¿De qué hablamos cuando hablamos de salud mental?

 La "salud mental" se entiende como un campo disciplinario de límites difusos, al cual confluyen la medicina, la salud pública, las distintas psicologías, y aproximaciones sociopolíticas. Pero también, como una condición o estado, cuya institución es fácilmente instrumentalizable. 


Por lo mismo, analizaremos las ventajas y riesgos del concepto mismo de "salud mental".
Nuestras lecturas previas  para la PRIMERA REACCION  y la PRIMERA SESION DE DISCUSION  incluirán:

Lecturas Obligatorias:

PARA TODOS LOS ESTUDIANTES: 

Miranda Hiriart, G (2018)¿De qué hablamos cuando hablamos de salud mental?. Utopía y Praxis Latinoamericana, vol. 23, núm. 83, 2018. Disponible en: https://zenodo.org/record/1438570#.XkMcTmhKjIU

PARA EL GRUPO 1

Restrepo DA, Jaramillo JC. Concepciones de salud mental en el campo de la salud pública. Rev. Fac. Nac. Salud Pública 2012; 30(2): 202-211. Disponible en: https://drive.google.com/file/d/1Y6LeD7KfH3I5RsTBDnB58iXgUCe0mfxp/view?usp=sharing


Lolas S, Fernando. (2008). Salud mental y psiquiatría: Pluralidad y heterogeneidad. Revista chilena de neuro-psiquiatría46(2), 97-98. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-92272008000200001

PARA EL GRUPO 2

Bertolote J (2008). Orígenes del concepto de "salud Mental". World Psychiatry (Ed Esp) 6:2 · Septiembre 2008. Disponible en :  https://drive.google.com/file/d/1owM1agYVGDY8xFRSIokdQf7UbaSpWK2h/view?usp=sharing

Canguilhem, G () ¿Qué es la psicología?. Traducción publicada en Revista Colombiana de Psicología, Issue 7, p. 7-14, 1998. eISSN 2344-8644. Print ISSN 0121-5469. Disponible en https://revistas.unal.edu.co/index.php/psicologia/article/view/16039

El plazo para publicar sus REACCIONES (en los Comentarios al pié de esta Entrada del Blog) se extiende hasta el Sábado 17 de Julio a las 23:30 hrs
La Sesión Sincrónica tendrá lugar el Lunes 19 de Julio a las 18:30 hrs.

Comentarios

  1. Paso por acá a dejar un pequeño comentario, después de haber realizado la lectura obligatoria.

    De qué hablamos , cuando hablamos de Salud Mental?

    La Salud Mental se le ha intentado conceptualizar desde hace muchos años atrás, se trabaja el tema desde el inicio del siglo XX y se logra una primera definición por la OMS en 1950. Propone tres criterios para definir a una persona mentalmente sana son: (a) alcanzar una síntesis satisfactoria de los propios instintos, potencialmente conflictivos, (b) establecer y mantener relaciones armónicas con los demás, y (c) la posibilidad de modificar el ambiente físico y social.

    La S.M ha ido evolucionando en el tiempo y adquiriendo formas representativas en muchas oportunidades de las situaciones por las que ha atravesado el mundo y las sociedades, eventos tan importantes como el fin de la 2da Guerra mundial han marcado dicha evolución y por ende el termino que más se repetía en esa primera definición era la “armonía¨

    Al hablar sobre salud mental inevitablemente hablamos de salud pública, patologías psiquiátricas, problemas psicosociales, además que el concepto ha servido para impulsar Iniciativas, sociales, sanitarias y políticas.

    Es difícil por no decir imposible integrar en un solo concepto lo que es la salud mental, hemos visto que puede ser entendida de formas diferentes según la perspectiva que se mire, no estoy de acuerdo con la última definición hecha por la OMS “Salud Mental 2013 –2020, “un estado de bienestar en el que el individuo realiza sus capacidades, supera el estrés normal de la vida, trabaja de forma productiva y fructífera, y aporta algo a su comunidad” (OMS: 2013, p.9)” ya que solo da cuenta de las cosas que es capaz de realizar una persona si es que posee salud mental. Si bien incluyo el entorno social, (esbozado en la 1era definición), todavía no queda claro el limite de que es en sí la salud mental.

    Me identifico mas con esta frase ”La salud mental como la conocemos hoy se enmarca en el empeño por crear un nuevo orden mundial. Y la consigna de ese nuevo orden es el ‘bienestar biopsicosocial’, como garante de la paz¨, todo lo que se haga para alcanzar el dicho bienestar o lo que se logre hacer una vez alcanzado es complementario y necesario para hablar de salud mental.

    Para terminar me quedo con este párrafo extraido de la lectura.
    “Si consideramos que la afección mental tiene como núcleo la alienación, podemos hablar de salud como libertad, si consideramos a la patología como disfunción, podemos decir que la salud es armonía, equilibrio, o funcionamiento correcto, incluso óptimo. Si lo propio de la patología mental es la desadaptación, podemos hablar de la salud como adaptación. Y podemos agregar: si estar enfermo es sufrir, la salud es bienestar subjetivo, si estar enfermo es no soportar las tensiones de la vida, la salud equivale a fortaleza de carácter, y así en más”.

    Dra. Erika Peroza.

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    1. Buenas tardes Erika:

      Nos dices que te identificas con la frase : ”La salud mental como la conocemos hoy se enmarca en el empeño por crear un nuevo orden mundial. Y la consigna de ese nuevo orden es el ‘bienestar biopsicosocial’, como garante de la paz¨.
      Es una frase del texto de Gonzalo Miranda muy potente, aunque temo que para muchos, eso de cuestionar el orden mundial no es un tema, aunque si anhelan vivir en un "bienestar psicosocial" a su medida, y recibido como algo dado.

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    2. Estimado profesor, es probable que de todas las definiciones sobre salud mental que se han desarrolla al pasar del tiempo, tengamos que ir tomando distintos elementos de cada una para poder ir construyendo un concepto más global y adaptado a las realidades vividas, quizás ese concepto podría servir para algunos y para otros no tanto, por lo que estoy de acuerdo con lo que plantea la compañera Furst y Felipe Echeverría, cuando hablan de la importancia de reconocer en nuestros usuarios, que es salud mental para ellos, los seres humanos no somos todos iguales y estamos expuestos a diferentes factores biopsicosociales o distintos determinantes en salud, probablemente tener salud mental para un chileno, no constara de los mismos elementos que para un Venezolano , un cubano o un haitiano, por lo que rescato que el "bienestar subjetivo" propuesto por la OMS y el enfoque biopsicosocial deben ser profundizados y puestos en práctica a nivel individual, mis preguntas serian ¿Tenemos las herramientas para profundizar en estos aspectos? ¿Las políticas públicas actuales en salud mental van en pro al desarrollo y bienestar biopsicosocial? Todavía como sociedad estamos al debe en estos temas, pero opino cada día hay más personas interesadas y trabajando en estos aspectos y eso nos permitirá lograr mayores cambios, avances y librar nuevas batallas en pro de nuestros usuarios, las comunidades y nosotros mismos.

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  2. Hasta la fecha, no existe una definición exacta que permita ahondar la complejidad del concepto de salud mental. Muchos de nosotros empleamos este concepto en la práctica diaria, sin embargo, no hemos realizado una reflexión en torno a su real significado.

    Cuando hablamos de salud mental, imaginamos un estado de bienestar global de la persona tal como lo instruye la definición de la OMS “un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”. Esta definición no incluye la ausencia de enfermedad como un requisito primordial del concepto, sino que hace hincapié a la posibilidad del ser humano de estar en sociedad. Existe un reconocimiento de la “comunidad” como parte fundamental de la salud de las personas. En efecto, la salud mental no puede existir si ignoramos el entorno del individuo. No importa cuán eficientes puedan ser nuestros tratamientos farmacológicos si no logramos que la persona sea capaz de integrarse a la sociedad. El ser humano es en esencia un animal social que requiere establecer lazos con otros individuos.

    Otro elemento importante de la definición es la capacidad de “trabajar productiva y fructíferamente” y “hacer una contribución”. El concepto de trabajar puede relacionarse con el cumplimiento de metas y propósitos que conllevan a un estado de satisfacción individual. Además, el ser parte de una “contribución” permite generar una sensación de utilidad en las personas, el “ser útil” y cumplir un rol. Ambos elementos condicionan un estado de bienestar emocional que podría aproximarse al sentimiento de felicidad. Ahora bien, ¿Está la felicidad involucrada en el concepto de la salud mental? ¿Necesito estar feliz para estar sano? ¿La felicidad es igual en cada persona? Estas preguntas podrían parecer sencillas, pero en su análisis está la respuesta en torno a la complejidad del concepto de salud mental.

    Ser feliz involucra un sentimiento de armonía y plenitud con uno mismo. Permite al individuo visualizar un sentido positivo hacia la vida y sobrellevar las dificultades. Nos ayuda a mantener un equilibrio. Estas definiciones tienden a unificar el concepto de felicidad y se correlacionan con las definiciones existentes en torno a la salud mental “salud como armonía, equilibrio, adaptación, fortaleza de carácter”. No obstante, lo que nos hace feliz a cada uno, cambia en la realidad individual. Cada persona tiene su propia definición de felicidad y, por consiguiente, de su sentimiento de bienestar. Al tratar de generar una definición uniforme para conceptos tan amplios como felicidad y salud, se abandona la particularidad que tiene cada ser humano. Se corre el riesgo de generalizar y buscar objetivar lo que debe ser concebido como un bienestar subjetivo.

    La salud mental suele ser presentada como un concepto colectivo y social, sin embargo, la particularidad del ser humano está en su individualidad como un ente único e irrepetible. Por lo tanto, el bienestar debería ser abordado a partir de las representaciones, deseos y expectativas que tiene cada persona.

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    1. Muchas gracias Verena.
      Estoy muy de acuerdo en que el trabajo en salud mental no puede basarse en definiciones "up and down", sin considerar las particularidades de las personas y las comunidades
      Quiero llamar la atención sobre una de tus afirmaciones "la particularidad del ser humano está en su individualidad como un ente único e irrepetible. Por lo tanto, el bienestar debería ser abordado a partir de las representaciones, deseos y expectativas que tiene cada persona".
      Al respecto traigo a colación un párrafo de un texto que espero podamos revisar más adelante en este Curso: "La identidad personal es una institución política. En rigor, es la más universal y la más elemental de todas las instituciones políticas.
      Es una institución política, porque no consiste en una objetividad naturalmente dada, que se recibe al nacer y se posee de una vez por todas, sino que consiste en una subjetividad históricamente modelada, que se adquiere en la convivencia con los otros y experimenta toda clase de transformaciones.
      Es la institución política más universal, porque todas las sociedades humanas, desde las más pequeñas tribus hasta los más grandes imperios, desde las más antiguas bandas nómadas del paleolítico hasta la más reciente sociedad global, exigen la identificación personal de todos y cada uno de sus miembros.
      Es la institución política más elemental, porque está en la base de todas las otras instituciones políticas: la institución familiar, que regula las relaciones afectivas y reproductivas entre los sexos y las generaciones; la institución económica, que regula las relaciones de producción, distribución y posesión de bienes entre los miembros de una comunidad; la institución política en el sentido habitual del término, es decir, la institución de la violencia legítima, que regula las diversas formas de conflicto y de acuerdo, de lucha abierta y de autoridad reconocida, tanto en el interior de cada comunidad como en las relaciones entre unas comunidades y otras; finalmente, la institución simbólica o ideológica, es decir, la institución que elabora y transmite los valores últimos de una comunidad, esto es, los valores destinados a sacralizar las diversas
      actividades e identidades reguladas por las otras tres instituciones sociales" (Antonio Campillo, La invención del sujeto, Madrid, Biblioteca Nueva, 2001, pp. 219)

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    2. Hola Doctor! Muchas gracias por su retroalimentación. Muy interesante el extracto de texto que publicó, espero que podamos abordarlo más adelante en el curso. Dentro de las frases me gustó mucho esta: “consiste en una subjetividad históricamente modelada, que se adquiere en la convivencia con los otros y experimenta toda clase de transformaciones”. Efectivamente, el ser humano se va modelando con su interacción con el entorno, inmerso en un determinado contexto histórico, social y cultural. Además, gracias a la convivencia con el otro, somos capaces de definirnos como personas, reconociendo al otro como un ente individual separado del yo. En esta interacción, ambos somos capaces de personificarnos: la relación con el otro permite al individuo constituirse como persona.

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  3. “Salud mental” es un concepto que engloba muchos acepciones y que por lo mismo, puede ser utilizado con múltiples fines. En esa línea, en esta reflexión se hablará de manera amplia de “intereses” para referirse a todas aquellas intenciones (más allá de si son catalogadas de “buenas” o “malas” según nuestros distintos sistemas de valores) por las que se pueda estar utilizando el concepto, con el fin de abarcar distintas agendas. Y es que, pareciera que una de las razones fundamentales para detenernos en qué es la salud mental, sería para intentar transparentar cuanto de lo que se está diciendo con este término es pensando en aquél estado de “bienestar subjetivo” (o “armonía”, o “adaptabilidad”) del individuo (o de la comunidad), y cuánto es en relación a diversos intereses. En consignas políticas será frecuente oír frases como “enfocarnos salud mental”; recuerdo también que en mis años escolares, en biología se hablaba de la “salud física y la salud mental”; y también podremos -a la pasada, quizás- escuchar en el desconsuelo de un ciudadano sufriente, quejas sobre su “paupérrima salud mental”. ¿Estarán todas estas personas hablando de lo mismo? ¿Siquiera de algo parecido?

    Como clínicos, también solemos manosear el concepto. “Yo me dedico a la salud mental”; “Lo propongo pensando en la salud mental del paciente”; “Es escaso el presupuesto de salud mental del país”. ¿Estaremos nosotros refiriéndonos a lo mismo en estas distintas frases? Quizás el sentido fundamental de saber de «qué hablamos cuando hablamos de salud mental» es que no nos pasemos de listos como clínicos, y que no se nos pasen de listos los demás tampoco (más aún el sistema neoliberal imperante actualmente). Resulta fácil pensar que un político pueda tener intereses ocultos al hablar de salud mental. Pero no podemos olvidar que estos pueden ser incluso parte de nuestra propia agenda oculta. De manera muy rápida podemos vernos acostumbrados al ejercicio de la psiquiatría: a la evaluación de un listado de síntomas según algún manual, el sucesivo diagnóstico, y estos rápidamente seguidos de la indicación de uno u otro medicamento, y aun así hacerlo todo pensando que son actos en nombre de la salud mental.

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    1. De forma muy clara Miranda Hiriart nos recuerda que el solo hecho de pronunciar bio-psico-social no produce una fórmula mágica que solucione problema alguno. Y es ese el laurel bajo el que no podemos descansar: no nos podemos acostumbrar a hablar solamente de salud mental, de factores biopsicosociales, o de la importancia de los determinantes sociales de la salud. Simplemente mencionarlos -o tenerlos en mente- no es suficiente. Por eso me parece que se vuelve relevante el definir salud mental, aunque la definición más importante no necesariamente sea la nuestra. Como clínicos, nos tendrá que importar principalmente la definición de salud mental del individuo que tengamos al frente. Esa persona a la que le prometemos el tan famoso “secreto médico”, que de una u otra manera desnuda sus vivencias ante un extraño porque confía en sus credenciales profesionales y sus buenas intenciones. Es la definición de salud mental de aquella persona que como clínicos nos tiene que importar. Nosotros podemos estar muy inclinados a una u otra definición, a tal o cual corriente que nos haga más sentido para abordar las distintas variantes de lo psicológico, pero nuestra idea de salud mental difícilmente -por no decir imposible- va a estar en la misma línea que la de nuestros usuarios. El “bienestar subjetivo” (término propuesto por la OMS porque decir “felicidad” probablemente sonaba muy poco serio), el equilibrio o la armonía óptimas para el usuario pueden ser absolutamente distintas a las que nosotros acostumbramos, o a las que nos han sido enseñadas a lo largo de nuestras formaciones. Es por esto que los objetivos podrán ser radicalmente distintos en lo terapéutico, y que una “buena salud mental” diste enormemente del mismo concepto pero en la perspectiva del usuario.

      A fin de cuentas, no solo considerando los “intereses” de manera amplia, sino en nuestro desempeño diario puede resultarnos relevante el preguntarnos también: ¿Quiénes hablan de salud mental? Y, ¿A quiénes no estamos dejando hablar por estar tomando nosotros la palabra?

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    2. Felipe, yo igual estoy muy de acuerdo con lo que menciona Miranda Hiriart sobre que el solo hecho de pronunciar bio-psico-social no produce una fórmula mágica que solucione problema alguno. Tenemos que buscar como sociedad la forma de no quedarnos solo en el discurso.

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  5. ¿De qué hablamos cuando hablamos de Salud Mental?

    Realizar una reflexión a partir de un concepto, que como dice Miranda Hiriart, es de límites difusos y en el cual se ha trabajado por años, resulta bastante ambicioso y complejo a la vez. Sin embargo, de lo que, si estoy convencida, es que para lograr aproximarnos a entender este constructo de que es “la salud mental” debemos dejar de lado el reduccionismo biológico, modelo que intenta mirar al ser humano desde una sola dimensión, la biológica, y olvida las diferentes dimensiones que lo componen.

    A mi modo de ver resulta lógico realizar un trabajo transdiciplinario, donde cada disciplina según su concepción de “Salud Mental” puedan aportar y contribuir en una definición más precisa, pero entendiendo esto no como una unificación de criterios que fomente el reduccionismo, sino más bien como un trabajo integrador.

    Ahora bien, si analizamos definición de la OMS que señala la Salud Mental como “un estado de bienestar en el que el individuo realiza sus capacidades, supera el estrés normal de la vida, trabaja de forma productiva y fructífera y aporta algo a su comunidad”; yo me pregunto ¿podemos definir/medir un estado individual de bienestar?, ¿Qué necesita el ser humano para obtener ese bienestar? ¿El trabajo es un marcador de bienestar personal para todos?; y en respuesta a esto, me hace mucho más sentido lo que planeta J.C. Flugel, quien señala que la Salud Mental “es una condición que permite el desarrollo físico, intelectual, y emocional óptimo de un individuo, en la medida que ello sea compatible con la de otros individuos”. En suma y considerando ambas definiciones planteo que el objetivo no debería ser centrarse en objetivar o unificar una definición respecto a un estado emocional subjetivo, que va a depender directamente de prioridades, recursos y situaciones contextuales históricas personales.

    Finalmente, considerando lo que viene sucediendo en nuestro país desde oct-2019, se nos ha hecho patente una vez más, que las determinantes sociales y el enfoque socioeconómico no es algo que podamos eludir dentro del concepto de Salud Mental. Desde esta perspectiva, como se señala en el texto “Concepciones de la salud mental en el campo de la Salud Pública”, se concibe la salud mental como un problema de bienestar político y económico dependiente de condiciones más generales de la sociedad, asociados a la condición económica, el ambiente en el que viven las personas y al tipo de recursos disponibles. Esta concepción es una cuestión con la que cotidianamente nos vemos enfrentados en nuestra práctica clínica y que forma parte de las limitantes significativas a la hora de buscar la manera de aliviar al que sufre.

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  6. Cómo bien relataron los textos y en comentarios anteriores la búsqueda por definir lo que es la salud mental no es una travesía nueva ni resuelta, a pesar del uso extenso que se le da al término. Y es en el texto de Bertolote donde se explicita que para esta búsqueda es útil tratar de entenderlo desde una perspectiva histórica, continuando con una reflexión sobre el inicio y el desarrollo del termino.

    Bertolote, posicionado desde el departamento de Salud Mental de la OMS, describe desde los inicio del siglo XX el inicio del concepto de Higiene Mental, su relación con el concepto de Salud Mental y las grandes instituciones donde se ha conducido este debate.

    Deja claro que actualmente el uso predominante mas que referirse a dignidad en el trato y mejora en la atención en el manicomio al que se refería el Movimiento de Higiene Mental, se refiere a la Salud Mental como un campo disciplinar, donde confluyen reflexiones y practicas diversas en torno a “alejar la salud mental de los hospitales psiquiátricos y alojarlo en la comunidad”.

    Y sobre los límites que establece ese texto en particular me gustaría reflexionar. ¿La comunidad aloja salud mental? ¿Es posible que una comunidad, con su infinita complejidad de actores, limites y relaciones aloje salud mental? ¿La guarda, la acumula, la transa? Más bien pareciera que lo que una comunidad sólo posee lo que la hace común. Una comunidad posee un grupo de determinantes sociales, un espacio geográfico, conflictos sociales, practicas, culturas comunes, etc... Es en este marco común que dan los fenómenos que entenderemos desde la psiquiatría como enfermedades mentales, el marco común influye en cómo estos fenómenos sean vividos, pero no los determinarán. Así también es como comunidades muy diferentes vivirán fenómenos similares de maneras muy diferentes, y así lo que a una comunidad pueda parecerle enfermo a otra no lo será.

    Miranda Hiriat y Bartolote citan en sus textos a J. C. Flugel, quien señala en contexto del Congreso Internacional de Salud Mental en 1948 que la Salud Mental es “una condición que permite el desarrollo físico, intelectual y emocional optimo del un individuo, en la medida que ello sea compatible con la de otros individuos”. Así el concepto pasa a ser una condición, que permite otras cosas. Entonces una comunidad que aloje salud mental es la que permite que sus integrantes desarrollen lo previamente enunciado. Así, la salud de la mente permitirá otros procesos que son los que sí determinan el bienestar.

    En el texto “¿Qué es la psicología?” Canguilhem realiza el ejercicio de cuestionarse qué se entiende por la psicología, la disciplina y sus practicantes y establece reflexiones fundamentales para poder mirar la psicología, y por extension a la salud mental en forma situada “…si esta sicología no la podemos definir mediante una idea del hombre, es decir, si no podemos situar la psicología en la filosofía, no tenemos el poder, por supuesto, de prohibir a nadie el llamarse psicólogo y de llamar psicología a lo que hace”.

    Entonces si no logramos establecer una antropología y por tanto una filosofía común, cualquier acción, realizada por cualquier agente con cualquier intención podría caber dentro del concepto de “salud mental”. Miranda Hiriat lo menciona “es muy fácil instrumentalizar la noción de salud mental para promover un sujeto con características funcionales a un sistema político o económico determinado”.

    A mi entender entonces, más importante que determinar qué es la salud mental, deberíamos establecer qué somos como comunidad, qué buscamos como comunidad y que entendemos como lo deseable, a mi parecer las respuestas sobre como lograr estos estados deseables serán más evidentes. Es quizás esta falta de entendimiento de lo que nos hace comunes lo que hace más evidente el malestar mental (la alienación), y en contraparte, lo que puede proteger a otras comunidades que sí tienen claridades sobre quienes son y lo que desean, como por ejemplo los pueblos originarios americanos y el Buen Vivir / Sumak Kaway / Suma Qamaña / Küme Mongen.

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  7. El concepto salud mental se ha construido mediante la participación y enfrentamiento de distintas visiones y formas de definirlo. El autor lo explica mostrándonos como distintas aproximaciones fueron apareciendo en el tiempo y valorando algunas de sus cualidades. Nos muestra que en base a una idea inicial, que se centra en el individuo, se fue prestando atención a diferentes factores que participan en el proceso dinámico que vendría a ser algo así como un estado mental. El cual puede gozar o carecer de salud. Con esto aparece la controversia ante el concepto salud por si sólo y de su aplicación a la mente. Aparentemente no hay consenso aún, entre las diferentes corrientes, sobre como definir o caracterizar la salud mental. En ello radica la principal crítica del autor, que dirige hacia la desproporción entre una teoría que de soporte a las distintas formas de terapia y que medie entre ellas, frente a una abundancia en enfoques prácticos. Este punto me llamó la atención. Ante la dificultad para definir salud mental y ante la necesidad de soluciones en lo referente al tema, planteada desde la realidad. No es un sinsentido enfocar la atención en una forma práctica de generar un alivio. Siempre orientado según objetivos, que irán cambiando, ya sea avanzando o retrocediendo, en la medida en que se integren al contexto en el que existen. Ya sea desde el punto de vista social, político económico o la problemática que venga al caso. Y que son sometidos a un proceso de ensayo y error además de esto. Al pensarlo desde un punto de vista practico, parece inevitable que la participación de las políticas públicas en salud terminan por orientar el proceso hacia un objetivo de funcionalidad de la persona en su contexto social y económico. Ahora, esta postura es fácilmente objeto de crítica, debido a la reducción del individuo a su capacidad de producir. Después de todo, alguien que funciona en su comunidad, trabaja, paga impuestos, etc. También puede presentar problemas de salud mental. Finalmente, la dificultad de establecer una definición para salud mental me parece menos importante que definir los objetivos terapéuticos a nivel poblacional. Esto porque esa idea elusiva de salud mental me parece más bien un proceso, que va a tener relación con las expectativas que pongamos en él. Y por lo tanto va a cambiar, va a tener distintas aristas según el lugar, el tiempo y la comunidad en donde se discuta. Si lo veo así, no me parece tan terrible que el enfoque practico para enfrentar los problemas de salud mental se oriente de esa manera. Y que la discusión sobre la teoría que lo rige se dé en el espacio académico y con menos énfasis.

    Rodrigo Carvallo E.

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  8. La primera vez que leí el texto de que hablamos cuando hablamos de salud mental, me hizo entender lo complejo del tema, puesto que es un concepto que se utiliza a diario, pero desde un punto de vista simple y más bien centrado en lo biomédico.
    La salud mental se rodea de múltiples expresiones y conceptos personales, políticos incluso económicos, que no se pueden objetivar y por lo tanto tampoco medir. Se han generado definiciones que engloban diferentes atributos de una persona, su funcionabilidad y también como una condición que no explica específicamente lo que significa sino lo que refleja. A pesar de estar de acuerdo que no se puede negar la salud mental, es algo que vemos en la práctica, aún muy ligada a lo asistencial, enfocada en un listado de síntomas y signos, más que en una persona que sufre. Donde muchas veces tratamos como patologías, a situaciones de la vida ligadas a los problemas sociales. Lamentablemente tenemos un sistema de salud colapsado, que asegura el acceso y en algunos casos, el seguimiento y que está centrado en cumplir metas estadísticas, dejando de lado otro tipo de intervenciones.
    Me parece muy interesante destacar el concepto de “modo de vida” el cual esta mediado por el estilo de vida, pero también por las condiciones de vida, y a diferencia de lo que se puede pensar, las decisiones que toman las personas no son netamente individuales (características personales, por creencias o su voluntad), sino que está determinado por las posibilidades que posee. Por lo que frente a la salud siempre deben considerarse múltiples dimensiones como lo socio económico, la historia, el ambiente en que se vive, las relaciones sociales, dentro de un marco de derechos y oportunidades.
    Una de las preguntas planteada por Miranda Hiriart es si tiene sentido definir exactamente que es la salud mental y coincido en que no, pero si se debiesen definir condiciones básicas para poder empezar a hablar de este.

    Catalina Zilic Biel

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  9. Saludos a todos:

    Creo que todos los acá presentes tenemos nociones en salud mental, claramente algunos mucho mas que otros, es cosa de mirar el basto curriculum de algunos en las presentaciones, pero mas allá de eso, por mas ilustrado que alguien sea en el tema, no le es posible formular una definición de lo que es la salud mental. Quizás la demostración mas clara de esto es que desde el primer movimiento de salud mental en 1909, mas de 100 años atrás, no hay una definición clara de lo que es, y humildemente hablando, no creo ser yo quien dará termino a esta coyuntura.

    A nivel personal, creo que la salud mental, entra en la categoría de otras interrogantes de la vida como ¿Qué es el amor? o ¿Qué es el ser humano?, incluso ¿Cuál es el significado de la vida?, preguntas existenciales que existen desde hace mucho mas tiempo, sin respuesta clara, y bien, la única diferencia con estas grandes preguntas existenciales es que el concepto de salud mental es mucho mas reciente. De todas formas, creo que cuando uno se pregunta que es la salud mental, es muy cercano a preguntarse ¿Qué es la felicidad?. y bueno, tampoco hay definición para eso, pero usualmente se esta de acuerdo de que no es la meta si no una forma de vivir, un camino.

    Creo que la salud mental es el camino que recorren las personas felices.


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  10. Hola a todos,

    Cuando hablamos del concepto de salud mental, después de las lecturas efectuadas, puedo decir que no sé cómo definirlo (no me siento mal al respecto tampoco, ya que al parecer históricamente se ha tenido ese problema), si bien destaco la parte del bienestar subjetivo de las personas que se ve en varias de las definiciones, ya que creo que al ser un término complejo y versátil debe ser individualizable. La definición ha variado, como varios han mencionado, según el contexto histórico en el cual nos encontremos, y variará posiblemente también en las distintas culturas, pero creo que lo importante es para qué se va a usar la definición de salud mental y cuál es nuestro objetivo al usarla. Si nuestro objetivo es uniformar a la población, entonces la normalidad tiene coherencia como definición de Salud Mental, distinto a si es la Autonomía, la Inclusión, etc., donde serán otras las definiciones.

    Creo que tendría que partir por admitir que no logro separar bien el término “Salud Mental” del término general de “Salud”, ya que según la OMS (desde 1948) se define como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”, y como cita el mismo lema de la OMS “No hay salud sin salud mental”, me es imposible separar ambos conceptos para referirme sólo a la salud mental (sería como separar por sistemas a un individuo para hablar de su salud).

    Por otra parte la definición de la OMS “un estado de bienestar en el cual el individuo realiza sus capacidades, supera el estrés normal de la vida, trabaja de forma productiva y fructífera, y aporta algo a su comunidad” (2013) que ha sido citada por nuestros compañeros no me desagrada en realidad, ya que si bien recoge el desarrollo de la capacidades individuales y bienestar, coloca un excesivo énfasis en la productividad y aportes del sujeto dejando fuera aquellos que no logran cumplir esas expectativas de adaptación. En este sentido, aunque no fue mencionada en los textos comparto más la visión que entrega el MINSAL en su Plan Nacional de Salud Mental 2017-2025 donde lo define como:
    “la capacidad de las personas para interactuar entre sí y con el medio ambiente, de modo de promover el bienestar subjetivo, el desarrollo y uso óptimo de sus potencialidades psicológicas, cognitivas, afectivas y relacionales, el logro de sus metas individuales y colectivas, en concordancia con la justicia y el bien común”.
    ¿Por qué me gusta esta definición?, creo que es porque incluye el bienestar subjetivo como componente de salud mental, implica que para poseer una adecuada salud mental los individuos deben poder desarrollar su potencial en múltiples áreas, e incluye que debe ser en concordancia con la justicia y el bien común, lo que me parece muy importante para poder diferenciar el bienestar subjetivo por desarrollo personal y social del que se podría dar en casos que pudiésemos considerar poco saludables (como en el caso de una persona en fase maniaca o de un antisocial), además de que habla del desarrollo de las metas individuales y colectivas en lugar de un simple tema de adaptación a la sociedad o a las metas de un gobierno de turno.

    En mi opinión, independiente del dilema de cuál es la definición de salud mental, lo importante de este ejercicio ha sido darse cuenta de lo volátil que puede ser algo que damos por conocido y que tantas veces usamos en la práctica. Personalmente me agradaría que la definición operativa de Salud Mental pudiese ser un concepto de utilidad para las políticas publicas tanto de salud pública como de desarrollo social.

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  11. No hay periodo de mayor instalación de la urgencia de políticas públicas, que el año electoral. Es por ello, que temáticas que rara vez entran en la discusión nacional, toman central importancia, y marcan agendas valóricas entre candidatos. Fue entre derecho internacional, aborto libre y condenas retóricas a la violencia, que apareció el brazo pobre de la Salud chilena: la salud mental. Y no apareció de manera gratuita, su mención movilizó a un buen sector de la opinión nacional, ¿es legítimo que un candidato deba asegurar que se mantiene en tratamiento por un trastorno mental, para optar a la presidencia?
    Está claro que este tema fue instalado precozmente en la lucha electoral, con promesas bombásticas, de aumento del presupuesto para acercarnos a lo sugerido por la OMS, cerrar brechas historias en atención, asegurar el acceso a medicamentos y un largo etc. Desaparece la polémica, Chile necesita más y mejor salud mental. La pregunta es, por lo tanto ¿Qué compramos cuando nos venden salud mental?
    Miranda recoge esta resbaladiza concepción política del concepto de salud mental, y como ha sido utilizado a modo de bandera de lucha por diferentes movimientos, en contra del “individualismo y el capitalismo, como también las dictaduras, la discriminación y la desigualdad”. Sostiene además, que el término se diluye entre sus encarnaciones, en las oficinas estatales, en la promoción y prevención, en la denuncia del nocivo estilo de vida moderno, enmarañándose en una nebulosa con buenas intenciones, pero sin declaración de principios.
    Por escurridizo que parezca, la necesidad de este objetivo es trascendental para el enfoque de derechos. Destacando la labor del movimiento de higiene mental, se instala la potencia del concepto mismo en la realidad de los usuarios, y como esta elevada discusión platónica, puede tener implicancias en la legitimación de prácticas criminales. Desde la experiencia en esta marginalidad de principio de siglo, Clifford Beers instala la discusión, lo que parece una sinopsis de lo que 70 años después sucedería con Marsha Linehan, culminando en la terapia conductual dialéctica. El mensaje es claro, lo que se me ofrece como salud mental, me es ajeno, distante, iatrogénico y voy a apostar a una nueva encarnación.
    Dramático es el reduccionismo de estas concepciones en nuestro trabajo. En el afán de las metas sanitarias, llamamos atención de salud mental netamente al acto reparatorio, posterior cruzar la línea del trastorno, asimilamos a los profesionales de salud a observadores de los procesos sociales, vigilantes del status funcional/productivo de los individuos. La esencia de la psicología, queda reducida desde una ciencia de múltiples aristas, a observadores/orientadores, que blindan al sistema de producción.
    ¿Cuál es la salud mental que se nos ofrecen desde la institucionalidad electoral? Podemos verlo como un mejor presupuesto para tratamientos, mejores calmantes, eludiendo el integral espacio que tiene la salud mental como sumatoria de elementos totalmente ajenos a la psiquiatría. Es un concepto bienintencionado utilizado en una lógica mercantil propia de la apuesta socialdemócrata, como recoge Desviat en Las nuevas derechas. En la lógica del capital, el bienestar psíquico se vuelve una mercancía valiosa, que aumenta su valor ante la escasez, degradada a slogan de Isapre.
    Parece interesante que cuestionemos la instrumentalización del término, incluso nuestra propia utilización, para poner en tela de juicio nuestros avances y retrocesos, tanto en un ejercicio histórico, como para entender nuestro pequeño rol en el mundo de la salud.

    Alvaro Señor Ramirez

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    1. Alvaro, comparto contigo la visión de que lamentablemente se ha tocado el tema de la salud mental en el proceso eleccionario, no con el fin genuino que quisiéramos, espero que la clase politica, no reduzca sus ofrecimientos a '´mejorar la salud mental´´ a construir un par de COSAM´s o abrir otra linea telefónica.

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  12. El autor Gonzalo Miranda Hiriart, nos expone en su artículo lo difícil que es establecer una noción y más aún una definición de salud mental. Al evaluar las diferentes raíces que dan vida a la noción de salud mental es importante recalcar que no puede ser definido sólo desde un punto de vista, sería una mala opción tratar de reunir y unificar criterios en un solo ya que la salud mental es un concepto más amplio ya que involucra un entorno en el que se desenvuelve la persona sea social, económico, cultural, biológico etc.
    También encontré bastante interesante y en cierto punto verdadero lo que nos expresa en el artículo que al hablar de políticas públicas se basan mayormente en los trastorno específicos psiquiátricos y no en generar e invertir recursos en un modelo que da importancia a problemas en materia social.

    Nos habla que se originaron dos corrientes, Por una parte el conductismo, que me pareció bastante acertado y nos habla de un concepto que es bastante importante al hablar de salud mental. Esta corriente mira la capacidad de la persona de adaptarse a su entorno, miden la salud de un individuo en la capacidad de adaptarse, es decir, Salud pasa a ser un sinónimo de adaptación. Que al evaluar actualmente la situación epidemiológica a que se encuentra el país, donde todos sabemos que hemos tejido que adaptarnos a una forma de vida y y también la disminución de salud mental que se ha generado. Con un claro aumento de consultas y pacientes en el programa salud mental de los diferentes centro.


    Otro punto que se trata en el artículo, es que no hay salud sin salud mental, para hablar de salud tiene que ser abarcado tanto lo físico como lo mental. La OMS se refiere a la salud mental de una persona la que se encuentra en un estado de bienestar y que se desarrolla plenamente.

    Como conclusión y análisis de la lectura del artículo se desprende que la salud mental se interrelaciona con distintas áreas: políticas, sociales, económicas, culturales y la más importante la psiquiatría que es la que nos permite objetivar los trastornos mentales que sufre el individuo (matriz biomédica), pero que carece en su análisis el también agregar problemas en material social.

    Es importante recalcar que no hay salud sin salud mental por que si no se visualiza la mente y solo nos preocupamos de lo físico, no se genera un estado de bienestar del paciente que permita que se desarrolle integralmente.


    Al revisar los otros articulos tambien se analiza y nos logra evidenciar la problemática de encontrar una definición al referirnos de salud mental.
    El concepto de salud mental en el ámbito de la salud pública ha cumplido una función que ha permitido que muchas personas se refieran a la salud mental como un tema relevante y
    pertinente, y que empiece poco a poco a tener el valor que siempre debería haber tenido. y tambien por otra parte nos damos cuenta que al hablar de la salud mental, no existe una categoría homogénea y unificada ya que puede ser visto desde diferentes puntos de vista biológicos, sociales, filosoficos, politicos, entendiendo que en su definición están involucrados diferentes áreas biopsicosociales.

    por último con esto me gustaría concluir mi opinión indicando que es increíble cómo uno se refiere a conceptos que damos por conocido y que tantas veces usamos en la práctica y que al preguntarnos bien su definición no logramos llegar a un punto central, pero por otra parte estos nos articulos nos sirvieron para aclarar que no estamos mal al no lograr poder definir este concepto que tantas veces ocupamos a diario.


    Catalina Rodriguez


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  13. Las concepciones de salud mental y su evolución en el tiempo dejan en evidencia que el contexto y los avances en términos no solo de medicina sino de comprensión de modelos sociales, nos van a obligar a siempre redefinir la salud mental, a mejorarlo y considerar nuevas aristas. Un concepto evolutivo, en constante mutación. Como menciona Jaramillo y Restrepo, no basta con un cambio de definición para trascender las concepciones patologizantes de la salud mental, sino que es necesario sobre todo un cambio en la posición política. El peso de la salud mental en nuestra sociedad está adquiriendo, justamente, un valor cada vez más importante, sin embargo, considero que no el ideal. El impacto de la salud mental, como menciona Jaramillo y Restrepo, a nivel individual , familiar, comunitario y social en términos de sufrimiento es alto y conlleva discapacidad, lo que en nuestra sociedad inserta en el modelo neoliberal , recae en nuestra propia responsabilidad y debemos proveer nosotros mismos su protección dentro de un contexto de mercado. La institucionalidad ha trasladado el problema centrándose en apagar síntomas en lugar de indagar en el malestar social que nace de un sistema y modelo desigual, que genera inestabilidad a nivel emocional, haciendo énfasis en la productividad de las personas. Como menciona Miranda Hiriart: “podemos sospechar que las democracias capitalistas usan el concepto de salud mental para describir, a fin de cuentas, a un buen trabajador y/o un buen consumidor.”

    A mi parecer, siempre será positivo que la salud mental sea cada vez más relevante socioculturalmente, como menciona Miranda Hiriart: “No es exagerado afirmar que vivimos un verdadero boom de salud mental”. ¡Enhorabuena! La sociedad, hoy en día, exige políticas públicas de salud mental, exige mayor presupuesto y mayor acceso, la considera algo importante y de necesaria priorización para nuestra felicidad. Sin embargo, al momento de generar planes, programas, asignar recursos, calcular costos, etc. la salud mental parece reducirse a una serie de trastornos, denominados ‘mentales y del comportamiento’, desviando el enfoque óptimo y retrocediendo a conceptos que ya creíamos han de haber evolucionado.

    La salud mental también es política, y es muy probable que la solución a los problemas de salud mental no sea de carácter individual y médico, sino colectivo y social. Es aquí en donde como sujetos relacionados directamente en el área ( no solo como ciudadanos civiles sino que como tratantes), vamos a tener que ampliar nuestra mirada y entender que mucho de los que nos tocará ver, percibir, apreciar, criticar, va a ser producto de modelos y sistemas que parecen difíciles de modificar, pero que con el solo hecho de concientizarnos con la existencia de esto, podremos aportar a cambios que van a contribuirnos como sociedad.

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  15. Hola todos.

    La primera reacción que genera en mí el texto de Miranda Hiriart es que el intentar definir Salud Mental es bastante difícil por la naturaleza del modelo en sí. Dentro del texto se da un repaso por diversos autores respecto a lo que ellos consideran una definición o concepto de lo que ellos consideran como Salud Mental, desde intentos de definiciones por instituciones tan importantes como la OMS pasando por visiones del psicoanálisis o de corrientes de pensamiento, todos han intentado realizar su aporte y acercamiento a lo que es un concepto de lo que es la Salud Mental, y a pesar de todo no se llega a un criterio unificado de lo que es. Incluso al intentar unir el concepto con lo social o lo político esto no solo dificulta mas la definición, sin que podría incluso llegar a ser interpretada de tal modo de darle un uso completamente contrario del cual era su finalidad inicial.

    Tampoco me extraño que el concepto de Salud Mental fuese tan diferente respecto a los autores y los tiempos en que fueron acuñados, esto solo demuestra en parte que es un concepto en constante cambio y que evolución en la medida que lo hacen los modelos que nos rigen. Tampoco creo que podrían ser definida y trabajada bajo una sola línea sin tener en consideración no solo al individuo como un ente único, sino el también tener en consideración la particularidad del entorno y comunidad donde está inmerso.

    El estado de bienestar del individuo, relaciones armónicas con su entorno, autorrealización y aporte a la comunidad son algunos términos que mas se repiten en el texto y son los que podrían formar parte de una posible definición. Personalmente son los conceptos con los que me siento más cómodo y con los que me gustaría trabajar e intentar replicar en mi práctica diaria. Sumado a esto el concepto de felicidad y su pregunta de lo que es o lo que uno entiende personalmente el “ser feliz”.

    Respecto al artículo de Restrepo y Jaramillo también deja en discusión el hecho de que, aunque no se pueda definir claramente un concepto claro, ha cumplido fundamentalmente para que sea un tema relevante y de pertinencia tanto a nivel académico, político y profesional. El realizar investigación, planes, programas y políticas publicas es solo una consecuencia directa de tener el tema vigente.

    ¡!Saludos a todos!!
    Diego González Rojas.

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  16. Salud mental...

    La salud mental como concepto es difícil de definir. Podríamos decir que es un concepto muy amplio, en continua construcción, que incluso al cuestionárnoslo podríamos afirmar sin temor a decir que es una pregunta de respuesta abierta. Pregunta que tiene derecho a ser respondida desde muchas vertientes disciplinarias de la humanidad, y entendiéndolas a cada una de ella desde el contexto cultural y social en el que vive todo aquel que quiere darle respuesta.

    Dentro de los antecedentes históricos, encontramos su nacimiento como rama de la salud pública a mediados del siglo XX. La que es vinculada a la psiquiatría a través de la psiquiatría preventiva, cuya principal función fue y es actualmente el lograr el bienestar subjetivo mediante distintas intervenciones intersectoriales dirigidas al bienestar de las personas desde lo individual y lo colectivo, a través de diversas estrategias de promoción y prevención de salud mental (resumidas en prevención primaria desde la salud pública evitando el inicio del trastorno, secundaria mediante el diagnóstico y tratamiento desde la misma psiquiatría y finalmente la terciara buscando la rehabilitación del individuo).

    Si bien el constructo detrás de su desarrollo como concepto se sustenta en la salud pública, no necesariamente le deja el monopolio de su diseño y evolución a esta área de la medicina. Pero si le da un marco referencial importante que trae consigo el contextualizarla desde lo público, entendiendo por esto último, el sentido de interés común de alta relevancia en la priorización del que hacer de las sociedades. En este sentido quisiera inicialmente realizar una pequeña distinción que obra desde lo ejemplificador, respecto a lo individual y lo colectivo. Entendiendo que el concepto de salud mental, si bien es subjetivo desde lo individual, se debe comprender que para su logro es fundamental la interacción del individuo con los otros y con su ambiente para llegar a alcanzar los máximos niveles de bienestar, y que por tanto los individuos no pueden alcanzarlos por sí solos. Lo que es sustentable desde la misma evolución del hombre durante los últimos milenios, entendiendo por esto el simple hecho de que el éxito de la especie se basó en la convivencia colectiva.

    Lo dicho previamente, nos lleva a múltiples dilemas éticos al que la sociedad actual nos enfrenta rutinariamente, refiriéndome principalmente a como la salud mental navega en la tempestad del tener que desenvolverse en determinados contextos políticos, culturales y económicos. Los que van y vienen entre las polaridades del individualismo y el colectivismo.

    Si bien este comentario no aspira a querer entregar un concepto universal de la salud mental ni un resumen de lo existente, si ambiciona exponer que su desarrollo conceptual, desde el diseño de su concepto hasta su implementación en los sistemas de salud, se ve continuamente tensionado y reconstruido mediante múltiples intentos de adaptarlo a las realidades e intereses de quienes quieren discutir, contribuir y “persuadir” sobre este tópico de la medicina. Por tanto es fácil llegar a pensar que encontraremos tantos conceptos actualmente y en el futuro, como colores del arcoíris.

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    1. Continuación...

      Dicho esto, y retomando lo previamente expuesto unos párrafos atrás, en cuanto a que el concepto trae consigo una carga moral referente a quienes se dirige su fin mismo. En cuanto a si es para unos, para varios o para todos. Quisiera centrarme en el ámbito del concepto que se dirige al acceso propiamente tal a la salud mental. Y si bien como hice alusión recientemente respecto a que no es monopolio de la salud pública su definición conceptual, es ineludible el “tener” que entender que la construcción del concepto trae consigo un límite ético (desde su génesis), establecido en la salud pública. El que le imprime el sello de interés en la esfera de lo público, de lo común, por cuanto le da carácter de universal. Lo anterior me permite afirmar, que independiente de la disciplina desde donde se rediseñe o reactualice el concepto de salud mental. Este no puede dejar de llevar en su contenido el carácter de universalidad, porque de lo contrario deja de ser conceptualmente salud mental.

      Saludos cordiales.

      Eduardo Peirano O.

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  17. Tanto Miranda Hiriart en su publicación, ¿De qué hablamos cuando hablamos de salud mental?, como Bertolote en su publicación, Raíces del concepto de salud mental, tratan de resumir los esfuerzos tanto de instituciones, académicos como estudiantes de escribir en pocas palabras el concepto de salud mental. Lo que ha sido coincidente en diversas etapas, corrientes psicológicas o políticas es la dificultad que esto ha tenido, ya que el concepto abarca muchísimos aspectos difíciles de analizar.

    La observación realizada por Miranda Hiriart respecto a acuñar el término ´´ psiquiatra y salud mental ´´ como un conjunto, es un fenómeno muy interesante y su principal ventaja a mi parecer, es que contribuye a visibilizar aspectos psicosociales, que antes no eran considerados, sobre todo a nivel de estigma y políticas públicas. La tendencia de adicionar el adjetivo calificativo pública tanto a la salud mental como a la Psiquiatría, si bien se entiende su objetivo, considero puede venir a confundir aún mas los conceptos.

    Al hacer el ejercicio de elegir la frase más relevante de la publicación de Miranda Hiriart, diría que es ´´En la posibilidad de gozar y producir, amar y trabajar. Así se conoce la salud mental de un individuo´´. Por su parte la de Bertolote seria ´´Hay una fuerte corriente a favor de que, como objetivo mínimo, la salud mental se ubique junto a la Psiquiatría y, como objetivo máximo, que pase a ser un concepto global que incluya a la Psiquiatría´´.

    Tanto Bertolote como Canguilhem, nos hacen reflexionar acerca de la psicología como disciplina, si bien hay aspectos cuestionables de su quehacer, me es difícil imaginar su no existencia, ni restar su importancia en el modelo de salud actual.

    Después de esto me parece fundamental, por lo menos reflexionar sobre nuestro quehacer médico, inmerso en una medicina occidentalizada, con una concepción fisiológica de la salud mental, que tal vez estreche nuestra visión de los problemas reales de nuestros pacientes, amigos, familia.

    De lo leído, me surgen los siguientes planteamientos, ¿Qué ocurriría si preguntáramos a nuestros pacientes o a un grupo poblacional en particular su definición de salud mental? ¿Cómo podríamos utilizar estar visiones/respuestas en pro de mejorar los planes de tratamientos, políticas públicas, etc.?

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    1. Cristian me parece súper bueno el planteamiento que hiciste. Sería un buen ejercicio preguntarle a los pacientes lo que opinan ellos acerca de "salud mental" y con esa respuesta, tomando una población en particular, realizar educaciones y planes de mejora que estén acorde a su visión de salud mental.
      Me parece interesante la reflexión.

      Saludos.

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  19. Tras la lectura de los textos analizados me es posible realizar una reflexión acerca del concepto de salud mental, ampliamente utilizado en la actualidad, pero que no cuenta con una definición como tal. Es difícil definirla porque forma parte de una amplia variedad de disciplinas que le dan distintos matices dependiendo del enfoque e ideologías que les subyacen. Me gusta la forma en que Restrepo abarca esta idea: si bien los enfoques pueden sintetizarse en lo biomédico, lo comportamental y lo socioeconómico, éstos deben ser comprendidos “como capas superpuestas que se traslapan, mezclan e incluso llegan a confundirse”.
    Más que la definición en sí, me parece importante entender lo que implica la salud mental en nuestros tiempos, darle la importancia y los recursos que merece, quitando el énfasis excesivo que se presta a la enfermedad mental y centrarse en actividades de promoción ya que como postula la OMS “no hay salud sin salud mental”.
    Para finalizar me quedo con la definición de Gonzalo Miranda de la salud mental como “la dimensión humana de la salud”. A mi parecer logra integrar en forma más cabal las distintas fuentes que componen este concepto, ya que después de todo somos individuos insertos en una comunidad, en la que buscamos ser seres funcionales, con bienestar biopsicosocial para así lograr desarrollar todo nuestro potencial.
    Para lograr este ideal debemos proponernos finalizar la escisión entre lo biomédico y lo socioeconómico, resultando imprescindible trabajar con un enfoque transdisciplinario e integrador.

    Carla Jofré C.

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  20. Buenas noches:
    En relación al texto [De qué hablamos cuándo hablamos de Salud Mental?:
    Lo primero es que todas las definiciones son muy difíciles, partiendo por la propia definición de salud. Además las definiciones son muy influenciados por las culturas y los momentos históricos, por tanto el concepto de Salud Mental no es la excepción. El primer concepto en la primera década de la post guerra hace referencia a la "interacción con los demás", luego el concepto va sufriendo varios cambios en las décadas siguientes en dónde se define a la Salud Mental unida al entorno y la capacidad de adaptación a éste, más bien bien como si una persona que gozara de una buena Salud Mental en realidad fuese un buen trabajador o en último término un buen consumidor.
    Pero me pregunto si es tan importante una definición exacta de Salud Mental. El autor sugiere que el concepto de Salud Mental puede tener un origen para diferenciarla de la Psiquiatría y plantea que en ella no sólo trabajan psiquiatras ni sólo profesionales de las ciencias médicas sino también otros profesionales y técnicos de otras áreas entre las que destaca la filosofía, la sociología y las ciencias sociales. Y pone como ejemplo que en los hospitales sólo se llama Servicio de Cardiología y no se habla del Salud Cardiovascular . En este punto tengo una diferencia con el autor, si bien es cierto que en los Hospitales se habla de Servicios de Cardiología como también se habla de Servicios de Psiquiatría y en ninguno de los dos se agrega una descripción más amplia, imagino que debe ser tanto o más difícil para una cardióloga definir Salud Cardiovascular que para una psiquiatra el concepto de Salud Mental. En ambas especialidades (Cardiología y Psiquiatría) no sólo trabajan médicas (o) especialistas sino también varios profesionales y técnicos de múltiples disciplinas.
    Actualmente se pone el acento de la Salud Mental en la interacción del individuo y la sociedad y cómo ésta puede afectar negativamente (o positivamente) al individuo, es por ello que se se critican activamente las dictaduras, la discriminación y la desigualdad. Además resalta el estado de bienestar del individuo y que éste realiza sus capacidades y supera el estrés normal de la vida.
    El segundo texto: Concepciones de Salud Mental en el ámbito de la Salud Pública es bastante similar al primero en el sentido que plantea distintas concepciones del concepto de Salud Mental pero a enfatiza más en la diferencia del concepto para los distintos ámbitos de la sociedad y de la salud más que las distintos contextos.

    Saludos a todos.

    Diego González Castro

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  21. El constructo de salud mental ha ido evolucionando a lo largo de la historia teniendo múltiples influencias, no solo desde el ámbito médico sino que de otras áreas del conocimiento, a su vez ocurriendo dentro de diferentes contextos sociales, culturales y políticos. En los textos se reconoce la importancia de la salud mental, la prioridad y protagonismo que adquiere dentro de la salud pública. Se entiende como un concepto multidisciplinario, en constante movimiento, que le confiere la pluralidad inherente del ser humano. En ese sentido me parece esperable el hecho de que no exista una sola definición y que los límites de esta definición sean difusos.
    De todas las influencias sobretodo de las diferentes corrientes de la psicología, me quedo con la interrelación que proponen entre el medio y el individuo “no se puede hablar de salud del individuo sin mirar el entorno, pues la salud se mide en la capacidad del individuo de adaptarse a él”. Aparece así el concepto de adaptación y un poco más adelante el de felicidad. Pero no son sino los aportes de la Psicología Humanista los que me hicieron mayor sentido: “cada uno está llamado a buscar dentro suyo, en el yo real o en la conciencia organismica, las orientaciones para una vida correcta. Salud mental, entonces, es sinónimo de congruencia y espontaneidad. Una persona saludable vive de acuerdo con lo que es y, a la verdad íntima de su ser, y no a roles sociales ni a cálculos de utilidad”. Esta frase adquiere gran valor ya que pone al sujeto como centro midiéndose en base a sus propios parámetros; salud es vivir en congruencia con lo que uno es. Aunque es una “definición” que llama particularmente mi atención, es sin embargo insuficiente. Es así como creo que la salud mental adquiere significados diferentes incluso de un sujeto a otro, pues para algunos la salud mental tiene que ver, por ejemplo, con la autorealización o el estar adaptado a la sociedad ó simplemente puede significar felicidad. Así se le suma a esta heterogeneidad del concepto no solo diferentes miradas paradigmáticas, contextuales sino se le suma la variable personal. ¿Quién mejor que el sujeto para auto definir su propio concepto de salud mental y definir así sus objetivos?

    Por otro lado , en el texto de Miranda se señala que para definir el concepto se pone en primer plano la relación individuo-sociedad, “no es el individuo desadaptado sino una sociedad que genera condiciones para una existencia alienada” esta frase es muy potente en tanto define una interrelación del individuo con su medio y donde adquiere importancia la visión sociopolítica del concepto, pues admite que la salud mental de una persona está influenciada directamente por una sociedad que puede ser patologizante.

    Del mismo modo, Restrepo y Jaramillo exponen las concepciones de salud mental desde diferentes enfoques. El biomédico, que reduce lo mental a lo biológico y donde surgen los conceptos de normalidad=no trastorno; el comportamental (conductual y cognitivo) que viene a devolver un poco la responsabilidad a los sujetos de su salud y donde aparecen los concepto ambiente-aprendizaje-adaptación y el socioeconómico donde adquiere mayor importancia la mirada desde los determinantes sociales en el concepto de salud y entrega responsabilidad a los gobiernos para otorgar condiciones de vida que favorezcan una adecuada salud mental. Estos enfoques a mi parecer se nutren entre sí para la construcción de una definición más holística e integradora, que demuestra el carácter bio-psico-social del concepto Salud Mental.

    Claudia Aguayo

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  22. Con respecto a la discusión (todavía continua y dinámica) de qué se entiende por salud mental, quisiera detenerme en el punto planteado por Restrepo y Jaramillo, con respecto a las 3 grandes visiones que se tiene del tema:
    - Concepción biomédica de la salud mental, con la salud mental definida como ausencia de trastorno mental (o más bien cerebral, bioquímico), donde la importancia radicaría en reestablecer la homeostasis biológica mediante psicofármacos, TEC, psicocirugía. Es importante tener siempre presente la individualidad bioquímica de cada persona, pero concordamos que esta mirada por sí sola es absolutamente insuficiente para englobar lo que una persona es en todas sus dimensiones.
    - Concepción comportamental de la salud mental, con la salud mental (o salud comportamental) definida como una serie de cogniciones reflejadas en conductas adaptativas o desadaptativas al medio, en donde la importancia radicaría en la terapia hablada de tipo "ingeniería conductual" (instruccionismo) que permite a la persona reentrenar sus estrategias cognitivo-conductuales de enfrentamiento a medio.
    - Concepción socioeconómica de la salud mental, en donde la salud mental es vista como una dialéctica entre el contexto histórico, cultural, social, político y económico, donde no solo importa "el estilo de vida" (concepto tan de moda actualmente), sino más bien "el modo de vida", definido como el diálogo resultante del estilo de vida y las condiciones de vida de las personas, las comunidades, y las sociedades.
    De las 3 visiones, siendo las 3 importantes, me quiero detener y destacar la importancia de tener en cuenta siempre la concepción socioeconómica. No podemos pretender ni asumir que las personas tendrán las mismas condiciones de vida según si viven en Vitacura, Pedro Aguirre Cerda, Tacna o Curacautín. Si sus condiciones de vida son distintas, también lo serán sus modos de vida -tanto a nivel colectivo como individual- y serán distintos también sus recursos y sus posibilidades de "bienestar subjetivo" (prefiero el término felicidad, bienestar subjetivo me parece un eufemismo innecesario).

    Desde esta perspectiva es ineludible preguntarnos: ¿quién define nuestras políticas públicas, estructuras sociales e ideológicas que mercantilizan, patologizan, normalizan y medicalizan nuestra felicidad? ¿A quién le conviene el arreglo actual y por qué?

    Está claro que no le conviene a todos por igual, y está claro que el acceso a felicidad no va a ser el mismo según el país que se nazca, la etnia de la que se provenga, el género al cual me adscriba ni el nivel socioeconómico al que pertenezca. La pregunta, desde la mirada socioeconómica de la salud mental, es si esto es concordante con una mirada de derecho y desarrollo humano. Y si la respuesta es no, la pregunta sigue siendo por qué permitimos que se perpetúe este sistema, y si como futuros profesionales "de la salud mental" (o sea del derecho y desarrollo humano) seremos cómplices de perpetuar este sistema o lo pararemos para construir uno mejor.

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    1. Sheida: Tus preguntas finales apuntan al Profesional como Activista, tema que esperamos poder abordar en algún momento del Curso

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  23. Durante las lecturas, fue interesante la reflexión y a la vez el intento de explicación que iba haciendo sobre qué es para mí la salud mental y sin duda aún me es difícil poder definirla ya que como menciona Sheida, es una discusión todavía continua y dinámica.
    Me sorprendí al hacer consciente la noción de salud mental que manejaba y nunca antes haberla cuestionado propiamente tal en su impacto a nivel individual y social. Desde pregrado quedé con la idea que “tener una buena salud mental” era “no tener patología psiquiátrica o estar en un estado principalmente de bienestar psicológico”, no obstante, cuando egresé y comencé a ver diferentes realidades en las personas y comunidades comprendí que la salud mental era mucho más que eso. Involucra cómo se desenvuelve esta persona en su entorno, su capacidad de adaptación y depende a su vez de qué hacemos como sociedad para contribuir en ella. En este último punto me quisiera detener ya que hoy día (y desde hace varias décadas según lo leído) se usa bastante el concepto en diferentes contextos y escenarios (como en televisión y discursos políticos) y a pesar de lo lindo que suena decirlo y conmover con esta supuesta preocupación, no hay mayor intervención a nivel de políticas públicas ni a nivel de nosotros mismos como miembros de la comunidad para lograr tener una adecuada salud mental la cual no basta tampoco con conseguirla de manera individual sino poder potenciarla como sociedad donde todos nos beneficiemos.
    Hoy me queda más claro que tener una salud mental adecuada no significa sólo estar “sano mentalmente” sino también adicionar factores sociales como importantes medidas que contribuyen a que el individuo alcance su mayor potencial, se desenvuelva, se adapte y participe en su entorno con libertad.

    Por otro lado, quisiera mencionar el concepto de “Higiene Mental”, el cual me parece interesante desde lo teórico, pero qué medidas o reales intervenciones se implementan por ejemplo desde APS?. El concepto de Higiene Mental, haría referencia a una serie de medidas para preservar la salud mental, sin embargo, en mi caso que trabajé 3 años como general de zona en un Cesfam urbano en Santiago, considero que no contribuí realmente en esas medidas ya que al estar encerrada en un box sin poder ir a la comunidad, sin poder psicoeducar en torno a prevención y promoción, me excluían de ese rol tan importante que se puede potenciar en la base y primera puerta de entrada a nuestro sistema de salud. La figura o el rol del médico en APS, continúa siendo (la mayoría de las veces impuesto por el mismo sistema) el tratar lo que está enfermo, dañado, desadaptado, etc., pero no en potenciar lo que está sano y esto también desencadena que las personas sigan buscando ayuda farmacológica para aquellos problemas sociales que si se intervinieran de la manera correcta (multidisciplinaria y con el intersector) se podría ayudar a mejorar la salud mental de aquella persona, familia y comunidad.

    Yeaninne Hernández

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  24. Tengo que confesar que, hasta la lectura solicitada, no me había puesto a pensar y meditar en todo lo que engloba el concepto de "salud mental". Siempre lo había asociado al mix de bio - psico - social.
    En la medida que me fui acercando a la Psiquiatría, siempre pensaba en estos 3 conceptos como un círculo, donde no podía manifestarse lo netamente biológico, sin aparecer lo psicológico y lo social. Percibo al ser humano como mucho más que las uniones de aminoácidos o las expresiones del ADN.
    Por las lecturas solicitadas, especialmente en lo graficado por Miranda y Restrepo, la historia ha tratado de llevar la salud mental a la ley del péndulo, pero en la medida que fueron apareciendo las diferentes miradas, este péndulo comenzó a tener un equilibrio. Me impresiona que no son tendencias, sino más bien, un sumar a este bienestar tan subjetivo que puede verse afectado o sostenido por todos los actores involucrados.
    Uno de los párrafos que me llamo la atención, son las conclusiones de Miranda, donde pregunta si tiene sentido hablar de salud mental, la respuesta es un rotundo sí. Cada día, cada año, este concepto tan amplio parece tomar toda la escena pública y también la escena personal. ¿Sera necesario obtener una definición exacta? Con la misma fuerza del sí anterior, ahora decimos que no. Las definiciones pueden ser dogmas para nosotros y las personas, quizás, cada ser humano, podría darnos su propia definición y le dará mayor realce a su vida y su vinculación con el otro, la comunidad y la sociedad.
    En lo personal, hoy me siento un afortunado de que mi trabajo se relacione parcialmente con la salud mental, quizás no puedo hacer políticas públicas o darle una casa o seguridad social a todos los pacientes, pero puedo aportar a su bienestar personal

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  25. ¿Que es la salud mental? ¿Que es lo que hace replantearnos este significado?
    Se extrae de las lecturas que este concepto ha variado en relación al contexto vivido y lo que buscamos alcanzar. Es así como esa armonía buscada post guerra en relación a este concepto, actualmente es posible verla ampliada en un campo disciplinario de límites difusos, al cual confluyen la medicina, la salud pública, las distintas psicologías y aproximaciones sociopolíticas… mostrando de esta forma una naturaleza polisémica. Podríamos afirmar entonces que es un concepto a construir constantemente.
    Se entiende también que es una concepción que no es fácil de precisar, pero que se ve menguada frente a la importancia de la acción (lo que se intenta promover). He aquí donde toman importancia los conceptos de promoción y prevención, que como bien impulsaba el movimiento de higiene mental, se centran en la comunidad (enfoque en el entorno). Es así como volvemos a una interrogante ¿en que se reflejan actualmente?. Si bien estas disyuntivas y propuestas llevan más tiempo de lo que yo en esta tierra, siguen siendo problemáticas que no han podido ser priorizadas para ser tangibles en las políticas públicas de nuestro país, y por lo rescatado de las lecturas, del resto del mundo también. Es parte de nuestro trabajo tanto como agentes de salud como ciudadanos hacernos partes de esta construcción de bienestar e impulsar la salud mental en nuestro contexto de pandemia, donde el desgastado término, ha tomado un protagonismo importante, pero aun así no aplicado.

    Si bien dentro de la lectura de los textos no es posible obtener una claridad del concepto de salud mental, esta variada gama de enfoques no dejan de ser por sí mismos válidos. Del texto de Miranda Hiriart, rescato de la psicología humanista la siguiente concepción: Una persona saludable vive de acuerdo con lo que es, a la verdad íntima de su ser, y no a roles sociales ni a cálculos de utilidad… buscar dentro suyo las orientaciones para una vida correcta. Es esta concepción, la que me hace sentido al tratar de responder la interrogante planteada ¿De qué hablamos cuando hablamos de salud mental?.

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  26. Si bien frecuentemente opinamos y escuchamos o leemos sobre salud mental, al preguntarse qué es la salud mental no contamos con una definición universal. Es interesante detenerse a pensar qué es la salud mental y cómo ésta es parte inherente de cada uno de nosotros y de nuestra sociedad.
    Las distintas aproximaciones de la salud mental a través de la historia nos muestran la complejidad y pluralidad de ésta, con distintas formas de entenderla y a la vez de intervenir. Cada mirada aporta a la comprensión de la salud mental y el mirar y buscar entender la salud mental a partir de alguna de estas concepciones de forma individual, conlleva una reducción de la salud mental en sí misma. Es por esto que es importante preguntarnos a nosotros mismos cómo entendemos la salud mental.
    Las distintas aproximaciones con sus distintos enfoques de intervención, tratamiento médico, psicoterapéutico, énfasis en la prevención y en la promoción de salud mental, a pesar de ser diferentes, han aportado y siguen aportando a mejorar la salud mental de todos y a la generación de políticas públicas en pos de una mejor salud.
    En este sentido, el pensar en salud mental considerando las distintas concepciones de ésta a través de la historia, como un espectro que seguirá evolucionando a través del tiempo, podría propiciar el desarrollo de acciones que impacten en las distintas condiciones que afectan la salud mental, buscando como fin el bienestar de todos.

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  27. ¿De qué hablamos cuando hablamos salud mental?.

    Sin lugar a duda para responder está pregunta que inicialmente podría parecer fácil y cómoda de responder, tomando en cuenta el área en el cual me desenvuelvo, al revisar las lecturas me doy cuenta de que mi conceptualización sobre salud mental requiere una reflexión más profunda.

    Como lo describen los autores Hiriart y Bertolote Las definiciones de salud mental desde sus inicios han estado marcada por imprecisiones o líneas difusas que se mantienen hasta la actualidad. No es ajeno que incluso las organizaciones que abordan la salud mental en los altos de niveles como por ejemplo la OMS conceptualice la Salud Mental y esta definición no abarque de manera integral todos los ámbitos donde se utiliza esta noción actualmente.

    La definiciones de salud mental apuntando al “equilibrio interno” “homeostasis” desde una base fisiológica, me recuerda mucho al reduccionismo que he estudiado anteriormente y a las preguntas sobre ¿Se puede ver la salud mental desde solo una perspectiva?. Definitivamente apuesto a una visión más integral donde converjan varias disciplinas integradas sin reduccionismo. Como lo menciona Hiriart existe un divorcio entre lo bio-psico-social que no se resuelve solo con la unión de estos términos. A mi parecer se requiere de un trabajando y un cambio profundo no solo en políticas públicas sino en el quehacer de nosotros como clínicos.

    Ahora bien la definición de salud mental de la OMS (Plan de acción integral 2013-2020) como “un estado de bienestar en el que el individuo realiza sus capacidades, supera el estrés normal de la vida, trabaja de forma productiva y fructífera, y aporta algo a su comunidad”, deja entrever varias aristas que son interesantes, si bien pone un peso a el bienestar individual viene además a resaltar al individuo dentro de una comunidad que aporta y que se desenvuelve en ella. Pero deja de lado el significado que tiene para cada persona el bienestar o la felicidad, destaca además que trabajar y ser productivos es sinónimo de salud Y que el aporte a la comunidad se mide por esta capacidad de ser productivo. Así como estas premisas que a simple vista me planteo con este concepto, surgen muchas otras que vienen a poner de manifiesto la falta de claridad de la definición de salud mental.

    Por eso es interesante y concuerdo con Hiriart cuando resalta que la salud es un ideal incuestionable de la sociedad y uno de los pocos fundamentos que permite establecer regulaciones y hacer cambios en lo económico, productivo y político. Esto me hizo sentido al traslapar a la realidad actual que se vive en el Mundo y Chile tanto con las consecuencias de la pandemia, asi como, las demandas que surgen con el movimiento social que inicia en octubre 2019 con las protestas. Cobrando además fuerza cuando Hiriart resalta que la salud mental se enmarca en crear un nuevo orden mundial cuya consigna de ese orden es “bienestar biopsicosocial”, como garante de paz. Lo que me deja pensando esto es que la salud mental abarca muchos ámbitos y que a pesar de que no se logre una definición mas clara se debe apostar por una visión integrativa.

    Finalmente cuando hablamos de salud mental, creo que lo mas importante no es saber que creo yo que es la salud mental, sino entender que este concepto lo vamos a ir construyendo con las personas y en nuestra quehacer clínico con nuestros pacientes. Por eso es necesario que se continúe hablando de salud mental, de las personas como individuos que habitan dentro de una comunidad.

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  28. Definir la salud mental (SM), no es y no será una tarea fácil, partiendo de la base de que poco sabemos de lo que es la mente. Aunque claro está, al menos para un gran sector de entendidos en la materia, de que no se limita a la traducción exclusivamente de fenómenos y funciones cerebrales.

    En los diferentes textos revisados, podemos ver como el mero intento de buscar una delimitación del campo, tiene aspectos controversiales y polémicos, inclusive desde el término y su distinción de la salud física, lo que recuerda al dualismo cartesiano (o lo que vagamente entendemos de ello).

    Sin embargo, las grandes crisis humanitarias, nuestro vivir en comunidad y la visibilización integral de las personas, nos permiten afirmar con convicción que la SM es un tema preponderante de considerar desde la óptica individual del ser humano, como de su visión dentro de la sociedad. En este sentido, como mencionan Restrepo y Jaramillo, claramente es tarea más fácil reconocer la importancia de la SM, que definir el concepto. Esta es la base, para tolerar y no inquietarse con las críticas epistemológicas hacia el área, que harán que continuamente se reforme y replantee la SM, teniendo la apertura a aprender, recibir consejos y críticas de otras disciplinas.

    Dado a la escisión histórica desde la antigua Grecia y el Renacimiento, de quienes se dedican al cuerpo perecible, y al alma inmortal, y al terreno avanzado e inclusive hegemonía por mucho tiempo del modelo biomédico, el abordaje de la salud humana, desde las prácticas médicas y las políticas públicas, hasta el siglo pasado, solo había permitido vislumbrar la importancia de la salud mental. En este escenario, en mi opinión, y volviendo a la crítica del concepto en sí, me parece importante, al menos inicialmente, que se hable derechamente de SM para referirnos a aquello que no se ha tratado en las dimensiones de la salud física, al menos, hasta visibilizar su importancia y podamos realmente reconocer que “no hay salud, sin salud mental.”

    Otro debate importante en la materia, es distinguir o delimitar las diferencias entre la “Psiquiatría” y la “Salud Mental”. Popularmente, aunque no necesariamente etimológicamente, el primer concepto nos trae a la mente la idea de un abordaje “médico” de la práctica, lo que a priori me parece inadecuado considerando que el rol del “psiquiatra” es superfluo y hasta accesorio o periférico, si no se articula con una red de profesionales que trabajen en conjunto en pro de una persona consultante. En este sentido, la SM, me parece que es un concepto que incluye el desempeño de una serie de personas tratantes (o estudiosos del área), que pese a no saber exactamente “con qué” trabajan, se comprometen a una honesta intención de ayudar (conservando la esencia de la “práctica médica” de antaño).

    Pese a que no me podría aventurar con la redacción de una definición de SM, hay ciertos conceptos que a partir de las lecturas, creo que debiésemos considerar o recordar a la hora de hablar de SM: Concepto genérico, adaptación, felicidad, bienestar subjetivo- biopsicosocial, paz, integración, armonía con uno mismo y el entorno, espontaneidad, derechos humanos, desarrollo óptimo, equilibrio, comodidad y/o ¿funcionalidad?. Por otra parte, la patología o enfermedad, en la esfera de la SM, nunca debe marcar el eje e identidad de la persona. Porque ya es sabido, que las brechas entre sanos y enfermos es difusa y poco clara desde su origen. El abordaje de un persona, no puede ser exclusivamente marcado por un diagnóstico.

    Matías Chávez Gatica

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  29. ¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE SALUD MENTAL?

    La primera vez que me pregunté esto de una forma más crítica fue a principios de este año en el seminario de Psicopatología cuando el doctor a cargo nos plantea esta interrogante, recuerdo que se vinieron a mi mente algunos conceptos que había aprendido o escuchado desde pregrado hasta mi ingreso a la especialidad, pero ahora que me lo preguntaba de forma detenida, pausada y pensando lo que realmente significaba para mi, solo se me venía a la mente que su "ausencia" era como una piedra en el zapato, no permite caminar, siendo un estado permanente de displacer que tiñe cada pisada.
    Es muy interesante ver a la luz de de la historia cómo ha ido cambiando este "concepto", visiones que pueden parecer opuestas han ido contribuyendo con importantes aportes a lo que hoy entendemos por salud mental, comprendiendo de hecho, que aún no contamos con un definición exacta y que tampoco ese es nuestro foco, donde parece ser que lo que importa, más que una conceptualización es en qué vemos reflejado esto en la vida de las personas.
    Desde esta vereda, de igual forma, me parece muy interesante cómo nos planteamos las distintas psicoterapias, cómo se canalizan y si realmente el foco está puesto en el reflejo de esta salud mental de las personas. Y me pregunto esto ya que desde mi ingreso a la especialidad hasta ahora, nunca me había cuestionado el hecho de que trabajar la adaptación y funcionalidad de una persona o "paciente" podía tener un "doble objetivo" que de forma importante está entrelazado con la visión político - social de cada país, una visión de sociedad útil para su cosmovisión. Y esto me parece tremendamente relevante, ¿realmente el foco está en la persona o en una visión de sociedad útil?, quiero creer que de alguna forma el foco es la persona, su vivencia y existencia, no obstante hoy me queda la duda. Pero es importante poder cuestionarnos esto de forma crítica, reflexionar sobre esto y replantearnos quizás nuestros cimientos, hemos tenido hitos muy importantes para nuestra sociedad en poco tiempo: estallido social y pandemia por coronavirus, creo que sin duda alguna todo se va entrelazando y poder plantearnos estas aristas siento que nos humaniza y nos conecta con la verdad de cada ser humano, verdad y vivencia que merecen respeto y una mirada reflexiva desde nuestra vereda.

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  30. Hola a todas y todos
    Respecto a los textos, en los cuales se trata de aproximarse a una definición de Salud Mental y claro pensándolo bien, es difícil encontrar un concepto tan difuso y tan utilizable en el diario vivir y en las labores que cada uno o una desempeñamos. Puede ser debido a que es un concepto que está en constante evolución
    Seguramente cada corriente psicológica o disciplina adecuo el concepto según la contextualización del tiempo que vivían (guerras, conflictos políticos, crisis económicas, entre otras) las cuales engloban distintas aristas y todas relevantes del término Salud Mental.
    Desde la salud publica se tiende a dar mayor importancia a la “comunidad”, pero al momento de crear políticas públicas o programas como bien plantea Miranda Hiriart se reduce a una serie de trastornos y diagnósticos a los cuales en los Centro Comunitario de Salud Mental se les denomina (PAD), lo que implica que un usuario debe cumplir ciertos criterios diagnósticos, además de la burocracia administrativa, derivaciones lista de espera, etc. para recibir algún tipo de tratamiento, atención o escucha a sus requerimientos, desde ahí es evidente que se delimita la salud mental a lo netamente “adaptativo, útil, productivo”.
    Creo que también es importante el contexto cultural donde se promueve el termino salud mental, sobre todo cuando se asocia a la armonía, autodesarrollo y felicidad. Pensando y respetando a la persona como única o único, por lo que todo lo anterior pasaría a ser subjetivo. Es sumamente importante detenernos a pensar que es la salud mental y que dicha construcción sea participativa no solo desde lo académico o profesional, si no también desde los usuarios de los distintos centros de salud.
    En la actualidad la salud mental esta adquiriendo cada vez mas relevancia en nuestro país, siendo parte de discusión incluso en debates presidenciales, es de esperar que cualquiera sea el futuro presidente/a, cree verdaderamente políticas públicas que vayan en pro de una mejorara en la salud mental, en lo mas amplio del concepto y no solo quede en algunos programas o inyectando pocos recursos. Refiriéndose al lema de la OMS “No hay salud sin salud mental” desde mi experiencia he sido testigo de algunos cambios en la forma de atención en los Cesfam, en donde se le dado cada vez mayor importancia al trabajo multidisciplinario (bio, psico, social), ahora bien no siempre es el común de atención y evidentemente no está universalidado en todos los centros y profesionales de la salud, dejándolo a la voluntariedad de cada profesional y a las directrices que tenga cada centro de salud, si queremos que el lema de la OMS anteriormente citado no sea mas que una frase de panfleto, indudablemente ahí hay un desafío.

    Cristian Zúñiga Cárcamo

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    1. Cristian:
      Tuú enfatizas un punto crucial: el conflicto entre los principios del trabajo en salud mental, más aún con perspectiva comunitaria, y los instrumentos de gobierno que actualmente se aplican en salud y en toda la relación entre el Estado y la población.
      Ese es un tema que -dada su trascendencia- discutiremos en este Curso.

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  31. ¿De qué hablamos cuando hablamos de salud mental? Grupo 2
    Hola a todas/os/es, de las lecturas y comentarios en el blog, he inferido lo basto, sinuoso, impreciso y diacrónico de la construcción de una definición del término “salud mental”. Actualmente en nuestro medio es evidente que hay un interés y una agenda, instrumentalizada desde corrientes salubristas, y movilizada, afortunadamente, desde el terreno de lo político individual y colectivo, por los recientes hechos que nuestro país vive. Esta construcción del término se nutre de definiciones teñidas por el prisma de las diciplinas que hegemónicamente se atribuyen la obligación de definirlo (psicología, psiquiatría, medicina,etc.) más que en la creación de un constructo que bajo una mirada integradora abarque dichas disciplinas pero que también incluya los sentires y contenidos de los movimientos sociales o las personas. Un ejemplo de esto último se esboza en la lectura de Gonzalo Miranda cuando explora el aporte de las definiciones de salud mental desde la lógica de lo fisiológico y cuando cita a Canguilhem que también aborda lo que las “psicologías” han aportado. En esa mirada, por ejemplo, el psiquiatra para buscar un “equilibrio funcional” puede sugerir reposos o cambios de pareja, e incluso, llevando el argumento "in extremis", a una hospitalización forzada, siendo estas atribuciones, las que me hicieron conectar (asumiendo tal vez erróneamente) el concepto de acompañar a decidir, en una aventura conjunta, la experiencia de un riesgo vital que invita Manuel Desviat a que asumamos y a que propendamos en las intervenciones, desde un rol como facilitadores, entendiendo que ese riesgo de “descompensarse” o de estar mal, sea algo que en vez de catastrófico, pueda llevar a un entender de manera más honesta y centrada en lo que a la persona le sucede y que de paso ayudaría a reducir el estigma de los vericuetos y malestares que los estados mentales de los sufrientes vivencian y por otro lado ayudando a potenciar los núcleos internos de resolución de problemas ó conflictos de las personas y no circunscribirlo únicamente a la condición de solo ser un “enfermo mental”.
    Esto último vuelve a propulsar una idea de salud mental que para ser más integra, surge desde la subjetividad y de la construcción de una red de subjetividades que integren al ser en ámbitos materiales y espirituales, o dicho de otra forma que incluya desde los determinantes sociales hasta las experiencias internas de comunión con el todo y subrayando lo colectivo como esencia del devenir de la humanidad, o como se plantea en las lecturas desde lo que Descartes proponía con la res cogitans y la res extensa.
    Es así como por ejemplo la inclusión de terapias artísticas aportan a dicha reflexión la apertura a la interacción con la naturaleza humana entregando un canal de comunión con el ser, “bypaseando” de cierta forma la retorica de las diciplinas y conectándose con las personas en una manera que devela sus atributos más íntimos y que apelan a una forma de expresión política en el acto artístico de carácter orientado a la defensa de la subjetividad y por ello como un ejercicio de defensa de la individualidad, de la autonomía y la autodeterminación, una conversación también en torno a los derechos humanos.
    (continua)

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  32. Para mí, en lo actual, el trabajo en salud mental, no es solo en salud mental, coincidiendo y haciendo eco del “lema” mencionado de la OMS, poder, por ejemplo, jugar un rol de apoyo a personas o equipos, fuera de la unidad de salud mental, desde el uso de los elementos sonoros se ha constituido en una herramienta clave para seguir comprendiendo estos mismos cuestionamientos a los que somos convidados a compartir. Siento además que el poder hablar con actores en salud de otras diciplinas y modestamente hacer militancia en este sentido puede ser una forma del aporte posible, no obstante, me sigue haciendo mucho eco el de desarrollar esto en una línea relacionada al activismo comunitario, que pareciera uno de los lados flacos que nuestra profesión a dejado atrás, en parte por las exigencias de las instituciones y en parte por comodidad.
    PD como dijera Mont La Ferte
    “…Como chicle, la plata uno la estira
    Es una tortura como dijo Shakira
    Yo con dinero, o sin dinero
    Al final hago siempre lo que quiero
    Esta generación tiene la revolución
    Con el celular tiene más poder que Donald Trump
    De Ecatepec a Nueva York
    Toda la gente quiere darle al flow
    Aunque nos quedemos cojos
    Aunque nos arranquen los ojos
    Le entré al reggaetón
    Y hasta el culo te muevo
    Pa' así mandarte el mensaje de nuevo
    Pa' que entienda
    Oye, plata-ta-tá
    Piñata-ta-tá
    Oye, no tenemos miedo
    No tenemos miedo, no…”

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  33. Después de haber leído los textos, me parece importante rescatar dos ideas: por un lado, que la salud mental es algo sumamente importante (de lo cual se habla casi a diario, pero quizás con escasa reflexión, no teniendo claridad de si estamos hablando de lo mismo o no), y, por otro lado, que es un concepto de difícil definición (de ahí también porqué tantos han intentando dar una definición, pero que de alguna forma resultan incompletas).
    Este último punto, me parece importante entenderlo, tal como fue explicado en los textos, en el sentido de que algo tan complejo y que abarca tantas dimensiones, como lo es la salud mental, difícilmente pueda definirse y conceptualizarse de forma completa, ya que siempre se verá teñida por ideologías y perspectivas de quien trate de hacerlo (sin negar que cada una aporta a su entendimiento), dejando de lado aspectos de otras. Además, es un concepto algo “dinámico”, en el sentido de que sus intentos de definición han ido variando según el contexto en que se han realizado. Algo que queda claro es que al hablar de salud mental, no estamos restringidos sólo al aspecto biológico ni conductual, sino que abarca todo lo que se pueda encontrar por fuera del individuo mismo, el ambiente y sociedad, lo cual se relaciona con que el “ser humano” es un “ser social”.
    Sin embargo, pareciera que lo más relevante o el objetivo no es lograr su definición exacta, sino que más bien sería pensar en la salud mental y cómo se puede trabajar para mejorarla. Sobre el cómo o en qué se puede trabajar para mejorarla, pareciera importante qué piensa la gente respecto a su salud mental.
    Dada la alta frecuencia con que se usa el término de salud mental, me parece relevante que cuando se hable de esto, se haga cierta referencia a qué estamos hablando. Para aclarar un poco lo anterior, me refiero a que debería existir algún tipo de comunicación entre la comunidad (y cómo esta vive su salud mental, cómo la cataloga, qué opina y piensa al respecto, cómo puede mejorar, etc.) y quienes están incorporados en políticas públicas, para que las personas que tengan que tomar decisiones al respecto (además de basarse en investigaciones y evidencia, etc.) también consideren las necesidades particulares de la comunidad.
    Un intento de analogía a esto, pienso que es lo que a veces ocurre cuando los padres dicen “no sé que le pasa a mi hij@, no sé que quiere, no sé que necesita…”, muchas veces (conversando) se descubre que no ha habido una adecuada comunicación entre las partes, lo que hace que no se visualicen las necesidades, las cuales no logran ser escuchadas y, por tanto, tampoco atendidas.
    Por eso me parece importante que, tal como debiera ocurrir en las familias (escucharse unos a otros) y en nuestro quehacer en la práctica clínica (donde debemos escuchar a la persona que consulta y no asumir nosotros qué lo trajo a consultar), la comunidad también debe ser escuchada para que se conozcan las diversas necesidades de las comunidades y, así, poder ir trabajando en lo que “realmente se necesita” y no sólo en lo que “alguien cree que otro necesita”.

    Valentina Coria.

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    1. Valentina:
      Destaco un párrafo de tu comentario : "Dada la alta frecuencia con que se usa el término de salud mental, me parece relevante que cuando se hable de esto, se haga cierta referencia a qué estamos hablando. Para aclarar un poco lo anterior, me refiero a que debería existir algún tipo de comunicación entre la comunidad (y cómo esta vive su salud mental, cómo la cataloga, qué opina y piensa al respecto, cómo puede mejorar, etc.) y quienes están incorporados en políticas públicas, para que las personas que tengan que tomar decisiones al respecto (además de basarse en investigaciones y evidencia, etc.) también consideren las necesidades particulares de la comunidad."

      Estoy de acuerdo en que las definiciones "de arriba a abajo" deben ponerse en discusión y que las políticas, planes y programas deben considerar en forma importante las definiciones "de abajo hacia arriba". Es importante establecer canales y prácticas que permitan que esto ocurra.
      Es importante que nuestra práctica pregunte y escuche..Y luego incorpore y se trasforme.

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  34. Buen día a todos.
    Según la lectura de estos textos, quedan muy claros los limites difusos y lo complejo que es definir salud mental. A lo largo de los años nos hemos encontrado con numerosas y variadas definiciones que varían de acuerdo al contexto político, social y económico que se esté viviendo. Un ejemplo de ello es que en tiempos de guerra la palabra “armonía” tenia un lugar destacado en las definiciones de aquella época.
    Según la última definición de la OMS dictada en 2013, salud mental es “un estado de bienestar en el que el individuo realiza sus capacidades, supera el estrés normal de la vida, trabaja en forma productiva y fructífera, y aporta algo a su comunidad”, definición que aúna criterios mencionados en definiciones anteriores, y que lamentablemente parece ser una meta olvidada por los sistemas de salud actuales, cuya labor parece ser principalmente, como menciona Yeannine, tratar “lo enfermo, lo desadaptado”, restando importancia a lo preventivo.
    Esto se relaciona con la biologización de la práctica psiquiátrica y médica en general, se invisibilizan aristas que juegan un importante rol en el origen, curso y pronóstico de una enfermedad, aristas que no tienen un origen exclusivamente orgánico y cuyo trasfondo es mucho más profundo.
    Es sabido que las oportunidades y la “felicidad” tal como la conocemos, están fuertemente ligadas a cuál sea el origen social y económico del individuo. De donde provengas determina las patologías esperables que puedas tener, el pronóstico de ellas y también el techo de metas que puedas alcanzar.
    En mi práctica en APS, durante 5 años, estuve viendo pacientes 15-20 al día, sonaba el teléfono, golpeaban la puerta, en ocasiones tenia 2-3 interrupciones en la atención de un mismo paciente. Confieso que la verdadera educación resultaba imposible, todo era “rendimiento”.
    Como mencionaban más arriba, lamentablemente estamos hechos para tratar, no para prevenir. Es por esto importante nuestro compromiso como agentes promotores de esta insuficientemente definida “salud mental”. Realidad que se hace más patente en los sectores más vulnerables de la sociedad a los que muchas veces llegamos tarde.

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    1. Hola Johanna
      Estuve leyendo tu comentario y estoy muy de acuerdo con lo que dices acerca de que estamos hechos para tratar, no para prevenir. Claramente no es lo que se busca, pero el "sistema" actualmente está hecho de esa forma y es más importante el número de pacientes que la calidad de la atención. Comento esto debido a que la misma situación probablemente se repita en muchos más colegas.
      Espero que podamos ser entes de promoción de "salud mental" y aportar a la sociedad mejorando el pronóstico y calidad de vida de nuestros pacientes.

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    2. En el curso profundizaremo sobre estos conflictos entre los discursos y las prácticas en nuestro campo de trabajo y en la sociedad en general.

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  35. De la lectura de los textos (grupo 1) me quedo con más preguntas que aclaraciones. Quizá desde un abordaje esquemático, práctico, simplificado, pensaba que podía referirme a la salud mental con algo de acierto, pues no me había dado el tiempo de reflexionar en torno a la realidad del término. Tal y como en el origen de su noción, muy probablemente la definición varía según la profesión, enfoque, momento histórico y político de cada región en que nos encontremos.

    Y es que esto no ocurre solo en asuntos de salud mental, sino que incluso otras ciencias también tienen la problemática epistemológica de definir su objeto de estudio. Sabida es ya en física la dificultad para definir adecuadamente la energía, el tiempo, entre otras; mas se pueden estudiar como fenómenos a partir de las manifestaciones que cada uno genera en el medio, hasta el horizonte de sucesos al que hoy se enfrenta esta disciplina. Probablemente con el término de "salud mental" y muchos otros suceda lo mismo, y ello da cuenta de lo poco que sabemos o de que con tan poco es posible generar medidas importantes que favorezcan a las personas, aunque con el riesgo de equivocarse.

    Pero finalmente aquí estamos, como personas, pacientes, usuarios, consultantes, profesionales, líderes comunitarios, personas de la vecindad, dirigentes, líderes políticos, líderes económicos, etc., enfrentados unos con otros para dar cuenta de un mejor vivir en los tiempos actuales, algunos sin interés en participar de los cambios, otros aprovechándose de ellos, y otros muy comprometidos con las causas. Y es que en resumidas cuentas, a mi parecer, actualmente el concepto de salud mental sí tiene una noción muy clara y retumbante en nuestra sociedad chilena: un marco de derechos que realmente se ejerza, que respete la dignidad de las personas, que limite la usurería de grandes potencias económicas, que vele por el derecho a la migración, que respete a sus adultos mayores, que vele por los cuidados de la familia desde los inicios de la vida, al propiciar un post natal adecuado de todas las partes parentales, todo lo cual actualmente parece absolutamente mermado por una sed de acumulación de bienes personales, postergación de proyectos de ley trascendentales y un aparente vicio en cuanto a lo político.

    Como dicen varios autores de psicología y psicopatología clásicas, la persona científica, clínica, tiene no solo un rol social en cuanto a su conocimiento y cómo mejorar la vida de las personas a través de su disciplina, sino que también tiene el deber de posicionarse políticamente en esa sociedad, velar por sus convicciones y abogar por un vivir justo para las personas. Y es que la salud y enfermedad en general se tratan de un posicionamiento político. Político en el sentido de que como conjunto de individuos pertencientes a una sociedad hay que tomar decisiones, decisiones relativas a diverso ámbitos más allá del solo hecho de cómo gestionar "salud" o "servicios de salud", sino que también sobre cómo gestionar el sufrimiento. Más bien, cómo detenerlo, cómo evitarlo y cómo reparar en lo más posible.

    Nicolás Jonathan Melej Varela
    Residente de Psiquiatría Infantil-Adolescencia UChile

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  36. ¿De qué hablamos cuando hablamos de Salud Mental?
    Distintos intentos para definir o conceptualizar la Salud Mental se han manifestado en distintas épocas muchas veces influenciadas por el contexto sociocultural, económico y político imperante, desde una visión biológica reduciendo la enfermedad mental simplemente como una disfunción cerebral, o como un conjunto disperso de discursos y prácticas sobre los trastornos mentales, los problemas psicosociales y el bienestar. Es por esto por lo que no podemos entender entonces este concepto sin el aporte de la salud pública, la filosofía, la psicología, la antropología, la psiquiatría, entre otras. Este aporte desde una perspectiva integradora de las distintas visiones de un mismo fenómeno, nos permitiría acercarnos a una definición que abarque no solo a la persona, sino una persona inserta en una familia, en una sociedad, con distintas visiones, valores, perspectivas teóricas, determinantes sociales, etc., atendiendo a todo el proceso social que implica la salud, sin reducirlo a lo individual.
    La OMS la define como un estado de bienestar en el que el individuo realiza sus capacidades, supera el estrés normal de la vida, trabaja de forma productiva y fructífera, y aporta algo a su comunidad; vemos en esta definición los aspectos nombrados previamente, donde no solo impera el bienestar de las personas individualmente, sino también su interacción social, su rol en la sociedad, su capacidad de enfrentar factores ambientales de diversos ámbitos y aportar al bienestar común.
    Finalmente creo que a partir de lo expuesto previamente buscar la “definición universal” no debe ser un fin, sino un medio para que en esta búsqueda se visibilicen los distintos factores que contribuyen al origen, a desencadenar, a perpetuar y no recibir una intervención integral para restaurar el bienestar tanto individual como de la sociedad.

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  37. En primer lugar, si bien es cierto y al parecer estamos de acuerdo que no existe un consenso en cuanto a la definición de salud mental, me parece fundamental que podamos tener la oportunidad de repensar este concepto. No sólo porque nos interpela, como especialistas en formación, sino que también como personas que no sólo nos desarrollamos en lo individual, teniendo roles dentro de una familia, comunidad, etc. y que buscamos cierto bienestar, no solo para con nosotros, sino que también incluyendo a quienes nos rodean.
    Luego de haber realizado las lecturas, me quedo con que tanto las diversas corrientes psicológicas y los distintos enfoques en materias de salud mental se han propuesto dentro de diversos contextos históricos, en situaciones donde ha habido características sociales, económicas y políticas específicas. Entendiendo esto, mi opinión es que la definición de salud mental es más bien dinámica, y que debe tomar en cuenta la concepción del usuario de “bienestar” o “buen vivir” y el contexto en el cual se encuentra. ¿Es sólo cuestión de la Psiquiatría? Por supuesto que no. Una de las reflexiones que extraigo de lo leído es que debemos intentar determinar qué cosas debe garantizar el estado en materia de políticas públicas que permitan disminuir brechas en determinantes sociales que influyen en lograr el “bienestar”, y claramente para esto no existe una regla, ya que cada contexto es muy diverso.
    Y ¿qué podemos aportar, desde nuestra vereda, además de los conocimientos clínicos propios de la especialidad? Durante muchos años el rol del médico ha seguido una corriente paternalista, de indicar y sugerir al usuario lo que nosotros creemos que es lo mejor para él. Ya es hora de poder poner en primer lugar al usuario y su contexto, volver a mirarnos, mirar a la comunidad, dialogar y devolverles su autonomía, reconocer sus necesidades ya sean biológicas, sociales, emocionales, económicas, etc. y trabajar en conjunto para intentar buscar este bienestar subjetivo, incluyendo el resto de disciplinas que puedan contribuir.

    Natalia Solís G.

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  38. Al comenzar la lectura de los textos pensaba que conocía el concepto de salud mental, pero me equivocaba. Ya que en la salud mental como concepto convergen raíces históricas provenientes de la psicología, ciencias sociales y política y a pesar de los múltiples intentos de definirla, conceptualizarla y medirla, es de carácter subjetivo y está estrechamente relacionada a los llamados “determinantes sociales en salud” que se entienden como las condiciones sociales en que las personas viven y trabajan y que impactan sobre la salud. Por lo tanto, como psiquiatras en formación, debemos tener claro que el concepto de salud mental implica la ausencia de enfermedad y también las condiciones sociales en las que los individuos se desarrollan. No se puede hablar de salud del individuo sin mirar el entorno, pues la salud se mide en la capacidad del individuo de adaptarse a él, la salud pasa a ser sinónimo de adaptación al medio (para la psicología positiva “felicidad”).
    Entonces, el restablecimiento de la salud mental no sería una responsabilidad exclusiva de los equipos de psiquiatría, sino que principalmente de los gobernantes, de devolver a las personas contextos sociales óptimos para su desarrollo pleno.


    Loreto Campos Fuentes
    Residente Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia
    USACH - HEGC

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  39. Buenas tardes:
    Desde el texto, destaco lo amplio que puede llegar a ser el concepto de salud mental, tomando en cuenta lo subjetivo y objetivo de cada usuario, el llegar a una definición de salud mental unificada seria una tarea difícil debido a su dinámica/cambiante/adaptable naturaleza.

    En en area Ocupacional, un usuario que logra tener un equilibrio funcional en sus ocupaciones básicas e instrumentales, que logre la pertenencia en un grupo social, que tenga ocupaciones productivas y una salud física saludable, tendría una salud mental optima, tomando en cuenta la situación epidemiológica actual, estas areas están sumamente afectadas y eso llama la atención de políticas publicas para este tema, pero a mi parecer, engloban situaciones en patologías de salud mental, olvidando el contexto social y físico de la persona, aun asi es el primer paso para un conocimiento mas generalizado en la población sobre este termino tan amplio y no solo quedar con la sensación de hablar de un diagnostico..

    En lo personal el texto me dejo interrogantes sobre el ¿Cómo abordar tan amplio concepto en salud publica?, ¿ que se debe cambiar?, ¿como podemos cambiarlo?, ¿es necesario replantear o refundar instituciones con miradas mas integrales donde se integre el contexto social y no solo se vea un diagnostico?.

    Felipe Coña Mora
    Terapeuta Ocupacional COSAM Lo Prado.

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  40. Un afectuoso saludo a tod@s
    Me es difícil comenzar a exponer las reacciones que me provocó la lectura de los artículos solicitados, no tan difícil sí como lo fue para los autores y como lo es finalmente en la práctica lograr llegar a un acuerdo con respecto a la definición de “Salud Mental”, por lo mismo se agradece la oportunidad de poner a nuestra disposición artículos críticos que analizan y detallan lo delicado, pero a la vez necesario, de poder hablar el mismo idioma y consensuar al respecto.
    Es en ese sentido que lo primero que quisiera destacar es que creo ha sido fundamental el aporte de la mirada sociopolítica a la discusión, pues abre el enfoque de los elementos a considerar para poder hablar de salud mental y contribuye a validar el sufrimiento de los individuos y la comunidad más allá de la patologización del enfoque biomédico, y más allá también de las normalizaciones o correcciones conductuales de algunas corrientes psicológicas a dicho sufrimiento, ya que esta mirada ha contribuido a la visibilización de injusticias sociales, la intervención política necesaria para corregirlo (o al menos su discusión en ese plano), y al abordaje desde actores menos convencionales a la hora de buscar aportar en esa anhelada “salud mental”, como lo son organizaciones comunitarias territoriales y activismos diversos. Estoy seguro que en muchos casos esta mirada social ha ayudado a “sanar” y destrabar aquellas afecciones y aquellas problemáticas donde un fármaco o un encuadre adaptativo no fueron capaces de ayudar, pues hace que dejemos de mirar el problema desde afuera y entendamos que no es sano adaptarse a una sociedad enferma, nos demos cuenta que si queremos aportar tenemos que reconocernos parte del entorno y la red de quienes nos piden ayuda, y nosotros mismos tenemos nuestras luces y sobras en un medioambiente integrado que funciona como un todo y la reducción por sistemas sólo mantiene el problema.
    Ahora bien, no puedo dejar de detenerme, desarrollar y exponer lo siguiente, ¿A quién le sirve este tipo de definiciones? Creo que como agentes de salud es muy importante mantener el espíritu crítico en alto y ser capaces de aportar a la salud en general cuidando no caer en instrumentalizaciones ideológicas, incluso si profesamos dichas ideologías, a la hora de intervenir en nuestra comunidad o buscar ayudar a nuestros pacientes, pues es cierto que hay contextos en que podremos contribuir al empoderamiento o visibilizar la injusticia del sistema, pero otros en que esto sólo va a complejizar el sufrimiento de alguien que no tuvo el privilegio de nosotros de acceder a esta oportunidad de análisis y sólo quiere dejar de sentir angustia, independiente de que esa angustia sea resultado de un sistema que fue injusto con él.
    Junto con lo anterior es que también me llama la atención la separación del concepto general de salud que hacemos con la salud mental, cayendo casi en lo mismo que nos llevó a considerar otros elementos para definirla, obviando o creyendo que está implícita en el concepto general de salud, no considerando, por ejemplo, que una buena salud cardiovascular (la cual no está separada del concepto de salud en general) también depende de hábitos de vida saludables que se pueden llegar a implementar desde la comunidad y siendo críticos con un sistema que también nos enferma al favorecer una sociedad de consumo con interminables “satisfactores” que no necesitamos para vivir en armonía. Mi punto con esto es que esta mirada integral debiera estar firmemente arraigada en el concepto general de salud y quizás así, cualquier teorización o flexibilidad inherente a la discusión, no detenga las acciones clínicas, terapéuticas, políticas y sociales concretas que permitan avanzar en la distribución de estrategias y recursos que nos ayuden a una mejor salud integral individual y comunitaria, aportando cada uno desde su propio “arte”, pero teniendo claro que no estamos fuera del problema y que sólo trabajando en equipo aumentaremos la probabilidad de aportar de manera efectiva.
    Un cordial saludo

    David Ibarra Gallardo

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  41. ¿De que hablamos cuando hablamos de salud mental?
    En una primera definición de la OMS de salud mental, se releva el concepto de “armonía”, el cual, a mi modo de ver, es un elemento esencial al momento de evaluar a un sujeto, considerando a una persona mentalmente sana “si es capaz de establecer y mantener relaciones armónicas con los demás”. En esta misma definición se agrega un propósito “la posibilidad de modificar el ambiente físico y social”, característica que tiene el potencial de suceder, pero no ocurre en todos los sujetos mentalmente sanos y que más bien depende de factores externos. Por lo que es un elemento que puede o no agregar valor al intentar conceptualizar la definición de salud mental. Muy interesante también es la definición que realiza Jahoda sobre criterios de autoconcepto realista, autoestima, búsqueda de crecimiento, integración de experiencias, autonomía, percepción objetiva de la realidad, adaptación y éxito para alcanzar metas. Elementos que están presentes en sujetos mentalmente sanos. Sin embargo esta definición adolece del vínculo que existe con los determinantes sociales de la salud física y mental, en relación al contexto socio-político y económico, en el que se inserta el individuo. Como se menciona en los documentos el campo de la Salud Mental es difuso, en el confluyen muchas disciplinas, lo biomédico, antropológico, fenomenológico, filosófía, sociología, psicología, la salud pública desde lo preventivo y la promoción. Por lo que es un concepto que a tenido que ir evolucionando desde el sujeto mismo, en que se sugiere la idea de que "la salud pasa a ser sinónimo de adaptación" a la concepción de que "adaptarse al ambiente no es en sí mismo saludable y lo sano puede ser cambiar el ambiente", vinculando lo saludable con factores externos al sujeto. Una persona mentalmente sana es alguien que sabe vivir su vida o alguien útil? Probablemente sea un equilibrio, sin embargo desmedicalizar el abordaje de los problemas mentales y relevar el vínculo con las condiciones sociales, económicas y culturales es clave.

    Fiorenza Sigala

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  42. Me parece interesante los conceptos de Salud Mental y como han ido variando con el tiempo. Esto se debe a cambios de mentalidad que se han ido produciendo con los años, apoyados por la OMS, esto ha servido para ir quitando etiquetas y a la vez reduciendo el estigma de enfermedades mentales.
    Me gustó el adjetivo que se incluyó de forma relativamente reciente y es "pública", como dice en el texto se acerca más al concepto de salud mental como movimiento que como disciplina. En relación a esto, se observa cómo ha ido cambiando los profesionales que se dedican a salud mental, por ejemplo, antes era solo psiquiatras y psicólogos, en cambio ahora abarca múltiples profesionales.
    Creo que a pesar de que actualmente existe una definición de salud mental, con el tiempo, así como ha ocurrido estos últimos años, la definición irá cambiando y quien sabe que va a abarcar de aquí a unos años.
    Hannibal Bilz Cona
    Residente Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia
    USACH - HEGC

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  43. Se ha visto que la salud mental como concepto es algo muy difícil de definir, ya a lo largo de la historia el definir “Salud” se hizo difícil, más aún cuando se intenta definir algo que todavía sigue siendo enigmático, desconocido y tan complejo como lo relacionado con la mente humana, no sabemos sus límites, por lo mismo no podemos encasillar la salud mental en algo limitado como un concepto, que además se le ha ido dando importancia solo recientemente en la historia.
    Cuando se habla de psicología, psicoterapia y salud mental, quisiera destacar cuando se menciona la psicología norteamericana, que como sabemos, causa gran influencia a nivel occidental e incluso mundial.. En contra posición a lo que planteó la OMS en la postguerra en que lo sano es cambiar el ambiente, acá se ve que lo sano sería trabajar en la capacidad del individuo para adaptarse al ambiente. Surge la psicología positiva, que se enfoca en la adaptación y felicidad, si una persona vive una vida correcta, con una mente sana se convierte en un sujeto feliz, acá se puede relacionar con la influencia sociopolítica.
    Otra influencia a la salud mental viene de la psicología humanista que reintrodujo la noción de naturaleza humana y la confianza en ella. Por lo que cada uno puede buscar dentro de sí las orientaciones para una vida correcta. En este sentido, salud mental sería sinónimo de congruencia y espontaneidad, que es algo justamente que no se ve hoy en día. Recalco la frase “una persona saludable vive de acuerdo con lo que es, a la verdad íntima de su ser y no a los roles sociales ni a los cálculos de utilidad” Es un buen punto ya que en general las personas están muy influenciadas por el medio, por las normas sociales o morales que no dejan a la luz la espontaneidad, esto puede provocar incomodidad e intranquilidad consigo mismo , sintiéndose atrapado a veces o sin libertad formando una conciencia que pesa y que lleva a pensar en cómo es correcto vivir y si lo estoy haciendo bien o no.
    Es interesante cómo se plantea la relación de salud con la política en tiempos más modernos, por ejemplo, desde la segunda guerra mundial donde se le ha ido dando más énfasis e importancia, pero no solo por la preocupación de la persona misma, sino de cierta manera usando al sujeto para convertirse en una persona más productiva, pensando en que, si la persona está bien, puede producir y así ayudar en la economía y desarrollo de un país, quizás planteándola como una máquina mostrándole un modelo de vida que se supone que lo hará feliz.
    Luego de leer los artículos, reafirmé lo difícil que es definir Salud Mental como concepto y pude darme cuenta más detalladamente de las distintas influencias que tiene y que lo hacen tan complejo, pero que finalmente lo importante es preocuparse de la salud mental y hablar sobre ella, no definirla. Enfocarse en el bienestar de cada persona que vive en sociedad y en un sistema, es una tarea difícil, ya que depende de numerosos factores. Esperemos que esto cada vez vaya mejorando y que cada uno de nosotros logre ser un gran aporte para nuestra sociedad.

    Carolina Torres Catril

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  44. Hola a todos.
    Después de leer los textos acerca de este gran tema ¿Qué es la salud mental? Y de cómo lograr aproximarse a una definición de esta es bastante complejo.

    Es interesante conocer que existe tanto interés por la salud mental desde aproximadamente inicios de la Segunda Guerra Mundial y que hasta la fecha esto vaya en aumento.

    Al reflexionar sobre el texto de MIRANDA HIRIART no dejo de pensar en lo difícil que es establecer una definición exacta de salud mental y las diferentes aristas que esta tiene. Estoy de acuerdo con que cada día es más importante y positivo conocer acerca de lo que nos ofrece la salud mental y citando a MIRANDA HIRIART “No es exagerado afirmar que vivimos un verdadero boom de salud mental”.

    Personalmente me siento familiarizada con el concepto de que no hay salud, sin salud mental y lo considera en sí, parte integral de la salud.
    Esta sin duda, tiene una importancia fundamental en el bienestar personal, las relaciones de familia y el éxito en las contribuciones a la sociedad.

    Continuando con el análisis del texto de MIRIAM HIRIART donde relaciona la salud mental con lo sociopolítico, concuerdo que está ampliamente relacionado. Podemos ver qué Chile efectivamente en el ultimo tiempo ha logrado avanzar en la implementación de políticas publicas de salud mental pero que aun así existen problemas en la pesquisa, acceso y calidad de los servicios de salud mental. Comento esto debido a que gran parte lo veía a diario en mi lugar de trabajo, donde conseguir hora para atención por especialista demoraba y se puede ver una desigualdad dependiendo del estrato socioeconómico del usuario.
    Considero desde mi punto de vista que falta mucho aún en la promoción y prevención de la “salud mental” y que espero que seamos entes para aquello más adelante.

    Para finalizar hago énfasis en el concepto de higiene mental en el texto de Bertolote donde posterior a lo que planteó Beers luego de su experiencia personal en los “hospitales mentales” y el cambio que se hizo al incluir las formas mas leves de discapacidad mental una mayor preocupación por la labor preventiva. Me hace sentido que el cambio se haya basado en la creencia de que los trastornos mentales frecuentemente encuentran su origen en la infancia o en la juventud y las medidas preventivas, como dije anteriormente son más eficaces a principios de la vida y que sin duda alguna las condiciones ambientales y la forma de vivir generan una salud mental enferma.

    Saludos.

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  45. El concepto de salud mental ha sido complejo de definir. Durante varias décadas ha ido desarrollándose y evolucionando un concepto muy asociado al contexto sociopolítico, donde la medicina y la psicología (junto a las distintas corrientes) intentan demarcar de mejor forma los limites móviles y aun difusos.

    El concepto de salud mental ha sido incluido a lo largo de la historia en distintos aspectos, incluso fuera de la medicina, siendo asociada a aspectos politicos, culturales o económicos.
    Lo multidisciplinario del concepto engloba múltiples áreas y por lo mismo ha sido tan complejo establecer limites claros cuando hablamos de salud mental.

    Durante la lectura, múltiples autores fueron contribuyendo en la definición de salud mental, incluyendo distintos aspectos que en épocas anteriores no fueron recogidos. Lo evolutivo y dinámico de este proceso hace imposible dar una definición exacta, por lo que la OMS la define desde un punto de vista holistico y pragmático (como lo menciona Bertolote) para abarcar variados aspectos.

    Luego de la lectura de los textos me interesó lo propuesto por la Psicología Humanista y su impacto, ya que fomenta la esencia misma de cada persona, apartándoselos del ideal adaptativo con el que se trabajaba en aquella época y promueve que “una persona saludable vive de acuerdo con lo que es, a la verdad intima de su ser, y no a roles sociales ni a cálculos de utilidad”. Hoy en día las exigencias sociales nos alejan de nuestra esencia, dedicando la mayor parte del día siendo productivos económicamente.

    Saludos.

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  46. Salud mental es un concepto de límites difusos, en constante cambio y evolución que ha aumentado su relevancia en las últimas decadas al mismo tiempo que la mayoría de los ,países adoptan modelos neoliberales que parecen atentar contra la misma y aumentar la desigualdad y subir exponencialmente el numero de sufrientes mentales en todos los estratos socioecónomicos
    En el concepto que tenemos actualmente de salud mental se intersectan distintas disciplinas partiendo por la filosofía que se preguntaba hace siglos acerca de las cuestiones del alma tratando de definir lo intangible y ubicar en el cuerpo físico su ubicación. Luego se mezcla con la sociología, antropología, psiquiatría, psicología hasta la política. Tomando de todas estas disciplinas se puede definir salud mental como un estado de bienestar del individuo que le permite vivir en armonía con su comunidad y alcanzar la realización individual.
    Desde principios del siglo XX con el movimiento de Cliford Beers enfermo mental que estuvo internado en 3 Hospitales psiquiátricos en EEUU y fue víctima de malos tratos, discriminación y abuso por parte de quienes debián participar en su recuperación se pone en la palestra el concepto de salud mental y se cuestiona el enfoque hospitalario que estaba teniendo en esa época el tratamiento de los padecimientos mentales

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    1. Luego aparece la OMS quien define primero salud mental como una "condición que permite al individuo alcanzar una sintesis satisfactoria de sus propios instintos potencialmente conflictivos, formar y mantener relaciones con terceros y participar en cambios constructivos en su enterno social y físico" y luego el concepto de salud en general como un estado de bienestar físico, mental y social que reduce a la salud mental como una dimensión de un concepto mayor. Es esto apropiado? puede alcanzarse verdaderamente este estado de bienestar? puede separarse lo mental de lo físico y social cuando cada día se llega a la conclusión de lo únido que esta lo mental y lo físico y como esto influye en lo social ya que el individuo puede definirse según el entorno y por consiguiente de la comunidad a la que pertenece que tiene a la familia como su unidad más minina? Son todas interrogantes que me surgen a raíz de las lecturas ya que ni siquiera tengo claro el rol que tienen los terapeutas y quienes nos formamos para realizar esta labor. Puede definirse objetivamente que es un estado mental correcto? no limitaría el rol de los terapeutas a meros orientadores que juzgan moralmente el bien y el mal en el accionar del ser humano.
      Como dice Miranda Hiriart estamos en un verdadero "boom de salud mental" que a proposito de la pandemia esta aún más demandado por parte de la población al mismo tiempo que cambia el enfoque en la mayoría de los países desarrollados y en desarrollo desde los Hospitales hacia la comunidad y desde el tratamiento hacia la prevención de enfermedad mental y el mantenimiento de estados mentales óptimos ya que la raíz de la mayoría de los trastornos tiene su base en la infancia y adolescencia.
      Podemos ponernos en escenarios hipotéticos y seguir especulando acepciones del término y la dirección que podría tomar en los años venideros el estudio de la salud mental.De lo que estoy seguro es que seguira cobrando importancia a medida que no podamos ponernos de acuerdo en estandares mínimos que debe tener cada sociedad para garantizar el cumplimiento de las potencialidades de cada individuo.
      Estoy entusiasmado en continuar mi formación en psiquiatría y ser testigo de la evolución de la salud mental y la busqueda tan innata del ser humano en encontrar sentido a su existencia.

      Jeff Semler B
      Becado USACH 1°

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  47. Varias veces reflexioné acerca de lo que era para mi la psiquiatría. Me inventé una definición que me ha hecho sentido hasta el día de hoy, sin pensar que tendría que presentarla a una comisión docente hace dos años previo a ingresar a la beca.

    Por analogía la definí como lo siguiente: Así como la neurología es la especialidad del cerebro, la psiquiatría es la especialidad de los productos sociales del cerebro, con la salvedad de que dichos productos no dependen exclusivamente de la biología del ser humano, sino de un contexto difícil de estudiar y por lo tanto de clasificar o delimitar. Radica en esto la dificultad tanto de la praxis psiquiátrica como de la definición del concepto de salud mental

    Es agradable por otra parte hacer confluir la lectura de los papers del curso con la práctica que llevamos a cabo en nuestros campos clínicos. En un seminario reciente que pudimos realizar en el Cosam de Lo Prado reflexionamos, a propósito del programa nacional de salud mental y su red temática, sobre la diferencia entre los conceptos de multidisciplinario, interdisciplinario y transdisciplinario. La psiquiatría es una especialidad interdisciplinaria (pues se alimenta con partes de disciplinas diversas: biología, filosofía, antropología, psicología, neurología, etc) llamada a desenvolverse en un ambiente transdisciplinarios (la confluencia sinérgica y retro alimentaria de diferentes especialidades, disciplinas y profesiones) como es en el que se desarrolla la salud mental -como la queramos entender- en contraposición a ejercicios multidisciplinarios aislados (la atención que podría recibir un paciente en una uci de diversas disciplinas y profesiones sin que dialoguen entre sí en un acto de retroalimentación y mutuo aprendizaje).

    Acerca del concepto de salud mental: debe haber una convicción teórica y práctica de que no es separable la salud mental de la salud sin más, ya la sola reflexión del concepto en los ambientes académicos me genera una honesta sospecha. Si mayor es la convicción de que no es separable la salud de la salud mental, menos debería hablarse de salud mental. Sin embargo en la práctica diaria, nos es útil el concepto, muchas veces para defender nuestro propio ámbito de competencia, nuestra propia disciplina, o egoístamente nuestras propias convicciones ideológicas, filosóficas o políticas. La salud mental, como queramos o consensuemos entenderla, por ética médica, por ética profesional, no puede ser un panfleto publicitario, y ojo! ese error no es sólo del neoliberalismo. Desde este último párrafo, creo que dada la complejidad de la generación del concepto (con matices y salvedades conciliadores), de su puesta en práctica, de sus repercusiones en la salud pública, debe existir de forma previa a la "salud mental" un ethos de la "salud mental", que nos permita consensuar un concepto honesto, libre de prejuicios y débitos académicos o partidistas, siempre en beneficio primero y último del paciente.

    https://psiquiatraapata.blogspot.com/2021/07/salud-mental-partir-de-la-psiquiatria.html

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  48. "No hay salud sin salud mental" me parece interesante esa frase, porque reafirma la poca claridad que aún existe en intentar definir que es "salud mental" en la practica diaria y que aún no podemos ver "completamente" o al "elefante en la habitación", porque usualmente solo vemos partes de él desde los distintos puntos de vista que pueden ir dandose durante la historia.
    Es importante conocer estos distintos puntos de vista, porque nos dan una pista de donde pudiese "verse" una parte del concepto completo que es salud mental y al final lograr una sumatoria de conceptos que nos guiasen hacia una respuesta mas satisfactoria. Por un lado podemos tener el bienestar fisico, la felicidad, el "no" tener un trastorno mental, el poder de adaptabilidad, que si uno los ve por separado nunca nos mostraran la imagen completa de lo que es la salud del individuo. Por eso me parece importante lo que se hace actualmente, sobretodo desde el punto de vista de la salud comunitaria, en observar al individuo de manera integral y asi lograr una "verdadera" salud, desde las distintas disciplinas o visiones porque esto tambien afectara a su entorno y cualquier rehabilitación que pudiese necesitar posteriormente.
    Es posible que al día de hoy aun falten conceptos por aclarar y posiblemente surgiran mas dudas sobre estos en el futuro, pero diria que la dirección actual se acerca aun mas hacia el día en que podamos responder sin titubear a la pregunta ¿Que es salud mental?.

    Luis Aguilera

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  49. Como ya se ha comentado, a pesar de la amplia utilización del concepto "salud mental" en los distintos ámbitos en los que nos desenvolvemos (social, profesional, familiar, entre otros) aun presentamos dificultades para precisar qué entendemos por lo mental y cómo lo relacionamos con salud.
    Concuerdo con comentarios de otros compañeros que nos recuerdan que históricamente se nos dificulto definir "salud" o relacionarlo con algo tan subjetivo y amplio como “la mente”.
    Ahora bien, como dice en su texto Miranda Hiriart “ ¿tiene sentido tratar de definir exactamente qué es la salud mental? Probablemente no, ya que no puede ser formalizada en términos científicos” y personalmente, ahora veo muy difícil unificar la pluralidad de concepciones sobre SM, pero sí valorar las aproximaciones que entrega cada uno.

    Hasta ahora lo que yo utilizaba como definición (y me acomoda), es la utilizada por la OMS (estado de bienestar en el que el individuo realiza sus capacidades, supera el estrés normal de la vida, trabaja de forma productiva y fructífera, y aporta algo a su comunidad) pero será interesante y enriquecedor conocer sus propuestas y complementos a lo que a esta definición le falta.

    Si creo fundamental que nuestros esfuerzos y reflexiones deberían ir en seguir reconociendo la SM como tema prioritario dentro de la salud pública, con los enfoques biomedico, psicologico o socioeconomico, ya que algo innegable es que la falta de salud mental (e inequidad) ha ocasionado una gran carga global de enfermedad en nuestro pais y el mundo.

    Interesante y complejo tema para comenzar el curso, ahora espero la reunion del proximo lunes para escuchar sus opiniones. Un saludo cordial.


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  50. Hola a todos.
    Resulta interesante leer y pensar sobre el concepto de salud mental, concepto tan usado, en el que de una u otra forma nos podemos sentir tan inmersos, en el cual tantas personas, como pacientes, sus familias, profesionales y sus familias también, se ven involucrados, influenciados y con opinión sobre "lo que sea" que signifique hablar de salud mental.
    De alguna forma los textos leídos me llevaron a pensar en esto, lo que puede significar para diferentes personas el concepto de salud mental, como lo verán aquellos que nombramos como pacientes, que pensara aquel a quien categorizamos en una patología "dura" de psiquiatría, u otra persona que perdió un ser querido y acude a algún profesional del área; como ven este concepto los diferentes profesionales, a veces cada uno tan centrado en su quehacer, a pesar de los equipos multidisciplinarios, y mas aun, como lo verán los familiares de los pacientes o incluso nuestros propios familiares que nos ven y escuchan hablar sobre la labor que realizamos.
    La experiencia de cada uno es vital en esto y tendrá mucho que ver con lo que se transmite a la sociedad sobre salud mental. De alguna forma esta experiencia va mas allá de las definiciones o corrientes que cada uno pueda tener o expresar, pero al mismo tiempo las incluye, y por cierto, permite que se pueda generar esta discusión y tener diferentes miradas sobre la salud mental.
    Ante esto una conclusión tiene que ver con el desafío de entregar al semejante "alivio", como dice en el cierre del texto de Fernando Lolas.
    Otra conclusión de esta revisión es agradecer estas miradas distintas con las que tratamos estando inmersos en "salud mental", la posibilidad de tener una mirada amplia, mas allá de un síntoma, mas allá del contexto social o la conducta, y al mismo tiempo una mirada complementaria sobre personas y pacientes. Considero que esto entrega gran riqueza, particularmente a la tarea que realiza el psiquiatra, que nosotros realizamos y realizaremos, y también a la forma que tenemos cada uno como personas en medio de la sociedad.
    Finalizo destacando como el aporte de cada individuo, desde su mirada, su posición, su experiencia, confluyen en la abundancia de conceptos e ideas para describir y fundamentar lo que es salud mental, que finalmente engrandecen la labor clínica.
    Atte.

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  51. Creo que tras las lecturas, el tiempo que llevamos ejerciendo como medicos y estudiando psiquiatria, concordaremos que no sabemos delimitar "Salud Mental" cuando nos referimos a ella, aunque todos tenemos un constructo al que mas o menos tenemos como un ideal a lograr, como meta individual y en nuestros pacientes, ya que entendemos que es lo que necesita nuestra sociedad.
    Probablemente "Salud Mental" pueda ser considerado incluso como un concepto individual y existan tantas definiciones como personas. Lo que si sabemos, o podemos coincidir, es que existen determinantes sociales y tambien politicos que influyen directamente en este estado de bienestar deseable por los individuos. En la Salud Mental influye la educacion, el nivel socioeconomico, los recursos economicos, la alimentacion, la geografia, las redes comunitarias, la situacion social de los paises, las politicas publicas y cuantos otros factores en los cuales el individuo encuentre como facilitadores u obstaculos para lograr ese estado.
    Tambien es importante considerar si es relevante consensuar una unica definicion de Salud Mental, cuando existen tantas individualidades y metas, propositos o estandares. Sin embargo, es un buen ejercicio tratar de analizar si lo que entendemos por Salud Mental se acerca a lo que entienden otros tanto sea del area como no y tambien si tiene poco o mucho tiempo de experiencia.

    Saludos.
    Claudio Uribe

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    1. Buenos días Claudio.
      ¿Crees que es posible y sustentable plantear como objetivo de nuestro trabajo lograr salud mental como meta individual?

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  52. En la actualidad, vemos día a día el uso de termino de salud mental en las noticias, en nuestras conversaciones cotidianas, lo que se ha visto incrementado por la pandemia; aún es difícil para nosotros siendo médicos el definir con precisión nuestro ámbito laboral. Es interesante el como en el artículo se señala que al "hablar de salud mental", nos enfocamos en acciones preventivas y de cierto modo mas sociales en su planteamiento pero al llevarlo a la practica solo, calculando todo lo que involucra nos encerramos en patologías, poniendo de cierta manera límites a situaciones que no debiesen tenerlas.

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    1. Una de las frases que más me llamo la atención del texto fue ..."guerra, cuando deja en claro que el impulso a adaptarse al ambiente no es en sí mismo saludable y que, por el contrario, lo sano puede ser cambiar el ambiente"... Muchas veces no vemos el problema en nuestros pacientes o en nuestras propias situaciones porque no consideramos las variables del entorno y como estos pueden afectar nuestro tratamiento.

      Es por ello que debemos considerar todas las variables que nos afectan o que puedan afectarnos como sociedad e incluirlas al considerar nuestras acciones e invitar a nuestros pacientes a ser participes de ellas y lograr interiorizar el concepto de salud mental para ellos y nosotros.

      Sebastián valdebenito

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  53. La salud mental en sus orígenes se centraba en mejorar la salud de aquellas personas que presentaban un trastorno mental, principalmente aquellas personas que eran considerados “locos”. Posteriormente, el enfoque del programa fue integrando una labor preventiva y considerando las enfermedades de salud mental como una discapacidad, considerando principalmente la creencia que los orígenes de los trastornos de salud mental parten en nuestra infancia y juventud, además se consideraban aspectos sociales y ambientales que aumentan la aparición de trastornos mental.
    Con el transcurso del tiempo, el término de salud mental ha ido cambiando, centrándose en el bienestar físico, mental y social, ya no centrado en la enfermedad.

    A pesar de lo anterior, la salud mental hoy en día está centrado en una salud mental integral que vela por el bienestar de las personas y en proporcionar las herramientas y recursos necesarios para una salud óptima a nivel mental, emocional, físico y así el contexto donde se desarrolla la persona (familia, trabajo, social) también mejorará.

    Por otro lado, se ha centrado la salud mental en la prevención de factores que pueden ser de riesgo para las personas y que gatille un aumento en la sintomatología. Lo anterior, se suma a la importancia de poder psicoeducar a los pacientes, familia y comunidad respecto a la salud mental, ya que aún persisten prejuicios respecto a lo mismo, sobretodo tildandolos como "personas problemas, locos y enfermas", y creo que también ahí como profesionales se centra nuestro rol en fortalecer el trabajo comunitario y en red para abordar inquietudes existentes respecto al tema y explicar que con una salud mental óptima mejora nuestra calidad de vida, para que su entorno aún esté mucho mejor.

    Creo que el riesgo estaría que como país no se tome en serio la salud mental, que falten políticas respecto al tema, y que mejorara lo que respecta al acceso al tratamiento y abordaje del mismo.

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  54. Respecto a las “raíces del concepto de salud mental”, creo que el abstract cumple muy bien su función, y todo el artículo se resume perfectamente en las dos últimas líneas: “la salud mental, más que una disciplina científica, es un movimiento político e ideológico que involucra a diversos sectores de la sociedad, interesados en promover los derechos humanos de las personas con trastornos mentales y la calidad de su tratamiento”.
    En la actualidad y pese a los avances en el área, el concepto de salud mental continúa siendo polisémico, confuso, de límites poco claros: “todavía falta una definición clara y ampliamente aceptada de la salud mental como disciplina” y es lo que opino ocurre con todos los temas complejos, multidimensionales, que escapan a nuestra “necesidad aprendida” de aterrizar todo lo abstracto, profundo, polifacético, complejo, etc, en algo simple, delimitado, concreto, como el concretismo reificante o racionalismo mórbido descrito en la esquizofrenia pero que adquirimos de manera soft culturalmente al aprender a pensar en forma dicotómica durante nuestra educación escolar. Y es lo mismo que se evidencia en el artículo “de qué hablamos cuando hablamos de salud mental”, publicado en el año 2018, y que cito pese a que no está dentro de los ppt del “grupo 2”, pero que ya había tenido la oportunidad de leer y pensar, y que me parece particularmente atractivo porque bajo un título simple el artículo crea la falsa expectativa de que su contenido será de la misma naturaleza que su título, y que al finalizar la lectura, el concepto de “Salud Mental” quedará completamente claro y definido; sin embargo, la pluralidad deconcepciones que expone el autor a lo largo del artículo, no hacen más que evidenciar la complejidad de intentar definir estáticamente un concepto que pareciese ser más bien dinámico, y que tal como se describe en la introducción al texto, posee un carácter difuso pese a su uso recurrente.
    Durante el desarrollo, se exponen las fuentes y raíces del concepto de Salud
    Mental bajo una perspectiva diacrónica y por cada una de las disciplinas más influyentes
    en las raíces del concepto: la psiquiatría, la psicoterapia y lo sociopolítico. Cada disciplina
    posee su propia definición de Salud Mental en relación a su área, sin embargo, según la evolución del concepto descrito en el artículo, en el intento de integrar las distintas disciplinas, se genera una especie de “competencia” por definir el concepto incluyendo el
    máximo de cualidades posibles, desde todas las perspectivas y en cada ámbito de la vida:
    social, económico, cultural, político, jurídico, de salud, entre otras; intentando abarcar lo
    más posible en una sola definición, sin que nada escape, queriendo casi definir al “hombre perfecto”. Un ejemplo de aquello es la citada definición de Salud Mental de la OMS en el actual Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013-2020, que la define como “un estado de bienestar en el que el individuo realiza sus capacidades, supera el estrés normal de la vida, trabaja de forma productiva y fructífera, y aporta algo a su comunidad”; o sin ir más lejos, y más claramente aún, la definición que el propio Ministerio de Salud de Chile expone en el Plan Nacional de Salud Mental 2017-2025, al cual, extrañamente, no se le cita en el artículo, considerando la nacionalidad del autor. En éste, Salud Mental es definida como “la capacidad de las personas para interactuar entre sí y con el medio ambiente, de modo de promover el bienestar subjetivo, el desarrollo y uso óptimo de sus potencialidades psicológicas, cognitivas, afectivas y relacionales, el logro de sus metas individuales y colectivas, en concordancia con la justicia y el bien común”. (¿Algo se “escapa”?.)
    Es quizás desde este punto de vista que se explica el lema de la OMS al cual hace
    referencia el artículo casi en su final y que surge, en palabras del autor, “ante el riesgo de
    que la salud mental se reduzca a un campo de acción de especialistas específicos”: “No
    hay salud sin Salud Mental”.
    (continúa en otro post)

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    1. Finalmente, en su conclusión, esboza la única opinión respecto al planteamiento
      de su propia pregunta, y que hace referencia a que definir salud mental podría ser un
      arma de doble filo: porque “se podría instrumentalizar la noción de salud mental para
      promover a un sujeto con características funcionales a un sistema político o económico
      determinado”; o porque “podría ser fácil que en nombre de la salud mental se medicalice
      la vida cotidiana”. En este sentido, el autor hace lo mismo que atribuye a Flugel: “se cuida
      de no decir qué es la salud mental propiamente tal, sino de sus efectos”, y es que para él,
      no tiene sentido tratar de definir exactamente qué es la salud mental, porque “por su
      estatuto propio, se escabulle de la objetivación y medición, por lo tanto, no puede ser
      formalizada en términos científicos”.
      Un artículo complejo, que nos responde la pregunta planteada a través de la invitación a reflexionar críticamente respecto al concepto de salud mental, pero otorgándonos la base conceptual para ello. Nos invita a “sacar nuestras propias conclusiones” respecto a la necesidad de definir con exactitud o no el concepto de “Salud Mental”, lo que – personalmente- también me parece “arma de doble filo”, en tanto podría atentar contra el principio de indivisibilidad de la salud mental y la salud general, en la búsqueda de la visión integral de las personas.
      Por otro lado, creo que las ansias por “abarcar todo” en una sola definición, no es
      más que un reflejo de la naturaleza misma de la Medicina, la que vista desde mi perspectiva, es la única disciplina en la se reflejan todas las demás áreas, concepto tan
      bien explicado por los “Determinantes de la Salud”. Justamente en aquello radica la
      belleza de nuestra profesión, y a la vez, su dificultad, ya que su carácter interdisciplinar
      nos exige integralidad, tanto desde el punto de vista académico como humano, y nos
      convierte así en cooperadores para alcanzar la Salud, que no es más que el reflejo de la
      sociedad y todo lo que influye en ella. Es por esto, que me hace mucho sentido la frase
      citada en la sección “Salud mental y psiquiatría” del artículo, y la cual elijo para finalizar
      porque refleja mi opinión al respecto: “Los psiquiatras son llamados a tratar problemas a
      los que difícilmente da respuesta el complejo médico-industrial. Tales problemas –
      paradójicamente- constituyen lo más “novedoso” de los psiquiátrico en el sistema de
      Salud”.

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  55. Un ambiente común y amable para el sufridor psíquico.
    El “encierro” es un mal en sí mismo para todos los pacientes, más si es contra de su voluntad como ocurre regularmente en las internaciones psiquiátricas estudiadas (salvo excepciones como el área de adicciones). Ya que el enfermo hace suyo de forma súbita el deseo de libertad y a cambio se le paga con el dolor de la soledad y un lejano derecho a la autonomía…. El maltrato y el abuso, que se practicaba hace algunas décadas al interior de los manicomios (y actualmente quizás con menor frecuencia, pero no ha desaparecido que está presente desde antes del ingreso a estos centros asistenciales), se transforma en una suerte de constante sobre ellos. Más aún visto desde sus propios ojos, independiente de la noción de realidad con la que cursen durante este trágico momento en la línea de vida de cualquier enfermo de salud mental durante el proceso de ingreso y estadías en los hospitales psiquiátricos, probablemente provoquen un empeoramiento del mismo a espera de una rara solución que muchas veces no han pedido (ya sea farmacológica, ya sea contención, ya sea aislamiento, ya sea el querer proteger a terceros en vez de al mismo paciente, etc…). Elementos de sobra para la superación de un modelo asilar que fue respuesta en tiempos de restringido conocimiento y nociones más humanas respecto al cuidado del ser.
    La experiencia italiana a partir del año 78, sobre la transición de un sistema de atención hospitalaria a un modelo de atención comunitaria, expone la necesidad de realizar ciertas obras de gran calibre para un país subdesarrollado como el nuestro, que proyecte una real transformación y que permita la expansión permanente y eficiente del modelo comunitario que a mi entender debería reforzar los actuales esfuerzos, y por otra parte iniciar o contar con lo siguiente:

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    1. 1) Un robusto sistema de estudios epidemiológicos nacional que permitan tener cierta certeza sobre la prevalencia e incidencia de las principales etiologías responsables del gasto y afección de la población en su conjunto.
      2) Determinar y proyectar los recursos necesarios para dar acceso a un sistema de salud adecuado a requerimientos de los pacientes con patología psiquiátrica, lo que es dependiente de una reestructuración y redistribución del gasto público con el aumento necesario dirigido a salud, asociado a que la distribución de los recursos en esta cartera sea equitativa, y no proporcionalmente menores para la salud mental del país como ha sido una constante en las políticas públicas de salud en Chile.
      3) Lo anterior se puede establecer basándonos en el punto uno, que permitirá determinar y establecer las metas respecto a la necesidad de recurso humano y estructura de gestión necesaria para dar cobertura a todo el territorio nacional.

      - En cuanto al recurso humano, debemos establecer políticas de país que especifiquen estándares del personal clínico a formar por número de habitantes, verificar si el sistema universitario se encuentra alineados y estandarizados para alcanzar tales metas con una producción de profesionales estandarizadas enfocadas a las áreas deficientes y con una calidad de profesionales adecuada para hacerse cargo de tales tareas.

      - Respecto a la estructura, debe establecerse con claridad las deficiencias que tiene el modelo actual en cuanto a la gestión del servicio y lo contraproducente que es un sistema centralizado a nivel ministerial con escaso poder sectorial en las regiones, para poder ampliar los servicios psiquiátricos en hospitales base y el desarrollo de residenciales de larga estadía con cobertura suficiente (situación carente predominantemente en regiones), destacando el hecho de la escases de espacios físico para implementar el modelo de salud comunitaria.

      Lo anterior no tiene viabilidad si el estado acompañado por una política pública de largo plazo asentada sobre acuerdos transversales del arco político, asociado a una definición país sobre sistema de financiación en el contexto del actual sistema de mercado ¿a superar? o al menos a controlar. Y a su vez acompañado con el necesario apoyo de una ciudadanía inmersa y comprometida en esta gesta, no solo siendo parte del esfuerzo, sino que transformándose en brazo implementador del sistema de salud mental comunitario

      Finalmente un elemento que me parece relevante es el expuesto en el texto de hospitales forenses italianos, como idea base para la implementación de esta visión en cárceles para menores de edad orientadas a la detección precoz de patologías asociadas al ámbito delictual como son los trastornos de personalidad narcisos malignos, antisociales y psicopáticos, permitiendo dar en primera instancia la detección de estos pacientes, realizar intervenciones tempranas que mejores su pronóstico y mejoren la deriva social común para la mayoría de ellos. No es difícil proyectar no solo los beneficios para esos jóvenes sino además los beneficios sociales al reducir los recursos orientados a enfrentar las diversas áreas del delito creciente en nuestro país.


      Saludos cordiales.

      Eduardo Peirano O.

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