Sobre la Historia de la Psiquiatría, en la voz de Rafael Huertas.
Rafael Huertas García-Alejo (Madrid, 1956), doctor en Medicina y Cirugía por la UCM, es Investigador Científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y Profesor Asociado de Historia de la Ciencia en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Es, en la actualidad, Jefe del Departamento de Historia de la Ciencia del Centro de Estudios Históricos del CSIC. Ha desarrollado investigaciones y dirigido proyectos de investigación sobre Historia de la Psiquiatría y de la Salud pública, así como sobre aspectos teóricos y metodológicos de la Salud. Ha sido profesor invitado en diversas universidades e institutos de investigación extranjeros y es autor de más de un centenar de trabajos en revistas nacionales e internacionales.
- Lea la Entrevista a Rafael Huertas en la Revista de la AEN, entrando por AQUI.
- Lea el artículo de Rafael Huertas En torno a la construcción social de la locura: Ian Hacking y la historia cultural de la psiquiatría.
- Vea la clase de Rafael Huertas sobre la Historia de la Locura y de la Psiquiatría, entrando por AQUI.
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Las lecturas y el video de Rafael Huertas nos hacen reflexionar sobre el origen de la psiquiatría y el rol que cumple el psiquiatra dentro de la sociedad. Desde sus inicios, se ha atribuido a esta especialidad médica la función de “resguardar” a los pacientes con trastornos mentales. Es la única rama de la medicina, tal como menciona el Dr. Huertas, que tiene la facultad de tratar a las personas contra su voluntad y, de ser necesario, “encerrarlos” en establecimientos dónde no representen un riesgo para sí mismo ni para terceros. En estos lugares, se procura entregar los medios de curación para los enfermos pero, también, se les excluye de la sociedad por ser consideraros peligrosos. Es la propia sociedad quien decide etiquetar, marginar y estigmatizar la locura y, posteriormente, le entrega a los psiquiatras la responsabilidad de medicalizar y tratar a los locos. El loco quien es despojado de su humanidad, la vuelve a “encontrar” gracias a los tratamientos que la sociedad le provee: humanización y medicalización de los pacientes con enfermedades mentales. Este cambio histórico en el trato de los enfermos coincide con reformas ideológicas, culturales y políticas de la época. Los pacientes encerrados en los manicomios, son liberados de sus cadenas y se establece un nuevo sistema de control social que se opone a las barbaridades del antiguo régimen; se instaura un tratamiento disciplinario con la finalidad de integrar a los locos en la sociedad. Impresiona ser un gran objetivo filantrópico, no obstante, las modalidades terapéuticas tienden a repetirse, y se mantiene el encierro de los alienados. Rafael Huertas nos presenta este recorrido histórico de la psiquiatría, ejemplificando los elementos “coercitivos” y de “distracción” a los cuales son expuestos los pacientes en la sociedad burguesa. Impresiona que más que una humanización de la locura, se busca justificar y promover la marginación.
ResponderEliminarLa historia de la psiquiatría está sin duda marcada por acontecimientos inmorales, de represión, discriminación, maltrato y persecución de la locura. Se realizaron prácticas que, actualmente, son consideradas como una barbarie, pero en aquella época representaban actos disciplinarios para “corregir” al enfermo. La psiquiatría ha crecido con el peso de las atrocidades del pasado y ha tenido que adaptarse a los cambios culturales, políticos y económicos de la sociedad.
Actualmente, hay una mayor legislación en relación al trato de los pacientes con enfermedades mentales, existen dispositivos que velan por los derechos humanos y el respeto y cuidado de los enfermos. Aquellos tratamientos coercitivos parecen estar lejos de las prácticas actuales, sin embargo, aún somos fieles respondedores de las demandas sociales y, si es necesario, aún podemos encerrar a los locos contra su voluntad bajo la etiqueta de la autoridad sanitaria.
Me parece una buena interpretación de lo que expresa Rafael Huertas, pero respecto de lo último que comentas, me gustaría defender un poco la facultad de "encerrar a los locos contra su voluntad", ya que en la ley actual de salud mental hay que buscar un respaldo en los tribunales de justicia y de familiares para hacerlo, además de que por lo menos lo que me ha tocado ver en la practica es que solo se ingresa en forma involuntaria cuando hay un riesgo real (principalmente de suicidio) para el individuo o para terceros, en lugar de lo antojadizo que era en otras épocas, además de ser algo temporal a diferencia de los manicomios en el pasado.
Eliminar“De alguna manera, la enfermedad no existe hasta que hemos acordado su existencia, al percibirla, nombrarla e intervenir sobre ella”, menciona Charles Rosenberg, uno de los más claros exponentes del estudio histórico de la enfermedad desde la perspectiva del constructivismo social.
ResponderEliminarEn base a esto mismo Huertas afirma que las enfermedades son entendidas como “construcciones” intelectuales que se desarrollan en contextos sociales y culturales concretos, lo cual es lo más cercano a una definición de un concepto abstracto, que ya hemos discutido previamente.
Importante resulta el aporte del filósofo de la ciencia Ian Hacking, a través de dos estudios de caso concretos: la personalidad múltiple y el automatismo ambulatorio o fuguismo, y de la propuesta de una categoría de análisis a la que denominó “enfermedad mental transitoria”, donde introdujo nuevos elementos de discusión sobre la locura como construcción social o como elaboración cultural. Con esta definición se refiere a aquella que aparece en un tiempo y un lugar determinado y, o bien desaparece sin dejar rastro o bien reaparece en otro lugar y en otras circunstancias, siempre por razones que tienen que ver con el ambiente cultural de la época y del país o contexto socio-geográfico en el que la enfermedad surge como tal.
Propone 4 vectores que explicarías este fenómeno, queriéndome detener específicamente en uno de estos, el vector de observabilidad en donde define que la enfermedad a ser “visible” e identificable como desorden y/o como sufrimiento, como “comportamiento patológico” en suma, tanto para los expertos como para la población en general. Esto me parece de mucha importancia, respecto a cuando obtenemos información de familiares del consultante y como ellos muchas veces describen un comportamiento patológico que no es revelado por el enfermo, basado en sus propios conceptos de normalidad y elementos intuitivos.
Hacking recurre de nuevo a la metáfora de los vectores para señalar dos características sobresalientes en el proceso que denomina “inventar/construir gente”. El vector de etiquetado, por parte de los expertos, que crea una realidad que alguna gente hace suya, y el vector de la experiencia autónoma de la persona etiquetada, que a su vez recrea unas circunstancias que el especialista debe afrontar. Sobre este punto, seria interesante siguiendo la mirada de Hacking, como en los últimos años ha aumentado considerablemente los trastornos hipercineciticos en la población infantil, ¿cuántos hiperactivos niños ´´construidos o inventados´´ existirán?
Huertas, en la entrevista que concede a la revista de la asociación española de neuropsiquiatria, junto con mostrar algunos aspectos de la teoría degeneracionista, que es extensamente explicada en su libro la locura y degeneración, también habla respecto a la posición crítica e ideológica del investigador de la Historia. Ya había mencionado en su conferencia el concepto de historiografía crítica y ya habiendo revisado algunos autores con posiciones ideológicas diversas, creo que es nuestro deber mantener una actitud crítica y reflexiva, formando finalmente nuestro propio entendimiento de estos conceptos.
Continuando con la clase magistral, que realiza Huertas sobre la historia de la locura y la psiquiatría, en mi opinión, el hecho más importante en la historia de esta disciplina es el inicio de este proceso de ´´liberación´´ propiciada por Pinel. El fenómeno de los cambios en el contenido del delirio, son un reflejo de cómo hay una construcción social de la locura o adaptación cultural, no solo como una definición de la academia.
Concuerdo con lo que señalas respecto a cuestionarse el alza del TDAH como diagnóstico, me hace pensar en uno de los párrafos finales del artículo de Huertas con respecto a la mirada de Ian Hacking. En su artículo, Huertas cita a Fernando Colina -psiquiatra-, quien señala "la sociedad de consumo indujo unas estrategias del deseo exigentes e insaciables, cuya primera consecuencia es la inestabilidad psicológica, la ansiedad y esa intolerancia al duelo, la depresión y la frustración que tan
Eliminaracertadamente nos caracteriza. Una vez instaurado el derecho a la felicidad como una exigencia irreemplazable, cualquier fallo, lentitud o tropiezo del deseo nos vuelve pacientes de la psiquiatría con excesiva facilidad”.
En un mundo eminentemente adultocéntrico, cabría preguntarse si esa intolerancia a la frustración es de los niños, del sistema escolar, o de los padres. Más aún, ¿esa exigencia a toda costa de 'felicidad', que no admite fallos, lentitudes o tropiezos, es del sistema ideológico de nuestra sociedad o de los individuos que la componen? ¿Podríamos separar una cosa de otra?
En nuestra experiencia como residentes de Psiquiatría Infantil hemos visto muchas veces casos en donde la consulta es por la conducta del niño, niña o adolescente. Pero ese no es el motivo principal de consultar: el motivo es lo que ese niño, niña o adolescente está "perturbando" en el sistema (sistema familiar, escolar, etc.) ¿Es el niño el hiperactivo o son los sistemas escolares los deficientes? ¿Para qué tipo de "futuro-adulto" está construido ese sistema? Ciertamente, como señala Fernando Colina, no para un adulto/adulta que sea capaz de vivir una vida pausada, calma, tranquila, que pueda gozar a plenitud del momento, sino para uno que esté continuamente en la marcha de tener más, acumular más, o como señala el párrafo citado arriba: "estrategias de deseo exigentes e insaciables".
Habría que preguntarse si en nuestro ejercicio profesional como futuros psiquiatras (tanto de adulto como infantojuveniles) seremos críticos de esta visión o cómplices de perpetuar el sistema. Con el mismo ahínco con el que diagnosticamos y tratamos a niños con TDAH, debiésemos estar abogando por profundos cambios estructurales en la sociedad, sobre todo de la educación, permitiendo que la educación se moldee a las características naturales de los niños, niñas y adolescentes (curiosidad, alegría, interés, energía, motivación, movimiento), y no viceversa.
Extrapolando a las construcciones sociales de enfermedad mental a un ejemplo practico, efectivamente, respecto al tema del TDAH, creo que existe como factor común, la poca tolerancia a la frustración, muchas veces buscando una solución rápida a una dinámica familiar dañada o necesidad de tener un ´´alumno ideal´´ en el aula.
EliminarHola a todos.
ResponderEliminarAmbos artículos nos muestran las formas en que la psiquiatría ha sido parte, se ha adaptado y cumple el rol de dar una respuesta a las necesidad sociales y culturales de su tiempo. El autor destaca ya su rol normalizador durante los últimos 2 a 3 siglos (en conjunto con el derecho y la teología), en la injusta tarea de zanjar cuestiones del quehacer de las sociedades que difícilmente son respondidas por otras áreas del saber. Es aquí donde su capacidad de liderazgo e integración de la mano de otras disciplinas (sociología, antropología, psicología, derecho, entre otras), ha demostrado a lo largo de la historia con múltiples ejemplos expuestos por el autor, como ha ido dando respuesta (con más o menos aciertos), a las necesidades planteadas a lo largo de la historia, que van desde estandarizar el comportamiento hasta la distinción de nuevas patologías que van surgiendo según evolucionan las sociedades.
Si bien, no es difícil en caer en la crítica respecto a las funciones que ha cumplido la psiquiatría en los tiempos que le ha tocado vivir, con injustas calificaciones (a mi parecer), basado en la descripción sombrías de “patologizar” comportamientos fuera de las normas sociales de su determinado contexto histórico, incluso llevando al control social mismo. A mi entender también tiene luces respecto al cuidado y búsqueda del bienestar del enfermo mental en base a los recursos y conocimientos de cada época. Es aquí donde el esfuerzo hermenéutico desde el análisis del siempre difícil contexto sociocultural de cada época es relevante a la hora de tener un juicio sobre sus responsabilidades y decisiones. Dando reconocimiento a una psiquiatría más mediadora en lo social, en la que si bien se le ve aliada a la “higienización” mediante la moralización de las sociedades (por cierto, y que no quede duda coartadora de libertades vistas con los ojos de nuestros tiempos). También cabalga sobre el espíritu del bien común, entendiendo la inexistencia de otras visiones sociales crecientes en sus comienzos que hablaran sobre la independencia del paciente, donde el paternalismo médico “daba” derecho por sobre las decisiones del sufridor psíquico.
Con este mismo espíritu, podemos ver como en tiempos más cercanos a nuestra época, ha mantenido el ánimo por avanzar en el bienestar del enfermo mental modificando la visión de la sociedad respecto a los estigmas y la carga social que implica ciertas enfermedades mentales en la medida que la ciencia y la medicina tienen un contrapeso mayor con la retirada de otras áreas del saber (como el derecho o la teología), de cierta forma haciéndose cargo de los errores del pasado. Respecto a lo que se puede dictaminar “fuera o no de la norma” y que trato merecen, esta vez no pensando desde el bienestar de terceros (sociedad), sino desde replantearse la enfermedad teniendo como principal perspectiva quien la sufre y los cercanos a este que puedan verse afectados.
Continuación.
ResponderEliminarNuevamente remarco que es difícil no realizar un juicio histórico sobre las responsabilidades de la psiquiatría al largo del tiempo. Es aquí donde radica la importancia del relato histórico profundizado por el autor, que nos muestra los errores y equivocaciones, así como los aciertos que van cimentando las bases de la ética psiquiátrica moderna. Y a su vez destaco la capacidad de la psiquiatría, de compatibilizar el malestar que van produciendo las sociedades modernas en los individuos, intentando darles solución (la que nace desde su respectiva categorización y definición diagnóstica). Así como hacerse cargo de trastornos que siempre han estado en las sociedades que se han visibilizado en la medida que el desarrollo, el cambio cultural, el acceso y el desarrollo del concepto “derecho” en salud ha ido tomando fuerza. Si bien probablemente su mayor esplendor es en el caso del abuso sexual haciéndose responsable de una realidad que cada vez se ve más extendida en la población, también tenemos ciertos “hierros para el olvido” que muestran que la psiquiatría tampoco está ajena a intereses externos como son la judicialización de la medicina, donde nuevamente a mi parecer se le hace responsable como ciencia, arte y tecnología que es. Por hechos aislados que no ensombrecen su esfuerzo de lucha por el bien común (no solo del enfermo mental).
Para finalizar mi análisis, me quedo con una frase que expone el autor: “de alguna manera, la enfermedad no existe hasta que hemos acordado su existencia, al percibirla, nombrarla e intervenir sobre ella”. Respecto a esta vuelvo a subrayar de buena fe las intenciones de la psiquiatría por intentar buscar y desarrollar conocimiento en post del bien común. Con sus errores, equivocaciones y aciertos…. Que a mi entender resume las responsabilidades de la psiquiatría en conjunto con la “construcción social/elaboración cultural” de la “nueva” locura, que solo pueden ser evaluadas y juzgadas en su conjunto, inseparablemente del minuto histórico al que les tocó vivir y responder.
Saludos cordiales.
Eduardo Peirano O.
Sobre la Historia de la Psiquiatría
ResponderEliminarSiguiendo con este aprendizaje constructivo, ahora lo hacemos de la mano de Rafael Huertas, un doctor en Medicina y Cirugía que ha prestado especial atención a la historia de la Psiquiatría y a la de la Salud Pública, y que tal como señala en su entrevista ha intentado que su trabajo tenga una trascendencia social.
En primer lugar, a partir de su clase sobre “La Historia de la Locura y de la Psiquiatría” nos adentramos nuevamente en el desarrollo de la Psiquiatría, pero ahora considerando principalmente la cultura y los cambios históricos que han influido en su desarrollo; es así como no puedo no detenerme en que esta rama de la Medicina es la única que trata a las personas contra su voluntad y que en sus inicios encarcelaba a sus pacientes en caso de creerlo necesario. Ha sido muy difícil construir y transitar cambios tales como el paso de asilos y manicomios (considerado en su época como un “espacio cerrado de segregación”) a hospitales (como un dispositivo de atención digna a pacientes con problemas de Salud Mental). Durante estas transiciones, en la primera mitad del siglo XIX, en relación con la definición de “locura” planteado en ese entonces, se diseñaba actuar mediante la fuerza y la coerción ante las funciones mentales alteradas, medidas que sin duda dieron lugar a tratamientos que realmente atentaban contra la dignidad y derechos humanos de los enfermos de aquel entonces.
Sumando a esto, Huertas pone énfasis en su entrevista en el rol que ha tendido la Psiquiatría a lo largo de la historia en la “defensa social”, donde se "patologizaba" todo tipo de comportamiento considerado asociales y que de alguna manera atentaban contra el buen orden “burgués” del momento, época en donde los diagnósticos médicos dejaron de ser juicios objetivos y se convirtieron en decisiones sociales. Siendo esto consecuencia una vez más de los límites difusos y los errores que se han cometido de la mano de la Psiquiatrización.
Finalmente, Huertas en su publicación “En torno a la construcción social de la locura” profundiza respecto a ¿cuánto hay de elaboración cultural en un determinado trastorno mental? Esto queda en evidencia en que a lo largo de la historia de la Psiquiatría los diagnósticos desaparecen o se van transformando, dependiendo de movimientos sociales específicos, y que no siempre se correlacionan con procesos biológicos o biográficos concretos. Es indudable que la expresión social de la enfermedad mental es consecuencia directa de los cambios culturales que se van produciendo a lo largo de la historia y que las prácticas psiquiátricas son inseparables de su momento histórico; comprender que los elementos culturales son fundamentales en la aparición de determinados síntomas, es un desafío más en nuestra práctica clínica.
Muy de acuerdo con la última parte de tu reflexión Nataly creo que no hay que dejar pasar el valor que tienen estas construcciones culturales y sociales para entender como ha sido y será el comportamiento de la sociedad hacia las personas con enfermedades mentales y la locura misma.
EliminarTanto la destacada presentación del profesor Rafael Huertas titulada Historia de la Locura y la Psiquiatría como su publicación “Construcción Social de la Locura: Ian Hacking y la Construcción Cultural de la Psiquiatría” nos invitan a seguir investigando, conociendo y formando nuestra opinión sobre la evolución de la Psiquiatría en el tiempo.
ResponderEliminarEn su exposición el Dr. Huertas nos plantea que la Psiquiatría es la “única rama de la Medicina que encarcela a los pacientes, que los trata contra su voluntad”, esto se plantea hace casi 2 siglos en el naciente movimiento Anti Psiquiatría. Lamentablemente hubo algunos autores a comienzos del siglo pasado que avalaron éstas prácticas y justificaron los supuestos beneficios que los encierros de los pacientes traían para ellos y la sociedad. Recién hace 60 años comienza una historiografía crítica de las prácticas de la Psiquiatría hasta ese entonces que describe cómo eran los manicomios, lo que hacían los pacientes y sus rutinas. Además homenajea a Pinel, quién en 1790 define a “los locos” como pacientes, garantiza la legalidad y sus derechos y otorga un rol a los médicos, planteando una nueva estructura institucional, en síntesis “humanizó la locura”.
En base a esta humanización tan necesaria e influida sin duda por la Revolución Francesa y las consignas de Libertad, Justicia y Fraternidad es que comienzan las fricciones entre la Justicia y la Psiquiatría por la responsabilidad o irresponsabilidad de los individuos, o acerca de si eran o no un peligro para la naciente sociedad. Éste es un claro ejemplo como el contexto social, político, cultural, educacional influye en la sociedad y en las distintas disciplinas, recuerdo a un gran líder chino quién dijo que las consecuencias de la Revolución Francesa sólo se lograrían conocer a cabalidad en algunos siglos más y lo relaciono con el Profesor Berríos quién planteaba que los y las Psiquiatras en 300 años probablemente se podían reír de lo que hacemos hoy día.
En su publicación el profesor Huertas ahonda en la importancia tener siempre en cuenta el espacio de la observación. Plantea que siempre por razones que tienen que ver con el ambiente cultural de la época y del país o contexto socio-geográfico es el que la enfermedad surge como tal. Y describe magistralmente el abuso infantil y lo dañino y perjudicial que esta situación es para quienes la viven. Pero deja en claro que abuso infantil, específicamente abuso sexual siempre hubo y afortunadamente hace medio siglo en un contexto de mayor respeto a los Derechos Humanos y sobre todo al respeto a los derechos de la infancia surge la noción de “abuso infantil” como una construcción social y cultural, no porque no existiera con anterioridad sino porque la sociedad en su conjunto percibe el maltrato infantil como un problema que necesita técnicos y expertos. Y lo más importante que necesita prevención.
El gran desafío actualmente es seguir comprendiendo la historia de la Psiquiatría para lograr conocer de dónde venimos y proyectar hacia dónde vamos.
Hola a todos.
ResponderEliminarAl leer y ver el video de Rafael huertas continuamos viendo la evolución de la psiquiatría a lo largo de la historia. De manera muy descriptiva habla acerca de los cambios que ha ido experimentando la psiquiatría y como ha ido avanzando hasta lo que es el día de hoy.
Llama la atención los “logros” o “avances” que caracterizan a cada uno de los alienistas y que se mencionan nuevamente en cada hito, como es el caso de Pinel con la liberación de los “locos” y “locas” de sus cadenas a la pared, la medicalización de los pacientes y la posterior clasificación de la locura.
En 1956 se funda el hospital general de París, donde la locura está presente en la vida cotidiana. Estos centros se transforman en centros de reclusión donde encierran sin discriminar a todo aquel que no puede justificar como ganarse la vida. Ese es el momento donde el “loco” va a ser encerrado junto a enfermos y ancianos, viciosos, pervertidos etc. Este hospital aún no es una institución médica si no que es un espacio jurídicopolicial.
Una vez que Pinel funda el primer hospital psiquiátrico (1794) Foucault comienza con la reforma psiquiátrica donde se sustituye el encierro inhumano por el tratamiento humanitario y médico.
Rafal huertas nos va contando como a través de la historia se avanza en el paso de los manicomios a hospitales psiquiátricos, como aparecen procuradores y médicos que participan en el proceso de la locura y como esta será tratada como enfermedad.
Interesante es analizar como Rafael huertas hace énfasis y da a conocer el tratamiento moral de la locura que es establecido por Pinel, donde se actúa mediante la fuerza para tratar de sacar al loco de su error, intervenir en las funciones o pensamientos alterados y también mantener las funciones que se encontraban bien.
De manera personal me llamó mucho la atención ver representaciones gráficas de las fiestas que se realizaban en el siglo XIX donde se invitaba y se pagaba por ver a los “locos” en las fiestas de los manicomios y como generaban recursos a partir de la enfermedad del otro.
Lo mismo con el hecho de considerar como crónico a un paciente debido a que era más fácil mantenerlo trabajando al interior de este manicomio que enseñarle a un nuevo paciente el actuar correcto en ese trabajo, con uso de habilidades nuevas y tiempo extra.
Como bien deja claro Huertas en su relato, el espacio de escucha es muy importante. Antiguamente se usaba mucho la técnica de la mirada y como pone de ejemplo a Kaeprelin en su paso por estonia y compara con Freud, quien da espacio, dentro de otras cosas, a la escucha.
¿Qué otra sorpresa nos traerá la historia de la psiquiatría?
Ha sido muy interesante escuchar y repasar la historia de la psiquiatría de una manera tan didáctica con los últimos exponentes. Escuchar sus análisis, en sus clases no hacen mas que reforzarnos esta invitación a reflexionar sobre las problemáticas y desafíos a los que se ha enfrentado la especialidad desde sus inicios.
EliminarComo bien se dijo en la entrevista, nuestra ética actual se enriquece y se nutre en gran medida con los estudios que se hacen sobre las situaciones del pasado, y en el caso de la nuestra especialidad, vemos como día a día va creciendo al replantearse la metodología y al adaptarse a los cambios culturales, económicos y políticos de las sociedades.
Sobre tu pregunta de que otras sorpresas nos traerá, espero ir conociendo y entendiendo nuevas definiciones de "diagnostico psiquiatrico" o "locura". Donde no solo sea una separación de lo "normal" sino, como dice Hacking sobre las enfermedades , estas serian construcciones que se desarrollan en contextos sociales y culturales concretos. Solo serán comprendidas en su interpretación del marco histórico cultural.
Ir viendo como se le da el paso a los mismos sufrientes de esta "locura" para que se muestren y finalmente encontar la manera que podamos serle utiles.
Siempre es interesante leer a la gente que sabe mucho de un tema en particular, y las lecturas que se nos entregaran, vinculadas al trabajo y la visión de Rafael Huertas sobre la psiquiatría y su historia no es la excepción.
ResponderEliminarMe llama la atención el impacto o como ha centrado la atención de mis compañeros una de las frases de apertura de la presentación de Rafael Huerta en el video, citando "La Psiquiatría es la única rama de la Medicina que encarcela a los pacientes, que los trata contra su voluntad", no pretendo negar lo significativo y negativo de obligar a otro realizar acciones contra su voluntad, pero al mismo tiempo, la Psiquiatría es la única rama de la medicina que se encarga de estudiar y tratar a personas que padecen alteraciones en sus pensamientos, percepción de la realidad y alteraciones del juicio, y otras areas mas que alteran o bloquean la voluntad, considerando voluntad, por su definición que encontramos en la RAE "Capacidad humana para decidir con libertad lo que se desea y lo que no". La libertad de decidir es un proceso racional que requiere de facultades mentales al menos aceptables, y en los tiempos actuales, entiendo que se hospitaliza a un paciente psiquiátrico contra su voluntad cuando se considera que esta capacidad esta extremadamente alterada. También señalar que no es completamente cierto que la psiquiatría es la única rama de la medicina que hospitaliza o encierra gente contra su propia voluntad, es cosa de mirar que estamos en una pandemia donde, por el sentido común, el bien común o como se quiera llamarle, se priva a la gente de libertades para evitar el contagio y a la mayoría de los profesionales de salud, por no decir todos menos agrupaciones de dudosa ética como médicos por la verdad" están de acuerdo con "encerrar a la gente". en lo que a mi respecta, la lamentable y también no frecuente situación en la que hay que decidir encerrar a un paciente psiquiátrico contra su voluntad, es bastante similar a "obligar" a un paciente a usar un yeso sobre sus piernas fracturadas, para que pueda recuperarse y volver a caminar. No es algo agradable, pero si necesario, y cuando sea necesario hay que hacerlo esforzándose por mantener lo mas posible el respeto y la dignidad por la persona, y por el menor tiempo posible.
Respecto al articulo de Scielo "En torno a la construcción social de la locura. Ian Hacking y la historia cultural de la psiquiatría". destaco las reflexiones de Huerta sobre el abuso infantil. Tienen todo el sentido del mundo sus previas premisas respecto de como la sociedad, la cultura y el momento histórico afectan lo que entendemos por enfermedad. Antes de la declaración de los derechos del niño, antes que la sociedad comenzara a preocuparse de ellos, el abuso infantil no era relevante para las personas y resulta sorprendente que no vincularan esta trágica y brutal situación con problemas en su desarrollo antes.
De todas formas, si uno se centra en lo negativo de la psiquiatría, mirando hacia atrás, podría uno desesperanzarse, pero tengo la sensación que vamos por un mejor camino actualmente, y el peso de la historia nos obliga a recordarla y reflexionar continuamente si estamos pasando cosas por alto.
Concuerdo contigo Gonzalo, en que al analizar hechos históricos, que uno y los expertos juzgan como negativos, pueden generar un aire de desesperanza, respecto a nuestro especialidad. Pero hay que analizar los hechos según el contexto y mantener dentro de lo posible esa sensación de que vamos por un mejor camino. En nuestra área si hospitalizáramos solo por voluntad, estamos negando una posibilidad de tratamiento a personas que están con un juicio de realidad alterado, lo importante es hacerlo con respecto, con un lugar y tratamiento lo más ameno posible.
EliminarSe me vino a la mente la frase: quien no conoce su historia está condenado a repetirla o ejemplificado en el mismo articulo de Scielo: La historia de la psiquiatría está repleta, en efecto, de diagnósticos que o han desaparecido o se han trasformado o ya no copan los dictámenes clínicos como lo hicieron en su momento. Y como llegamos a eso, sino probablemente porque hay muchos que se han dedicado a estudiar la historia de la especialidad y no se quedan con desesperanza ni mucho menos, sino que buscan aportar y llegar a ser de alguna utilidad para los sufrientes psiquicos considerando las vivencias actuales. Creo que nuestro enfoque sera un llamado permanente a replantearnos si la manera que estamos ayudando a nuestros pacientes es la mas adecuada.
EliminarMe parece muy interesante los textos y video, cada vez profundizando más en las temáticas ya planteadas en sesiones anteriores. Por la parte de historia de la psiquiatría, me llamó la atención cómo aquellos mismos autores que describen acuciosamente situaciones en esa época reentendidas como morbosas (“enfermedades mentales”), plantean nosografías, posibles evoluciones, etc., hasta intervenciones con objetivo marcadamente “terapéutico”. Pero que al mismo tiempo vulneran esencialmente la dignidad de las personas a través de métodos que derechamente pueden ser considerados como de tortura, y en una dinámica donde la base es la privación de libertad. Si bien todo ello ocurre en un contexto histórico, político, económico, particular, que es objeto de crítica y se reformula a través del tiempo, logrando retirar algunas de estas prácticas, hasta el día de hoy existe la posibilidad de hospitalizar a una persona en contra de su voluntad en base a una evaluación cuidadosa de cada situación, y con el respaldo de familiares responsables que apoyen en el proceso de recuperación a corto, mediano y largo plazo.
ResponderEliminarSin duda que pese a toda las directrices y marcos legales actualmente vigentes, sigue quedando la imposibilidad de efectuar una intervención lo suficientemente adecuada en muchos casos, ya sea desde el exceso de intervención (hospitalización en contra de la voluntad), hasta el déficit de la misma (imposibilidad de hospitalizar por escasez de cupos, porque no hay familiares acompañantes que apoyen el proceso, etc.). Creo que una mejor estrategia al respecto pasa invariablemente por otorgar condiciones dignas a las personas en la sociedad en general (pensiones dignas para adultos mayores, posibilidad de acceder a controles de salud en forma sustentable y sostenible, acceso a vivienda, educación, etc.), condiciones que en muchas personas que requieren intervención de salud mental son muy complejas, y que por lo mismo pasan a complejizar la posibilidad de modificar la trayectoria pronóstica, requiriendo muchas veces tratamientos o esquemas que implican un costo demasiado alto (económico, social, personal, familiar, etc.). Y desde estas mejores condiciones basales poder obrar con mayor precisión en la definición de casos específicos, con la posibilidad de ofrecer una intervención lo suficientemente adecuada sin requerir necesariamente un extremo potencialmente deletéreo.
Por la parte de enfermedades transitorias, los vectores descritos por Hacking me parecen una muy esquemática forma de describir cómo se estructuran nuevos diagnósticos en sus nichos ecológicos. Si hiciera un análisis somero a la actualidad, ¿sería posible describir más diagnósticos nuevos al día de hoy? Creo que esto es lo que ha venido pasando con algunos síndromes, por ej., burnout. Pero yéndome específicamente a la parte de infantil-adolescente, podría ser que hay muchas situaciones “sindromáticas” o “esquemáticas” que uno ve en la práctica que no están descritas adecuadamente o no lo están en absoluto. Fuera del punto de que muchas situaciones de salud mental han sido históricamente transferidas desde el esquema definido en adultos hacia niñes-adolescentes, además aparecen ciertas corrientes que orientan el valor de “enfermedad” o “trastorno” en la propia persona que padece (el niñe-adolescente), respecto de cómo se está construyendo esta persona en su mundo (cuidadores, familia, entorno próximo, etc.).
Por ej., hay clásicamente una diferencia entre enfoques norteamericanos sobre el abordaje psiquiátrico de niñes-adolescentes (en general centrados en la persona, en que hay un trastorno, incluso hasta algo neurobiológico alterado primordialmente), respecto de enfoques europeos (en general centrados en lo vincular, en la persona en su entorno, cómo los cuidadores sostienen o incluso propician la situación de sufrimiento, sin dejar de lado la posibilidad de lo neurobiológico). Y en base a esta gran diferencia general de enfoques viene todo lo demás. En qué medida iniciar un tratamiento farmacológico será mejor, igual o peor que ejercer un trabajo en el entorno próximo del niñe-adolescente, ya sea educación a cuidadores, trabajo específico vincular, reparatorio, psicopedagógico, etc., no viene tanto de “saber” cuál es el problema, sino que de “dónde creemos que está” ese problema.
EliminarY es que básicamente ejercer una labor clínica requiere posicionarse en ese sentido, según lo descrito en las lecturas y video, posicionarse en una tradición o paradigma en base al cual ejercer diagnósticos, plantear intervención y aproximar pronósticos. Básicamente, los “esquemas”, los “diagnósticos” o las “enfermedades mentales” en sí mismas se basan en un posicionamiento en la realidad del lugar donde estemos ejerciendo, con los recursos disponibles y con la posibilidad de de ofrecer tal o cual intervención en forma adecuada.
Nicolás Jonathan Melej Varela
Residente de Psiquiatría Infantil-Adolescencia UChile, Sede Sur
Concuerdo plenamente con lo que señala Nicolás, creo que después de las lecturas que hemos venido teniendo en este curso y a lo largo de la beca, junto con las ideas que van surgiendo de la práctica previa desde la Medicina General, una cosa va siendo cada vez más cierta: todo acto médico, todo acto psiquiátrico, es político. Político en el sentido de que es un acto que reviste de un carácter profundamente social, del como la sociedad se organiza a sí misma.
EliminarComo futuros psiquiatras, adscribirnos a una corriente u otra (por ejemplo a la corriente biomédica norteamericana o a la corriente biopsicosocial-vincular europea, u otras corrientes no occidentales que puedan ser por el momento absolutamente desconocidas para nosotros) no es casual, azaroso o sin consecuencias. Es un acto probablemente premeditado por las sociedades en que nos formamos como psiquiatras, un acto que busca objetivos y que tiene profundas consecuencias ideológicas.
Desde allí pienso en el concepto de Michel Foucault y otro/as autores afines de "biopoder" y "biopolítica", en donde se construyen diferentes estrategias sociales para controlar la vida de la población. Ojo, esto no necesariamente es malo: potabilizar el agua, vacunar a la población o acceso a educación universal son ejemplos de biopoder, así que no necesariamente tiene una connotación negativa. El problema no son las estrategias sociales para controlar la vida de la población, el problema es la ideología que va detrás de cada tipo de estrategia. Si lo que viene detrás es perpetuar la sociedad de consumo neoliberal, las consecuencias son claras y están a la vista de todos. Si lo que buscan dichas estrategias es dignificar la vida humana y permitirle florecer en respeto, reciprocidad, ayuda mutua y cooperación (incluidas las vías de relación con el entorno ecológico que nos sustenta), las consecuencias de dicho biopoder serían probablemente muy diferentes.
Por incómodo y disonante que nos sea, hay que admitir que como futuros psiquiatras somos agentes muy representativos del biopoder. De nuevo la pregunta que podríamos hacernos es cuál es el biopoder que nos ha movido hasta ahora y si percibimos necesario un cambio paradigmático para trabajar en torno a otro biopoder, o bio-cooperación.
coincido contigo Nicolas y Sheida, sobre todo me hace sentido el comentario sobre las enfermedades transitorias, llevándolo a nuestra practica diaria, por ejemplo en el sobre diagnóstico de algunos trastornos del neurodesarrollo, solo porque encontramos un nicho ecológico adecuado para su existencia, siendo estas en muchas ocasiones solo un constructor social, en favor de aquellos que se beneficiaran de que el niño u adolescente sea usuario de algún psicofarmaco, o sea derivado a un lugar "para personas como el", y con posterioridad estos mismos diagnósticos pierden base, al constatar que no tienen una base en la cual sustentarse mas que esta necesidad social de que todo sea "normal" y aquello distinto es inadecuado... entonces aplicamos tratamiento moral...
EliminarEs necesario reflexionar en torno a esto, y a las necesidades de la sociedad para con nosotros, a como la política, economía, cultural y la sociedad están de algún modo presionando nuestra practica clínica, es necesario resistir y ayudar siempre con visión en nuestros pacientes y cada uno de los factores a la base de cualquier comportamiento o síntoma, antes de diagnosticar una " enfermedad transitoria", con todo el estigma y otras consecuencias que ello conlleva.
Muy interesante sus reflexiones, me parece que es muy importante tener en consideración estos antecedentes.
EliminarEs difícil, conocer que la historia de las prácticas psiquiátricas, ha incluido acciones crudas, humillantes e indignas con personas que sufren alguna condición de salud mental, y que aún podamos seguir siendo, como bien dice Sheida, agentes representativos de biopoder. Este cierto rol, sobre la "libertad" de las personas con algún trastorno psiquiátrico es muy delicado, y nos obliga a replantearnos continuamente, cuál es nuestro objetivo como tratantes, que tanto puede dominarnos en esto el modelo socioeconómico imperante y de qué manera podemos ayudar a la "salud mental" desde una perspectiva colectiva, social y/o ecológica.
Por otra parte, si una de nuestras funciones, será dar diagnósticos a las experiencias y representaciones de los usuarios, debemos preguntarnos qué tanto les podría ayudar esto, considerando que contamos con una clara fragilidad epistemológica, y nuestras entidades clínicas, como lo describe Rosenberg, son construcciones intelectuales que se desarrollan y sitúan en contextos sociales y culturales, que en sí mismas, no brindan un soporte beneficioso a los pacientes, sino que muchas veces son solo esquemas o clasificaciones para el plano médico o de salud.
Si viene cierto, que muchas de estas reflexiones, están cargadas de intriga sobre el futuro devenir de la psiquiatría, me parece que si somos consciente de nuestra historia y honestos en el compromiso por el/la otr@, podremos apoyar de mejor manera el sufrimiento de nuestros usuarios.
Muy de acuerdo con lo que mencionas al final de tu comentario Nicolás, tanto se ha extrapolado desde la vereda adulta a la infantil que me hace mucho sentido quizás poner en práctica la propuesta de Hacking y poder replantear diagnósticos que hoy sean contextualizados desde sus propios nichos ecológicos, me parece que quizás incluso podrían haber situaciones que patologizamos por esto (la extrapolación de la psicopatología adulta a la infantil) y que muchas veces responden más a la vida misma del infante y todos sus procesos evolutivos que a una alteración como tal o como se enfoca en nuestra actualidad.
EliminarMe gusta mucho lo escribes al final Matías y con estas lecturas vamos estamos logrando una reflexión profunda y más importante aún un pensamiento crítico que nos va a permitir ser "Conscientes" como bien lo escribes. Porque aliviar a las personas que sufren al final es lo más importante.
EliminarConcuerdo con lo que mencionas Nicolás. No ha sido infrecuente encontrarnos con padres que piden un diagnóstico, piden patologizar conductas propias de la edad, piden fármacos como solución. Eso nos muestra que seguimos inmersos en una sociedad adultocéntrica, donde como menciona Javiera, extrapolamos patologías de adultos a niños cuando lo esencial es poder trabajar con el sistema familiar y psicoeducar que la etiqueta no necesariamente lo soluciona todo, más bien estigmatiza y provoca muchas veces no hacernos cargo, como padres y sociedad, de la responsabilidad por el buen desarrollo evolutivo de aquel NNA.
EliminarYeaninne Hernández
ResponderEliminarHola a todos y todas, en los textos leídos de Rafael Huertas, entorno a la construcción social de la locura y la historia cultural de la psiquiatría, se expone principalmente que las enfermedades se desarrollan principalmente en contextos sociales y culturales concretos y para eso estudia en lo que Ian Hacking llamo nicho ecológico, en donde menciona cuatros vectores relevantes que ejercerán la existencia de dicha enfermedad. Para aquello intenta demostrar su modelo vectorial en los locos viajeros, que son aquellas personas que desaparecen de su domicilio o puesto de trabajo para deambular, vagabundear y/o desplazarse recorriendo grandes distancias.
En definitiva Rafael muestra como las “enfermedades” muchas veces no son más que etiquetados que un grupo de científicos, médicos, sociedad le pone a personas para darle algún tipo de explicación a la conducta de estos últimos, es más en mi experiencia trabajando en salud mental, no es raro atender personas que a lo largo de los años sus diagnósticos han ido cambiando en el tiempo, ya sea por un cambio de nombre o evolución de la “enfermedad” o por también por un cambio de psiquiatra, que al parecer no observa los mismos síntomas que su colega anterior.
Por otra parte en la exposición de Rafael Huertas sobre la historia de la locura, nos da un repaso histórico crítico de la psiquiatría y su aporte-relación con la sociedad, como la única rama que encarcela o trata a las personas contra su voluntad.
Pinel como liberador a los locos de sus cadenas, medicalizando la locura con una visión bastante romántica por lo demás, y uno de los hitos más importantes en mi opinión es el talante ilustrado vs superstición.
Cristian Zúñiga Cárcamo
ResponderEliminarLas reflexiones de Rafael Huerta sobre Hacking, comienzan citando algunos conceptos de Rosenberg, haciendo hincapié en la división del concepto de enfermedad mental como un constructo con elementos biológicos, mas situado en un tiempo y cultura con énfasis en la historia institucional e intelectual de la medicina, y como esta se reafirma como una rama de la medicina. Esta retórica de la legitimación, una mirada casi cristiana del hijo que busca validación frente a sus hermanos, desde una posición de indefensión científica, es abordada también por Rosen, quien da a la práctica una mirada social, centrada en la enfermedad como un “problema de la comunidad”, que requiere ser contenido de alguna manera por algun agente, surgiendo el psiquiatra cual bombero para apagar las llamas.
Esta forma de entender la difusión de identidad de nuestra profesión, toma importancia cuando evaluamos nuestro rol frente al estado, y se vuelve caricaturesca, al acuñar Hackings el concepto de las enfermedades mentales transitorias. Si bien, sus ejemplos son de una gran calidad metodológica (el devenir de los trastornos dentro de la esfera histérica es tan variado como el concepto mismo), son las posibilidades que abre, las que resultan dolorosas para historia de la práctica. Cuando se enrostran procederes tan medievales como la hidroterapia o la silla giratoria de Darwin, hijas del tratamiento moral (que pudiesen corresponder a retorcidas prácticas conductivistas, mezcladas con cuotas no menores de sadismo) la necesidad de fineza diagnóstica se vuelve imperativa, para evitar esta clase de torturas.
En este contexto, las malas prácticas históricas tienen la suficiente frecuencia como para pensar que el uso político del control social a través de la psiquiatría es la regla más que la excepción. La evolución polimorfa de la histeria, que se puede utilizar para describir todo lo que el clínico necesite describir, ejemplifica el peligro de un sistema diagnóstico laxo, con peligros en su tratamiento ulterior; pero otras categorías, tales como las enfermedades transitorias, son francamente amenazantes. Considerar como trastorno el deseo de libertad de los esclavos afroamericanos, bajo los estándares de un par de siglos atrás, equivale a diagnosticar una psicosis colectiva en todo el movimiento de los derechos civiles, con un claro beneficiario en el aparato estatal.
El matiz perverso adicional, esta dado por las dictaduras, como se ejemplifica con el régimen franquista, donde se realizaron terapias para erradicar la “enfermedad del marxismo” de los disidentes políticos, afectados por un trastorno, que en nuestro país, fue diagnosticado como patología oncológica por la junta militar y tratados con procedimientos como la Operación Albania. La escuela Santa María, la militarización de la Araucanía, corresponden a proyectos de profunda conciencia sanitaria, pues protegen a la comunidad de trastornos antisociales y drogodependientes, peligrosos para el desarrollo del país.
Las reflexiones de Huerta, terminan con una nota de esperanza. Si bien nuestras fallas y contribuciones al control son mucho más que anecdóticas, la enseñanza de las mismas en la educación médica es de vital importancia para no repetir los errores del pasado, y ver sistemas de diagnóstico como DSM/CIE, como un matiz de esfuerzos científicos legítimos, que se entrelazan con necesidades político/sociales/económicas que poco tienen que ver con el box de atención.
Alvaro Señor
Concuerdo contigo en este punto: "el uso político del control social a través de la psiquiatría es la regla más que la excepción". Así ha sido hasta ahora, y creo que es imposible que cambiemos esto a menos que como nuevas generaciones de psiquiatras primero nos hagamos cargo de esta premisa, admitamos lo incómodo y luego nos movamos hacia delante en busca de un nuevo paradigma que satisfaga un tipo de psiquiatría que esté cimentada en una ideología diferente.
EliminarEs doloroso, incómodo y difícil, tal como puede ser admitir los propios defectos desde la psicoterapia. Pero es absolutamente necesario, si realmente queremos construir una nueva psiquiatría.
En la entrevista de Rafael Huertas, se nos presenta como un médico con amplios conocimientos en historia de la medicina y salud pública, políticas de salud, enfocándose en aspectos sociales y políticos de la medicina. Rafael nos cuenta como los médicos debieron tomar decisiones sociales y fueron protagonistas y responsables de técnicas de control social en un momento dado de nuestra historia. Describe en detalle cómo se patologizó a los asociales y se les remitió a algo biológico. La medicina ocupa el rol de mediador social, no control social, sino que tendría como objetivo el intentar adaptar a la población general a las nuevas necesidades que los nuevos modos de producción y las nuevas sociedades industrializadas estaban imponiendo.
ResponderEliminarComo ejemplo, en 1813 se insistía que es muy difícil determinar si los “establecimientos” para loco son hospicios o casas de detención: si por un lado hay que encerrar a quienes molestan en sociedad o si hay que curar a enfermos. Este equilibrio permanente entre el tratamiento de los pacientes y por otro lado el papel de defensa y control social de unos sujetos supuestamente peligrosos.
Lo anterior me permite reflexionar sobre nuestro protagonismo en la época actual de el ámbito social de cada paciente, como finalmente, de otra manera, pero similar rol, seguimos siendo mediadores ya que siempre estamos en pro de la adaptación de nuestros usuarios y de como hacer que se sientan cómodos en la sociedad en que están insertos.
Por lo tanto, quizás de una forma mas sublime, seguimos siendo mediadores sociales
Huertas nos introduce de cómo surge el problema del delirio parcial ( Pinel lo llama manía sin delirio ) ( Esquirol llama monomanía : el alienado conserva uso de razón pero delira en limitadas ideas), son quienes comenten actos delictivos pero en relaciones interpersonales actúan como individuos normales. Razonan correctamente con juez. Son ámbito de tribunales de justicia (monomaniaco homicida, pirómano, cleptómano). Lo anterior mencionado, me trae recuerdos de casos particulares de usuarios en que en atención primaria nos vimos muy dificultados a seguir tratando luego de episodios de malos tratos de ellos hacia el personal y de como debimos solicitar ayuda diagnóstica a nivel secundario (al ser usuarios de larga data de salud mental) para determinar si eran imputables o no ante la ley.
Lo que más me llamó la atención durante el video habla de cómo los manicomios necesitan generar recursos propios, por un lado se habla de terapia pero por otro lado los alienados ayudan a mantenerse económicamente, producción industrial. Creo que constantemente durante la historia se cometieron injusticias y se aprovecharon de las personas con trastornos mentales, incluso llegando a cometer torturas impensadas y a aprovecharlos como recursos industriales , muy probablemente sin conocimiento de ellos . Es llamativo el cómo la sociedad ha sido cómplice de estas violaciones de derechos.
Finalmente me quedo con el análisis de Hacking , quien nos comenta que la construcción social o cultural de la enfermedad mental se nos presenta como un elemento fundamental para entender la clínica , para interpretar correctamente los cambios en torno al quehacer psiquiátrico y así comprender la actitud social hacia la locura. La expresión social de la enfermedad mental es consecuencia directa de los cambio culturales que se van produciendo a lo largo de la historia .Por lo tanto, las enfermedades son entendidas como construcciones que se desarrollan en contextos sociales y culturales concretos. Solo serán comprendidas en su interpretación del marco histórico cultural.
Como se podría suponer con el análisis de los conceptos vistos anteriormente, la historia de la psiquiatría también está profundamente modulada por el contexto sociocultural de determinados momentos.
ResponderEliminarRafael Huertas hace la distinción de dos formas de narrar este devenir histórico: la historiografía tradicional, que busca legitimizar el trabajo del psiquiatra, destacando “grandes logros” como la medicalización y la humanización de los enfermos psiquiátricos. La liberación de cadenas de los locos de Pinel es un claro ejemplo. Esta visión resulta poco autocrítica e imparcial. Como bien señala el autor en su video: “la psiquiatría es la única rama de la medicina que trata a las personas en contra de su voluntad, y encarcela a sus pacientes si lo cree necesario”. Bien sabemos que la historia de la psiquiatría no ha estado exenta de momentos bochornosos bajo la perspectiva de los derechos humanos: manicomios como verdaderas casas de detención que se hacían pasar por hospicios, lugares donde los alienados fueron segregados y torturados en pos de la “curación” de ciertas enfermedades mentales.
En los años 60 surge la historiografía crítica, que aborda la psiquiatría y la locura desde una perspectiva más amplia, incluso calificándola como mito o constructo social. El trabajo realizado por Foucault y Szasz, fue fundamental para relativizar la existencia de la enfermedad mental como tal. Siguiendo con este análisis de la historia de la psiquiatría, Huertas nos señala la existencia de un sinnúmero de cuadros clínicos o trastornos que han mutado o desaparecido definitivamente. Para complementar esta teoría, a principios de los 90 Ian Hacking plantea el concepto de enfermedad mental transitoria: un trastorno que se “descubre” en un lugar y momento histórico determinado, que posteriormente desaparece sin dejar rastro o que aparece en otro lugar y bajo circunstancias distintas, pero siempre determinadas por el ambiente sociocultural de la época y lugar. Plantea la existencia de 4 vectores que modularían la existencia de una enfermedad mental como tal.
Me parece muy interesante la descripción de tan distintos trastornos como los mad travelers, las monomanías, y la más famosa de todas: la histeria y como éstas en mayor o menor grado, cumplen con las características de una enfermedad transitoria. Finalmente, el trastorno de identidad disociativo o personalidad múltiple da el paso a la capacidad que tiene la psiquiatría de inventar o construir personas, donde cobra importancia el vector de etiquetado, en el cual “expertos” crean una nueva realidad que determinadas personas consideran como propias y el vector de la experiencia autónoma de la persona etiquetada, que recrea circunstancias que el especialista debe afrontar. Resulta imprescindible evidenciar como el contexto sociocultural influenció fuertemente que muchos pacientes incorporaran esta patología según su propio vivenciar.
Como varios compañeros han comentado previamente (y concuerdo en absoluto) la existencia de los trastornos mentales necesita un contexto sociocultural que lo fundamente. Incorporando esta premisa lograremos entender cómo se desarrolla la psicopatología de distintas enfermedades, y como señala Huertas: nos adaptaremos de mejor manera a los cambios conceptuales y prácticos del quehacer psiquiátrico y de la comprensión de la actitud social hacia la locura y el loco. El mirar al pasado y analizar la historia de la psiquiatría reafirma esta posición.
El trabajo de esta quincena en base a los planteamientos del Dr. Huertas, continúa la discusión respecto a la enfermedad mental y su asociación al contexto cultural y temporal. Así en el texto sobre Ian Hacking nos plantea la “Locura como construcción social o elaboración cultural” y ahonda en este sentido sobre la metáfora del “Nicho ecológico”; con esto busca señalar que para que una enfermedad se desarrolle o reaparezca deben presentarse un conjunto de condiciones ambientales adecuadas en un espacio lo suficientemente amplio. En la misma línea, este Nicho Ecológico permite lo que Hacking denomina Enfermedades Mentales Transitorias, que aparecen en un tiempo y lugar determinado y además, o bien desaparecen sin dejar rastro, o bien reaparecen en otro lugar bajo ciertas circunstancias, como es el caso del Automatismo Ambulatorio o la Psicosis Puerperal. No obstante, tal y como señala Huertas, no se debe atribuir a este único modelo la desaparición de ciertas entidades nosológicas; es también necesario evaluar su evolución conceptual, cambio de nombre o adaptación.
ResponderEliminarPor otro lado, Hacking plantea la posibilidad de que ciertos trastornos mentales sean elaboraciones culturales, es decir, cierta clase de individuos (con patología mental determinada) aparezcan al mismo tiempo que se describe el trastorno mental. Tal y como plantea Huertas, no se trata de que existan enfermedades “reales” y otras “construidas”, sino que Hacking abre la discusión respecto a características claves de la Naturaleza Humana y, más aún, sobre la práctica de la medicina y la Psiquiatría.
En su clase, el Dr. Huertas centra su exposición en la Historia de la Psiquiatría, especialmente durante el siglo XIX. Así nos resume que la historia de la especialidad se trata de un constante balance entre el tratamiento médico y psicológico y una función de defensa y control social; este punto se manifiesta en la figura de Pinel, quien marca el hito de la medicalización de la locura. En pinturas de la época se ilustra como quien rompe las cadenas de los enfermos mentales e inicia el proceso de tratamiento de la locura. Si bien las técnicas utilizadas en ese período serían una barbarie en la actualidad, era el Tratamiento Moral lo que guiaba los actos de los Alienistas en ese contexto. Y tomando el concepto de barbarie, tiempo atrás cerca del CESFAM donde me desempeñaba, existía un Centro de Rehabilitación de Alcohol y Drogas; muchas de sus residentes acudían consultando por cuadros respiratorios bajos de difícil manejo. Inicialmente lo atribuimos al daño pulmonar ocasionado por el consumo, pero luego descubrimos que parte de su “terapia” incluía mojarlas en las noches con una manguera, tal y como muestra Huertas en su clase. Al igual que Carolina Vergara con las fiestas de los manicomnios, al analizar nuevamente lo del Centro de Rehabilitación me hace mucho ruido. Se informó a SENDA de la situación, pero como era un centro privado no tenían influencia en lo que sucediera al interior.
Respecto a la entrevista al Dr. Huertas, me queda claro que se trata de una voz autorizada para hablar de Historia de la Psiquiatría y sus planteamientos e interpretaciones son definitivamente un aporte en nuestra formación y en la discusión del curso.
Que lamentable lo sucedido en el centro de rehabilitación, creo que es un buen reflejo, que algunos hechos históricos que hemos revisado y vemos como muy lejanos en el tiempo, no lo son tanto.
EliminarTanto las lecturas como la clase de Rafael Huertas nos permiten adentrarnos a la historia de la psiquiatría reflexionando de forma crítica acerca del rol social presente desde los inicios de la psiquiatría.
ResponderEliminarConsiderando la locura como una construcción social, el contexto social y cultural en los diferentes periodos históricos ha influido e influye en el desarrollo y reconocimiento de distintas enfermedades mentales como un problema de la comunidad en un momento específico y además, en como estas enfermedades pueden estar sujetas a modificaciones por distintas razones (científicas, políticas, culturales, etc) en otros momentos. Siendo tanto la teoría como la práctica psiquiátrica inseparables de su contexto histórico. En esta misma línea, se menciona el aporte del modelo de las “enfermedades mentales transitorias” por Ian Hacking, que analiza las condiciones que deben cumplirse para que una enfermedad llegue a diagnosticarse en un tiempo y lugar determinado. Lo interesante de esta propuesta es que nos invita a reflexionar sobre la evolución e importancia de los trastornos mentales en distintos momentos históricos y culturales y sus consecuencias sobre las personas.
Concuerdo con Alvaro y Sheida en que lamentablemente "el uso político del control social a través de la psiquiatría es la regla más que la excepción" y creo que para que esta premisa cambie, es fundamental que como futuros psiquiatras reflexionemos de forma crítica sobre la historia de la locura, considerando tanto los errores como los aciertos de la psiquiatría en los distintos contextos histórico culturales, para aprender de esto y evitar caer como medio de control social en la sobrepatologización y estigmatización de comportamientos sociales.
Al leer los textos y ver el video, por algunos minutos sentía vergüenza de nuestros ancestros profesionales, pero al meditar sobre sus terapias, es comprensible que hayan actuando desde sus saberes o lo que ellos estimaban como una verdad.
ResponderEliminarEn el texto de Huertas, queda de manifiesto como la elaboración cultural es manifiesta en los procesos de enfermar, categorizar y tratar. Pero considero que esa elaboración cultural en muchas patologías actuales, tiene que ver con ciertos descubrimientos científicos que evidentemente se desconocían en ese tiempo. En ese escenario, considerando la EQZ como ejemplo, es entendible como se fue construyendo o como se pensaba en cierta época donde era tratada con acciones "morales". Hoy, un conocimiento científico mayor al de 100 ó 200 años atrás, nos permite entregar mejores tratamientos.
El planteamiento de Hacking, para referirse a las monomanías como ejemplo, es particularmente notable. Las fugas desde los campos de azúcar tienen hoy tanto sentido como lo fueron en su momento, pero me imagino que muchos lo abordaron como una forma de esclavizar a los trabajadores y los burgueses de la época optaron por hacerlo pasar por una patología.
A la fecha, no había pensando en que tratamos contra su voluntad a muchos de nuestros pacientes, siempre quizás bajo la consigna de tener un juicio conservado y no tener ideas delirantes, pero como concepto, es una declaración que es fuerte en si misma. Pinel por un lado, suelta las cadenas, pero termina amarrando otras, nosotros sacamos cadenas de delirios, pero los amarramos a fármacos, parece que tenemos algún parecido a Pinel.
Comentario sobre la historia de la psiquiatría en la voz de Rafael Huertas
ResponderEliminarAsí parezca cliché, la revisión histórica nos invita a evitar cometer los mismos errores, en este caso, que nuestros antecesores alienistas podrían haber cometido, y como lo propone el curso, a desenmascarar lo que consideramos evidente o natural.
Destaco, al igual que varios compañeras/os, el vínculo entre sociedad y medicina, en este caso, aparece en Rafael Huertas como una inquietud en relación a la literatura, el naturalismo literario de Zola y el positivismo científico, en los conceptos de degeneración biológica y decadencia social, y su devenir en la medicalización y patologización de la vida, ejercidos desde el poder y la norma.
El comentario de una compañera entorno a la creación de diagnósticos como el TDAH, el baile inmoral del sufrimiento e imposición adulto céntrica de la mirada de la niñez, dan cuenta de esto mismo.
En el texto de Hackin, se refrenda esto a través de la mirada de dos estados “morbosos”, las fugas (los locos viajeros) y en las personalidades múltiples, denominándolos las enfermedades mentales transitorias, concepto que en mi entender podría estar asociado a las “modas” de ciertos diagnósticos, “modas” que en todo caso trascienden a la nosografía misma.
Esto me hizo recordar el concepto del “bautismo diagnostico” que hace la sociedad a través nuestro, y que resultaría de esa imposición normativa que pretenden hacer los manuales diagnósticos y que, en realidad, y frecuentemente, terminan siendo una manera elegante de denostar o controlar a otro, ese biopoder del que se nos invita a ser conscientes, para desnudarlo y posicionarnos ante si.
También me impresiono como desde el concepto de interacción, ejemplifica el cómo es que los ámbitos culturales y sociales llegan a desencadenar en los dichos manuales o formas de diagnosticar y el análisis de un entender vectorial en donde el lenguaje imprime un sello definitorio en el ejercicio de nuestra disciplina.
Me gusto también la reflexión sobre la forma en la que se aproxima a la historiografía en medicina y en psiquiatría, posicionando además tres grandes disciplinas de la norma y que se erigen en torno al poder: medicina, teología y derecho. Su ejercicio, no pocas veces, ha desdibujado el juicio objetivo para dar pie a ser instrumentalizadas y dispuestas a decisiones sociales, de quienes ostentan el poder y que desprovistas de rigor científico, facilitan la visión de ciertas personas como criminales natos o de adictos natos, en donde se podría, sin demasiado esfuerzo, olvidar las causas sociales de la delincuencia, de la prostitución o del alcoholismo y remitirlos exclusivamente a un substrato biológico.
Se hace evidente que las concepciones de teorías pseudocientíficas como el degeneracionismo, se instalan como resultado de procesos de construcción teórica que no son azarosos, si no que responden a un contexto histórico que canaliza dichas ideas, dotándolas con carácter de verdad absoluta sirviéndose de dogmas de fe y cargas simbólicas que validan el desprecio por el diferente, desde ahí, un esbirro de la eugenesia que marcaría ciertas corrientes del pensamiento de occidente.
Destaco también que Rafael Huertas refuerza una idea comentada en los seminarios anteriores, con respecto a la IDEOLOGIA, y la perdida de la inocencia ante ello, como Berrios lo plantea, unas estéticas que cada una/o de nosotros vamos escogiendo y que se posicionan políticamente en nuestro quehacer, dotándonos de aquella lupa o estrategias de comprensión de nuestra realidad y resaltando el vínculo que tiene ello con el concepto de objetividad.
Al estudiar el material de esta semana, vemos como nos seguimos adentrando en la historia de la psiquiatría y precisando más profundamente ciertos puntos.
ResponderEliminarEn el texto “En torno a la construcción social de la locura. Ian Hacking y la historia cultural de la psiquiatría” de Rafael Huertas, el autor hace un recorrido por múltiples periodos y las “enfermedades” características a esos periodos históricos. “La enfermedad no existe hasta que nos hemos acordado de su existencia, al percibirla, nombrarla e intervenir sobre ella”.
Las enfermedades que etiquetamos como tales, según menciona el texto, son entendidas como “construcciones” intelectuales que se desarrollan en contextos sociales y culturales concretos. Por tanto, la enfermedad existiría dentro del marco histórico en que se desarrolle”.
Hacking define la enfermedad mental transitoria en un sentido colectivo e histórico “aquella que aparece en un tiempo y lugar determinado y, o bien desaparece sin dejar rastro o bien, reaparece en otro lugar y en otras circunstancias, siempre por razones que tienen que ver con el ambiente cultural de la época y del país o contexto socio-geográfico en el que la enfermedad surge como tal”, mencionándose algunos ejemplos como la monomanía y la histeria.
Que el surgimiento de estos síntomas mentales coincida con ciertos hechos sociales/culturales/económicos no sea casualidad, en ningún caso niega el sufrimiento de quienes los padecen.
Creo que lo que llevaa al psiquiatra actual a adentrarse en el terreno histórico , es la búsqueda de respuestas en medio de un contexto, precisamente de crisis de paradigma científico. Cuando hablamos de crisis de paradigma aplicado a la psiquiatría, podemos empezar a problematizar un poco las cosas en el sentido de que siempre que se habla de cambios de paradigma se habla de ciencia
EliminarLa psiquiatría no es evidentemente una ciencia, no porque se trata de una fantasía sino porque constituye desde hace decenios en la medicina occidental , en un conjunto articulado de datos biológicos y clínicos correlacionados entre sí , sin dependencia jerárquica con un grupo de disciplinas heterogéneas como, la anatomía, la neurofisiología ,el psicoanálisis, la psicología experimental etc.
Germán berríos como pudimos ver en su ponencia , también historiador de la psiquiatría y psiquiatra procede de una tradición académica que apunta a lo siguiente : la psiquiatría sería un conjunto de lenguajes desarrollados por las sociedades para describir explicar , con frecuencia manejar desviaciones o trastornos de la conducta que dependen fundamentalmente pero no necesariamente de una disfunción de una fisiológica o psicopatológico, conjunto de datos semiológicos y clínicos ,un lenguaje , la psiquiatría es fundamentalmente y por encima de todo un conocimiento clínico que puede estar ilustrado y puede estar influido por otros saberes científicos pero que está orientado a una praxis terapéutica en una crisis clínica terapéutica y esto es interesante porque la psiquiatría como tal se va a ver obligada a dialogar a relacionarse con otro tipo de saberes con otro tipo de conocimientos con otro tipo de ciencias .
La ponencia de Rafael Huertas ,”Historia de la locura y la psiquiatría” pretende aunar la historia de la locura y la historia de la psiquiatría con un enfoque mucho más pluridisciplinar . Huertas comienza su ponencia con un encuadre historiográfico metodológico, que explica brevemente las corrientes o los enfoques en el ámbito de la historia de la psiquiatría de la locura y hace hincapié en la larga duración de la historia de la psiquiatría en el siglo XIX resaltando que la psiquiatría es una rama de la medicina que se ocupa de los trastornos mentales es decir la psiquiatría digamos se puede entender como una especialidad médica. Históricamente la psiquiatría se ha preocupado de los trastornos mentales , es la única rama de esa medicina que trata a las personas en contra de su voluntad , ha sido la única rama de la medicina que encarcela a sus pacientes .
Ocupa esas palabras para introducir una de las contradicciones permanentes que la psiquiatría ha tenido a lo largo de su historia,por un lado encerrar a los individuos que pueden perjudicar a la sociedad por otro lado procurar medios de curación a individuos enfermos y en este equilibrio permanente van a estar pivotando a lo largo de la historia .
Los primeros que empiezan a hacer historia son los historiadores tradicionales ,destacan los grandes logros de la medicina mental y a quienes fundaron la psiquiatría:
Pinel en francia liberando a los locos de sus cadenas y medicalizando la locura medicalizandola , otro ejemplo , Tuke que en la inglaterra de finales del XVIII inicia todo un proceso de humanización del tratamiento de los pacientes mentales, logros que se enmarcan en movimientos filantrópicos que tienen que ver con la ilustración ,naturalmente con el siglo de las luces que van a procurar la medicalización y la humanización de la locura, liberar a los locos de sus cadenas y tratarlos desde principios racionales y científicos.
Los avances a mediados del siglo XX plantean una visión cómoda y confortable del pasado y pretenden legitimar la profesión del psiquiatra , Expone tres ejemplos de historiografía tradicional :el primero en el ámbito francés “Les pionners de la psychiatrie “ , uno Britanico “Social history of the care of the insane” y uno Norte Americano “the mentally ill in America” , son trabajos publicados por psiquiatras que ensalza grandes logros históricos de la psiquiatría , en un momento en que la psiquiatría era muy cuestionada ,estos psiquiatras recurren a la historia para legitimar su estatus profesional.
EliminarA partir de los años sesenta se comienza a ver más historiografía Crítica , con nuevos paradigmas , acercamientos más externalistas ,con contenidos sociales, económicos ,políticos que van a explicar de algún modo la locura , como mito y como construcción social.
El estudio de las respuestas sociales de la locura son trabajos ambiciosos que pretendían globalidad, ya no por psiquiatras que buscan legitimarse, sino incluso por otros profesionales ,algunos eran psiquiatras críticos con su propio quehacer pero en otras ocasiones eran filósofos historiadores sociólogos .Nombra de ejemplo a Foucault, Goffman y Szasz en los sesenta . Mientras estos teóricos publican trabajos , los propios psiquiatras como Vasaglia por ejemplo.
Esta historiografía critica pudimos verla plasmada en el libro la “locura de psiquiatria por Alberto Fernandez que justamente contribuía a la discusión que esta teniendo lugar en una situación de crisis profunda de ideas y las prácticas de la salud mental ,de las que el autor espera nuevos paradigmas . Su texto mostró las distintas crisis a lo largo de la historia ,las prácticas han sido totalmente distintas ,cuando la atención a los problemas de salud mental ha estado centrada en el hospital psiquiátrico ,dispositivos comunitarios, cuando han aparecido los tratamientos farmacológicos ,cuando ha predominado la visión psicosocial , comenzar a aparecer grandes cambios .
Todo esto y mucho más atravesó la historia de la asistencia psiquiátrica, intervención de los poderes públicos, desarrollo de estructuras asistenciales , la historia de la profesión, la legitimación puesta en marcha por los profesionales para validarse. Gracias a todo esto podemos llegar a un intento de construcción de un discurso psicopatológico.
La locura es una construcción social filosófica científica.
Me parece interesante el adentrarse en las lecturas y el video del Doctor Huertas, el comprender como ha evolucionado la practica de la psiquiatría a lo largo de la historia, siendo esta marcada por hitos de gran relevancia, ademas de en ocasiones practicas alejadas de una base científica y biológica de peso, en las cuales muchas veces se vulneraron los derechos de los pacientes, así como tambien se les estigmatizó y denigró.
ResponderEliminarEn este transcurrir de la psiquiatría surgen nombres como el de Pinel y Tuke, que según la historiografía tradicional vienen a liberar a los locos de sus cadenas y a humanizar el tratamiento de os trastornos psiquiátricos respectivamente. sin embargo para sacar a los locos de su error se les somete a métodos básicamente de tortura valorados y considerados en ese tiempo como esenciales y centrales en el tratamiento moral, lo cual llevaba inevitablemente a una estigmatizaron, aislamiento, desvalorización y perdida de la tan valiosa libertad. Es importante en ese sentido mencionar que en la actualidad sigue siendo posible hospitalizar a los pacientes en contra de su deseo volitivo, siempre y cuando su diagnostico lo justifique, y tambien igual que antaño siempre que la sociedad tambien lo desee y lo solicite, esto hace necesario que existan criterios unificados, estrategias profesionales, pensando en otorgar tratamientos efectivos, dignos, lejanos al daño del antaño, respetando los derechos de nuestros pacientes, teniendo una mirada no solo biológica, si no biopsicosocial de las enfermedades mentales y su tratamiento.
respecto con la historia cultural de la psiquiatría me llama poderosamente la atención como "la enfermedad no existe hasta que hemos acordado su existencia, al percibirla nombraría e intervenir sobre ella", es así como las enfermedades mentales en algunas ocasiones constituyen construcciones que aparecen en una determinada sociedad, y cultura concrétale n un contexto histórico, político y económico determinado.
es importante tambien destacar el concepto de enfermedades transitorias, donde los llamados nichos ecológicos son escenarios en los que se desarrollan diagnósticos , no en un sentido individual, si no en un sentido colectivo e histórico, en este contexto me parece que hasta hoy en dia, podemos ver como estos vectores mencionados por Hacking continuan nutriendo un nicho ecológico propicio para el diagnostico de nuevas enfermedades transitorias de nuestra era, donde como en antaño los psiquiatras hemos sido llamados a intervenir, sin embargo esta intervención debe ser administrada con una mirada biopsicosocial, en beneficio del paciente y su familia, y no solo en beneficio de aquellos que hasta el dia de hoy lucran o se nutren secundariamente de su aislamiento, estigma, o necesidad de intervención, para lograr el tan anhelado bienestar y aceptación social.
Concuerdo con lo que mencionas, en particular con lo que dices sobre que aun hoy en día se pueden hospitalizar pacientes contra su voluntad siempre y cuando se justifique con un diagnóstico y es ahí donde entramos nosotros ya que esos certificados son emitidos por un médico a quien poco (o nada) se le cuestiona el criterio. Frente a esto es necesario poder hacer la reflexión de qué es lo que se busca con esa intervención, si realmente es en pro del bienestar del paciente o solo para dar respuesta a un sistema que no tolera lo diferente, que no tiene las herramientas y recursos para abordarlo de manera ambulatoria y apoyar a aquella persona y su familia. Esta necesidad por mostrar que se está a la vanguardia, que no existen los "locos" sin duda aumenta la brecha, perpetua la discriminación y muestra que la manera de entender el malestar trae consecuencias al patologizar muchas veces la vida cotidiana.
EliminarYeaninne Hernández
La visión de Rafael Huertas no permite reconocer la historia de la psiquiatría, reflexionando de forma crítica acerca del rol social presente desde los inicios de esta.
ResponderEliminarSe reconoce la locura como una elaboración de la sociedad y como los contextos socioculturales de diferentes épocas influyeron tanto en la creación como en la percepción de diversas enfermedades mentales bajo el alero de un problema comunitario en determinado periodo y territorio, y su evolución según motivos políticos, religiosos, avances de la ciencia, etc. Por lo tanto, la enfermedad “nace, se desarrolla y muere” según el contexto histórico y social en la que se manifiesta. Profundizando en este tema Hacking define la enfermedad mental transitoria como aquella que aparece en un tiempo y un lugar determinado y, o bien desaparece sin dejar rastro o bien reaparece en otro lugar y en otras circunstancias, siempre por razones que tienen que ver con el ambiente cultural de la época y del país o contexto socio-geográfico en el que la enfermedad surge como tal. Esto es muy similar a lo conversado previamente del rol social que cumple la psiquiatría en función de dar respuesta a una función encomendada. Debemos evitar la estigmatización y la violencia del diagnóstico, para no llegar a una psiquiatrización de la vida cotidiana.
psiquiatrización de la vida cotidiana... buen termino para describir lo que quizá estamos actualmente haciendo, lo relaciono igual que tu en lo que vimos anteriormente de que es salud mental. pero me planteo la pregunta de que quizá hay quienes por el contrario estamos normalizando conductas que no son sanas por miedo al estigma o no ser lo que la sociedad quiere que seamos.
EliminarEl comentario de Sebastián parece sugerir una dimensión ó incluso una polaridad psiquiatrización/normalización como criterio para calificar desde la psiquiatría las conductas individuales y sociales. Es justamente cuando al hacernos cargo de dar esos juicios cuando asumimos “encargos” de la sociedad que debiéramos poner en tela de juicio.
EliminarEn relación a los textos de esta sesión y de acuerdo con lo comentado con mis compañeros, nos encontramos ante la historia de la psiquiatría quizá tocada de un punto distinto a lo reflexionado en otras clases, dentro de la entrevista uno de los pasajes que mas me llamó la atención es la que hace referencia a como los comportamientos sociales que de alguna manera atentaban contra el buen orden burges podía ser gracias a los psiquiatras patologizado y situado fuera de la norma, si bien en ese contexto histórico se hacia literal, encerrando o sacando a estas personas de la sociedad, actualmente si lo llevamos al plano cotidiano y fue lo que me hizo reflexionar, estamos “silenciando”, “fingiendo que no existen”, muchas personas, muchas situaciones y a veces nuestros propios sentimiento por no ser correcto o no estar en este “orden burges”, creo que todos nos hemos dado cuenta en este tiempo de residencia de los “hogares protegidos” y que al menos en mi caso no conocía, lo que más me ha llamado la atención es que los mismos están insertos dentro de nuestra sociedad, dentro de barrios “normales” pero a su vez están “invisibles” al transeúnte. Si nos ponemos “bien pensados”, diremos que es por el beneficio de estos “pacientes”, para su inserción en la sociedad… pero a veces creo que es por lo contrario, por las ganas de hacer que “esta realidad” desaparezca a simple vista, porque por su costumbre los dejemos de ver, de escuchar y seguir ignorándolos.
ResponderEliminarCreo que todos hemos visto en las noticias cuando se hacen reportajes de niños del sename y vemos estas casas dentro de la sociedad… que siguen invisibles y son vistas solo cuando hay gritos que son grabados o situaciones viralizadas.
Otro de los puntos que me llamo la atención de los textos fue cuando se hablaba del esclavo fugitivo y que fue en su momento una descripción de una situación, quizá si la llevamos a nuestra cotidaniedad ya no logre el mismo significado y probablemente sería un término “cancelado” y así también como cuando el autor relata las enfermedades transitorias y como estas fueron creciendo conforme existía una sociedad y una cultura que las necesitaba de cierta forma. Lo que va a influir en cierta forma y como se describe la actitud social hacia la locura y el loco.
Finalmente creo que el conocer la historia nos hace reflexionar de su origen y como nos hemos visto como gremio involucrado en cambios para bien y para mal, como también toda palabra acción que hacemos tanto individual como en conjunto construye una realidad.
Espero no haberme desviado mucho del tema, saludos.
Hola a todos,
ResponderEliminarEl texto del Dr. Rafael Huertas sobre Ian Hacking me parece bastante acertado respecto de que expone tanto lo positivo como lo negativo de los postulados de Ian Hacking, destaco lo que hemos visto en ocasiones anteriores con relación a los constructos en Salud Mental y Psiquiatría, que básicamente estamos nuevamente frente a una construcción social que responde a un momento histórico, cultural, económico y político al hablar de enfermedades (sobre todo en psiquiatría), y que por lo mismo esas enfermedades que en una época son sobrediagnósticadas en otras desaparecen o cambian parte de sus características y nombre para adaptarse nuevamente al momento histórico en el que se construyen. Así mismo, respecto de lo de construir personas, supongo que hay que tomar conciencia de como un diagnóstico puede marcar a quien lo padece de forma importante, y sobre todo en psiquiatría con lo que es el estigma que acarrean los diagnósticos en la actualidad (tanto el que el entorno le da al individuo como el que asumen las personas con ciertas enfermedades), y ahí creo que hay que trabajar en como ayudar a las personas sin estigmatizarlas de paso.
Respecto de la entrevista que le hacen al Dr. Rafael Huertas, es muy interesante no solo los aportes que menciona, y como explica que debe analizarse a los diferentes autores que hablan de historia de la medicina y de la psiquiatría española, sino que también me parece muy importante lo que dice, que la forma de desentrañar realmente qué es lo que se hacia en una época no pasa por los discursos (la ideología), sino por todo el papeleo administrativo y registros de fichas clínicas que quedan como evidencia de lo que realmente se hacía (la práctica). Me ha servido además para darme cuenta de que hay mucho que no sé respecto a cómo se ha construido la psiquiatría a lo largo de la historia, si bien habla principalmente de lo acontecido en España, parece extrapolable a las demás realidades respecto de cómo debe ser estudiado, y como lo anterior siempre estará en cierta forma teñido, en mayor o menor medida, por la propia ideología de quien hace el estudio.
Finalmente, en el video nos expone un poco de la historia de la medicina y de las lamentables técnicas que se utilizaban, básicamente un contraste entre lo que significaba cortar cadenas de los pacientes que se encontraban en los manicomios, pero con tratamientos que parecían principalmente formas de tortura. Dentro de su exposición, me parece muy interesante el punto de vista de porque un autor desarrolló unas categorías diagnósticas centradas en observación (en gran parte por una barrera idiomática) y otras en la escucha, según en qué ambiente habían desarrollado su práctica (abierta o cerrada), y en el hecho de que eso confirma finalmente que las enfermedades psiquiátricas son construidas desde un punto de vista no solo psicobiológico sino que en gran parte social.
Hola a Tod@s!!
ResponderEliminarEn las lecturas y video revisados para esta semana, pudimos conocer desde la experiencia de Rafael Huertas un poco mas sobre la psiquiatría y su historia; destacando lo relacionado a la locura no solo desde la perspectiva de los psiquiatras como protagonistas sino poniendo como eje central a los pacientes que han vivido en carne propia el sufrimiento de la “enfermedad” y aún más de los llamados “tratamientos” a los que han sido sometidos.
Destaco varias afirmaciones que se correlacionan con las lecturas anteriores que también hace Rafael Huertas y que llaman mi atención de forma notoria. A lo largo de la historia impresiona que la psiquiatría se ha desarrollado a pie de grandes contradicciones, demarcando el frágil equilibrio que se ha suscitado en cuanto al control y tratamiento de las personas con enfermedades mentales. Como mencionan mis compañeros en su comentarios y que destaca el autor: “la Psiquiatría como especialidad médica es la única rama de la medicina que trata a las personas en contra de su voluntad y las encarcela si lo considera necesario”. Al leer esto pienso en las internaciones administrativas que seguimos utilizando hoy para hospitalizar a los pacientes de forma involuntaria y como recae en los psiquiatras la responsabilidad de decidir cuando corresponde o no llevar a cabo esta medida y si esta en su forma fundamental respeta los derechos humanos de las persona con enfermedades mentales, es un punto que sin duda da para una reflexión cruda y profunda.
La historia de la psiquiatría por la cual nos embarca Rafael Huertas sin duda destaca hechos que impresionan por su atrocidades en contra de los pacientes, indicando además como los trabajos históricos entre los años 1920 y 1930 surgen para legitimar estas conductas del quehacer psiquiátrico. Me llama a la reflexión la explicación que entrega Rafael Huerta cuando habla del Mito fundacional de la psiquiatría, en donde menciona a Pinel, quien con su acto de “liberar a los locos de sus cadenas” logra humanizar y medicalizar la locura pero por otro lado también establece un sistema de vigilancia y control de las personas con enfermedades mentales.
También me parece relevante como muestra la mirada de otros pensadores que en los años 60 dan paso a una historiografía crítica de la psiquiatría e incluso a movimientos que se transformarán posteriormente en reformas psiquiátricas como es el caso de Basaglia en Italia por destacar alguno. ¿Hay una construcción social de la locura? me tomo de esta pregunta para engarzar al articulo de Rafael Huertas al analizar la contribución del filósofo Ian Hacking a través de los conceptos que este propone de “enfermedad mental transitoria” o “inventar o construir gente” y su modelo vectorial. El acento esta puesto no en la aplicabilidad de este modelo a todas las enfermedades mentales, o aplicación con rigor metodológico, sino que este lleva a un pensamiento crítico de como pueden influir las construcciones sociales o culturales en la existencia de enfermedades mentales en determinados momentos históricos. No hay que dejar pasar el valor que tienen estas construcciones culturales y sociales para entender como ha sido y será el comportamiento de la sociedad hacia las personas con enfermedades mentales y la locura misma.
Continuando en la línea que hemos llevado de nuestro estudio, es interesante ver la mirada de otros autores respecto a la historia de la psiquiatría y la locura, el trato y no trato hacia las personas enfermas y las no enfermas pero que han sido patologizadas por cuestiones sociales y/o políticas. La mirada del Dr. Rafael Huertas no se contrapone a todo esto, por el contrario, se suma a los saberes que hasta el momento hemos compartido en este diplomado, y en base a esto, se recalca la importancia respecto a nuestra formación médica y cómo hay un importante vacío en relación a la influencia político social sobre la medicina a lo largo de la historia. Creo que este punto es de gran importancia, ya que siento que a lo largo de la carrera, en los 7 años, adquirimos importantes conocimientos, pero también adquirimos una rigidez cognitiva que se aferra irrefutablemente a la ciencia, invisibilizando o bajándole el perfil a otros factores que cada vez toman más fuerza e importancia en la “etipatogenia” de las enfermedades. Adquirir conocimiento respecto a esto, en nuestra primera infancia médica, podría hacer que sea menos disruptivo ver que en la historia de la psiquiatría hay muchas patologías que ya no son patologías, que en su momento lo fueron más por un tema político/social que médico como tal, quizás incluso podría darnos una apertura mental que se extrapole a la vida misma.
ResponderEliminarComo hemos visto en otras oportunidades, la psiquiatría parece ser una o la rama de la medicina más autoritaria, es de las pocas, si es que no la única, que “trata” en algunos casos sin autorización de la persona, obliga a ciertos manejos y en algunos casos encierra. Esto ha ido cambiando en el tiempo, en la actualidad cada vez son menos los hospitales psiquiátricos y al menos en Chile, cada ves se da más relevancia a la psiquiatría comunitaria, frente a esto no puedo no reconocer el gran aporte del Dr. Marconi a esto. Lo que me parece aún permanece de forma solapada en nuestro actuar es la tendencia a la exclusión de las personas enfermas, que siento aún está en nuestros manejos desde la psiquiatría, centramos la terapéutica y manejo en la persona, ponemos en él/ella todo el trabajo, pero muchas veces por distintos factores, invisibilizamos la importancia de lo ambiental (trabajo, familia, universidad) en lo que le ocurre a la persona. Quizás desde la psiquiatría infantil esto es menor, ya que en la mayoría de las veces se consideran intervenciones desde las veredas por las que transita el NNA, pero desde la psiquiatría de adulto quizás es algo en lo cual aún estamos al debe.
Me parece muy interesante la reflexión desde un punto de vista histórico, de la evolución de la "locura", sin embargo con una mirada desde el ámbito social/cultural, no limitandose a la patología psiquiátrica desde una perspectiva médica, sino más bien como una construcción en torno a cada periodo de la historia y las influencias del contexto social, político y cultural de casa época ha ido influyendo sobre los distintos planteamientos o nosologías del ámbito. Esto, además el autor lo plantea extendiéndolo no solo a la psiquiatría sino en los distintos ámbitos de la medicina, sin embargo, con particular énfasis en esta rama, debido a que siempre ha tenido además el sesgo de no solo buscar curar o sanar una "enfermedad" como tal, sino también el "resguardar/marginar" a la sociedad de estos seres, más tarde pacientes, distintos y potencialmente peligrosos.
ResponderEliminarMe llama la atención además como plantea en su articulo, la idea de Hacking sobre "enfermedad transitoria" donde la presenta con una mirada crítica, desde el sentido de fondo, no desde la temporalidad de la enfermedad sino más bien de la temporalidad en torno a la evolución de distintas nosologías que se han ido planteando a lo largo de la historia y como muchas han ido "desapareciendo" de terminología pero planteado desde que satisfacen en una determinada época la necesidad de clasificar o delimitar una entidad en particular y que posteriormente conforme los cambios sociales, van cambiando los paradigmas de algunas enfermedades sufriendo transformaciones, como una evolución conceptual en la manera de nombrarla y de clasificarla; y en otros casos por el contrario que se ha mantenido la nominación pero cambiado la manera de entenderla.
Me parece super enriquecedora esta nueva mirada dela evolución histórica de la locura, con un planteamiento crítico y con enfoque desde lo social y cultural, y la importancia de conocer esta trayectoria con altura de mira, sin individualizar desde el ámbito psiquiátrico propiamente tal o intentar llevarlo a comparar nominaciones o clasificaciones actuales, sino más bien mirado siempre desde el contexto de la época.
Hola, por tema de espacio primero escribire mi comentario del video:
ResponderEliminarInteresante la primera parte donde plantea la historia de los pacientes desde un enfoque pluridisciplinar, o como lo refiere “historia de la locura”. Como se entiende la psiquiatría como definición “históricamente rama de la medicina que se ocupa de los trastornos mentales”. “La única que trata a sus personas en contra de su voluntad si lo encuentra necesario “Un equilibrio permanente entre aporte medico psicológico y control social de sujetos peligrosos que han estado pivotando en la historia de la psiquiatría. Un frágil equilibrio entre tratamiento y defensa social será algo permanente desde sus comienzos.
Comenta la historiografía tradicional donde esta destaca grandes logros de la medicina mental, medicalizar la locura y librar a los locos de sus cadenas. Como en la Inglaterra del siglo XVIII se produjo la humanización del proceso de la locura. Los Locos convertidos en pacientes tratados con principios científicos, además de un tratante ilustrado más allá de creencias supersticiosas o mágicas. Acercamientos que pretenden una visión de disconfort del pasado y una legitimación psiquiatría. Ejemplos ha habido múltiples durante el transcurso de la historia.
Luego aparece la historiografía critica, donde se incluyeron acercamientos extremistas con estudio de respuestas sociales de la locura. Muchas veces incluyendo filósofos, historiadores aparte de médicos psiquiatras. Discursos críticos como las de Foucault, Goffman y Szasz, coinciden con los movimientos de reformas psiquiátricas italianas en los años 60.
Según Foucault de algún modo el manicomio como institución terapéutica intenta sacar al loco de su error mediante el tratamiento moral, como estrategia pedagógica disciplinaria que intenta integrar al loco a la sociedad. Ante el fracaso de este los manicomios pasarían a ser una especie de depósito de crónicos.
Luego Goffman define las instituciones totales con aislamiento total de individuos, una cárcel; un convento. Como fijarse en la rutina diaria del interior de los manicomios como complemento al tratamiento medico y social de los pacientes.
Rosen como originario de la historia social de la medicina, destaca el acento en aspectos fundamentales y que ayudan a entender la organización de la asistencia psiquiátrica y la actitud social hacia la enfermedad.
El proceso de creación de la psiquiatría y la evolución de esta, principalmente en Francia con Pinel y la “liberación de los locos de sus cadenas”. El fin de hospital general como baluarte del absolutismo monárquico, equivalente a lo que seria la toma de la bastilla durante la revolución francesa. Significativo es el decreto de 16 de marzo de 1790, donde múltiples agentes sociales aparecen el proceso, considerar a los locos como pacientes y los hospitales como establecimiento dedicado al tratamiento. Ósea un nuevo estatuto antropológico de la locura: un contexto político de legalidad, nuevos agentes sociales, consideración de loco como enfermo y una nueva estructura institucional.
Pinel medicaliza y libera la locura, pero establece un sistema de vigilancia de control y encierro. Esquirol avanza con la necesidad de aislamiento de los alineados, mas urgente para los individuos mas pobres de la sociedad. Finalmente nos quedamos con la gran conclusión sobre el desarrollo de instituciones que parecen nuevas pero que reproducen esquemas.
Leuret con su “tratamiento moral de la locura” sentando las bases propuestas por Pinel. Definiendo la locura de un punto de vista sicologista, interviniendo a los pacientes a través del tratamiento moral, intentando sacar al loco de su error. El poder usar la fuerza y coerción como método terapéutico tanto físico como moral.
El gestionar y elaborar una verdad y la objetivación de una nueva norma. La clasificación de la locura. El trabajo de la psiquiatría y su relación entre expertos peritos y magistrados, con relación amor y odio durante todo el transcurso de la historia. Como clasificar a aquellos locos que no lo parecen, como se acuña concepto de peligrosidad.
EliminarFinalmente se comenta el cómo cuando los pacientes son considerados crónicos los manicomios necesitan abastecerse para las terapias. El concepto de la creación de saber psiquiátrico en contexto de necesidad económica de los manicomios. Además, el tener en cuenta el espacio de observación del desarrollo y comportamiento del paciente. El buscar la construcción de un discurso psicopatológico propiamente tal.
Saludos
Diego González Rojas
Residente UCSC Psiquiatria Adulto.
Después de leer los textos y el video enviados, me parece importante destacar el concepto de “inventar/construir gente”, en el que existe, según Hacking, un vector de etiquetado que va a crear una nueva realidad en las personas “etiquetadas” y estas etiquetas o clasificaciones van a tener efectos directos e indirectos en las personas clasificadas. Lo anterior es muy frecuente en el ámbito de atención infantojuvenil, en el que las clasificaciones o etiquetas van a “definir” al niño con un trastorno mental, como es el caso del TDAH o el autismo, ya que quienes son diagnosticados van a tener un trato “especial” por parte de las instituciones escolares y sus propias familias, produciendo efectos indirectos en su propia realidad. En este caso vemos claramente la “violencia del diagnóstico” y la estigmatización del sujeto, que siguen formando parte del proceso de inventar/construir a la persona.
ResponderEliminarDentro de los ejemplos de construcción sociocultural de enfermedades mentales mencionados en uno de los textos, me parece importante el del concepto de “alienación parental” propuesto por Gardner en 1985 y que coincide con la promulgación de la ley de custodia compartida, lo que genera un “nicho ecológico” favorable para el nacimiento de un nuevo cuadro clínico, reflejando la importancia de elementos sociales (culturales, legislativos, entre otros), en la construcción del supuesto cuadro clínico y en la invención de una persona portadora de éste.
Probablemente muchos hemos sido “víctimas” de la sociedad actual exigente respecto a los logros individuales (laborales, familiares, económicos, profesionales etc.), lo cual provoca una escasa tolerancia al fracaso y genera individuos que frente a cualquier tropiezo se convierten en “pacientes de salud mental”. Posiblemente este sea uno de los factores que explicaría el gran número de pacientes en los programas de salud mental, principalmente en atención primaria, reflejando la “psiquiatrización de la vida cotidiana”.
Loreto Campos F.
Residente Psiq. Infantil y de la adolescencia USACH
Muchas gracias Loreto. Tu comentario es muy interesante. Sin duda el sindrome de alienación parental es un problema “producido” en un contexto socio histórico particular: nuestra sociedad occidental. No tiene estatus ontológico, pero se refiere a una forma de relación de personas en conflicto con graves consecuencias para las y los involucrados, “ víctimas” y “victimarios”.
EliminarMe parece súper interesante lo que nos platea el Dr. Rafael Huertas sobre cómo va cambiando la historia de la psiquiatría de acuerdo al contexto histórico y la importancia que tiene investigar lo que se escribía en fichas, cuales fueron los diagnósticos de ingreso, egreso, manejos terapéuticos etc., a modo de poder conocer y mostrar de manera objetiva cómo esta ha evolucionado a lo largo de los años.
ResponderEliminarPor otro lado, resulta interesante lo que plantea sobre el poder que tiene la Medicina (y otras disciplinas de la norma) en lo referente a que puede decir qué es normal y lo que no lo es, y el impacto que esto ha tenido a lo largo de los años sobre muchos comportamientos sociales que supuestamente atentan contra el buen orden y para ello son catalogados y patologizados convirtiéndose en decisiones sociales con una gran carga moral donde la mayoría de las veces no son cuestionados y eso hasta hoy en día ha traído consecuencias en la estigmatización de pacientes, su aislamiento, discriminación, no facilitar su inserción en la sociedad, entre otras situaciones.
Esto se relaciona enormemente con lo que se plantea en el otro artículo sobre el nicho ecológico el cual tiene las condiciones ambientales para que la enfermedad pueda desarrollarse. Frente a esto se podría plantear que durante las últimas décadas probablemente por la presión de la industria farmacéutica, el tipo de sociedad individualista y tipo de sistema socioeconómico, la sociedad ha creado o se ha visto obligada a generar y mantener estos nichos ecológicos que dan pie al desarrollo, mantención y transformación de enfermedades como una manera de dar respuesta a lo que se exige desde el sistema para asegurar el orden y “el progreso” del país.
En el equipo de salud donde formé parte durante mi general de zona, varias veces escuché y presencié como familias acudían al CESFAM solicitando certificados para decir que un adulto mayor no estaba capacitado para tomar decisiones, solicitudes de hospitalizaciones administrativas porque la familia no se quería hacer cargo o a veces tenían las ganas pero el entorno mismo no permitía y no facilitaba su acompañamiento e inserción. Como sociedad, se hace la vista gorda con lo que pasa a nuestro lado, no nos preocupamos genuinamente por la dificultad del prójimo, preferimos catalogar como “el enfermo”, “el problemático” antes que prestar una mano.
Esta nueva mirada que hemos ido trabajando durante el transcurso de este diplomado sin duda nos da herramientas para poder enfocarnos en lo que no mencionan los manuales de clasificación y en pensar dos veces en el impacto que tiene entregar un diagnóstico a la primera reflexionando el porqué lo hacemos.
Yeaninne Hernández
Concuerdo contigo Yeaninne, ya que efectivamente muchas veces en el equipo de salud familiar en aps nos vemos enfrentados a situaciones en las cuales los familiares piden hospitalización administrativa, pero hay que analizarlo desde el punto de vista social, porque esta familia lo solicita, es mucho más amplio que el siemplemente no querer ser dador de cuidado, quizás el no tener medios ni herramientas para ayudar a un ser querido… en ese sentido estamos llamados a conocer a nuestros pacientes y sus necesidades más allá de lo biomedico, si no desde la Psiquiatría comunitaria, contribuyendo al bienestar de nuestros pacientes y su entorno, que logren integrarse y ser miembros activos de sus comunidades, eliminar la exclusión y abogar por sistemas benevolentes y justos.
EliminarBendito refuerzo!
ResponderEliminarEs una continuidad lógica con los textos antes estudiados.
Quedo muy pegado en los encargos de la psiquiatría y el texto de Rafael Huertas, en el que da un lugar a la reflexión sobre la teoría vectorial de Hacking.
Mencionaba en la discusión de la semana pasada sobre el texto de Fernández Liria, que a mi juicio se queda corto con el cuarto encargo, en el sentido de que lo aplica solamente como parte de una y una sola postura ideológica perversa. Lo cierto es que mi planteo sigue siendo que hay diversos grupos ideológicos y políticos que quiere operacionalizar la psiquiatría a su favor.
La teoría vectorial nos muestra la técnica que puede utilizar cualquier grupo para el propósito de un cuarto-quinto encargo según mi reflexión del tema anterior: El segundo vector, el de la polaridad cultural, permite precisamente eso, que haya grupos ideológicos que dispongan a su favor la psiquiatría, para argumentar desde la salud mental la bondad de sus planteos, y hacer parecer al contrario, al opuesto, al antagonista, el enfermo mental: eso no es tan solo propiedad utilitaria del capitalismo.
Creo que nuestra respuesta debe ser una imparcialidad profesional, considerando que tenemos un deber ético con la población completa.
Hola, no puedo identificar al autor de este comentario…
EliminarRepasar la historia de la Psiquiatría de acuerdo a las narrativas del historiador Rafael Huertas permite comprender como esta disciplina científica ha evolucionado de acuerdo a los contextos socio culturales en el tiempo, desde la idea de manicomio, dónde "los pacientes son encarcelados contra su voluntad" para ejercer control social, y concebido como un espacio cerrado de segregación, pasando luego a la descripción de los aportes realizados por póceres de esta disciplina como el gran filántropo Pinel en Francia y su simbólico cuadro "liberando a las locas de sus condenas", Tuke, Foucault, Goffman, Rossen, entre los cuales hay filósofos, historiadores, sociólogos y no solo psiquiatras. Hasta el período histórico en que se genera un proceso de humanización de los pacientes mentales, en conjunto con su medicalización y legitimación de la profesión del Psiquiatra. Ahora ya se considera a los locos como enfermos y pasan a ser tratados con principios racionales y científicos. Aparecen los dispositivos de atención a pacientes mentales, se requieren espacios de escucha y observación.
ResponderEliminarDesde estas nuevas lecturas y clase del Dr. Huertas, es posible reflexionar sobre el papel de la psiquiatría en las estrategias de control social, llegando a grandes excesos para este cometido. Se nos menciona el ejemplo de la “ Hidroterapia” como cura moral, donde los pacientes eran expuestos a fuertes chorros de agua. Los alienistas que realizaban estas prácticas evaluaban la eficacia de esta, comparando la potencia del chorro aplicado. Hoy puedo analizar este trato de los pacientes como reprochable, pero ¿se visualizará en un futuro la hospitalización involuntaria como una de estas prácticas que vemos como excesos?.
ResponderEliminarDurante esta historia de formación , como bien menciona el profesor Huertas se llegaron a patologizar todo tipo de comportamientos considerados antisociales. Actualmente en nuestra sociedad de consumo con una necesidad constante de exitismo, con intolerancia a las crisis que se nos pueda interponer . Cualquier fallo o tropiezo en satisfacer un deseo, nos vuelve pacientes de la psiquiatría con excesiva facilidad. Era frecuente en APS, tener derivaciones al programa de personas con duelo reciente por tener tristeza y llorar por su difunto, lo que me llevaba cuestionarme ¿ nuestro entorno o sociedad nos permite tener tristeza y llorar? ¿Es la eterna estabilidad y felicidad el patrón óptimo a conseguir?.
Como bien aclara el Dr. Huertas, el realista dialéctico Ian Hacking , viene a actualizar el debate sobre la construcción social/elaboración cultural de la locura, siendo esta comprensible desde su interpretación en dicho marco de referencia. Si bien la evaluación de una enfermedad puede ser dependiente de un movimiento social o no , no anula la existencia del trastorno , pero sí nos permite relativizar desde la perspectiva filosófica y cultural, el estatuto exclusivamente biomédico de la misma. Por mi parte espero que el enfoque de la patología se mantenga en el paciente, el doliente, más que en el confort de la sociedad.
Excelente comentario Paula. Destaco cuando dices” Si bien la evaluación de una enfermedad puede ser dependiente de un movimiento social o no , no anula la existencia del trastorno , pero sí nos permite relativizar desde la perspectiva filosófica y cultural, el estatuto exclusivamente biomédico de la misma”. Esto aunque el término “trastorno” tiene una carga semántica diferente para el mundo de la psiquiatría que para el mundo lego.
EliminarA mi modo de ver el modelo de "Enfermedad Mental Transitoria" con sus cuatro vectores definidos por Hacking es un muy buen esquema para entender la evolución conceptual de ciertas enfermedades en su contexto histórico social. Y los ejemplos que se mencionan en el texto -Histeria y Monomanía-son muy clarificadores.
ResponderEliminarHola a todos!
ResponderEliminarMuy interesante nuevamente los temas de esta sesion, me llama la atencion la mirada que tiene Rafael Huertas sobre la historia de la psiquiatria, este enfoque de la historia de la medicina, donde destaca aspectos en los cuales no habia reparado, como esta disociacion entre lo que los medicos, especificamente psiquiatras, dicen y hacen, como la transmision de la historia de la medicina va mas ligada a ideales o ideologias de pensamiento que al quehacer propiamente tal, ante esto me planteaba lo que decia el profesor Huertas, ¿como seria realmente la historia de la medicina si se escribiera en base a las fichas clinicas, estudios de casos, los registros de la accion medica? No pude evitar pensar mucho en esto, ¿porque en medicina tenemos este actuar? muchas veces en la practica como medico me sucedio esto, un discurso publico ante colegas, otros profesionales o autoridades de otras areas, pero un acto medico diferente a la hora de tratar con el paciente, haciendo concesiones con ellos, o incluso "conmigo" respecto a determinadas medidas, consejos o tratamientos. Que interesante poder notar este punto, y que increible pensar que es una practica tan antigua. Por un lado deberia ser un llamado a sincerar muchas practicas, sin embargo, es triste notar que esto se ha prestado historicamente para que el acto medico sea utilizado como instrumento para determinar una norma y poder someter de alguna forma, a aquellos que molestan o estan en contra de algun determinado grupo predominante o en las esferas de poder. Reflexiono en torno a esto el uso de la psiquiatria como mecanismo de control social, me cuesta verlo en la actualidad de forma tan explicita respecto a personas que piensen diferente, pero en aspectos mas sutiles o menos notorio se ha hecho mas habitual, me tomo del ejemplo que postea la colega Paula, respecto a la patologizacion del duelo, como parece que esta sociedad no tolera que alguien pueda estar triste, viendolo como algo anormal, intentando darle el nombre de una enfermedad, con la ilusion al mismo tiempo que pueda tener cura con un medicamento, logrando de alguna forma que "queden tranquilos" el paciente al creer que tiene cura, la familia porque se da una explicacion medica y el tratante porque dejo un farmaco. Nos falta como medicos mas fortaleza y humildad para saber que no tenemos todas las respuestas, que hay sintomas que son normales en un contexto, y que no todo se resuelve con un farmaco, debiendo pensar mas en el bienestar de la persona frente a nosotros que en nuestra tranquilidad de dar un diagnostico y un tratamiento.
De alguna forma todos los posteos anteriores y este me llevan a la conclusion de poner al paciente por sobre lo que diga la sociedad, la familia o nuestras propias ideas preconcebidas.
Cristian Vera.
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ResponderEliminarRespecto al artículo la construcción de la locura, así como se construyen intelectualmente otras patologías dependientes del contexto social y cultural concreto, se enriquece simbólicamente y estigmatizadoramente.
ResponderEliminarLa gran importancia y diferencia del resto de las enfermedades es el carácter maleable. Importante es la introducción de Ian Hacking del concepto de “enfermedad mental transitoria”, definida en un sentido colectivo e histórico. La metáfora del “nicho ecológico” y los vectores para la expresión una enfermedad mental.
La elaboración cultural de la locura a través de la propuesta de las "enfermedades mentales transitorias" va más allá de determinadas enfermedades que "aparecen y desaparecen". Como aporte me quedo con el aporte de Hacking de que la existencia de trastornos mentales que pueden considerarse como particularmente emblemáticos en un momento histórico determinado y en unas coordenadas culturales específicas.
Recalcar cuando el autor refiere que no solo hay que tener en cuenta los elementos culturales en la génesis de la psicosis o de los trastornos mentales más graves, donde la "violencia del diagnóstico" y la estigmatización del sujeto siguen formando parte del proceso de inventar o construir a la persona.
El como una sociedad de consumo produce inestabilidad psicológica con baja tolerancia a la ansiedad, la depresión, al duelo. Una comunidad frustrada que bajo cualquier fallo o enlentecimiento en la búsqueda de esa felicidad que por derecho nos prometieron, se convierte en un paciente psiquiátrico.
Sobre la entrevista a Rafel Huerta es interesante sus primeras aproximaciones a modelos que intentan buscar una explicación científica, biológica y ortodoxa, de modo de poder medicalizar y patologizar determinados comportamientos sociales. Muchos de esto rindiéndose gustosamente frente a grupos de poder. Como los diagnósticos médicos pasaban de ser juicios objetivos a decisiones sociales, favoreciendo a grupos sociales que podrían verse afectados frente a algunos comportamientos especiales. El cómo fácilmente se podía patologizar algunas conductas sin conocer el porque de su origen, y más allá de eso meter al saco el psiquiatrilizar las “subversiones políticas”.
EliminarInteresante la mirada que se nos entrega en esta sesión en los documentos. Ciertamente para ejercer con responsabilidad debemos al igual que las comunidades, conocer la historia de nuestra especialidad. Es importante conocer la historia de la Medicina y la historia de la Psiquiatría, y es interesante también conocer como se inserta eso en la cultura y la sociedad contemporánea a las distintas corrientes.
ResponderEliminarEl concepto de las enfermedades temporales me hizo mucho sentido a como responden a las necesidades de la sociedad. Sin embargo, en nuestro actuar tenemos que estar alertas y cautelosos a entregar una información cuidadosa y confiable, sobre nuestro parecer, para que no ejecutemos un diagnostico sin medir el impacto individual, familiar y social de este. "la mochila" con la que cargan los pacientes con el padecer es muy pesada, y al ejecutar un diagnostico podemos hacerla mas pesada aun y no provocar alivio sino generar más dolor, al psiquiatrizar la vida cotidiana.
En mi practica actual, me ha llamado la atención la gran cantidad de pacientes que no quieren llevar su tratamiento, el como las primeras internaciones involuntarias eran ejecutadas con temor y responsabilidad, y como algunos familiares solicitaban eso como si fuese un papel que firmar. Creo relevante, mantener ese temor y respeto por esta medida, evaluarla concienzudamente y conseguir rapidamente el deseo del paciente por querer tener una disminucion de su padecer, ojala no provocando otro, tratar de persuadir para obtener su consentimiento y celebrar su tratamiento como el primer paso que debemos de dar para construir una sociedad mejor, aportando nuestro pequeño grano de arena.
Me hace mucho sentido la explicación de Colina "la sociedad de consumo indujo unas estrategias del deseo exigentes e insaciables, cuya primera consecuencia es la inestabilidad psicologica... Una vez instaurado el derecho a la felicidad como una exigencia irremplazable, cualquier fallo nos vuelve pacientes de la psiquiatría". Debemos poner el ojo en lo que queremos resguardar y que es lo que queremos hacer con nuestros pacientes, muchas veces escucharlos sirve para aliviarlos, mas que clasificarlos, medicarlos y estigmatizarlos.
La primera reflexión que me inspira la revisión de esta semana es la motivación de mostrar la historia de lo que hoy es una especialidad médica vista en su contexto social y cultural y no como parte de la biografía de quienes la practicaron, creo que el sólo hecho de hacerlo así, con ese rigor técnico, permite generar en quien lo lee o lo escucha la inquietud de preguntarse si entonces ahora lo estamos haciendo bien… sin la necesidad de recurrir a decirnos abiertamente su objetivo como historiador, hasta le podríamos atribuir un rol terapéutico con el arte a tal esfuerzo académico. Es en esta línea que más allá de todas las aberraciones descritas en el transitar de nuestros predecesores en su intento por hacerse cargo del sufrimiento psíquico, me quedo con el agradecimiento a Pinel y Foucault por sus esfuerzos en humanizar la locura. Y también con una reflexión de lo contemporáneo que puede ser rescatar lo autoritarios y coercitivos que fuimos, pues muchas veces en lo cotidiano caemos en acciones proporcionalmente similares en nuestro contexto social y cultural, ejecutando acciones que en el fondo también son coercitivas, como el uso de medicación intramuscular por “no adherencia a la medicación oral”, o la amenaza de internaciones psiquiátricas no voluntarias si no hay adherencia farmacológica, o apelando a carencia de “insight” a quien no interpreta como enfermedad lo que está padeciendo, bloqueando libertades, opiniones no médicas, el sentido que le hace a alguien su sufrimiento psíquico… Como si fuéramos dueños de la verdad por manejar el método científico, dejando a nuestro interlocutor en una posición de inferioridad intelectual si cuestiona nuestra ciencia, que supuestamente ahora sí que sí es lo único correcto para resolver la locura, cuando con el mismo rigor científico, sólo hace un par de años atrás creíamos que con una silla giratoria o agua a presión sanaríamos a alguien.
ResponderEliminarAhora bien, al detenerme en la premisa de la psiquiatría como “la única rama de la medicina que encarcela a los pacientes, que los trata contra su voluntad”, así como a muchos compañeros para mí también fue potente verme así de frente con esa sentencia, por eso quisiera valorar la defensa en lo técnico que hicieron los compañeros Gonzalo Muñoz y Felipe González del encierro en contra de la voluntad, pues veo en sus reflexiones un empoderamiento del trasfondo ético que esto conlleva, pues en mi caso, si bien tengo claro que hay un marco procedimental que he de cumplir para evitar una tragedia, desde lo ético me provoca mucha inseguridad determinar que alguien es incapaz de tomar decisiones en libertad, porque entonces, siendo puristas ¿A quién hay que encerrar?, ¿Al loco o a los actores sociales que lo llevaron a la locura?, con esto me tomo de la reflexión de Nicolás Melej, con respecto a “visibilizar dónde está el problema” y lo que comenta Álvaro Señor, con el “uso político del control social a través de la psiquiatría”, donde el dictador actual es ese invisible “sistema” que determina en qué momento nuestro comportamiento se hace patológico, acordando la existencia de una enfermedad a algo que es una respuesta adaptativa a un contexto enfermo, desarrollando lo que mencionaba la compañera Sheida Maher, donde una cadena situaciones nos llevan a una inestabilidad psíquica derivada de la sociedad de consumo, con una exigencia insaciable de satisfactores, tipificando de enfermos a los adolescentes fruto de ese constructo social. Por eso, el que los elementos culturales, políticos y sociales determinen la sintomatología mental, no es una teoría, es un hecho del que es nuestro deber crítico y científico hacernos cargo, sino seremos parte del problema haciendo “locuras” para tratar de resolverlo, y siendo vistos como aberrantes por nuestros sucesores.
Un saludo afectuoso
David Ibarra
Buenos días, acabo de notar que mi comentario no se subió ayer, por lo que pido disculpas por el atraso, pero dejo nuevamente mi comentario.
ResponderEliminarEl material revisado para esta sesión me hizo pensar cómo a lo largo de la historia de la psiquiatría, según el contexto sociocultural de cada época, se han ido definiendo y conceptualizando diversas formas de enfermedades y trastornos mentales, donde muchas veces se han visto como sujetos “peligrosos” para la sociedad, y de esta forma aparecen y desaparecen diagnósticos o se cambian y ajustan para el nuevo contexto que se esté viviendo. De la mano con todas estas variaciones y nuevas definiciones de qué se considera como locura también van variando las formas en cómo se maneja la locura. De las prácticas antiguas que se mencionaban en la clase de Rafael Huertas, estas se nos hacen impensables en la actualidad, pero en ese momento era lo que se hacía… y así, a medida que cambiaba el contexto sociocultural, cambiaban las etiquetas y los manejos, que se supone que eran mejores que los previos. Esto me hace pensar en el dinamismo de la historia de la psiquiatría y cómo en la actualidad algunas etiquetas pueden estar llevando a la psiquiatrización de la vida cotidiana o la no visibilización de otros problemas mentales y qué prácticas clínicas actuales podrían luego pasar a ser impensables en algún futuro de la historia de la psiquiatría, pero que ahora se ven y asumen como lo que se debe hacer.
Me traspapelé completamente asi que pido disculpas a Dr Sepulveda por postear mi comentario fuera de plazo, pero más vale tarde que nunca cierto? jajaj
ResponderEliminarCon respecto a la tarea de esta sesión, no deja de parecerme interesante nuevamente seguir adentrandome en la historia de la Psiquiatría.
La historia de la psiquiatría es probablemente de las historias más oscuras y polémicas de la medicina, y es responsable en parte de la incredulidad que esta despierta en un porcentaje no menor de la población,
El dilema del psiquiatra es un dilema moral pues se le encarga la tarea de definir lo que es "locura" entendiendose por loco aquel individuo alienado que representa un "potencial" peligro ára la sociedad. Estos individuos eran encerrados permanentemente en asilos donde eran tratados muchas veces como sub-humanos. El Dr Huerta nos muestra esa realidad ofreciendonos además como ese mismo concepto de "Locura" ha ido cambiando a lo largo de los años influenciado por el contexto histórico y social y siendo utilizado muchas veces con fines políticos y represivos. Se nois expone que hasta la disidencia política era considerada "locura". Estos ejemplos me hacen pensar en muchos otros que he estudiado o leído como por ejemplo el caso de John/Joan, la patologización de la homosexualidad y su abolición como enfermedad mental en el DSM III, el uso de la lobotomía(se me viene a la mente la actriz de los 50´s Francer Farmer), la terapia de shock insulínico , Camille Claudel y su encierro en un asilo donde muere en la oscuridad(Y ahora es considerada una de las escultoras más influyentes de todos los tiempos) y en fin tantos otros que no dejan de causarme una gran impresión. Es una gran responsabilidad la que se nos va a encomendar ya que uno se pregunta y si nos equivocamos? Y si somos influenciados a considerar patológico lo que no? Y si Juana de Arco hubiese nacido en esta epóca? Y tantas otras cuestionantes que surgen acerca de lo expuesto por el Dr Huerta.
Afortunadamente los centros de institucionalización están abolidos en gran parte del mundo y es raro que un individuo este internado de por vida, sin embargo surgen otros desafíos como el de someter a los enfermos a tratamientos que muchas veces dejan efectos adversos indeseables, a veces permanentes, que merman las capacidades del individuo.
Es interesante imaginar que deparará el futuro y me surge la interrogante de cual condición que hoy patologizamos sea abolida como tal, solo esperar que siempre prime la ética y sus principios de autonomía y no maleficencia y se ponga en primer lugar al individuo y su reinserción a la sociedad.
Esperemos que así sea
Jeff Semler Baeza
Becado 1° USACH Adulto
Quisiera destacar de la lectura del artículo del dr Rafael Huertas, que al hablar de la historia de la psiquiatría, se dice que está repleta de diagnósticos que han desaparecido o se han transformado. Que ante el descubrimiento de una nueva entidad psiquiátrica, se abren dos interrogantes, las cuales serían: "se trata de una entidad o enfermedad transitoria?" o "encontraríamos antecedentes descriptivos en los clásicos de la psicopatología que nos orientaran sobre la continuidad o metamorfosis de determinados cuadros clínicos?".
ResponderEliminarYo quise destacar esta sección, ya que es algo que me ha llamado la atención desde que estoy haciendo la especialidad y he aprendido cada vez más sobre la historia de la psiquiatría, cada vez que estudio algo, por ejemplo algún síndrome o patología en sí, pienso que es un todo un mundo, aún enigmático donde se ha intentado encontrar explicaciones, se han hecho teorías, algunas han dado resultado, otras no, se ha visto el ensayo y error, con altos y bajos... es como estar en un terreno aún muy inestable, ya que si bien se han encontrado algunas respuestas, todavía quedan muchas sin responder. Cuando hablamos de diagnósticos, muchos de estos han variado a lo largo del tiempo y junto con esto, la forma de abordarlos y tratarlos. Entonces, estamos aprendiendo algo que en este momento es de tal manera, pero más adelante probablemente va a ser de otra manera. Al reflexionar sobre esto (evitando cualquier sentimiento de frustración) prefiero quedarme con la segunda interrogante planteada, yo esperaría que todo lo aprendido no fuera en vano sino que todo esto sirviera para complementar lo siguiente o que sirviera como una base, la cual va transformándose, pero que no se desviada al punto de ser inválida. Pienso que a estas alturas ya hemos podido recopilar mucha información, ya se ha aprendido mucho y se han mostrado buenos resultados, existen las terapias pensadas en la persona de manera individualizada, pero sabemos que falta, sobre todo el acceso universal a los servicios, pero el conocimiento está. Tal vez muchas de las enfermedades mentales que hoy consideramos que no tienen cura, sí será posible encontrar cura en el futuro, pero aunque no haya cura, siempre vamos a poder seguir encontrando mejores formas de tratar a nuestros pacientes. Esto es uno de los aspectos que hace entretenida, interesante y desafiante la psiquiatría.
Hola a todos
ResponderEliminarLuego de revisar los textos y el video enviado me parece súper interesante lo que plantea el Dr. Rafael Huertas, que también ya lo habíamos visto en sesiones anteriores: el cambio y evolución de la historia de la psiquiatría a través de los años. Esto se puede ver reflejado como en un principio de acuerdo al contexto histórico, los tratamientos morales que se realizaban se consideraban como lo correcto y hoy en día sería algo impensado poder realizar.
A través de los años y por los cambios culturales, sociales y también por los avances tecnológicos y científicos los concepto cambian, las enfermedades cambian y con ellos también los tratamientos instaurados.
Por otro lado, al escuchar el video me pareció interesante reflexionar y analizar como nosotros somos la única especialidad capacitada para tratar en contra de la voluntad del paciente o realizar una internación administrativa en contra de su voluntad. ¿hasta que punto podremos considerarlo como algo normal y ético? ¿ cual será el limite que tenemos o podremos patologizar todo lo que la sociedad decida? Es un punto muy interesante para reflexionar.
También me pareció muy asertivo e interesante la contribución de Ian Hacking que nos muestra Dr. Rafael Huerta que es: “de alguna manera, la enfermedad no existe hasta que hemos acordado su existencia, al percibirla, nombrarla e intervenir sobre ella", serian construcciones" intelectuales que se desarrollan en contextos sociales y culturales concretos. En este sentido, la enfermedad como objeto clínico únicamente existiría dentro del marco histórico-cultural en el que se constituye como entidad específica, por lo que sólo será plenamente comprensible desde su interpretación en dicho marco de referencia y así se entendería y explicaría porque intervenciones y tratamientos considerados hoy en la actualidad como algo inhumano antes si se realizaban y se creía en ellos. Esto nos refleja nuevamente como en las otras sesiones, lo importante de contextualizar y definir considerando el momento historio cultural y social que nos encontramos.
Por ultimo me parece importante siempre analizar y reflexionar al momento de diagnosticar y tratar a los pacientes. Lograr un manejo individual, personalizado, analizando cada caso en particular y siempre integrando lo que el paciente quiere para no caer en el error de patologizar o tratar sin pensar en lo que realmente quiere el paciente y no solamente lo que nosotros como clínicos consideramos lo correcto.
Catalina Rodriguez M
A través de las lecturas, los diferentes temas son abordados desde una perspectiva rigurosamente histórica. Cada definición, conlleva una análisis de los antecedentes que, según la perspectiva del Dr. Huerta, participaron en su desarrollo. Al observar este proceso, realizado con constancia, en el análisis de las situaciones sobre las que se le pregunta, o sobre las que expone, da la impresión de que el autor lleva a la práctica su postura metodológica. Este, a mi parecer, es el principal ingrediente, que incentiva su lectura.
ResponderEliminarUna vez ya en materia, me llama la atención la constante preocupación que exhibe sobre el particular tema de la relación entre la práctica médica y el ejercicio del poder. Separa enfáticamente el desarrollo ideológico de las disciplinas en el contexto de su época y se enfoca en cómo la actividad era realizada a diario. En contacto con la realidad de quienes eran receptores de estas práctica. Para esto, explica, investiga sobre procedimientos, tratamientos y formas administrativas en atención en salud y como, con los siglos, se han correspondido con una u otra forma hacer Estado. En la entrevista que leímos, resume la forma en que abordó este estudio y la correlación que encontró entre desigualdad social y abuso de poder y las definiciones en Salud Mental del momento histórico. Según su visión, la instrumentalización del diagnóstico, viene a dar cuenta de una separación de clases sociales y usa la teoría de la degeneración del siglo XIX como ejemplo. Aquí hace patente la diferencia entre las ideas que se discuten en el ambiente académico y el quehacer terapéutico. Lo que hace sospechar que estas ideas son utilizadas a conveniencia, según se dé la necesidad, para mantener un orden de cosas.
Un tema como este es difícil de discutir sin tomar una posición ideológica. Y el análisis de como aparece este fenómeno en la actualidad dará fruto al medírsele desde una ideología. Este es el punto en que me llama la atención la postura del Dr. Huerta. Donde intenta no enfocarse demasiado en la discusión desde las ideologías y prefiere centrarse en los hechos prácticos. Esto para realizar su descripción histórica del funcionamiento de los dispositivos de Salud Mental de la España del siglo XIX. A mi parecer este énfasis en las soluciones aplicadas para resolver los problemas en cada época, también es necesario para identificar problemas similares en el presente; aunque puede que tenga mayor dificultad. Debido al dinamismo de una proceso en curso y a la falta de un punto de comparación como el que aparece al analizar una situación pasada. Esto porque las consecuencias de la desalineación entre los factores que influyen en la aparición de necesidades de salud mental en una población y el enfrentamiento que se tenga de estos a nivel social, cultural o político son prácticas y la discusión que se pueda mantener sobre estas es también una consecuencia.
El problema actual se da al intentar imaginar un punto de acuerdo que incluya la definición de esos factores, debido a que, como menciona Huerta, este ejercicio es a su vez ideológico.