La precarización de la vida no es un problema de salud mental, tal como recupera Margot Pujal (2018), para quien es urgente exponer que algunas experiencias de sufrimiento se etiquetan como demandas de salud mental, pero que su contexto desencadenante son cuestiones sociales y políticas, aunque “acaben impactando y expresándose en términos de bienestar/malestar corporal, psíquico o relacional” (Agüero, 2017), pero justamente por ello, su resolución excede al mundo sanitario, porque se trata de condiciones sociales, culturales y de poder adversas a la vida (Pujal, 2018, p. 173) (Svenska Arensburg Castelli)


La precarización de la vida no es un problema de salud mental, tal como recupera Margot Pujal (2018), para quien es urgente exponer que algunas experiencias de sufrimiento se etiquetan como demandas de salud mental, pero que su contexto desencadenante son cuestiones sociales y políticas, aunque “acaben impactando y expresándose en términos de bienestar/malestar corporal, psíquico o relacional” (Agüero, 2017), pero justamente por ello, su resolución excede al mundo sanitario, porque se trata de condiciones sociales, culturales y de poder adversas a la vida (Pujal, 2018, p. 173). 

Lea PANDEMIA, SALUD MENTAL COMUNITARIA Y RESPUESTA PÚBLICA ENTREVISTA A EMILIANO GALENDE, Revista Anales, Séptima Serie. Nº 17/2020


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