” a los requisitos sociales, sin una mirada médica ; luego pasamos al cambio en la practica psiquiátrica donde se busca facilitar la adaptación de las personas a determinados entornos sociales; un tercer encargo que pasa por convencer a la población que el malestar es evitable en la medida que busque ayuda por parte de expertos quienes nos llevan hacia el consumo de mercancía o servicios lo cual ha mercantilizado fuertemente nuestra especialidad generando una limitación en el acceso a la atención; finalmente nos menciona el cuarto encargo que es el mas reciente donde estamos favoreciendo practicas liberadoras las que resaltan el individualismo, acabando con el apoyo y compromiso social solidario.
Puede leerse como si nos mostrara el lado oscuro de la psiquiatría, tal como él lo menciona. Sin embargo es algo muy importante para cimentar las bases del futuro de la psiquiatría, donde debemos tomar cada aspecto positivo a lo largo de la historia, aprender de lo negativo y generar nuevas propuestas que nos permitan avanzar en los obstáculos que iremos enfrentando. Finalmente todos buscamos los mismo, que es lograr la plena capacidad de nuestros usuarios y no someterlos a los dictámenes de algunos expertos.
La tesis del autor se basa en la idea que la psiquiatría ha sido parte de un devenir, que la ha constituido de distintas formas a lo largo de la historia.
ResponderEliminarDe esta manera el autor plantea que básicamente la Psiquiatría ha sido un producto de distintos momentos históricos, que no tendría una ontología o naturaleza propia si no que le ha sido dada por diversos movimientos sociales que le asignan diversos encargos a los cuales la psiquiatría ha sabido responder de mejor o peor forma, y que al autor invita a combatir en mayor o menor medida.
El primer encargo que la sociedad le asigna a la psiquiatría sería el de separar al loco del resto de la población, cuyo producto sería el asilo, manicomio, hospital psiquiátrico, y cuyo momento histórico sería inicialmente en la edad media.
El segundo encargo sería el de mantener a la población "normal" mentalmente sana para que pueda seguir siendo parte de la fuerza laboral. Su empuje sería el psicoanálisis y su momento histórico el siglo XIX.
El tercer encargo sería el de generar una especie de mercado a través de los expertos y la farmacología, que permita arrebatarle a medios de producción más pequeños y locales, la sanidad mental de la población, y así la salud mental pueda ser algo comercializable.
El cuarto encargo (y en este punto deseo detenerme) que la sociedad o el entorno, o ya desde otro punto de vista, el mercado le asignaría a la psiquiatría sería el de mantener el modelo, de modo que las prestaciones de salud mental le sean de alguna manera arrebatadas o expropiadas al estado, y que la provisión de servicios y productos psiquiátricos se mantenga en el mismo mercado, el cual habría sido creado en el tercer encargo.
Algunas observaciones:
- Me parece interesante el ejercicio histórico del autor. Permite sintetizar algunos momentos de la psiquiatría que la han llevado a ser lo que es hoy. Sin embargo como mirada simplificada, puede ser discutible la existencia de tan solo 4 momentos, ideológicamente sesgados y desarrollados a través de encargos. Podrían ser 5, 6 o 10 encargos, que permitan un análisis más rico de la historia y el devenir de la psiquiatría.
- Creo que el 4to encargo no es sino parte del tercero, o una continuidad de este último, por lo que yo reduciría la tesis a solo 3 encargos. Claramente el 3er y 4to encargo son una crítica abierta al sistema neoliberal, por lo que es muy difícil separarlos, o al menos, muy difícil comprender la distinción entre ambos.
- Creo que el 4to encargo, pudiendo ser parte del tercero, se queda corto, y se queda corto porque el autor tiene una intención definida de criticar el sistema capitalista, y en ese aspecto, reduce mucho la posibilidad para crear un 4to encargo.
- Creo que el cuarto encargo se completa de otra forma: hoy en día no es solo el sistema de libre mercado el que quiere servirse de la medicina y de la psiquiatría para avalar su propio modelo. El cuarto o quinto encargo, corresponde a la intromisión de "los sistemas" políticos y económicos que desean servirse de la medicina y en particular de la psiquiatría para decir, lo que yo pienso es lo correcto, este es o no es enfermedad, nuestro sistema es mentalmente sano, etc, etc. Achacar ese comportamiento a un único sistema económico es reducir el análisis. Hoy hay muchos segmentos sociales, económicos, ideológicos, políticos, gobiernos, etc, que quieren tener el check, el visto bueno de la psiquiatría, pues en la medida que "MI" sistema es el avalado por la psiquiatría, es el sano, es el otro sistema el enfermo, el sistema que no es el que yo apruebo o comparto.
- Mi propuesta de nuevo cuarto encargo para ampliar el análisis, es la intromisión de grupos organizados, en la determinación y confección de las decisiones psiquiátricas. Se nos está pidiendo que avalemos ideologías, pensamientos, estructuras políticas y económicas, y se nos está extrayendo de nuestra misión primera que es el cuidado de las personas.
Lo permitiremos???
https://psiquiatraapata.blogspot.com/2021/08/locura-de-la-psiquiatria-critica-al.html
El libro “La Locura de la Psiquiatría” nos entrega una visión de la especialidad desde un nuevo ángulo. Pareciera no existir una historia propia de la psiquiatría; y así es, la especialidad se ha debido adaptar y ha debido asumir roles o tareas según las necesidades sociales cambiantes a lo largo del tiempo.
ResponderEliminarLos cuatro encargos históricos descritos por el Dr. Fernández Liria los podemos evidenciar en nuestro sistema de salud; el asilo y luego Hospital Psiquiátrico mantiene algunos vestigios, en dos grandes centros de nuestra región, que como “Larga Estadía” no se mencionan en el Plan Nacional de Salud Mental. Afortunadamente la función de la Psiquiatría mutó e hizo necesaria la visión comunitaria más extendida hoy; y digo afortunadamente porque si excluir y encerrar a los “locos” fuera la labor del Psiquiatra pensaría en otra área de especialización. Así esta psiquiatría comunitaria consiste en facilitar un procedimiento para determinar qué usuario tiene derecho y cuál no a considerarse enfermo y eximirlo así de su labor; el proceso de rehabilitación que ejecuta permitiría en palabras de Freud retornarle su “capacidad de amar y trabajar”. Respecto al segundo encargo es probablemente lo que con más frecuencia hacemos; se evalúa un usuario con alguna sintomatología, se exime de su labor habitual y se propone un plan de rehabilitación que busca reintegrarlo a su actividad habitual. Sin embargo, si la sintomatología es de difícil manejo o se torna compleja, no siempre la red comunitaria da abasto para manejar estos casos; este es un pendiente del segundo encargo que, a tantos años de su inicio, aún no logra resolverse.
Posteriormente en el tercer encargo se les entrega a los oficiantes de Salud Mental el papel de sostener la idea de que la intimidad, la vida emocional y el sufrimiento, entre otros, no pueden gestionarse sin el concurso de un experto y el uso o consumo de una mercancía industrialmente producida. En este punto debemos estar atentos a no caer en la tentación de la prescripción fácil o de hacer psiquiatra-dependientes a nuestros usuarios; sino explotar sus mecanismos de autoregulación que les confieren autonomía para resolver los conflictos que lo llevan a la atención de salud mental; todo esto en un marco de convivencia social.
Finalmente, con el cuarto encargo de la sociedad se busca justificar la destrucción de los mecanismos colectivos de previsión del infortunio, fomentando el concepto de autonomía desde el individualismo y no en el contexto colectivo de protección y de regulación. Al igual que con el tercer encargo, no debemos fomentar la toma de decisiones desde el egoísmo. Es necesaria la inclusión de los determinantes sociales en la planificación de acciones y proyectos en Salud Mental, especialmente en medio de la crisis actual de Salud Mental que experimenta nuestra sociedad y nuestro país.
Personalmente, el encargo de “asilo” y luego Hospital Psiquiátrico es lo más cercano que me ha tocado experimentar en los últimos meses. Similar a lo comentado por el compañero Jorge Tatini, me ha tocado desempeñar mi labor en el Hospital Psiquiátrico El Peral (HPEP); se trata de una construcción antigua, con varios edificios en desuso, que alguna vez albergó a más de 600 usuarios psiquiátricos. Actualmente residen en él alrededor de 150 usuarios, la mayoría de los cuales han hecho del Hospital su hogar; fueron separados de la sociedad, algunos hace más de 40 años. Actualmente con escasas o nulas redes de apoyo es casi imposible pensar retornarlos a la comunidad. Así, desde el HPEP es difícil llevar a cabo el segundo encargo descrito por Fernández Liria; si bien se sitúa a fines del siglo XIX, en El Peral sigue pendiente esa transformación.
EliminarLa lectura de “La Locura de la Psiquiatría” nos abre un nuevo flanco de reflexión sobre nuestra futura labor como especialistas de la Salud Mental. ¿Debemos cumplir sin cuestionarnos lo que nos pide la sociedad? ¿Sólo somos el componente de una tecnología para la sociedad? Nuestra labor requiere que constantemente le demos una vuelta a nuestras acciones y para ello requerimos de una formación amplia y sistematizada, cuestionarnos y ayudarnos.
En el texto del Dr. Fernandez Liria se nos hace un recorrido introductorio por la historia de la psiquiatría. Iniciando con la precisión conceptual de que la psiquiatría no es una ciencia, sino más bien una tecnología cuyo objetivo es producir un bien social, salud. El objetivo de la psiquiatría viene definido por la sociedad en cada momento histórico.
ResponderEliminarSon mencionados también ciertos hitos históricos como los orígenes de los asilos y la llegada de los médicos a éstos para justificar su existencia. Destaco lo potente de la frase “al loco, al loco” de los niños al golpear a este “anormal” y como esto motivó el nacimiento de los asilos, para así resguardar al loco de la potencial crueldad de las personas “normales”.
Continuando con los cuatro encargos que la sociedad le hace a la psiquiatría. El primero, justificar y gestionar un espacio de exclusión para aquellas personas que tenían comportamientos que entorpecían la convivencia en las ciudades, se establece que estas personas sufrían de enfermedades y que el objetivo del hospital era darles una cura. El segundo encargo, reestablecer la capacidad de amar, pero sobre todo de trabajar con el fin de preservar y reparar a las personas para que pudieran continuar siendo la mano de obra. El tercer encargo, destruir la capacidad de gestionar el malestar para generar un mercado, refiriéndose a la industria farmacéutica y sus millonarias ganancias. El cuarto encargo, justificar la destrucción de los mecanismos colectivos de previsión del infortunio, haciendo alusión a las políticas neoliberales que rechazan mecanismos solidarios de protección a la salud
Finaliza el texto con exhortaciones a nuestro quehacer profesional. Con la invitación a salir de la zona de confort, de ver y actuar críticamente ante la información /el tratamiento /finalidad, que sea puesta ante nuestros ojos y también de inducir una visión crítica en nuestros compañeros y usuarios.
Efectivamente al leer el libro de Fernández Lira este nos relata en forma cronológica y sencilla la evolución de algunos conceptos de salud mental y la forma de ver la enfermedad desde un punto de vista de intereses políticos, económicos y de algunas corrientes de pensamiento. Como medico relativamente joven en cuanto a la practica de la profesión, uno se queda con el concepto de tratar al enfermo no con un fin económico ni a favor de compañas privadas farmacéuticas, lo que principalmente me mueve y (creo) debería motivar a la práctica de esta profesión es el alivio del sufrimiento de una persona (paciente) que busca y pone su confianza en nuestra persona.
ResponderEliminarLa propuesta del autor es que la psiquiatría no es una ciencia por el objeto de esta es producir conocimiento y el de la psiquiatría es producir un bien social o un logro tecnológico cuya sociedad le da esa utilidad. Se plantea como no es posible hablar acerca de una “historia de la psiquiatría” sino mas bien un “devenir”, sin progreso lineal sino una acumulación de conocimiento en pro de una verdad, muchas de estas por encargos de poderes sociales.
Me parece muy honesto y acertado cuando el autor plantea que las teorías psiquiátricas han carecido siempre de una base empírica. Incluidas las mas actuales como las bases neuroquímicas y sus desequilibrios que hasta el momento no han sido demostradas, siendo tratadas con fármacos cuya eficacia ha sido exagerada y efectos adversos tomados poco en cuenta.
Interesante es como para el autor la psiquiatría es solo una herramienta por encargo de un sistema sociocultural de un determinado momento histórico. Siendo las teorías desarrolladas son solo consecuencia de este encargo realizado a posteriori, como la psiquiatría desarrolla teorías para justificar la pertinencia de las practicas realizadas. Personalmente impresiona como todo esto sería en realidad un autoengaño o “ideologizas” en el sentido marxista, engaños bastante elaborados pero el y al cabo engaños. Y así como como el contexto sociocultural cambia, estas teorías y creencias también lo hacen sin refutación ni confirmación alguna.
No es un libro particularmente optimista pero invita a ponerse consciente de nuestras limitaciones como futuros psiquiatras y por ende modificar ciertas cosas que cada día nos parecen mas inaceptables (abuso de fármacos, psiquiatrización del dolor etc.). Se agradece eso si la sinceridad y claridad de lo expuesto por Fernández Lira.
A pesar de la crítica se agradece también el desarrollo de algunas ideas para cambiar la situación. El hacernos a nosotros los futuros psiquiatras como un instrumento útil para las personas. El superar los “encargos” y que pueda ocuparse de ayudar a la gente que sufre. Además, unirnos como sociedad misma y cambiar lo que produce miseria a muchos y beneficio a pocos.
Saludos a todos!
Diego González Rojas
Residente Psiquiatría Adulto UCSC.
Muy interesantes la lectura y video del Dr. Fernández. Sin duda me sorprende y maravilla los nuevos conceptos que se nos proponen y que hasta este momento había aceptado como la verdad sin cuestionamiento alguno.
ResponderEliminarUno de los puntos que quisiera destacar de este material es lo que se nos plantea con respecto a que la pérdida y la recuperación de la salud mental juega un papel en la sociedad de acuerdo al momento histórico en el cual nos encontremos y tal como se nos plantea, ha sido así y lo continua siendo de alguna manera, y me pregunto ¿qué buscamos con ser psiquiatras hoy en día? ¿queremos ayudar a que la “gente normal” no se incomode con aquellos que presentan alteraciones en el comportamiento? ¿o queremos integrar a estas personas de la mejor forma posible?, preguntas desafiantes que hasta ahora no me había realizado pero que sin saberlo ha sido mi motivación para esta acá: mi preocupación por ese ser humano que nos busca como equipo de salud para aliviar su dolor, para ser su voz ante un entorno que lo estigmatiza y aísla por no comportarse según lo socialmente establecido o esperado, siendo entonces un puente para que el entorno vea este dolor y se haga cargo también de su cuidado y bienestar en la misma comunidad y no llevándolos a la periferia como se solía hacer hace no tantos años.
En el área infantil se dan varias situaciones que tienen que ver con lo que nos plantea el Dr. Fernández con respecto a que porqué ahora intentamos “arreglar” comportamientos que siempre han existido y hasta hace algunas décadas no eran vistos como problemáticos? probablemente no exista una única respuesta o causa, y sea más bien multifactorial; una explicación puede ser por el crecimiento y presión de la industria farmacéutica al vender la idea que existe un medicamento para dar solucionar cada problema que se nos ocurra patologizando conductas que muchas veces son normativas para la edad, y también por la poca tolerancia que tenemos como adultos al no querer hacernos cargo o invertir energía en el cuidado de niños y adolescentes. Un ejemplo de esto son las innumerables derivaciones que se recibían en el consultorio desde los colegios buscando y exigiendo un medicamento para la “hiperactividad” o sino los niños no podían entrar a la sala ya que “no dejaban hacer la clase al profesor”. Hoy en día, está tan normalizado el dar pastillas para todo que nos olvidamos de cuestionar e investigar qué estará pasando en el hogar y entorno que desencadena tal conducta que genera ruido.
Como residentes de psiquiatría infantil, desde que ingresamos a la beca, se nos ha tratado de deconstruir de la mirada adultocéntrica que traíamos, se nos ha invitado a ver más allá y preocuparnos por lo realmente importante, lo que sin duda se complementa con el concepto de ver la psiquiatría y la salud mental como un bien social que debemos defender y brindar a nuestros pacientes y sus familias.
Yeaninne Hernández
Residente Psiquiatría Infantil Uchile.
Yeaninne, estoy muy de acuerdo con todos tus planteamientos, sobretodo la importancia de volver nuestra mirada a lo realmente importante: los pacientes, observarlos de forma integral, dejando de ver cómo. “Anormal” conductas como bien lo comentabas normativas, o buscamos adaptación a medios que realmente perjudiciales, necesitamos ampliar nuestra mirada, aprender de los aciertos y errores previos, para contribuir a la restauración de la salud mental de nuestros pacientes y por ende de la sociedad
EliminarTal cual. En nuestro medio, en población infantil-adolescente muchas veces el fármaco suele ser entendido por los adultos cuidadores como "la solución a todos los problemas", casi como si el hecho de que el niñe no se comporte como "el esquema de infancia" implica que tiene un problema, alteración en neurotransmisores, alteración en sus sistemas cerebrales, tal que el fármaco va a venir a solventar esa situación. Muchas veces también haciendo caso omiso del resto de recomendaciones desde lo vincular, el acompañamiento y validación de emociones, manteniendo interacciones que lo que hacen finalmente es sostener el problema, mientras el fármaco lo minimiza.
EliminarMuchas gracias Yeanine. También a Paola y Nicolás:
EliminarMe alegra lo que comentas respecto a que "como residentes de psiquiatría infantil, desde que ingresamos a la beca, se nos ha tratado de deconstruir de la mirada adultocéntrica que traíamos, se nos ha invitado a ver más allá y preocuparnos por lo realmente importante, lo que sin duda se complementa con el concepto de ver la psiquiatría y la salud mental como un bien social que debemos defender y brindar a nuestros pacientes y sus familias"
Hola a todos.
ResponderEliminarEn base al texto y exposición de Alberto Fernández Liria, al igual como he visto en la mayoría de los comentarios, expone temas que hacen cuestionarse muchas cosas que dábamos por hecho respecto de la psiquiatría.
Hay cosas que expresa de forma tan tajante, como el hecho de que la psiquiatría no es una ciencia sino una tecnología (lo que a mi parecer choca un poco con lo que enseña Germán Berrios al mostrarnos las características del objeto de estudio de la psiquiatría, y para que algo tenga un campo de estudio debe ser una ciencia), que considero son debatibles principalmente, y si bien puedo estar o no de acuerdo con él, las pone sobre la mesa de forma que nos hagan reflexionar al respecto.
Me parece esclarecedora su forma de exponer su punto de vista respecto a la evolución de la psiquiatría como algo que se ha modificado básicamente por temas sociales, políticos y económicos, más que por una historia propia.
Ahora, si vamos a los encargos de la psiquiatría, se hace difícil no estar de acuerdo con su forma de exponer los eventos que han marcado los hitos en los cambios del quehacer psiquiátrico, pero no por eso significa que hayan sido malas estrategias para su época, comprendiendo que en algunos momentos la alternativa de “no tratamiento” versus el tratamiento de moda posiblemente hacía necesarios esas actividades. No estoy de acuerdo con negar rotundamente los avances en neurociencias y en psicofarmacología que se han producido en las últimas décadas, ya que aunque exista una motivación económica por parte de la industria también existen regulaciones, además de la responsabilidad de cada uno con respecto a la lectura crítica de la literatura que nos permita evaluar qué clase de tratamiento pueda ser más efectivo o necesario para el usuario en cuestión, de hecho incluso dentro de sus ejemplos en la exposición menciona que el estudio de efectividad de la Terapia Cognitivo Conductual era “tan eficaz como la Imipramina” y “más eficaz que el no tratamiento”, lo cual me parece es aceptar que el tratamiento farmacológico también es una alternativa válida. Obviamente, hay que ser capaz de individualizar en el caso de cada usuario a sus necesidades, y tratar de ver qué cosas son las que se han articulado para que haya llegado a la situación (sea patológica o fisiológica) en la cual está solicitando nuestra asistencia. Uno se cuestiona en varias ocasiones como mencionaban en las reflexiones del texto que están más arriba, de si la prevalencia en efecto ha aumentado o no y si en realidad es un tema de mercado, pero no sé si las alternativas que habían en otros momentos para tratar estos problemas hacían que en realidad se invisibilizara el estado de salud mental de cada uno (por ejemplo, mis padres y tíos varias veces me han mencionado que el psicólogo que tenían ellos era un palo con el que les daban en la cabeza cada vez que se quejaban o similar), o si en realidad el hecho de estar más preocupados de poder subsistir en el día a día durante la época que todavía no había una mano de obra especializada pesaba más que la preocupación del estado de salud mental de los integrantes de una familia, excepto en los casos de los sectores más acomodados que se podían dar el lujo de solicitar asistencia en ese sentido.
(continua)
(continuación)
EliminarEl último encargo del libro, admito que me confundió bastante respecto a los anteriores, ya que más que un encargo a la psiquiatría/salud mental, parece un encargo a la medicina en general. Si bien a mi tampoco me gusta el sistema neoliberal ni mucho menos, me hubiese gustado ver lo que sucede en algunos otros textos donde también se expone de una forma un poco menos polarizada la situación del sistema de salud. Ahora, digo lo anterior porque si bien me gusta ser parte del sistema público de salud, al atender en la red privada uno se da cuenta de que las personas que se ven en esa área varias veces tienen los mismos tipos de dificultades (laborales, familiares, etc.) que las personas de la red pública, pero a quienes varías veces les produce desconfianza el funcionamiento de la red pública de salud, y tienen la autonomía para poder elegir un sistema privado. Hay mucha razón de que si fuese un buen sistema solidario posiblemente estás desconfianzas al sistema no se darían, y no estarían tantas personas en sistemas de salud privados. Por favor, no me malinterpreten, ya que lo que en realidad yo creo es que gran parte de las causas de las falencias actuales en la salud mental de las personas están principalmente influenciadas por el contexto social, económico y laboral de las personas, y que si se mejorarán esas diferentes condiciones posiblemente mejoraría la mayor parte de la población que vemos en la actualidad sin necesidad de una intervención por nuestra parte.
Felipe González Figueroa
Residente Psiquiatría de Adultos Universidad Mayor
Hola a todos
ResponderEliminarLuego de leer el libro de Fernández Lira este nos cuenta de una forma bastante amigable e interesante como es la evolución de la psiquiatría y la salud mental, como parte la formación de este concepto y su evolución.
Al igual que en los otros seminarios nos podemos dar cuenta de la importancia del contexto histórico y sociocultural, a tal punto que es precisamente lo que define las enfermedades mentales y lo que definió la psiquiatría.
Una de las frases que mas me gusto y que fue interesante leer es que como el contexto historio y la creación de asilos contribuyo a la formación de la psiquiatría y médicos psiquiatras y no al contrario como se podría pensar.
a través de esta lectura el autor nos propone que la psiquiatría no es una ciencia ya que su fin no es la entrega de conocimiento si no que es considerado una tecnología ya que esta a merced del bien social y es eso precisamente lo que encamina y dirige su actuar.
Aquí nuevamente se puede ver lo importante que es los diferentes eventos históricos y sociales definen el que hacer de la psiquiatría y del psiquiatra.
Es interesante reflexionar acerca de cómo la psiquiatría se acomoda y amolda a la sociedad tanto de un modo positivo o negativo.
Por otro lado también se plantea como en el que hacer a diario no se buscan los síntomas y la queja del paciente, su vivencia, si no lo importante es tratar de lograr la causa, encaminar en un diagnostico para luego finalmente indicar un tratamiento. Esto se aleja la búsqueda y el interés de lo que debería ser, que es “el paciente” su vivenciar. Esto nos invita a no olvidar y reencaminar el propósito actual del psiquiatra que es ser un instrumento útil para las personas.
Finalizando de los cuatro encargos que se explican en el texto, el segundo encargo, que es restablecer la capacidad de amar y trabajar , me parece fundamental recalcar y darle la importancia, sobre todo nosotros en nuestra labor como médico, ya que sabemos lo importante y todo lo que contribuye en la salud mental de nuestros pacientes.
EliminarCoincido contigo Catalina, que siendo este el 3er tema a tratar en nuestro curso, se me facilito ver la manera en que nos relata la historia y el surgimiento de la psiquiatría, creo que es realmente fundamental comenzar el camino de esta especialidad con este reconocimiento de donde viene y los cambios que se han vivido y nos tienen donde estamos ahora. Que lo ordene en lo que el llama los 4 momentos o requerimientos por parte la sociedad, es lo que explicaría el distinto actuar de las personas que se han dedicado a la salud mental a lo largo del tiempo.
Reconocer ademas que esta rama es de las mas imperfectas que existen. Conocer que nació como un instrumento de poder supuestamente científico, pero que desde lo que se conoce, ha intentado delimitar lo normal y lo anormal. En un comienzo lo hacia mediante la institucionalización de los llamados “enfermos” pero hasta el día de hoy lo hace mediante un diagnostico psiquiátrico.
A lo largo del texto nos muestra como distintos maestros y trabajares de la salud mental fueron críticos con los sistemas que se ofrecían, considerando las condiciones sociales y el contexto que se vivía. Pero el llamado esta a mantener una premisa por delante, que es trabajar para ser de utilidad para nuestros pacientes, que necesita o de que sufre.
Daniela:
EliminarMe alegro que distingas " que es realmente fundamental comenzar el camino de esta especialidad con este reconocimiento de donde viene y los cambios que se han vivido y nos tienen donde estamos ahora ".
Formarse como Médica/o Especialista en Psiquiatría no debiera ser igual a adiestrarse en diagnosticar y precribir, ni concebir nuestra práctica como ahistórica y natural. Así como ayer, hay determinante y determinaciones que operan sobre nosotros en nuestro tiempo. Develarlas, hacernos cargo y responsabilizarnos de nuestras opciones es un imperativo en la formación que pretendemos co-construir con nuestras y nuestros estudiantes.
La invitación que nos hace Fernández Lira es a dar una mirada crítica desde la historia y mostrarnos cómo se ha ido construyendo la disciplina de la Psiquiatría en respuesta a los diferentes requerimientos surgidas desde las sociedades visualizados a través de los 4 encargos. El primero, que habla del cómo se justifica la existencia del asilo como lugar de exclusión social que luego evoluciona como lugares para la terapéutica y cuidado de “enfermedades” liderado por los psiquiatras. El segundo, tiene que ver con la preservación de la fuerza de trabajo cualificada, así la psiquiatría comenzó a elaborar prácticas para responder a esta misión que era la de restituir la “capacidad de amar y la de trabajar”. Quisiera detenerme en una reflexión en torno al tercer encargo del que se habla en el libro. En un contexto en que el neoliberalismo incita, con el fin generar más beneficios, a destruir los antiguos medios de satisfacer necesidades para dar cabida a relaciones mediadas por intercambio de mercancías, irrumpen los antidepresivos ISRS a fines de los años ochenta y nace la necesidad creada de utilizar el servicio de un otro experto para la gestión de las propias emociones, convirtiéndose la salud mental en ese momento en un nuevo y rentable negocio. Así, los profesionales de salud mental se fueron haciendo partícipes de este nuevo concepto, de que para superar el sufrimiento se hace necesario acudir a un experto que tiene, ya sea la “pastilla mágica” para ese sufrimiento catalogado como enfermedad X, o las herramientas psicoterapéuticas para elaborar las experiencias emocionales. Y con esto creo, se fue cayendo en el riesgo de patologizar y medicalizar la vida excesivamente con medidas, en el caso de los fármacos, que no son del todo inocuas. Me preguntaba cuáles sería las repercusiones de esto hoy en día, y pienso que quizás estemos facilitando el hecho de que las personas desconfíen en sus propios recursos o simplemente no los exploren, lo que disminuye su capacidad para lidiar consigo mismos autónomamente, y esto los convierta en dependientes de un otro (llámese profesional o llámese medicamento) para dar solución a sus problemas. Llama la atención como lo menciona Fernández Lira en su conferencia, que aun teniendo fármacos para tratar los problemas de salud mental, resulta curioso que las cifras de los problemas de salud mental no hayan disminuido. Esto lo menciono sin ánimo de desconocer el gran aporte de la farmacoterapia y la psicoterapia, pues las considero de por sí herramientas muy valiosas, sino de reflexionar en torno a las consecuencias que podría tener este quehacer tan habitual.
ResponderEliminarConcuerdo con mi compañero Diego que no es un recorrido tan optimista, pero al final el autor nos propone ideas para mejorar lo que expuso en la primera parte con una mirada esperanzadora, ideas que ayuden a producir bienestar en el que sufre, y para lo cual estamos hoy formándonos.
Quiero empezar primero relatando lo que ocasionó en mi leer el texto y ver el video del Dr. Alberto Fernández. Puedo destacar que transité por una serie de emociones que fueron variando desde inicio a fin. Desde sentir incomodidad, similar a cuando se escucha una “verdad incómoda” hasta llevarme al punto de hacerme preguntas y sobre todo cuestionar como llevo a cabo mi quehacer profesional. En primer lugar cuando describe en su exposición la necesidad de entender que a lo largo de la historia de la Psiquiatría muchas veces esta ha ocasionado mas daño que beneficios, no deja de ser un fundamento que despierta una profunda reflexión en mi. Como el lo describe la idea que la Psiquiatría es peligrosa plantea la necesidad de saber por que ha sido así, y tal vez al descubrirlo se podría conseguir que esta haga mas bien que daño. Y es en este punto cuando concuerdo con su visión critica de estar conscientes de lo que estamos haciendo y aquí no dejo de pensar en la patologización y medicación de algunos “trastornos” como por ejemplo los “trastornos de personalidad” hasta que punto se debe llegar? Son necesario los tratamientos, los psico-fármacos o eso nos han hecho creer hasta ahora? se beneficia realmente el paciente o las industrias farmacéuticas?, debemos controlar la conductas de las personas para que se adapten en el molde que la sociedad estipula?.
ResponderEliminarAdemás otro de los postulados que el Dr. Fernández usa y que me hicieron mucho sentido sobre todo al engranar las lecturas previas que hemos tenido en este curso, es que para explicar la historia de la Psiquiatría es determinante entender que es la sociedad en cada momento histórico lo que pone el acento en la pérdida o recuperación de la salud mental. No solo por el hecho como el Dr. Fernández explica que la Psiquiatría no es una ciencia sino una tecnología, diferenciando una de la otra en la finalidad que tienen como: generar conocimiento y producir un bien social respectivamente. Sino que son los cambios en la sociedad lo que lleva a que las prácticas psiquiátricas se vayan modificando. Esto lo explica muy clara y detalladamente cuando nos muestra los requerimientos que la sociedad ha hecho a la Psiquiatría y a los Psiquiatras y como las prácticas se han adaptado para responder a estos encargos modulando así el pensamiento psiquiátrico. Con prácticas que surgen principalmente para poder justificar lo pedido por la sociedad a lo largo de su propia transformación aunque muchas veces tanto los requerimientos como los actuaciones de la Psiquiatría y los Psiquiatras sean contradictorias.
Creo que la reflexión más potente es cuando en su epílogo el Dr. Fernández invita a los profesionales de salud mental a la acción desde un pensamiento crítico que permita finalmente a ayudar a las personas que sufren, tanto en la atención como también desde la acción colectiva guiada por la solidaridad entre individuos con los mismo derechos. Concuerdo profundamente con esto y que es necesario formularse un análisis crítico en nuestro aprendizaje y en nuestro quehacer profesional.
Hola, Vuelvo a colgar el comentario ya que se registro sin mi nombre.
EliminarQuiero empezar primero relatando lo que ocasionó en mi leer el texto y ver el video del Dr. Alberto Fernández. Puedo destacar que transité por una serie de emociones que fueron variando desde inicio a fin. Desde sentir incomodidad, similar a cuando se escucha una “verdad incómoda” hasta llevarme al punto de hacerme preguntas y sobre todo cuestionar como llevo a cabo mi quehacer profesional. En primer lugar cuando describe en su exposición la necesidad de entender que a lo largo de la historia de la Psiquiatría muchas veces esta ha ocasionado mas daño que beneficios, no deja de ser un fundamento que despierta una profunda reflexión en mi. Como el lo describe la idea que la Psiquiatría es peligrosa plantea la necesidad de saber por que ha sido así, y tal vez al descubrirlo se podría conseguir que esta haga mas bien que daño. Y es en este punto cuando concuerdo con su visión critica de estar conscientes de lo que estamos haciendo y aquí no dejo de pensar en la patologización y medicación de algunos “trastornos” como por ejemplo los “trastornos de personalidad” hasta que punto se debe llegar? Son necesario los tratamientos, los psico-fármacos o eso nos han hecho creer hasta ahora? se beneficia realmente el paciente o las industrias farmacéuticas?, debemos controlar la conductas de las personas para que se adapten en el molde que la sociedad estipula?.
Además otro de los postulados que el Dr. Fernández usa y que me hicieron mucho sentido sobre todo al engranar las lecturas previas que hemos tenido en este curso, es que para explicar la historia de la Psiquiatría es determinante entender que es la sociedad en cada momento histórico lo que pone el acento en la pérdida o recuperación de la salud mental. No solo por el hecho como el Dr. Fernández explica que la Psiquiatría no es una ciencia sino una tecnología, diferenciando una de la otra en la finalidad que tienen como: generar conocimiento y producir un bien social respectivamente. Sino que son los cambios en la sociedad lo que lleva a que las prácticas psiquiátricas se vayan modificando. Esto lo explica muy clara y detalladamente cuando nos muestra los requerimientos que la sociedad ha hecho a la Psiquiatría y a los Psiquiatras y como las prácticas se han adaptado para responder a estos encargos modulando así el pensamiento psiquiátrico. Con prácticas que surgen principalmente para poder justificar lo pedido por la sociedad a lo largo de su propia transformación aunque muchas veces tanto los requerimientos como los actuaciones de la Psiquiatría y los Psiquiatras sean contradictorias.
Creo que la reflexión más potente es cuando en su epílogo el Dr. Fernández invita a los profesionales de salud mental a la acción desde un pensamiento crítico que permita finalmente a ayudar a las personas que sufren, tanto en la atención como también desde la acción colectiva guiada por la solidaridad entre individuos con los mismo derechos. Concuerdo profundamente con esto y que es necesario formularse un análisis crítico en nuestro aprendizaje y en nuestro quehacer profesional.
Gracias Joely. Creo que identificas con precisión las líneas argumentales fundamentales del Alberto en este libro.
EliminarRescatas también en su llamado final, el sentido sustancial de este trabajo intelectual.
Me gustó mucho la lectura de esta ocasión, nos lleva a una reflexión quizá más antropológica e histórica de la disciplina que nos convoca. Más allá de solo conocer la línea temporal de los planteamientos y paradigmas del desarrollo de la psiquiatría y salud mental, el autor analiza críticamente y en forma esquemática su relación con los principales lineamientos del quehacer del resto de occidente en cada momento histórico, planteándolo a modo de "encargos". Sería interesante conocer qué "encargos" ha habido también para otras carreras o áreas que actualmente también están en la palestra como puntos críticos de nuestra sociedad (pedagogías, ingeniería comercial, economía, filosofía, astronomía, etc.).
ResponderEliminarEn particular, me hizo mucha resonancia las ideas relacionadas con la segregación, la visión de las condiciones de salud mental como "enfermedades biomédicas" y la labor de la psiquiatría para "restaurar la capacidad de amar y trabajar", paradigmas que persisten al día de hoy en muchas situaciones, pero que toman especial relevancia al abordar la población infantil-adolescente. A través de la práctica de nuestra especialidad, somos testigo del día a día de niñes, adolescentes y sus familias, y podemos notar que también en muchos adultos a cargo operan formas similares, no solo de entender la "salud mental infantil-adolescente", sino también su "desarrollo normal", el "portarse bien", el "cumplir sus deberes" y el tener ciertos éxitos académicos.
Dentro de lo que podríamos considerar como "mirada adultocéntrica" existen distintas formas de ver a la infancia, de entender sus procesos y de considerarlos como normativos o no, esperables o no, saludables o no, etc. Y dentro de ello hay mucho de "restaurar la capacidad de amar y trabajar", quizá cambiando el "trabajar" por "estudiar" o "tener buenas notas", aspectos que se pueden atisbar desde el solo motivo de consulta: "lo traigo porque le va mal en el colegio", "lo traigo porque sus profesores dicen que es muy inquieto", "lo traigo porque es muy desordenado en clases". Y es que tras estas declaraciones, además de visiones de infancia, hay paradigmas imperantes desde el exitismo neoliberal, desde el premiar el supuesto "mérito" con notas concretas a través de test o formas de aprender diseñadas para crear un homogéneo y no pensadas en la diversidad de personas que asisten a educarse, ignorando muchas veces sus propias capacidades y enterrándolas como no relevantes para un proceso formativo. Tras este enfoque podríamos incluir esquemáticamente al diagnóstico DSM o CIE de tr. por déficit atencional, donde aplicamos una etiqueta a un niñe desde una referencia de "desdaptación a su entorno escolar", entendida como una dificultad para permanecer quieto, para prestar atención, para copiar materias en sus cuadernos, para completar actividades, etc. Pero sin muy poco nos preguntamos sobre cuál sería el "encargo" tras ello, si no habrá también unos intereses mayores operando tras estas etiquetas, como lo pueden ser por ej., el hecho de un sistema educacional con condiciones vastamente cuestionables, como lo es el actual en Chile.
Y así mismo puede pasar con otros motivos de consulta, como: "lo traigo porque no me hace caso", "lo traigo porque me hace pataletas en la calle", "lo traigo porque es incontrolable", etc., que pueden estar orientando la idea de que un niño debe ser "adiestrado", "domado", "dócil", "obediente", ignorando absolutamente que la vivencia de la frustración es un proceso sustancial y que el adecuado acompañamiento de esas situaciones son fundamentales para su historia evolutiva. Tras ello podría existir el "encargo" de que a la sociedad le sirven niños que sean "útiles", "productivos", "movilizarán el comercio", "consumirán servicios", etc., porque después también serán adultos con las mismas cualidades y tendrán más hijos con las mismas cualidades.
EliminarNicolás Jonathan Melej Varela
Residente de Psiquiatría Infantil-Adolescencia UChile, Sede Sur
Nicolás tu comentario me hizo pensar en una pregunta que nos hicieron en Psicopatología sobre el problema normativo descrito para un autor considerado "anti-psiquiatría" Thomas Szasz, para el problema normativo plantea que la enfermedad mental no es mas que un constructo social, se basa en la premisa que el concepto clásico de enfermedad mental emerge sin un sustrato biológico, sin ser producto directo de la investigación empírica y es solo una extensión inventada por psiquiatras clásicos.
EliminarEl pone acento en que los diagnósticos psiquiátricos surgen para controlar la conducta de las personas dentro de los parámetros considerados moralmente correctos, y así se logra mantener un comportamiento social que esté dentro de los estándares culturales y morales de la sociedad.
Me hizo pensar en esto eso que dices sobre los motivos por los cuáles lo niños son llevados a consulta.
Saludos.
Nicolas, concuerdo con tu reflexión, es interesante el observar cómo el encargo ha mermado la calidad de vida y el bienestar de nuestros niñes y sus familias, me hace bastante sentido que a la sociedad neoliberal le sirven los niños “normales” útiles, productivos, consumistas, manteniendo el círculo vicioso que el neoliberalismo espera, donde vives para encajar en lo dogmado sin importar el costo que esto implique, porque de otro modo y aún en nuestros tiempos podrías terminar asilado, estigmatizado y repudiado….
EliminarMuchas gracias Nicolás:
EliminarAgradezco tu comentario que me parece muy contundente .
Destaco algunas de tus frases, cuando señalas que tras los motivos de consulta en psiquiatría infanto adolescentes (por supuesto formuladas por los padres y no por los niñes y adolescentess) "además de visiones de infancia, hay paradigmas imperantes desde el exitismo neoliberal, desde el premiar el supuesto "mérito" con notas concretas a través de test o formas de aprender diseñadas para crear un homogéneo y no pensadas en la diversidad de personas que asisten a educarse, ignorando muchas veces sus propias capacidades y enterrándolas como no relevantes para un proceso formativo".
Tal como comenta Joely , Thomas Szasz considera que la enfermedad mental no es mas que un constructo social, que no surge de un sustrato biológico sino de una necesidad derivada del orden social
Como hemos revisado en sesiones anteriores, el definir la salud mental (SM) y la enfermedad mental, es una tarea muy compleja y variable desde la óptica que se le mire. El Dr Fernández, en su tesis, considera esto y advierte los peligros que ha tenido y tiene en razón a la forma de ejercer las prácticas en SM y como el cambio de estas vienen suscitadas desde la sociedad, la política y/o sistema económico.
ResponderEliminarFernández Liria, en su texto y charla magistral, organiza las “transferencias” que le han generado los cambios en los paradigmas y encargos que se le han hecho a la psiquiatría a través de la historia (historia que no le pertenece a la psiquiatría propiamente tal).
De esta manera, articula un buen resumen de lo que para él han sido los grandes cambios en la forma de ejercer la SM, aunque, tal como explicita desde el comienzo, este no es su objetivo: 1er encargo, hacerse cargos de los asilos; 2do encargo, restitución de la capacidad de trabajar perdida como consecuencia de las alteraciones de la SM; 3er encargo, ante la necesidad de crecer del sistema capitalista, las relaciones entre seres humanos son mediadas por intercambio de mercancías. Se gestiona el malestar, de tal manera que aparecen trastornos tratables (principalmente por psicofármacos) y las soluciones están disponibles en el mercado; 4to encargo, los mecanismos colectivos de protección de salud, son vistos como un obstáculo a las políticas neoliberales.
En mi impresión, lo que logra, es una obra tan crítica, como incitadora a la reflexión. Además, es una tesis que busca provocar, y replantearse desde la SM los efectos del capitalismo/neoliberalismo.
Por mi parte, son muchas las sensaciones trasmitidas, siendo la principal el debate entre el rol del psiquiatra, en su deber de cumplir con prácticas que busquen el bien social “versus” el hacer por lo dispuesto por el modelo económico y los riesgos de aquello.
Hola a todos.
ResponderEliminarLos temas de esta jornada inevitablemente llevan a cuestionarse, nuevamente, que es la salud mental, cuales son los patrones que la dirigen, sus bases y fundamentos. Ante esto viene la propuesta de Alberto Fernández, quien con una aguda mirada plantea una visión critica de diferentes hitos que han marcado la historia y quehacer de la psiquiatría prácticamente hasta hoy.
Inicialmente me pareció reveladora esta mirada, especialmente al acercarse a los hitos "mas actuales", por ejemplo al describir la llegada del Prozac, donde queda tan patente como ante la irrupción de la industria farmacéutica, en un contexto económico que lo permitía, asociado a un fuerte marketing, se impone una idea que llega a ser predominante, masiva, y que cuenta con el apoyo activo o pasivo de los profesionales de salud mental, llegando a explicar la depresión en base al funcionamiento de un fármaco que aun no contaba con las validaciones esperables para tal conclusión. Luego, hábilmente, ante hipótesis que no se cumplían, en la industria farmacéutica viene un impulso al uso del fármaco en otras patologías o la llegada de "nuevas" patologías para las que se pueden usar los ISRS.
Al leer esto pensaba, ¿Por que esta industria es capaz de generar cambios y adaptarse para seguir siendo exitosa? Quizás la respuesta es obvia, persiguen un fin comercial, que se puede medir y ve respaldado con números. Ante esto pensaba que en salud mental podrían haber objetivos mínimos que planteen metas en salud mental, para tener cierta estabilidad ante los vaivenes de la sociedad, su pensamiento, ideologías, posturas económicas.
Me llama la atención como el que en una época haya una mirada predominante genera que otras sean minimizadas e incluso criticadas y menospreciadas, sin un mínimo análisis de otras ideas que se puedan plantear o querer debatirlas con argumentos.
Otro aspecto que meditaba tiene que ver con esta mirada critica del libro, que me agrado, la considero útil para reflexionar, logro abrir mis ojos ante situaciones que nunca me había cuestionado, pero pensaba también, ¿da cuenta el libro de los aspectos positivos que si ocurrieron durante los encargos que se mencionan? No lo hace, no persigue ese objetivo, entonces creo que de alguna manera pudiese ser "fácil" criticar diferentes cosas hacia el pasado, pudiendo quedar en el lector una idea critica a todo lo que ocurrió en estas épocas, sin tener en mente que hay aspectos positivos que llevaron a que hoy podamos cuestionar lo que paso en el pasado.
Me quedo entre otras cosas, con la invitación a ser profesionales con una mirada critica, critica en la acción, para ejercer buscando el poder ayudar a otras personas que mas allá del motivo de consulta, sufren.
Cristian Vera, residente psiquiatría adulto
Cristian:
EliminarGracias por tu comentario.
Sin duda existen múltiple miradas posibles sobre los acontecimientos que hoy protagonizamos, sobre los del pasado y las posibilidades futuras. Pero todas están dentro de marcos que abren y cierran la mirada según los determinantes de cada una, lo que habitualmente es obviado. Así operan las estructuras de poder, reproduciéndose y manteniendo el orden social , la desigual repartición de bienes ysufrimientos, y marcando el destino de la humanidad.
Tu comentario final " Me quedo..., con la invitación a ser profesionales con una mirada critica, critica en la acción, para ejercer buscando el poder ayudar a otras personas que mas allá del motivo de consulta, sufren"., me alegra el corazón.
Hola a todos y todas, creo que, igual que a varios compañeros me gusto el libro y la conferencia, donde se muestra de manera ordenada y amigable, el nacimiento de la psiquiatría, su historia y evolución.
ResponderEliminarEl autor plantea una critica a varias situaciones, algunas que nos generan incomodidad como ya lo han planteado los compañeros y otras que poco a poco vamos conociendo, a medida que tenemos mas contacto con los pacientes y la psiquiatría.
Me hace mucho sentido la necesidad de estar cuestionándonos el como vemos y tratamos a nuestros pacientes, dejando de lado el reduccionismo biomédico con el que aprendimos medicina, trabajando en equipos de salud, conociendo los determinantes sociales y no solo buscando la funcionalidad sin importar a que queremos que la persona se adapte. Comparto la opinión de Gonzalo y Verena en cuanto a que muchos de nosotros estudiamos esto con la finalidad de aliviar el sufrimiento de las personas, pero a veces cuesta ver donde esta el limite entre ayudar a la persona y caer en esta necesidad de hacerla más útil o funcional para la sociedad, por lo que este tipo de lecturas nos hace al menos tener en mente que la psiquiatría se va adaptando a lo la sociedad determina y eso esta muy de la mano con el modelo socioeconómico.
Catalina Zilic
Me gusto mucho el texto como la presentación del Dr. Fernandez Lira, y como se desarrolla el concepto de que el objeto de la Psiquiatría es producir un bien social, al igual que otras disciplinas como la arquitectura, la medicina y la ingeniería, por lo que estan dentro del campo de las tecnologías y no de las ciencias, ya que el objetivo de una ciencia es producir conocimiento. Y como las sociedades le piden a la Psiquiatría responder a ciertos encargos a través de la historia.
ResponderEliminarDesde el primer encargo, en el siglo 15 antes de que existiera el concepto de Psiquiatría, se crean los "manicomios" como lugares para dar hospitalidad a aquellos que eran tildados como "locos" y eran objetos de la creueldad de los normales en los lugares urbanos. Luego el segundo encargo que se refiere a recuperar la capacidad de trabjar en los pacientes con trastornos mentales, dándo énfasis en lo preventivo y con una mirada de salud pública. Se reemplaza el "manicomio" por los centros comunitarios de salud mental, ya que la comunidad es una fuente de salud y sanación. Esto también impulsado por la aparición de los primeros psicofármacos, y se pueden tratar la mayoría de los trastornos mentales menos graves en estos centros. Aparecen los dispositivos de Salud Mental articulados para dar mejor respuesta. Junto con la desinstitucionalización cobra fuerza el concepto de rehabilitación psiquiátrica, que permite integrar a los pacientes con trastornos graves en la sociedad lo que es muy importante en su mejoría. Posteriormente con el boom de los psicofármacos, hay intereses comerciales y quedan un poco de lado las formas de ayuda diferentes a lo farmacológico. Contribuir a la capacitación de los profesionles de salud mental de la atención primaria para acercarse a las alteraciones de salud mental con una óptica psicosocial.
Una vez mas la revision del texto y el video del Dr. Fernandez Lira nos hace cuestionar que estamos intentando lograr al ponernos de objetivo la "salud" de las personas, es esta acaso la visión correcta o estamos inmersos en una mirada propuesta por la sociedad o por entes que parecen mas lejanos como la industrias y la economia.
ResponderEliminarEs interesante revisar como esta mirada varia a traves de los años y como se van perdiendo en el tiempo objetivos que parecian logicos como recuperar la felicidad o poder trabajar, siendo cosas que en la actualidad siguen siendo muy vigentes para las personas que sufren psiquicamente.
Y lo que me genera mas ruido, que es una idea que tenia mucho antes de ingresar a la especialidad era el porque las enfermedades o "trastornos" empezaron a ser un problema hace algunos años o pocos siglos y no antes, como dice el doctor, es que no habian enfermedades? o es que las circunstancias cambiaron y ahora las tratamos como tales al tener a disposicion metodos "terapeuticos" a la distancia de un click, que muchas veces no son mas que una solucion que "aparenta" ser la indicada.
No identifico al autor o autora
EliminarHola a todos
ResponderEliminarNuevamente agradezco la oportunidad de poner a nuestra disposición elementos para enriquecer nuestra mirada crítica de la psiquiatría como lo es en esta ocasión el libro y el vídeo de Fernández Liria.
Por mi parte, más allá de un esperado “me pareció interesante”, o “no había visto de esta forma las cosas”, quisiera partir comentando que en lo personal esta lectura me “voló la cabeza” con el desglose crítico del rol de la psiquiatría en la historia. Y lo expongo en esos términos porque me saca por completo de mi zona de confort en ese análisis cronológico y casi periodístico de cómo se dieron las cosas para llegar al punto en el que nos encontramos, desarmando esas solemnidades y tonos heroicos que tantos doctores nos mostraron (y en algunos casos heredaron) en nuestra formación en el pregrado cada vez que se miraba el rol médico en la sociedad a través de la historia, donde no sólo éramos una ciencia, sino incluso verdaderos ”salvadores” de aquellos sufrientes con nuestro inmaculado conocimiento y aséptica interacción. En más de una ocasión la inquietud rebelde de la juventud, o el palpar en carne propia las injusticias sociales que nos afectan como sociedad, me llevaron a descartar tanta “supremacía” del quehacer médico y la poca capacidad de escuchar al otro pues éramos nosotros, con la investidura ad hoc, quienes traíamos la luz de la verdad envuelta en una cápsula cada 8 horas para aliviar los síntomas de un resfrío común el que mi abuela sabía que se iba a recuperar con harto líquido y medidas físicas en 3 días.
Detallar los encargos de la sociedad hacia una tecnología que utiliza la ciencia para aliviar el sufrimiento, y cómo esos encargos fueron moldeando su quehacer, llegando a un punto tan íntimo como en el psicoanálisis y la fenomenología para poder volver a amar y trabajar, para luego decaer tanto en la destrucción del saber comunitario con tal de hacer de la salud mental un modelo de negocios, no hace otra cosa que en el fondo avergonzarnos de lo instrumentalizables que podemos llegar a ser si no mantenemos en alto el análisis crítico de ese espíritu científico que decimos poseer. Destaco aquí lo generativo que es para mí y mis compañeros el que se nos llame tecnología, nos hace ruido por años de un posicionamiento social privilegiado, porque nos creemos científicos porque nos llaman doctores, y terminamos utilizando un mismo medicamento en diferentes cuadros clínicos con la misma fe que el padre Jofré tenía en su dios y su proyecto cuando tuvo compasión de aquel “loco” al que apedreaban frente a él.
Creo que la mirada crítica de Fernández Liria cierra su tesis a propósito en la instrumentalización del modelo neoliberal de nuestra especialidad, creo que lo hace precisamente para irritar, para debatir, para que surjan voces como Felipe o Sheida que creen en un quinto encargo, que creen que el empoderamiento desde las bases de la sociedad, que el saber comunitario y el trabajo interdisciplinario territorial y multicultural vale más que el Prozac y las clasificaciones que le faltaron al DSM para convertirnos en meros encuestadores. Creo que en el devenir de la historia post pandemia, el mundo occidental al entender que no todo es mercado, le encargará a la psiquiatría ayudar y ayudarnos a sólo volver a amar, pues con eso todo lo demás estará cubierto.
Un saludo afectuoso
David Ibarra Gallardo
Muchas gracias David. Me alegro que el texto de Alberto te provoque estas reflexiones.
EliminarQuiero destacar una frase tuya, ligeramente modificada por mi: " avergonzarnos (hacernos responsables) de lo instrumentalizables que podemos llegar a ser si no mantenemos en alto el análisis crítico de ese espíritu científico que decimos poseer".
Respecto al texto y video impresiona cómo ha ido cambiando la perspectiva de cómo ha sido vista la salud mental y la psiquiatría, de pasar a centros donde eran tratadas personas que eran muy juzgadas, consideradas como problemas y donde se las tildaban de "locos", donde estos centros eran apoyados por la iglesia, después para continuar con el financiamiento de estos centros con la incorporación de médicos, quienes se encargaban de identificar la enfermedad, los síntomas y brindar el tratamiento respectivo.
ResponderEliminarPor otro lado, se destaca lo importante que se considere el eje multiprofesional, que no se centre solo en el profesional psiquiatra, sino que también se considere el rol de los otros profesionales que aportan en el proceso de tratamiento de las personas con el fin de abordar la enfermedad y abordar otros ejes o áreas del paciente. Desde ahí es que estoy de acuerdo con el objetivo de la psiquiatría que es velar por el bien social y salud de las personas.
Había escrito mi comentario pero al parecer no quedo grabado, Gracias y disculpe Dr por la molestia al autorizarme a volver a escribirlo.
ResponderEliminarNuevamente resulta provocativa la lectura de esta semana, a la discusión que llevamos teniendo hace semanas acerca de la validez de la Psiquiatría como ciencia se suma una nueva teoría que nos entrega Fernandez Liría. Afirma que la Psiquiatría no es Ciencia ya que las ciencias tienen como resultado entregar conocimientos demostrables y eso es algo que la psiquiatría no hace, propone el concepto de tecnología equiparando la psiquiatría por ejemplo a la arquitectura Que tendrán que ver estas 2 disciplinas que parecen tan distintas en un primer momento? Pues según el autor una tecnología es un servicio que se pone a disposición de la sociedad para cumplir los encargos de la misma, así como la arquitectura pasó de construir palacios, iglesias y templos a edificios y casas mas pequeñas producto del aumento de población la psiquiatría ha evolucionado en base al cambio en los encargos dados por la Sociedad.
Ya mis compañeros se refirieron extensamente a los 4 encargos que hace referencia el autor asi que no los voy a repetir solo hacer referencia al 2° y 4° encargo que me parecen los más interesantes.
El segundo encargo llama a restaurar la salud mental de la población entendiendo como salud mental la capacidad de los individuos para amar y trabajar, Por supuesto la sociedad industrializada de la época ponía énfasis en el segundo aspecto. El cuarto encargo es el de la autonomía, es decir el respeto del enfermo por definir el tratamiento de su propia condición "Es lo que define su humanidad" Dice Nicole Kidman como Virginia Woolf en la película "Las Horas" que tan bien retrata la depresión.
Ambos encargos son interesantes pues han sido llevados al extremo teniendo por un lado a ciudadanos más preocupados por trabajar que por amar y a sobrevalorar la autonomía a tal punto que las sociedades se vuelven cada vez más individualistas y se pierde la dimensión social y cooperativa que yo creo es una de las propiedades del ser humano y la cual ha garantizado nuestra sobrevivencia como Especie. Yo pondría más enfasis en el amor y no confundiría autonomía con aislamiento e individualismo y me pondría al servicio de esos encargos.
Es interesante esta visión de la psiquiatría en base a su función más que a la explicación de su quehacer, el autor llega hasta a afirmar que las teorías que se utilizan hoy en día no son más que intentos para justificar el quehacer psiquiátrico y que nadie cuestione el porqué de su existencia.
Yo en lo personal si creo en los fundamentos neurobiológicos de la psiquiatría, los cuales gracias a avances de la ciencia como la FMRI han podido cobrar más fuerza, aunque no deja de parecerme atractiva esta nueva teoría.
¿Y que tal si la psiquiatría no es ninguna? o las dos a la vez? Una cosa queda clara y es lo necesario de esta disciplina en un mundo que día a día exige más del humano y enferma su mente al mismo tiempo que cree sanar su cuerpo.
Jeff Semler B
Residente 1° Psiquiatría Adulto
Hola a todos.
ResponderEliminarQuisiera destacar de la lectura lo que me llamó la atención. En primer lugar que la psiquiatría no se puede considerar una ciencia, que es una tecnología, ya que el objetivo es producir un “bien social”. No promover conocimiento. Por lo que siempre se va a estar desarrollando en la conveniencia del bien social y se irá adaptando a esta. Por esto mismo se ha ido modificando a través de la historia, de la mano con la modificación de la cultura y la sociedad. Se irá modificando de acuerdo con el bien social que se vivirá en tal momento histórico.
Luego acerca del informe del relator de la ONU del 2017 sobre la atención a la salud mental: El informe propone que se evalúe en vez de la carga mundial de enfermedad, se empiece por evaluar la carga mundial de obstáculos, estos serían tres:
-Predominio del modelo biomédico. La idea de que el comportamiento y el discurso de la persona considerada enferma es una mera manifestación de la enfermedad ha servido de justificación para prácticas que se sustentan en la falta de escucha y consideración de la persona que sufre.
-Distintas asimetrías de poder. Poder de la industria farmacéutica que ha vendido fármacos carísimos para enfermos crónicos. A un nivel micro esta la asimetría de un poder psiquiátrico paternalista y patriarcal y unos pacientes des empoderados y privados de valor.
-Uso sesgado de los datos empíricos en salud mental. Lo cual podría cambiar la visión del modelo biomédico, pero los medios han manipulado para que se justifique.
Para esto hay líneas de acción como el confrontar el reduccionismo biomédico, considerar, denunciar y combatir las asimetrías de poder. En otro nivel está además trabajar en el empoderamiento de las personas que padecen sufrimiento psíquico.
Otro punto a considerar, es que se critica el enfoque que se le da a las enfermedades mentales en nuestros tiempos, se habla de la evolución del ser humano, se generaron mecanismos de defensa rudimentarios en nuestra biología que nos preparaban para huir, para correr, pero estos mecanismos ahora son manifestados “innecesariamente” por ejemplo, ponerse tenso, falta de riegue sanguíneo cuando uno pierde un trabajo, cuando recibe una mala noticia, en una ruptura amorosa, esto es lo llamado “crisis de angustia” por otro lado están los niños que eran los más rápidos para correr y estos son los que ahora están en una sala de clase 8 horas al día. Llamándose TDAH y debiendo ser tratados farmacológicamente. Nos damos cuenta de cómo el ambiente es el que realmente influye “enfermándonos”. Nuestro ritmo de vida no ha sido compatible con nuestra biología y es por esto que es finalmente necesario el tratamiento en sus distintos enfoques, pero acá es donde debemos pensar en el inicio de todo y comenzar a dar un enfoque preventivo, lo cual se logra trabajando con la comunidad.